El método tradicional -rastrear ofertas en los anuncios clasificados de los periódicos con un bolígrafo-, cede terreno a otras vías más inmediatas y prácticas que combinan de un modo óptimo la relación de oferta y demanda y que permiten realizar una búsqueda mucho más ajustada al perfil del candidato y sus expectativas. En este sentido, Internet es la clave, pues en estos momentos numerosos portales de empleo utilizan ese doble modelo:
- El registro de empresas con puestos vacantes
- Una base de datos de personas con necesidad de trabajar
El sistema es similar al de una bolsa de trabajo, con la particularidad de que la pesquisa es de ida y vuelta; las empresas pueden buscar candidatos y viceversa. A su vez, los portales de empleo (que son de alcance estatal) permiten que la persona elija ofertas utilizando filtros muy útiles, como la provincia, el sector de actividad, la titulación exigida o el sueldo estimado. El mismo patrón sirve para las empresas, que pueden iniciar una búsqueda sin lanzar públicamente una oferta, escogiendo las características de su trabajador ideal.
De media, cada uno de los tres portales más visitados de España cuenta con tres millones de candidatos y sesenta mil ofertas de empleo desglosadas por ramas de actividad, lugar de la oferta y fecha. Asimismo, permiten que el candidato seleccione sus áreas de interés para recibir después en su correo electrónico información sobre las vacantes más recientes que se ajusten a sus criterios. Por otra parte, al enviar su solicitud, el aspirante puede ver la cantidad de personas que también se han presentado y, en algunos casos, hasta hacer un seguimiento de la selección, conociendo si su petición ya ha sido vista por la empresa, si aún está pendiente de revisión, si ha pasado a una siguiente fase o si ha sido descartada.
De lo oficial a lo casual
Pese a que los portales de selección online han experimentado un auge notable en el último lustro, no son el único método que ofrece Internet (ni Internet es la única vía que existe). Sin salir de la web, muchas empresas españolas y multinacionales cuentan con una página propia de recursos humanos y brindan la posibilidad de inscribirse libremente tanto a las vacantes concretas del momento como a la bolsa de trabajo. Las grandes firmas comerciales suelen incluir en sus páginas el enlace "trabaja con nosotros" que conduce a un formulario en el que cualquiera puede volcar sus datos personales y profesionales con la esperanza de acceder a un puesto.
Las páginas web empresariales e institucionales, al igual que los portales de selección, son la vía más seria o, mejor dicho, formal, para buscar trabajo en Internet. No obstante, es preciso mencionar otras aplicaciones online que, en origen, tenían una finalidad lúdica, de ocio o de vinculación social, y que se están convirtiendo también en un canal más distendido o informal para buscar y encontrar empleo. Redes sociales como el Facebook -que nacieron para mantener en contacto a las personas con sus amigos y viejos conocidos a pesar de las distancias geográficas- son hoy un vertiginoso cauce de publicidad, anuncios y, también, relaciones laborales. Los profesionales liberales, por ejemplo, o aquellos que trabajan en diseño, fotografía, creación de software y textos, encuentran en estas redes un terreno fértil donde promocionar sus habilidades y servicios. Lo mismo puede decirse de proyectos de colaboración internacional.
Tan útiles resultan estas redes que, en la actualidad, hay varias orientadas exclusivamente al plano profesional. Es el caso, por ejemplo, de Neurona, eConozco y Gazzag, entre otras, que conectan profesionales o permiten que se recomienden entre conocidos. Algo así como el tradicional "boca a boca", pero en formato digital y con un campo de acción mucho más amplio que un barrio, una ciudad, una universidad o un único país. En términos generales, sea a través de portales de empleo o redes alternativas, la búsqueda de trabajo a través de Internet permite ahorrar tiempo, energía y costes, además de potenciar la solicitud con elementos audiovisuales que resulten más atractivos al destinatario.
Resulta evidente que la expansión de Internet ha provocado grandes cambios en la sociedad, en el modo de trabajar e, incluso, en la manera de buscar trabajo. Aun así, todavía existe y funciona la búsqueda a pie de calle, sin módem ni bytes. Al margen de sus páginas web, muchas cadenas comerciales y empresas cuentan con formularios o "buzones" permanentes donde muchas personas aspiran a formar parte de sus plantillas. Por otra parte, no sólo las firmas ofrecen puestos de trabajo; muchas personas ofrecen servicios y, en este punto, la creatividad es ilimitada.
En general, cualquier sitio sirve para promocionar las aptitudes laborales, desde los buzones de las viviendas - uno de los lugares favoritos para los trabajadores autónomos de servicios técnicos-, hasta los tablones de anuncios de los gimnasios, locutorios y establecimientos comerciales. Es más, el propio mobiliario urbano sirve muchas veces de soporte para anunciarse. Basta con observar las farolas, las paredes, los canalones de desagüe de los edificios, las paradas de autobuses, los bancos públicos y hasta los árboles para encontrar en ellos modestos anuncios caseros que exponen el servicio ofrecido y, a continuación, un número de teléfono.
Los métodos y la actitud
Al margen de los canales -periódicos, Internet, avisos caseros, comercios, etcétera-, gran parte del éxito a la hora de buscar trabajo está relacionado con el método y la actitud que se tienen para ese proceso. Los expertos en selección de personal se enfrentan a decenas de currículo cada día y, como señalan, algunas veces los pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Tomar la iniciativa al presentarse -incluso si la empresa no está buscando en ese momento a un nuevo trabajador-, transmitir interés y una actitud proactiva son elementos que ayudan a quien está buscando un empleo.
Lo mismo se puede decir en la confección del currículum, una tarea en la que se cometen errores inocentes que pueden desembocar en un fracaso. Sin llegar al extremo de utilizar folios de colores o romper excesivamente los moldes de la formalidad (algo que en algún caso concreto sí podría funcionar, pero que, en principio, es un arma de doble filo), sí es necesario pensar que esas páginas representan al candidato: conforman la primera impresión que se llevará la empresa y, por tanto, deben hablar no sólo de los logros académicos sino de quién es la persona, cuál ha sido su trayectoria laboral y cuáles son sus cualidades y "puntos fuertes" que le hacen apropiado para ocupar el puesto vacante.
Un error en el que se incurre con frecuencia es pensar que un currículum abultado, con muchas páginas y párrafos extensos conduce al éxito. Lo más importante es que el documento sea perfectamente legible, ordenado y sintético, pues quienes los leen no disponen de mucho tiempo. Por ello es importante resaltar cuáles han sido los trabajos, funciones y responsabilidades anteriores del modo más exacto y sintético posible, sin olvidar detallar las fechas de cada experiencia laboral previa.
En la era de la comunicación audiovisual el dicho popular de que una imagen vale más que mil palabras cobra más vigencia que nunca. Aunque los currículo impresos son la principal tarjeta de presentación, el aspecto gráfico y sonoro es cada vez más importante. La tradicional foto de carné no puede competir en impacto con el vídeo currículum; una nueva modalidad de presentarse -aún incipiente en España- que, sin embargo, gana terreno año a año.
Para algunos puestos de trabajo en los que la buena presencia y la locuacidad son fundamentales, adjuntar un CD de vídeo con una breve presentación puede abrir unas cuantas puertas, acortar el proceso de selección y dar al reclutador una idea más acertada del candidato sin necesidad de pasar por una entrevista personal. Entre las ventajas que tienen estos vídeos -cuya duración no suele exceder los tres minutos-, hay que mencionar su dinamismo, su potencial comunicativo y el factor de diferencia que supone con respecto a los demás candidatos al puesto. Por ejemplo, en el caso de un vendedor que quizá no tenga tanta experiencia o formación como el resto de los aspirantes, pero sí tenga grandes aptitudes de comunicación, soltura y desinhibición, la mejor manera de transmitir esas cualidades al seleccionador es ponerlas en práctica. Y, para ello, nada mejor que una entrevista personal. No obstante, si el currículum impreso que envía se queda eclipsado por los demás, puede que nunca tenga la posibilidad de conversar cara a cara con el reclutador. Para subsanarlo, nada más efectivo que una imagen en movimiento.