25.10.04

Abrazado a la vida

Ali Abbas, el niño iraquí mutilado por un misil en Bagdad, visita Bilbao para reivindicar que las guerras «son malas y no arreglan nada»

Faltó poco para que Ali y Ahmed se quedaran sin contar su historia. Apenas un centímetro marcó la distancia entre la vida y la muerte e hizo, para ellos, la diferencia entre ser personas con futuro o dos números más en la lista de víctimas civiles en Irak. Como cualquier niño, tienen nombre, y esperanza, y sueños. Pero, como tantos otros iraquíes de su edad, cargan con el dolor de la pérdida a cuestas. A Ali, por ejemplo, los adultos no le gustan. Por una razón: «Matan». Con trece y dieciséis años, ambos son el vivo testimonio de la guerra. Cuentan una historia de violencia y destrucción. Cuentan muertos.

Bagdad, marzo de 2003: un misil estadounidense hace impacto en la casa de Ali Abbas, le arranca de cuajo sus brazos y, también, el abrazo de sus padres, que mueren en el acto al igual que su hermano y siete familiares más. Con sólo doce años, Ali se queda huérfano, abrasado y mutilado. Su fotografía recorre los periódicos de todo el mundo y él se transforma en el símbolo de una guerra.

Bilbao, octubre de 2004: un Ali recuperado visita la capital vizcaína para recordar la tragedia de los conflictos armados. Y dejar constancia de su voz en el disco ‘Athletic Bihotzez’, a instancias del músico Kepa Junkera. En estos últimos meses de tratamiento médico en Londres ha cambiado los misiles de guerra por misivas de paz, y colabora con una fundación que lleva su nombre, destinada a recaudar dinero para ayudar a otras víctimas como él. Ahora tiene brazos nuevos. Y ha vuelto a sonreír. Aunque, en ocasiones, exploten minas en su pensamiento. «La situación en mi país está empeorando. Todavía hay muchas bombas».

La Fundación Ali ha sido creada por iniciativa de la Limbless Association, que hizo posible su recuperación brindándole, además, las prótesis ortopédicas para sus extremidades superiores. Ayer, su presidente, Zafar Khan, se presentó en Bilbao con los chavales, invitados por Médicos del Mundo. «Ali y Ahmed son el ejemplo de miles y miles de niños afectados por la guerra en Irak», explicó Khan, cuyo objetivo es poner en marcha once centros de asistencia «para las 65.000 víctimas que han perdido alguna de sus extremidades. Necesitamos unos tres millones de euros por cada centro», calculó.

Ajeno a los números, pero no a la causa, Ali Abbas se mostró feliz de su situación actual. Explicó que lo más difícil de este período ha sido aprender a usar las prótesis, aunque ahora puede «escribir en la escuela» y comer por sí mismo. «Las guerras son malas y no arreglan nada –sentenció–. En Bagdad hay demasiadas bombas».

23.10.04

Por dónde van los tiros

El muestrario de ropa, accesorios y armas para salir al coto destaca por su carácter renovador, ingenio, diversidad y originalidad

Cuentan las historias de nobles caballeros que la felicidad de los finales siempre se celebra comiendo una perdiz. Lo que no dicen, sin embargo, es que, para degustar ese manjar, primero hay que cazarlo. Quizás nunca se haya escrito ese capítulo especial por falta de tiempo, pues el ejercicio de la caza requiere soportar una espera atenta y prolongada, madrugones, paciencia y frío. No cualquiera tiene ese aplomo, ni es lo mismo contar historias que horas, antes de poder alzar el arma y disparar.

Comienza el tiempo del acecho y es ahora, en este instante, cuando presas y empresas lucen su mejor pelaje. Unas desempolvan el traje de antaño, el que les ha sido dado en el reparto genético, un vestido tan natural como preciado. Otras, en cambio, se renuevan. Y lo hacen desde la ropa hasta los accesorios pasando, por supuesto, por las armas. Así, los cazadores compran y llevan nuevos diseños que, en esta estación, alcanzan su principal objetivo: hacer impacto.

Las fábricas de escopetas, importadoras de rifles y tiendas que venden indumentaria de caza presentan un amplio abanico de opciones a la hora de elegir. Renovados dibujos y características se suman a sofisticados complementos que facilitan la precisión, y que, en algunos casos, provienen de otros ámbitos, como el bélico.

El Holosight es un visor que utilizan los pilotos de aviones y, por ello, es un ejemplo de esta ‘adopción tecnológica’. Posee un sistema de alta velocidad y basta una referencia para marcar el
objetivo. Pero éste no es el único accesorio que hace la vida y la muerte más sencillas en los cotos de caza. El telémetro Trophy Bushnell, de origen americano, es un instrumento capaz de medir las posiciones exactas en un radio de hasta ochocientos metros. Nacido para el uso militar, ha entrado en el mercado civil con gran aceptación y éxito. Al igual que los prismáticos, tiene seis aumentos y funciona como si fuese un escáner. Su sistema óptico y sus lecturas automáticas son bienvenidos a la hora de hacer tiros que requieren mucha precisión y larga distancia.

A esta evolución de los instrumentos se le suma la innovación textil: las nuevas tendencias para la actividad cinegética también pasan por el buen vestir. Las prendas de Beretta, de diseño y fabricación italianos, marcan la moda en los cotos presentándose, incluso, en completas colecciones de otoño-invierno y primavera-verano.

¿Y qué tejidos se llevan? Básicamente, sintéticos especialmente adaptados para esta actividad, «aunque la ropa variará de acuerdo a los gustos y necesidades del público de la zona y de cada cazador», explican en la empresa. Texturas de teflón, polartec y gore-tex componen la oferta de esta casa que busca mostrar, en variadas colecciones y catálogos, por dónde van los tiros.

Ligero y eficaz

El diseño armamentístico no se queda atrás en las lides del perfeccionamiento. La apuesta actual de las fábricas aprieta el gatillo al pelo, y al peso: cuanto más liviana sea el arma, mejor. El rifle Styler Ultralight está pensado para utilizarse en la alta montaña. Pesa 2,7 kilogramos y se puede conseguir en tres calibres: 222, 7-08 y 308. La culata de nogal mantiene el clasicismo, mientras el cañón acanalado apunta maneras de vanguardia: sus grietas aligeran el peso y disipan el calor. Más liviano aún es el Remington de titanio, que distribuye sus 2,2 kilogramos entre un caño de acero inoxidable y una culata de kevlar.

Su llave de seguridad para prevenir accidentes es un detalle más entre tantos otros, como el cerrojo estriado, que reduce su peso y hace las caminatas de montaña más llevaderas. Sin embargo, con el disparo de las nuevas tendencias también detona la moda retro que se ve, por ejemplo, en los grabados a mano que portan algunos rifles más caros.

Aunque se forjen en fábricas, las armas conservan ese toque de artesano, y esto queda en evidencia al recorrer los dos mil metros cuadrados de Lanber, en la localidad vizcaína de Zaldibar. Allí, máquina y hombre conviven para crear dos tipos de escopetas –semiautomática y superpuesta– cuya producción anual asciende a las diez mil piezas. Una de las estrellas de esta fábrica posee un diseño especial para cazar becadas. Su cañón es más corto que los demás –mide 60 centímetros–, y el de abajo va rayado. Los perdigones se dispersan antes y abarcan un área mayor.

Lanber utiliza culatas de nogal para todas las escopetas, desde las más tradicionales hasta las semiautomáticas, que según los propietarios, «están en boga y superan en venta a las superpuestas porque son sencillas y cubren las necesidades de cualquier cazador». De eso, precisamente, se trata la innovación. La idea es captar a todo el público posible contemplando sus requerimientos y ajustándose a él en los diseños, tanto de las armas como de las municiones. La Hunter Light 2077 es una escopetilla de caza que le gusta mucho a la gente mayor, a los jóvenes y a las mujeres. De apenas 2,8 kilogramos, es maniobrable y simple de usar. Y en el dominio de las municiones para rifles, la tendencia es parecida, pues se intenta crear proyectiles más ‘amables’ de cara a estos tiempos en los que el público se diversifica. Las Managed Recoil Remington son municiones especialmente recomendadas para estos mismos sectores porque tienen la mitad de retroceso que las tradicionales. Estas balas se expanden más, consiguen el mismo efecto de calidad que las comunes y no dañan al cazador con el impacto. Lo dicho: mitad de retroceso, doble de avance.

22.10.04

"Es más fácil vender un cuadro que una performance"

El joven Raúl Berrueco es el único representante vasco en el festival de creación multimedia Canariasmediafest, que comienza mañana en Las Palmas

Las Palmas acoge desde mañana la XI edición del Canariasmediafest, un festival de vídeo y creaciones multimedia capaz de congregar a más de cien artistas digitales de todas partes del mundo, y de rechazar a otros trescientos. Entre los participantes, que compiten en diferentes categorías, sólo hay uno que representa al País Vasco en el evento más antiguo de España que se ocupa de la temática multimedia. Veintiséis años de vida, una Facultad de Bellas Artes y muchas mañanas de trabajo como diseñador son los ingredientes que componen un cóctel «fuerte» de expresión comprometida.

Su nombre: Raúl Berrueco. La obra: ‘Los días felices’. El objetivo: cuestionar con dureza y sarcasmo las «imposiciones imperialistas» y «el bombardeo» de la publicidad. «También hay una crítica encubierta a George Bush, el ‘shitman’, la cabeza del imperio», dice. La tecnología digital,
que se basa en ceros y unos, no abarca papel, ni lienzo ni óleo. Y, en el caso de esta obra, tampoco comulga con las medias tintas. Puedes localizar su trabajo en www.tt.entter.com y en www.losdiasfelices.com.

–¿Cómo te iniciaste en el arte digital?
–El diseño gráfico fue mi primer contacto con los ordenadores y con el ‘software’ de creación, aunque mi interés nació cuando empecé a estudiar Bellas Artes.
–¿Cuál es la diferencia entre arte y diseño?
–Mientras el diseño de una página ‘web’ tiene una finalidad, el arte no tiene una función concreta. Y así como es difícil definir el arte, también es difícil para establecer los límites del net-art. Una galería de cuadros virtual, por ejemplo, no lo es.
–¿Y qué es entonces?
–Es una expresión artística que necesita de Internet para poder existir. La Red es un elemento intrínseco del net-art.
–Muchas veces se ve a Internet como el terreno de los plagios. ¿No te preocupa eso cuando
‘cuelgas’ allí tu obra?
–No, en absoluto. Si alguien descargara mi trabajo en su disco duro, éste dejaría de ser lo que es, porque hay elementos que no se verían. Hay muchos componentes que no van a funcionar si no estás conectado.
–¿Se rompe con el concepto de que las obras son piezas únicas y están para ser vistas en el museo?
–Sí, tenemos una filosofía diferente. Nuestra concepción de la distribución, el museo y el derecho de autor es distinta. Eso es muy interesante, porque te permite desempeñar un montón de roles. No necesitas de nadie para que tu obra se conozca.
–¿Qué papel juega el espectador en este tipo de trabajos?
–Eso depende del creador y del nivel de participación que quiera darle a las personas. Puede hacer algo que requiera mucha participación de quien lo está viendo, o no. También puede plantear una falsa interactividad.
–¿Falsa?
–El que tú puedas dar dos ‘clicks’ no significa que sea interactivo, pues sólo estás cambiando cuatro opciones y poco más. Sin embargo, es cierto que ofrecemos más participación que en otro tipo de cosas, en las que apenas puedes ver lo que hay y ya está.
–¿Hay otras diferencias con el arte tradicional?
–Sí. La ventaja es que tú solo puedes mover tu trabajo y darlo a conocer en todas partes. Cualquiera puede verlo totalmente gratis desde su casa, sólo se necesita una conexión a Internet. La desventaja es que es más fácil vender un cuadro o un objeto que instalaciones y ‘performances’.
Poca aceptación
–Alguien podría decir que con un PC cualquiera ya es artista. ¿Te han cuestionado el valor de lo que haces?
–Sí, incluso mis amigos me preguntan por qué no pinto más en vez de hacer ‘estas cosas’. Sin embargo, yo creo que poco a poco la gente irá aceptando que éste es un medio más de comunicación. En el fondo, es igual de jodido buscarse la vida tanto si eres pintor como si eres artista digital.
–¿Es difícil vender tu trabajo?
–Bastante. La salida para el net-artista consiste en impartir conferencias, que te den becas a proyectos o ganar algún premio en un festival. También puede pasar que una entidad te compre lo que hayas hecho, pero eso no es muy común.
–Tus obras son reproducibles. Dos mil personas podrían tenerlas y todas las copias serían igual de originales.
–Es verdad, pero volvemos a lo mismo: esto necesita de Internet, no es algo para tener encerrado en un museo. Y si alguien lo ‘capturara’, perdería su esencia.
–Eres el único representante del País Vasco en el Canariasmediafest. ¿Cómo te sientes?
–Muy bien. Me alegra que esta actividad sea reconocida y apreciada. Es bueno poder mostrar mi trabajo porque, generalmente, las cosas que hago termino enseñándolas fuera de la península.
–¿Qué buscas transmitir con ‘Los días felices’?
–Una reflexión sobre la felicidad y un análisis sarcástico de lo que me rodea. Mira esta imagen: parece la sonrisa de una mujer, ¿verdad? Pues, no es lo que aparenta. En realidad, la foto pertenece a un anuncio callejero donde el gesto era de desesperación. Me gusta jugar con el doble sentido.
–La mayor parte de la obra está en inglés. ¿Por qué elegiste ese idioma?
–Porque es la manera de llegar a la gente. La mayoría de las visitas que recibe mi página son de fuera de España.
–Pero, ¿no es una contradicción crear algo pensando en el público cuando se supone que el arte no tiene una finalidad?
–Yo quería criticar algunas actitudes y sucesos de las sociedades occidentales, sobre todo el capitalismo puro y duro. Me tenía que hacer entender.

La felicidad
–¿Qué criticas con más fuerza?
–La idea de la felicidad porque sí y a toda costa. Estamos totalmente bombardeados por imágenes y sonidos que nos venden felicidad con gente sonriente y rostros alegres. Eso no puede ser con la gran cantidad de problemas que existen.
–Plasmas de muchas maneras ese contraste en tu trabajo.
–Sí, y me meto bastante con Estados Unidos, pero no porque esté de moda, sino porque me molestan los imperios y las imposiciones. Por eso el inglés era importante. Quería meterme dentro de una cultura y usar su idioma para que se entendiera en ella lo que digo. El mejor ejemplo de eso es la página del ‘shitman’ (hombre-mierda).
–¿Qué simboliza?
–A George Bush. Es una crítica encubierta. Fíjate en esta página: aquí hay un lugar para que escribas una consulta y, debajo, hay otro sitio donde aparecen las respuestas. El asunto es que esas respuestas son las frases típicas de Bush; frases muy conocidas por los norteamericanos. La analogía sería aquello de ‘España va bien’. Las oraciones que aparecen son ideas inconexas, sin ningún sentido, tonterías como la copa de un pino. No puede ser que este hombre sea la cabeza del imperio; es ridículo.
–¿Tu trabajo es comprometido?
–Sí, tiene cosas bastante fuertes.
–También criticas las ventanitas de publicidad que aparecen en el ordenador.
–Por completo. Los ‘pop-ups’ son la génesis de este proyecto. Mi trabajo nació a raíz de esos cartelitos que venden cosas o te dicen algo como: ‘¿Te molestan estos mensajes? No te preocupes, ven a nuestra página y descárgate un programita para eliminarlos’.
–¿Crear el problema y vender la solución?
–¡Eso es! ‘Los días felices’ es una crítica sarcástica a todo ese tipo de sinsentidos y paranoias increíbles que te vende la publicidad y el capitalismo.
–¿Cómo representas la paranoia y el sinsentido?
–La paranoia son los ‘pop-ups’, que aparecen de un modo constante. Con eso quería crear la sensación de un ente que te persigue y te controla enviándote mensajes subliminales. El sinsentido, con frases como: ‘No le deseamos felicidad, porque la gente feliz no consume’, cosas así.
–¿Buscas ganar el premio del festival?
–No hice esto para ganar dinero sino porque me apetecía pegar un puñetazo en la mesa y decir: ‘¡Basta! Estoy hasta los huevos del spam’.

18.10.04

"Quiero desmarcarme de mi estilo anterior"

Recuperada del accidente que le truncó su proyección, Ainhoa Cantalapiedra regresa a los escenarios con ‘Mi tiempo roto’. «Sé que parto desde la nada», dice la ganadora de 'OT'


Es tiempo de rupturas para Ainhoa. Tiempo de avance. Momento de cambio. Después de un año de ausencia tras un accidente de tráfico, la ganadora de ‘Operación Triunfo 2’ ha vuelto a aparecer en la escena musical. Pero ya no es la misma. Con 24 años, tiene claro que «la vida nos cambia a todos» y, para demostrarlo, nada mejor que presentar un nuevo disco. ¿Una vuelta a los orígenes? «Por supuesto». ¿Un reencuentro con el rock? «Sí, me hacía falta». ¿Un quiebro con el estilo anterior? «No, más bien una evolución», dice convencida, porque su transformación no pasa por la duda. El empuje y las ganas que la caracterizan no han perdido vigencia.

Es dueña de una voz que le ha abierto las puertas del mundo, pero ha preferido cerrarlas por un tiempo para lanzarse de lleno en este proyecto. Tiene en su haber un disco producido por Emilio Estefan, pero ha querido intentar algo diferente con Pablo Pinilla en Europa. Provocativa y retadora, en su último CD le propone algo distinto a un público cuyo cariño siente incondicional. En él recoge sus vivencias y su modo de sentir. Y aunque sabe que el cambio puede asustar, lo considera igualmente necesario. Así, entre sueños de futuro y muchas horas de estudio dejadas en Roma y Madrid, se ha aventurado a escribir y componer. El resultado: un álbum «comprometido» que atrapa su esencia de artista.

Doce canciones bastan para contar su manera de ver el mundo. Con letras que repasan el amor, la sensibilidad y los problemas de la gente, Ainhoa busca mostrar su vertiente musical más auténtica. Quiere aprender. Quiere crecer. Y siente que este ‘tiempo roto’ le ha servido más que cualquier otra cosa para alcanzar ese objetivo. Sólo resta la espera, tan breve como cargada de ansiedad, para enseñarlo. La salida al mercado, el próximo martes, es el reto pendiente en un camino desbordante de apuestas por mostrarse, sin miedos, tal cual es.

–¿Qué es lo que más le gusta de su último trabajo?
–Que es muy personal. Me he podido involucrar muchísimo más que en el primero. Tiene tres canciones cuya música es mía y casi todas las letras las he escrito yo. Además, en esta oportunidad he tenido una comunicación piel a piel con el productor. Él estaba allí, y yo estaba volcada completamente en el CD.

Las raíces
–¿’Mi tiempo roto’ refleja mejor su estilo como artista?

–Sí, como artista y como persona, porque uno no puede olvidar que tras ese micrófono hay una persona cantando. En este disco muestro más de mí que en el anterior.
–¿Echaba de menos el pop-rock?
–Sí, mucho. El pop-rock, el jazz, el funky, el blues y el soul son mis raíces. Crecí cantándolos y estos temas están más encaminados hacia esos estilos.
–¿Este regreso a los orígenes es una ruptura con la Ainhoa de ‘Operación Triunfo’?
–Más que una ruptura radical, yo diría que ha sido una evolución personal y profesional. He elegido un camino nuevo para mejorar. Deseo que la gente avance conmigo, que vaya conociendo un poquito más cómo Ainhoa está creciendo como artista y como persona. E intento dejar esa transformación grabada en el disco.
–¿Le causa ansiedad o temor el lanzamiento del disco?
–Sí, totalmente. Estoy empezando de cero porque tuve mala suerte y el destino quiso que sufriera aquel accidente. Sin embargo, creo que las cosas siempre pasan por algo. Tal vez no era el momento ni la hora de hacer una gira completa. Tuve que hacer un alto en el camino y soy consciente de que estoy partiendo desde la nada. Sé que debo trabajar mucho, pero estoy dispuesta a ello.
–¿Cómo cree que su público recibirá el cambio?
–La gente que realmente me conoce, la que sabe que yo soy así, lo recibirá genial. Y la que no, quizás lo reciba mejor, o peor, con sorpresa o decepción. Pero eso está bien. Para algo están los gustos y los colores.
–Y quizás haya gente que la descubra ahora.
–Sí, quizás aquellos que no conciben este tipo de música dentro de ‘OT’. En este momento intento desmarcarme un poco de mi estilo anterior.
–¿Cuál fue el momento en el que dijo ‘quiero hacer algo diferente’?
–Creo que fue el mismo día en el que tuve el accidente. Ese día todo se rompió y se fue al traste. Tuve que cambiar mi forma de pensar y de ver las cosas. A medida que el tiempo iba pasando, yo iba creciendo como persona. Empecé a ver todo de una manera diferente. Por ahí va un poco el título del disco, ‘Mi tiempo roto’.
–¿Por qué está roto?
–Porque, desde aquel día en que todo se vino abajo, he estado recogiendo los cristales, los cachitos de ilusiones que también se desmoronaron. El disco recoge cómo me he sentido desde ese momento hasta ahora. Intenté meter todos esos sentimientos en él para que la gente me entienda, viva conmigo lo que he sido y vivido, lo bueno y lo malo. Es importante tirar siempre
para adelante.

Crítica social
–¿Cómo se ha sentido durante la grabación?
–Me he sentido especial porque he tenido la oportunidad de hacer un nuevo álbum en un momento en que el mundo discográfico está fatal. Es una suerte poder seguir haciendo cosas. Un disco es la fotografía de un momento y hay que aprovecharlo.
–¿Qué tal ha sido la experiencia de componer sus propias canciones?
–Muy buena. Me siento mucho más segura porque he sentido la confianza que depositó la discográfica en mí. Eso me hace creer mucho en la gente que me rodea e imagino que ese sentimiento se verá en el disco.
–¿En qué se ha inspirado?
–Más que nada, en mi experiencia personal. Intento describir cómo yo, con mis ojos de 24 años, veo las cosas que me rodean: la sociedad, la tradición, la gente, los problemas... Podría decirse que tiene un poco de crítica social.
–¿Es un disco comprometido?
–Desde mi punto de vista, sí. Este ha sido un paso grande y he querido arriesgar.
–¿Siempre arriesga?
–Sí. Quien no arriesga, no gana.
–¿Y qué retos se ha propuesto para ganar en esta nueva etapa?
–Ante todo, seguir siendo yo misma. La vida nos cambia a todos, y aún cuando haya tenido mis pequeños cambios, quiero seguir siendo yo. Intentaré pedir perdón cuando sea necesario y rectificar cuando deba hacerlo. Y aprender. Y amar...

"El día que no sueñe será porque estoy muerta"

–¿Hay diferencias entre la chica que entró en ‘OT’ y la artista que es hoy?
–(Risas) Por supuesto que sí. Aunque mi base y mi personalidad sean las mismas, ha habido cambios. Pero, tal como he dicho, todos tienden a hacerme evolucionar, crecer y seguir aprendiendo. Lo importante en la vida es aprender de los errores y de las cosas nuevas que suceden.
–¿Ha sentido la necesidad de salir corriendo alguna vez, como en su canción?
–Sí, muchas veces. Hay momentos en los que uno tiene la necesidad de salir de este agobio, de este estrés que es un poco la vida que llevamos. Pasamos mucho tiempo currando y con esa sensación de falta de un espacio personal. Pero también es verdad que después de la huida siempre viene el descanso.
–Si habla de rupturas, ¿qué cosas la pueden quebrar?
–Uff... la mentira. Sobre todo, aquella que viene de la gente que quiero, la mentira que no te esperas, porque esa es la peor. Y la envidia, que es muy fea, muy mala.
–¿De dónde sale toda su fuerza?
–De las vivencias personales, tanto de las mías como de las que veo en los demás. Me encanta conocer personas, hablar con ellas y aprender. Eso ha aumentado en estos años, que he tenido la oportunidad de viajar y conocer diferentes culturas y lugares. Las distintas maneras de pensar me han abierto mucho las miras de mi mente.
–¿Hay algún lugar que le haya gustado en especial?
–Roma, por su belleza y por su calor. Y Puerto Rico, porque allí me siento como en mi segunda casa.
–¿Extraña algo de su vida anterior?
–Bueno... creo que cada día me estoy acostumbrando más a este nuevo mundo (risas).


«Luchadora»
–‘Tengo que aprender’. ¿Le restan muchas lecciones?
–Todas. Desde las tonterías más grandes hasta las cosas más importantes.
–¿Y sueños?
–Muchos... Siempre sigo con mis sueños. Creo que el día que no los tenga será porque estoy muerta.
–¿Hay alguno recurrente?
–Sí, claro. Sueño con el éxito de este disco y con una gira, sea por donde sea. Estoy dispuesta a cantar en cualquier parte, porque eso es lo que realmente me hace sentir viva. Sueño también con crear un tercer disco en el que todas las canciones estén compuestas por mí y pueda ser más
auténtica que nunca.
–Es decir que hay proyectos, una vez pasado este lanzamiento.
–Sí. Muchos. Confío en la discográfica y quiero ir viendo cómo respira el disco. Estoy segura de que tendrá salida y de que la gente va a responder bien. Y estoy muy segura de mí misma, que es lo más importante.
–¿Se considera una triunfadora?
–Me considero una luchadora.

10.10.04

Sí quiero... los papeles

Los matrimonios fraudulentos entre españoles y extranjeros para obtener la nacionalidad a cambio de dinero se duplican en los últimos cinco años, en los que se han detectado ya 638 casos

–Hola. Soy española y estaría dispuesta a casarme con un cubano para traérmelo a España si llegamos a algún acuerdo. Interesados, escribirme a mi dirección de correo electrónico. Un saludo, Helena.

–Yo soy cubano, vivo en Holanda y tengo muchos amigos que quisieran salir de la isla. Me imagino que busca un negocio, no amor. Dígame cuánto dinero quiere por la salida. Si conoce a más mujeres como usted, hágamelo saber. Estamos en contacto. Ronaldo.

–Hola. Yo sé de un cubano educado y respetuoso que busca a una europea para casarse a cambio de un apartamento en la mejor zona de La Habana. También ofrece dinero, pero en dólares. Es muy discreto, nada problemático y sin antecedentes demostrables. Si quiere que le amplíe la información, escríbame. Iris.

Estas frases poco tienen que ver con un cuento o un guión. Sin embargo, sí componen una historia: la del inmigrante ‘sin papeles’ que persigue un futuro mejor y la de quienes están decididos a beneficiarse de su circunstancia. Desesperación para unos, oportunidad para otros. Beneficio para ambos, independientemente del coste.

La historia, como todas, presenta hechos y personajes. Hechos: un crecimiento sostenido de la población extranjera que ha provocado el endurecimiento de las normas encargadas de regular su entrada y permanencia en España. A su vez, una Ley de Extranjería severa que ha despertado el ‘ingenio’ para eludirla, violarla o, incluso, aprovecharse de ella. Personajes: el inmigrante que está dispuesto a todo para vivir en Europa, el nacional que le tiende un puente para ayudarlo a cambio de un beneficio, y las organizaciones que, en lugar de puentes, tienden redes que vinculan a los interesados llevándose un porcentaje.

Las vías para alcanzar España son diversas. Muchas pasan por venir con un visado de turista, romper el billete de regreso y permanecer como ilegal. Otras tienen forma de patera. Y algunas, en lugar de quebrantar la ley, se nutren de sus espacios vacíos, como los matrimonios denominados ‘blancos’.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 1998 se celebraron 9.267 bodas entre españoles y extranjeros. La cifra se disparó en 2002 –14.000 matrimonios– y llegó a duplicarse el año pasado, registrándose 18.825. Si bien en ese número se incluyen las uniones entre españoles y ciudadanos comunitarios, éstos representan apenas el 11,5% del total. El dato significativo, pues, está en el porcentaje restante: el 88,5% de los contrayentes tenía una nacionalidad que dificultaba la posibilidad de ingresar, trabajar y vivir en España. Contraer matrimonio con alguien de aquí resuelve ese tipo de problemas, tanto para el que se casa por amor como para el que lo hace por conveniencia.

La pista: surgió en 2001, cuando la Guardia Civil transformó la dulzura de un pastel en la amargura de una realidad aciaga. Con el nombre de ‘Tarta Nupcial’, bautizó a la operación que desarticuló una red dedicada a gestionar bodas entre españoles y colombianas. En febrero de ese año detuvo a los responsables de esta organización, que desarrollaba su actividad en Galicia, y dio a conocer que las mujeres pagaron hasta 4.200 euros para casarse y conseguir la nacionalidad, aunque muchas habían sido obligadas a ejercer la prostitución en clubes de alterne.

El caso encendió las señales de alerta. Por esas fechas, además, los enlaces entre nacionales y extranjeros ya registraban un aumento sensible: 11.754 casamientos. La Fiscalía General del Estado decidió asumir un rol protagónico. Su papel: un documento de 33 folios en los que se advertía de este tipo de fraudes y solicitaba a los fiscales una atención especial ante las bodas mixtas.

Círculo vicioso
La circular, redactada en 2002, explica detalladamente cuáles son las competencias y las limitaciones del ministerio público. Curiosamente, son más las últimas que las primeras, porque no existen demasiadas herramientas para detectar, impedir o anular un matrimonio de esta naturaleza. «La elección de casarse es un derecho fundamental de la persona y está por encima de cualquier sospecha que podamos tener», explica Fernando Noya, portavoz de la Fiscalía General del Estado. Asimismo, el documento indica que para evitar la boda se requiere una «certeza racional absoluta de la ausencia de consentimiento» y reafirma que no son suficientes las «meras sospechas».

En otras palabras, no importa que el fiscal crea que se trata de un matrimonio ‘blanco’: nada puede hacer al respecto si no tiene pruebas contundentes. ¿Ni siquiera en la entrevista previa que les hace el juez a los novios? «Ni siquiera. Esa instancia es muy protocolaria. Él sólo les pregunta si concurren libremente, pero no puede preguntarles si hay cariño. No le corresponde indagar en el terreno personal si no hay una causa abierta», dice Noya. Y para abrir la causa tiene que haber un delito. En este caso, el matrimonio fraudulento. El fiscal no puede hacer otra cosa que esperar.

«Pero los indicios están para tirar del hilo», agrega Noya con tono de esperanza. Los indicios: "Que los cónyuges no se hayan conocido antes del matrimonio, que se equivoquen sobre sus respectivos datos o sobre las circunstancias en las que iniciaron su relación, y que no hablen una lengua comprensible para ambos», apunta informe de la Fiscalía. Aspectos suficientes para que los distintos sectores de la Administración movilicen sus recursos.

José María Seara, portavoz de la Dirección General de Policía, apunta que «el fraude se detecta cuando la pareja se va a inscribir». Pero, para ello, los errores deben ser demasiado obvios. Un ejemplo: «Sí, mejor dos. Hay gente que se inscribe hasta cuatro o cinco veces simultáneamente en distintos registros civiles. O, también, reincidentes que se han casado y divorciado varias veces con extranjeros. Cuando detectamos algo así, empezamos a investigar», responde Seara. ¿Y cuándo se investiga con mayor detenimiento? «Cuando percibimos alguna anormalidad o recibimos alguna denuncia». Habitualmente, de particulares y consulados. «De otra manera, la Policía no inspecciona en cuestiones de matrimonio», agrega.

Consulados. Su papel es importante en esta historia porque se encargan de gestionar los documentos de los futuros esposos. «Tenemos que colaborar con la Justicia cuando vemos algo raro», asegura Juan Álvarez, cónsul de República Dominicana en España. Sin embargo, la línea que separa al amor de la conveniencia es muy difusa, y Álvarez es consciente. «Le prestamos mucha atención a las bodas por poderes. Nos fijamos en que el contrato no sea simulado, les preguntamos cómo se conocieron e, incluso, les solicitamos correspondencia personal y fotografías juntos. Hacemos todo lo necesario para evitar que sea un enlace ‘arreglado’», relata el diplomático. En contrapartida, «cuando vienen aquí los dos y se están dando besitos, pues... ¿qué les vas a preguntar? Si es un fraude, ya son grandes y saben lo que hacen», añade.

Y sí que lo saben porque, hasta el año pasado, los dominicanos encabezaban la lista de matrimonios anulados. Actualmente es Cuba quien lidera esos registros del Ministerio de Justicia, y República Dominicana ha pasado a ocupar un segundo puesto. De cerca, le sigue Marruecos. «En lo que va de 2004, hemos celebrado más de cien audiencias. Y el número viene creciendo año tras año», manifiesta José Roselló, el cónsul general de España en Casablanca, Marruecos. En esas vistas, «el respeto a la intimidad me impide ir más allá de preguntarle a los novios cómo y cuándo se conocieron, o qué contacto han tenido desde entonces», explica Roselló, quien reconoce, a su vez, que «las anécdotas y las sorpresas abundan» en este terreno. «Quiero
pensar que el aumento de casos no responde a una intensificación de prácticas fraudulentas, sino a un mejor conocimiento recíproco de las sociedades española y marroquí», resume.

Sin invadir la intimidad
Los consulados resuelven lo que pueden y el resto, lo delegan. «Corresponde a los jueces determinar si un matrimonio está viciado cuando hacen la entrevista previa», afirma Álvarez, el delegado de República Dominicana. Pero la realidad es más compleja, porque, como explicaba Noya, el juez no puede invadir la intimidad si no hay una causa, y los fiscales no pueden iniciar una causa sin delito. Las irregularidades evidentes sí son seguidas de cerca, pero tampoco hay perfiles o fórmulas que garanticen un acierto en la sospecha. «Por eso, si las parejas se están casando por primera vez, es mucho más difícil percibir la irregularidad», reconoce el portavoz de la Dirección Nacional de Policía.

En definitiva: todas las fuentes coinciden en que no existe una manera eficiente de contrarrestar los matrimonios ‘blancos’, porque atrapar a quienes se casan por conveniencia no depende tanto de las herramientas administrativas, como de los errores que puedan cometer los novios. Esta es la situación actual, según los archivos del Ministerio de Justicia: en 2003 se llevaron a juicio 226 casos (el 1,2% de los 18.825 matrimonios registrados). De ellos, 148 fueron declarados nulos.
Dicho de otra manera, por cada 127 bodas mixtas, se anuló una. Pero también estos veredictos han ido en aumento. «Hace cinco años, los jueces deshicieron 75 enlaces al detectar irregularidades –precisan fuentes ministeriales–. Y en lo que va de 2004, ya se han anulado 107».
–¿Y qué pasa con los contrayentes fraudulentos?
–El extranjero pierde la nacionalidad y los beneficios que haya obtenido.
–¿Y el nacional?
–Ah, eso ya depende del juez.

2.10.04

Vino para quedarse

España se estrena en el enoturismo, un sector de ocio que mueve a más de 3 millones de visitantes en Francia

No son mares ni montañas, pero hay perlas y un Olimpo. Perlas negras que se escurren en el néctar de los dioses. Uvas nuevas que descansan en cunas de roble para dejarse beber como caldos añejos. En el corazón de la vid y la bodega, Morfeo y Baco se encuentran. Y allí, con el perfume del vino y el sosiego del campo, envuelven al turista en el placer de la vigilia. O en los encantos del sueño.

El enoturismo está de moda y las propuestas para vivirlo, en alza. Cada vez son más los establecimientos que se dedican a combinar el descanso y la bebida. Con moderación y con gusto, bodegas centenarias se han reinventado a sí mismas, abriendo sus puertas a ojos y paladares curiosos, ávidos de conocimiento y experimentación. La demanda sigue e impulsa la tendencia, porque los visitantes ya no se conforman con un simple recorrido. Quieren quedarse en los dominios de Baco bajo el amparo y los arrullos de Morfeo.

Así, las bodegas españolas se estrenan en este negocio que enlaza hoteles y catas, restaurantes y viñedos. Algunos son viejos cascos de piedra restaurados y otros, nuevos edificios. Pero en todos ellos las viñas sirven de marco. Los amantes del vino y los nóveles aprendices coinciden aquí. Extranjeros de paso y españoles que se visten de turista en su tierra, también. Jóvenes –y no tanto–, solitarios, en pareja o en familia. Empresarios y sibaritas. El público es tan diverso como las opciones, que van desde la visita guiada por las bodegas hasta cursos breves de cata, pasando
por los restaurantes o la belleza rural de la posada. Las siguientes son sólo tres alternativas con personalidad propia del enoturismo emergente, pero hay más: en casi todas las regiones españolas donde crecen viñedos es posible encontrar una bodegahotel. Calidez, calidad y atención personalizada encabezan el menú. Por supuesto, lejos del bullicio urbano. La clave es desconectar.

VIÑA IZADI
La calidad de la sencillez

Viña Izadi tiene sólo diecisiete años, y aunque nació para ser bodega, su inquietud adolescente la hizo mudar pronto de vestido. Marzo de 2004. La fecha del cambio. «El turismo del vino estaba en auge y había un interés creciente –recuerda Cristina Sangroni, responsable de relaciones públicas de la firma–. En ese contexto, nos dimos cuenta de que faltaba algo». ‘Algo’. Faltaba la visita guiada por las arterias del vino. Y un hotel. Y un restaurante cuyos platos reflejaran la luz de una estrella Michelin.

Los encargados de la bodega comenzaron por delinear un proyecto de visitas que implicó, entre otros aspectos, conocer a fondo la competencia. «Descubrimos que en otros sitios no sabían explicar claramente los procesos de elaboración del vino. Se centraban más en mostrar los edificios que en enseñar », dice Sangroni. El factor diferencial de Viña Izadi se resumió, entonces, en una expresión: utilizar palabras sencillas. «El lenguaje y el trato personal son fundamentales para nosotros», agrega la portavoz.

La visita con guía, que cuesta cinco euros, incluye una cata comentada al final del recorrido. En ella se explica el orden de los sentidos en que se ha de probar el vino –vista, olfato y gusto–, con chorizo y queso para acompañar. Un blanco y un tinto endulzan el paladar. De recuerdo: una buena copa de cristal, cortesía de la casa. En este sencillo pero ilustrativo acto se encuentra una de las claves del enoturismo: una cata atrae incluso a quienes no son profundos amantes del vino. La curiosidad por asomarse a la barrica y sus secretos ya quedó demostrada hace un par de años en Cádiz, cuando una serie de excursiones de turistas de playa a las bodegas jerezanas se resolvió con un apreciable éxito. Hoy, la tendencia continúa en otras regiones. Y no sólo se trata de aprender: el 23% de las ventas de una bodega –es un promedio– se realiza a través de sus tiendas.

Regreso a Villabuena. Viña Izadi. Además del paseo, el Grupo Zaldiaran avala la opción de quedarse a comer en el restaurante. El almuerzo y la cena cuecen sabores diversos: toman forma de platos típicos, como patatas con chorizo y cordero, o se lucen por elaborados, como en la ensalada de bogavante. «Y también contamos con una sala de convenciones para doce personas», apunta Sangroni. Otra clave del enoturismo: las empresas tienden a elegir espacios cómodos y tranquilos como marco de sus reuniones, y las bodegas turísticas cumplen con esa demanda alquilándoles salas equipadas con tecnología multimedia, pero con el plus de la calma.

El perfil del enoturista que acude a esta zona es variado, aunque la mayoría suele provenir del País Vasco y Cantabria. «En las visitas guiadas recibimos a todo tipo de público. En el restaurante un menú cuesta alrededor de 35 euros, y la habitación doble, 95 por noche». En el precio de ambos servicios está incluida la visita a la bodega, y para disfrutar de ellos es necesario hacer una reserva anticipada. «Es conveniente porque el establecimiento no está abierto las 24 horas del
día», advierte la portavoz.

TORREMILANOS
El concepto francés
Proyectos. Esa es la palabra que más se le escucha pronunciar a Ricardo Peñalba, uno de los propietarios de la bodega Torremilanos. Proyectos centenarios que nacieron en 1903, junto a las primeras vides, y proyectos de fin de siglo, que cuajaron en el negocio del turismo hace apenas un lustro. La cosecha: 1998. Un gran año, según los entendidos.

Con la mirada puesta en Francia y el corazón en España, Peñalba quería «revitalizar el campo y atraer a la gente». Creyó que la mejor manera de hacerlo era contar secretos; los secretos de sus vinos. Y no se equivocó. Tras siete años de trabajo intenso, Torremilanos se quitó los pudores y empezó a desnudarse ante la mirada atenta del visitante. «Lo importante era despertar la atención hacia nuestras propias zonas agrícolas, que están bastante marginadas». El propietario supo bien dónde había fijado sus ojos, y su concepto: el país vecino es uno de los más avanzados de Europa respecto al enoturismo, hasta el extremo de situar a este sector de ocio y viajes en primera línea. Hay datos: en 2002, las bodegas de Alsacia registraron dos millones de visitantes,
mientras que las de Borgoña sobrepasaron 1.300.000 turistas.

Aunque muy lejos de esta demanda, España intenta acercarse pausadamente haciendo valer la importancia de sus caldos, y también de las tierras donde manan. El clima es extremo en Burgos, «pero aquí todo tiene mucho encanto», remacha Peñalba. El hechizo comienza en un paseo por el
viñedo y la bodega, que están juntos, «siguiendo con el concepto francés». El recorrido se hace en grupos de entre cinco y veinte personas, y cuesta seis euros por cada una. Puede durar entre media hora y una hora y media, «dependiendo del interés del grupo en aprender cosas», y culmina con la cata de dos vinos diferentes.

Después de la visita guiada, «algunos nos piden ibéricos, morcilla o chorizo, y otros, directamente, quieren quedarse a comer». Por esa razón la bodega ha montado un restaurante que funciona bajo demanda. Un grupo de diez personas es el mínimo para abrir una cocina que ofrece gastronomía típica, como el cerdo curado y el lechazo. «Buscamos una gastronomía selecta, cuidada, y con una buena carta de vinos», comenta Peñalba.

La privacidad es una constante en todos los rincones del lugar. Sin embargo, donde más se percibe es en la cafetería «porque no está abierta al gran público». Es exclusiva para los huéspedes de un hotel que apenas tiene veinte habitaciones. A ellos, además, se les obsequia con una visita a la bodega. «Aquí las personas pueden venir a olvidarse del mundo, a estar tranquilas
y alejadas de las masas». ¿Y quiénes apuestan por este método de desconexión? «Los amantes del vino, que muchas veces se hospedan en nuestro hotel. Empresarios, que hacen aquí sus convenciones, y gente común que quiere aprender cómo se hacen los caldos. Cada vez nos visitan
más personas, y nos quedamos satisfechos al verlos irse contentos», dice Peñalba, para quien continúan los proyectos, aunque sobre esos del futuro, nada pueda comentar.

BODEGAS PALACIO
Un siglo de añejamiento

Tiene más de cien años pero rebosa jovialidad, porque lo suyo no es vejez, sino experiencia. Fundada en 1894, vivió sus primeras ocho décadas funcionando como una bodega normal, hasta 1973, cuando decidió ir a más. La empresa construyó entonces un nuevo edificio, más grande y moderno, para albergar a sus vinos, y la construcción original quedó abandonada. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que las cosas volvieran a cambiar.

«En 1991 comenzamos a explotar el tema de las visitas. Fuimos pioneros en La Rioja», explica la encargada de relaciones públicas, Natalia Larrea. «Buscábamos acercarnos más a los consumidores finales de nuestros productos, mostrándoles todos los procesos de elaboración y añejamiento». Valiéndose del pasado, el recorrido incluye la visita a barricas centenarias y a un botellero histórico en el que se encuentran «las mejores añadas»: 1923, 1935 y 1964. Tras el paseo por el establecimiento –que cuesta tres euros–, los turistas pueden disfrutar catando dos vinos distintos: un joven y un crianza. Y aunque este momento cuenta con el asesoramiento de un experto, la empresa despliega otras opciones para quienes deseen empaparse mejor en el mundo de las vides: «Un curso de cata más completo que se realiza un fin de semana al mes, bajo la dirección de Petri Ruiz», explica Larrea.

La iniciativa deja tiempo libre para el turismo tradicional y la historia, un momento «ideal» si se quiere conocer Laguardia o el pórtico de Santa María de los Reyes, obra maestra del gótico español que todavía conserva la policromía original. Como es de suponer, no hay cena ni noche sin restaurante y hotel. Ambos existen, y fueron inaugurados hace nueve años en un edificio estratégico: la antigua bodega. El hotel tiene doce habitaciones y, aunque cada una luce una decoración diferente, comparten el estilo de la arquitectura riojana del siglo XIX. El restaurante, a su vez, está ambientado en una atmósfera bodeguera que casi permite ver a Don Cosme Palacio y Bermejillo elaborando sus primeros vinos.

Abierto a un público heterogéneo, esta bodega trasunta una esencia que bien sintetiza Larrea: «Turismo cultural, tranquilidad, riqueza histórica y aprendizaje del mundo de los vinos. Quienes nos visitan descubren cosas que no sabían, pues nuestra propuesta es muy didáctica: despierta
las percepciones sensoriales y enseña a darle al vino el valor que se merece».