29.11.10

"Relatar los partidos del Athletic es un honor para mí"

Amante de la cultura vasca, el comentarista deportivo colombiano John Jairo Olarte se deja la piel y la garganta en la retransmisión de cada encuentro. «Vivo cada pase y cada jugada», dice.





Los fines de semana son intensos para él; sobre todo, cuando hay Liga. Además de gestionar una conocida sala de fiestas bilbaína -donde trabaja como encargado-, este colombiano de 35 años se deja la piel y la garganta junto al césped. Lo suyo es el deporte, el fútbol en particular, y solo hay una cosa en el mundo que le gusta más que ver un partido: contarlo.

Residente en Bilbao desde hace algo más de diez años, John Jairo Olarte fue el primer inmigrante latino acreditado para transmitir los partidos del Athletic y de la Liga española, «dos cosas que siempre había querido hacer», pero que, al principio, veía solo como un sueño difícil de hacer realidad. «Desde pequeño me encanta el fútbol -afirma-. Cuando era niño, escuchaba a los cronistas de radio y me ponía a repetir lo que decían. Siempre quise dedicarme a esto; lo que nunca imaginé es que conseguiría hacerlo y en otra parte del mundo», argumenta.

Claro que no todo fue coser y cantar goles. Para llegar a eso, tuvo que recorrer un largo camino y el primer paso fue muy duro: dejar atrás su vida en Colombia. «Mi madre y mi hermana llevaban un par de años aquí y me insistían para que viniera a labrarme un futuro mejor. Entonces, yo tenía un buen trabajo en mi país. Me dedicaba al comercio y tenía un taxi. Por eso, la idea de marcharme no me gustaba mucho. No veía muy claro eso de empezar de cero, sin casa propia, lejos de mi ciudad y mis amigos», relata.

Pero la familia pudo más y, después de mucho pensar, John se lanzó a la aventura junto a su esposa y su primer hijo (el segundo nació aquí hace un lustro). «Emigrar es realmente duro al principio. Te faltan los amigos, las costumbres, lo que hacías a diario... El entorno es diferente y lleva tiempo adaptarse», explica, aunque también reconoce que él fue «un afortunado».
«Un día fui a un locutorio en Deusto y había dos personas llenando currículos. En la cafetería de enfrente, la Casa Vasca, estaban buscando camareros. Fui allí, entré y completé mi solicitud. Poco después me recibió el dueño que, al ver el folio, me dijo: '¡Pero si solo has puesto tu nombre y que eres de Colombia! Aquí no aparece ni tu DNI'. Yo le expliqué que llevaba solo veinte días en Bilbao y le pedí una oportunidad para aprender y trabajar. Él me puso a hacer un curso con los 'maîtres', aprendí el oficio e hicimos los papeles. Él creyó en mí y, en ese momento, empezó mi amor por la gente de Bilbao y por su cultura».

Público internacional
La gratitud de John Jairo hacia los vascos y el gusto por sus costumbres se potencia con el deporte. «Siempre he admirado que tengan tanto sentido de pertenencia en la comida, en el idioma, en las tradiciones y, cómo no, en el fútbol. El Athletic es uno de los pocos equipos que sigue remando contracorriente y sigue resaltando igual frente a los grandes clubes que contratan jugadores de otros sitios y grandes estrellas», opina.

Desde que empezó a hacer sus pinitos en la radio, John fantaseaba con transmitir los partidos de la rojiblanca. Hasta que, en un momento, juntó valor y se presentó ante el club. «Costó mucho conseguir las acreditaciones -recuerda-. Empezamos transmitiendo los partidos amistosos, luego la pretemporada, y ahora, después de varios años, ya tenemos una cabina propia».

Desde allí transmite los encuentros «al estilo sudamericano; con más emoción a la hora de gritar un gol, viviendo cada pase y cada jugada para que quien no los vea, los sienta», describe John que, entre sus oyentes, cuenta con muchos forofos latinoamericanos residentes en la capital vizcaína y un gran número de bilbaínos afincados en Colombia. «Me llena de orgullo que la gente nos escuche allí y aquí, en sus casas y en los bares. Siento al Athletic como mi equipo y relatar sus partidos representa un honor para mí».


22.11.10

"Busco un lugar para celebrar nuestra cultura en paz"

Residente en Vizcaya desde hace 14 años, el comerciante marroquí Brahim Essadi reivindica el derecho a tener una mezquita en la Margen Derecha


El miércoles pasado, la comunidad islámica afincada en Euskadi celebró la Fiesta del Cordero o 'Aid Kbir', un acontecimiento «tan especial como Ramadán» que tiene lugar todos los años. Mientras millones de peregrinos acudían a La Meca, cientos de musulmanes residentes en el País Vasco se daban cita para conmemorar el momento en que Abraham, según el Corán, estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismael hasta que Dios le ordenó que ofrendara un cordero en su lugar.

Entre las personas que asistieron a la ceremonia se encontraba Brahim Essadi, un miembro muy activo y respetado en la comunidad islámica de Euskadi. Residente en Vizcaya desde hace 14 años, propietario de un locutorio en Leioa, padre de tres niños pequeños e integrante de la familia árabe más numerosa del País Vasco -que suma «unas ochenta personas, entre primos, sobrinos y demás»- este marroquí de trato afable y cordial oficia de puente y de nexo entre dos culturas distintas. Lo suyo es buscar la integración social, la convivencia pacífica y el respeto de la diversidad religiosa.

«Nos gustaría fundar una mezquita en la Margen Derecha. Y llevamos mucho tiempo intentándolo, pero hasta ahora solo hemos encontrado obstáculos y reticencias», expone Brahim, que se encuentra «muy sorprendido» por las barreras administrativas y sociales con las que se ha topado en el camino.

«Nuestra asociación había encontrado una lonja en Getxo, pero los vecinos no querían saber nada con nosotros. Decían que íbamos a molestar y se opusieron tajantemente. Luego encontramos otra, más apartada, e invertimos unos 6.000 euros en acondicionarla. Pues bien, las autoridades municipales no tardaron en precintarla argumentando que no teníamos licencia. Al final, hemos perdido lo que hemos invertido y lo que no tenemos es un centro de oración», relata este comerciante de 49 años antes de subrayar su «indignación» con las administraciones que «dan licencias para montar discotecas, pero no para fomentar la religión y la cultura».

Para Brahim, «es una pena que haya tanto desconocimiento sobre los demás. Es verdad que siempre hay gente deshonesta, pero eso no tiene nada que ver con las creencias religiosas o con la procedencia -opina-. Nuestra fe, por ejemplo, está muy mal considerada debido a lo que se ve en los medios de comunicación, pero el Islam no tiene nada que ver con el terrorismo ni con tonterías. Nosotros solo queremos un lugar para reunirnos y celebrar nuestra cultura en paz», enfatiza.

Aprovechar la suerte
Antes de abrir el locutorio, comprar un piso en Sondika y formar una familia, Brahim y su mujer, Mahjouba, trabajaron durante diez años al cuidado de una señora mayor. «Vivíamos con ella, la atendíamos, la llevábamos a todas partes y cuidábamos la casa», cuenta a modo de resumen, con orgullo. «Si hoy tenemos una casa y un negocio propios es porque durante todos esos años trabajamos mucho los dos y ahorramos cuanto pudimos, no porque recibamos subvenciones», explica.

«La gente tiende a pensar que los extranjeros tenemos ayudas de todo tipo, y no es cierto. Al revés; muchos de nosotros las damos al colaborar con entidades benéficas. Es verdad que mi esposa y yo tuvimos mucha suerte al encontrar un buen trabajo, pero también supimos aprovecharla. Somos tan trabajadores y tan ciudadanos como cualquier persona de aquí, por eso me duele tanto que se vulneren nuestros derechos», indica Brahim. Y pone un ejemplo práctico: «El cementerio de Derio es el único de Vizcaya adaptado para funerales musulmanes, pero solo pueden ser enterrados allí quienes residen en Bilbao. Los demás, aunque estemos al lado, tenemos que ir a Zaragoza o a Marruecos, con todos los gastos que eso conlleva. ¿Por qué?».

17.11.10

Coarrendatarios: si uno se va, ¿quién paga su parte?

El inquilino que se marcha está obligado a pagar su parte hasta que venza el contrato, siempre que no se llegue a otro acuerdo.

Los alquileres comerciales e industriales no son los únicos en los que puede intervenir más de un inquilino. Este escenario también se repite en la vivienda. En los últimos años, la costumbre de alquilar un piso entre dos o más compañeros de estudios se ha extendido a otros grupos sociales y ha convertido el papel de coarrendatario en una figura común. Tanto es así, que arrendar un inmueble entre varias personas es una práctica cada vez más habitual en España, sobre todo, en viviendas urbanas y entre inquilinos jóvenes, ya sean estudiantes, trabajadores asalariados o profesionales autónomos.

Gran parte de estos alquileres compartidos no están reflejados en los contratos, donde figura un solo inquilino que luego subarrienda las habitaciones o llega a acuerdos privados que no quedan registrados. La informalidad de algunos acuerdos, sumada a la falta de especificidad legal en este escenario, abona el terreno para sembrar toda clase de dudas al afrontar imprevistos, como determinar quién debe pagar la parte de un coarrendatario cuando éste se marcha antes de que venza el contrato. En este caso, en principio, quien se va debe pagar su parte hasta que venza el contrato, aunque depende del tipo de acuerdo firmado.

"Fabricar" una ley particular
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) estipula que todos los alquileres, ya sean de viviendas o de locales comerciales, se rigen en primer lugar por la voluntad de las partes: los propietarios y los inquilinos. Establece que los arrendamientos deben regularse por esta normativa y, "supletoriamente, por las disposiciones del Código Civil". Esto significa que:
  • En materia de contratos, rige el principio de autonomía de la voluntad.
  • Todos los aspectos no pactados entre las partes quedarán regulados por la LAU.
  • Todo cuanto no esté contemplado en la ley, se regulará por el Código Civil.

Las personas tienen libertad para pactar, siempre que ese acuerdo no sea contrario a la ley. Puesto que en el caso de los coarrendatarios no hay directrices claras en la LAU (excepto alguna mención a los cónyuges), lo habitual -y recomendable- es interpretar y aplicar las normas generales a los casos concretos. Es como fabricar una ley particular entre partes, según lo establecido en el Código Civil en materia de obligaciones contractuales. De este modo, el contrato que se firma, su contenido, sus disposiciones y sus cláusulas son fundamentales para determinar quién o quiénes deben asumir la responsabilidad de pagar el alquiler.

Contratos y consecuencias
Por defecto, los contratos que se firman son vinculantes hasta que cesa su periodo de validez. El mercado del alquiler no es la excepción. A menos que se llegue a un acuerdo con el propietario del inmueble para que rescinda las responsabilidades antes de tiempo, los arrendatarios tendrán que pagar por el inmueble que han alquilado aunque ya no vivan en él. Si son varios inquilinos, da igual que unos se queden y otros se marchen: quienes se van deben pagar su parte, a menos que se haya incluido en el contrato una cláusula de desvinculación anticipada sin consecuencias, que se haya firmado un contrato solidario o que lleguen a un acuerdo con el propietario y con los otros arrendadores.

El tipo de contrato determina las obligaciones, las excepciones y las consecuencias, tanto para el arrendador como para los arrendatarios. La pluralidad de opciones es casi infinita, ya que ante todo rige el principio de autonomía de la voluntad. Se pueden introducir tantos matices como apetezca, siempre que estén en el marco de la ley. No obstante, a pesar de la diversidad, es posible distinguir dos grandes clases de contratos para los alquileres con coarrendatarios:

  • Contrato solidario. Al firmar este documento, todos los inquilinos asumen la responsabilidad de la totalidad del alquiler. Si uno se va y los demás no pagan la renta, el dueño del inmueble puede iniciar una demanda judicial contra cualquiera de los arrendatarios, juntos o por separado. En este tipo de alquiler, todos responden por todo.
  • Contrato mancomunado. Cada inquilino responde sólo por su parte. Si fueran cuatro personas, a cada una le tocaría afrontar solo una cuarta parte del alquiler. Si uno de los coarrendatarios deja de pagar porque decide marcharse, los demás no están obligados a cubrir ese 25% impagado. La parte negativa es que el propietario, en este supuesto, podría exigir la resolución inmediata del contrato: desahuciar a los inquilinos por incumplimiento y cobrar las penalizaciones estipuladas.

En el ámbito inmobiliario, el contrato que se utiliza con más frecuencia es el solidario, ya que supone más tranquilidad y garantías de cobro para el propietario. El dueño del inmueble puede arremeter contra todos los inquilinos para cobrar la renta, mientras que cada uno de los arrendatarios está obligado a responder por el importe total. Marcharse del piso no cambia esta dinámica: quien se va es tan responsable como los demás de pagar ese alquiler en tiempo y forma.

Qué debe tenerse en cuenta

Cuando se comparte el alquiler de una vivienda o comercio, es fundamental estipular de antemano, con toda claridad y por contrato, cómo se va a gestionar ese arrendamiento y qué se debe hacer en los posibles escenarios.
  • Un contrato legal que no refleje la realidad del acuerdo (figura un único inquilino aunque hay varios) puede ocasionar numerosos problemas. Desde el punto de vista legal, si los inquilinos "invisibles" se van o dejan de pagar, el arrendatario que está en el contrato será el único responsable de asumir la deuda. Y peor todavía: subarrendar una vivienda sin conocimiento y autorización expresa del propietario es motivo de rescisión del contrato, con todas las penalizaciones que eso conlleva.
  • Tanto para los propietarios como para los inquilinos, antes de elaborar y firmar un contrato de coarrendamiento, es recomendable acudir a un profesional especializado en el tema. La figura del coarrendamiento no está regulada en la Ley de Arrendamientos Urbanos, exige la interpretación y aplicación de otras normas generales y, para ello, es necesario contar con alguien que sepa, oriente a todas las partes y les ayude a evitar sorpresas.
  • Si es necesario, para mayor tranquilidad, se pueden acordar normas particulares con las obligaciones y las garantías que se dan a sí mismas las partes.
  • 15.11.10

    "El mate es más que una infusión; es un símbolo de fraternidad"

    Los argentinos que residen en Euskadi, entre los que se encuentra Fernanda Rodríguez, organizan un taller para desvelar una de las costumbres más curiosas y antiguas del cono sur americano.

    El próximo sábado, a las 18.00 horas, la asociación de argentinos residentes en Euskadi (Arvas) celebrará un taller sobre el mate, «ese 'cacharro' curioso y humeante que muchas personas conocen de vista, pero muy pocas saben cómo funciona realmente y qué es». La reunión, que tendrá lugar en el Centro de Culturas Unidas de Bilbao (c/ Olite, 1), estará «abierta a todo el mundo» porque pretende «explicar el significado de una costumbre muy arraigada en Argentina y el cono sur de América Latina», señala Fernanda Rodríguez, una de las impulsoras de esta propuesta.

    «Al principio, hace ya varios años, la asociación tenía por objeto ayudar y orientar a los argentinos que recién llegaban al País Vasco y estaban un poco perdidos -cuenta-. Con el tiempo, al asentarnos, fuimos ampliando las metas. Empezamos a hacer cosas para ahuyentar la nostalgia y mantener vivos algunos aspectos de nuestra cultura. Y ahora nos interesa dar otro paso, abrirnos más a la sociedad local. Queremos compartir nuestras costumbres con los vascos y contarles cómo somos más allá de los clichés del tango y el fútbol».

    Empezar desde cero
    El taller sobre el mate que han organizado se enmarca en esa evolución. «Una vez que llegas a otro país y resuelves los asuntos más acuciantes, como la vivienda, el empleo o la documentación, te das cuenta de que necesitas humanizarte, generar vínculos, hacer amigos, querer a las personas y encontrar a gente que te quiera», explica Fernanda, que vive en Vizcaya desde hace casi nueve años. «El mate conjuga muy bien todo eso, porque propicia la intimidad y abre un espacio para compartir vivencias. Es más que una infusión; es un símbolo de fraternidad».

    Uno de los aspectos que incluirá el taller, además de las palabras asociadas a esta tradición y las propiedades de la bebida, es reseñar la importancia del ritual a la hora de tomar la infusión. «Parafraseando al periodista argentino Lalo Mir, el mate es exactamente lo contrario a la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo». Y, al compartir el recipiente es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, «porque uno habla mientras el otro toma y viceversa», cita Fernanda que, a pesar de haber emigrado hace muchos años, no ha perdido la costumbre de tomar mate a diario. «Creo que esta rutina y mi acento son las dos únicas cosas que me siguen ligando a mi cultura y mi país; las que me recuerdan de dónde soy y de dónde vengo», agrega.

    En ese sentido, una de las cosas que más le impactaron al llegar aquí fue darse cuenta de que, al emigrar, «empiezas otra vida desde cero, porque nadie te conoce y dejas de tener un pasado. Todo lo que has hecho, lo que has sido, quién te quiso o a quién has querido es algo que sólo conoces tú. Para el resto de la gente, es como si hubieras acabado de nacer», describe Fernanda antes de añadir que la experiencia migratoria es «muy enriquecedora, aunque duela», y que por ello «todo el mundo «debería tener la oportunidad de experimentarla al menos una vez».

    «Mi esposo y yo nos fuimos de Argentina cuando estalló la crisis de 2001 -relata- y elegimos Euskadi porque su padre es vasco. En ese momento, la situación era muy difícil y mi suegro le dijo a Javier que lo único que podía darle era el pasaporte. Así fue que decidimos probar suerte y buscarnos la vida de este lado del Atlántico. Teníamos claro que era apuesta y una aventura. Lo que nunca imaginamos fue que sería tan larga y, a veces, tan dolorosa», reconoce Fernanda. «Como contrapartida, ha habido cosas muy buenas. Vivimos en Plentzia, el pueblo donde nació mi suegro, y aunque él sigue viviendo en Buenos Aires, una vez vino a visitarnos. De algún modo, sentimos que hemos cerrado un círculo».


    13.11.10

    Hoteles: habitaciones para necesidades especiales

    Padecer alergia crónica, ser demasiado alto o bajo o tener alguna dificultad motora, visual o auditiva acarrea inconvenientes y sobreprecios al hospedarse en un hotel.

    Ser alérgico, sufrir problemas de motricidad, visión o audición, o tener una estatura que se aleje demasiado de la media puede suponer una dificultad añadida al viajar, en especial, en el momento de disfrutar de la habitación de un hotel. Quienes padecen alergias crónicas o tienen alguna discapacidad no pueden quedarse en cualquier sitio, mientras que las personas que superan (o que no llegan) a la medida estándar de estatura encuentran que los colchones, el mobiliario, los interruptores y los accesorios no se ajustan a sus necesidades. Son incómodos y de difícil acceso, aunque sean de buena calidad. No obstante, si bien varias cadenas hoteleras han comenzado a adaptar algunas habitaciones para personas con necesidades especiales, el servicio es todavía incipiente y se ofrecen, en su mayoría, en hoteles de alta gama. Esto supone un sobreprecio en las vacaciones de quienes prefieran alojarse en pensiones y albergues baratos. Viajar en "modo ahorro", evitar riesgos y acceder a un buen descanso son conceptos incompatibles para quienes se salen de la media.


    La accesibilidad, un tema prioritario
    La supresión de las barreras arquitectónicas, la búsqueda de soluciones para antiguas estructuras y el interés por mejorar la accesibilidad en los nuevos edificios, locales y hoteles son iniciativas claras, cada vez más comunes entre arquitectos, diseñadores y constructores. Los datos apuntan a que sólo en la UE hay más de 50 millones de personas con algún tipo de discapacidad. Eso sin contar a quienes tienen una complexión física que se aleja de la estándar. Estas cifras, sumadas a los criterios de inclusión social y a las necesidades de ampliar el mercado en el caso de la hostelería, han logrado que las directrices de accesibilidad hayan ganado terreno e importancia en los últimos años.

    En España, cada comunidad autónoma cuenta con su propio reglamento de accesibilidad. También es de competencia autonómica todo lo relacionado con las características que deben cumplir los alojamientos hoteleros. Por eso hay algunas diferencias. No obstante, en todas las normativas prima la voluntad de inclusión, seguridad y normalización en los espacios dedicados al turismo.
    De todas las innovaciones que se han instaurado, las más extendidas intentan mejorar la estancia de personas con dificultades de audición, visión y/o motricidad. En algunos casos se requieren obras e inversión de capital, pero muchas mejoras no suponen para los hoteles grandes desembolsos de dinero. Una iluminación homogénea y con una intensidad lumínica superior a los 200 Lux permite una visión más clara a quienes tienen una deficiencia visual. Eliminar accesorios o muebles que obstaculicen el paso ayudará a quienes usen silla de ruedas o bastón, mientras que añadir luces a los sistemas sonoros de alarma servirá para proteger a quienes tengan problemas de audición.

    El confort, para los términos medios
    Casi todos los objetos e infraestructuras se diseñan con medidas estándar. Algunas son muy antiguas, como la separación de los rieles en las vías del tren, que mantienen la medida internacional (143,5 cm) desde hace más de un siglo y que deben su distancia a los carros tirados por caballos en el Imperio Romano. Otras son más recientes, como el ancho de las puertas en los nuevos edificios, que debe superar 80 cm para permitir el paso de sillas de ruedas. Las normativas actuales de accesibilidad ponen de manifiesto un interés creciente por suprimir las barreras arquitectónicas más duras. No obstante, se centran en las personas con movilidad reducida, dificultades visuales o problemas auditivos y dejan fuera los aspectos que no se consideran discapacidad. Es el caso de la estatura.

    Como no se considera una discapacidad, sino un rasgo físico, no hay normas escritas que impulsen a introducir cambios en las habitaciones. Ser muy alto o muy bajo no es, en principio, un problema, pero sí puede dar lugar a un sinfín de dificultades al moverse. La explicación es sencilla. A pesar de las innovaciones en materiales y normativas, las dimensiones estándar están pensadas para los términos medios, la mayor parte de la población. En consecuencia, cuanto más alejado se esté de ese patrón, más difícil será manejarse con comodidad y soltura. La altura media de los españoles ronda 1,75 metros. Quienes están por encima de esa cifra (en especial, quienes superan 1,92 metros) y quienes están por debajo (cuando se mide menos de 1,30 metros) tienen cientos de obstáculos en la vida cotidiana. El sector de la hostelería y el turismo no es la excepción a esta regla.

    Medidas y decisiones habituales
    El largo de una cama: 1,90 metros. La altura de una puerta: 2,03 metros. La altura de una mesa o un lavabo: 75 centímetros. La lista de objetos, accesorios y muebles continúa, pero unos pocos ejemplos bastan para obtener tres ideas. La primera: las medidas estándares son claras. La segunda: son de aplicación frecuente. Y la tercera: las personas muy altas o demasiado bajas tendrán problemas de descanso y confort.

    Los hoteles, en general, se inclinan por satisfacer las exigencias habituales de sus clientes. En algunos casos, la petición de una cama más larga se entiende como un acto extravagante, pero no lo es. Una convención del Tall Persons Club (Club de Personas Altas), en Reino Unido, desbordó hace poco la capacidad de alojamiento de una importante cadena hotelera. El episodio se recogió en la prensa con un punto de hilaridad, pero el trasfondo del asunto es serio. Decenas de jugadores de baloncesto viajan todas las semanas para competir en diversas ciudades y no sólo necesitan hospedarse, sino también descansar de una manera adecuada.

    Con esta idea, algunos hoteles se pusieron manos a la obra para adaptar habitaciones a esta necesidad específica. Es el caso de la cadena Sercotel Hoteles, cuyos edificios disponen de una planta pensada para jugadores de baloncesto, con camas de 2,20 metros, donde pueden dormir en perfectas condiciones. También los hoteles de la cadena High Tech disponen de habitaciones XXL con camas especiales de matrimonio (1,80 x 2,20 metros) o 2twin (dos camas de 2,20 x 1,10 metros cada una). Otro establecimiento, el Extremadura Hotel de Cáceres, tiene más de 20 habitaciones con camas, puertas y baños adaptados para personas de gran estatura.

    Accesorios de altura
    Rediseñar toda la habitación es fundamental, ya que el descanso y el confort no están sólo en las camas. También se pueden incluir una serie de accesorios para adecuar a las instalaciones al tamaño de sus huéspedes. ¿De qué sirve un lecho XXL si se tiene que entrar a la habitación agachado? ¿De qué valen unos interruptores de la luz ubicados a un metro del suelo si no es posible mirarse en el espejo del baño porque está demasiado alto?

    Algunas cadenas hoteleras han adecuado también sus instalaciones a estos casos, aunque la oferta no es muy amplia y sólo afecta a determinados grupos. Son diseños especiales que tienen en cuenta, entre otras cosas, la altura de las puertas de acceso, pestillos, lavabos y grifería, incluida la ducha. También se modifican las alturas (y las inclinaciones) de los espejos, de las barras para colgar la ropa y de los muebles en general, con mesillas más altas o más bajas de la medida estándar. No obstante estos servicios no están individualizados en cada habitación y, por lo general, están ubicados en plantas habilitadas para estas personas.

    Reservas on line
    Un déficit de las reservas que se tramitan a través de Internet es la dificultad para contratar una habitación con camas especiales para los clientes más altos. Si bien a través de la reserva on line se pueden seleccionar otras modalidades (que la habitación sea para fumadores o no, para matrimonio o persona individual, incluso para discapacitados), los clientes con gran estatura o con alergias crónicas lo tienen más complicado.

    En el caso de las personas alérgicas, que requieren unas necesidades sanitarias determinadas, cuentan con un buscador de hoteles adaptado para ellos. La web incluye alojamientos en España y en otros países. En el caso de las personas de baja estatura, una alternativa es buscar hoteles con habitaciones para personas en sillas de ruedas, ya que eso les garantizará que todos los elementos y el mobiliario tengan dimensiones adecuadas y cómodas. En cuanto a las personas muy altas, la opción más adecuada para reservar una habitación con camas grandes es dirigirse en persona o por teléfono a la dirección del centro hotelero, explicar cuáles son sus necesidades y preguntar si pueden disponer de una cama de mayor longitud a la habitual.

    Aspectos destacados
    • Los hoteles con habitaciones especiales no cobran más por alojarse en ellas. Esa infraestructura forma parte de sus servicios.
    • No obstante, estas habitaciones son más frecuentes en los establecimientos de gama media alta (tres, cuatro y cinco estrellas) que en las pensiones u hostales modestos. Hospedarse en hoteles de categoría es más caro y el presupuesto de un viaje puede elevarse.
    • Si se tiene algún tipo de discapacidad, afección o rasgo que dificulte el descanso adecuado en las condiciones habituales, lo idóneo es buscar alojamiento con tiempo, llamar a los hoteles elegidos y preguntar si pueden satisfacer las necesidades personales.
    • Las mejoras de accesibilidad para personas en sillas de ruedas, con problemas de vista o de oído, son más habituales que otras. En general, cuando un hotel acomete reformas o introduce cambios en este sentido, lo anuncia y lo indica en sus folletos y centrales de reservas de páginas web.
    • Las personas de muy baja estatura pueden beneficiarse de la supresión de barreras arquitectónicas y la mejora del entorno para quienes usan silla de ruedas.
    • Quienes padecen alergias o enfermedades crónicas pueden buscar a través de portales de turismo específicos o pedir información al respecto en las diversas asociaciones que hay en España.
    • No es tan fácil encontrar un reclamo que anuncie "camas grandes" o "habitaciones para personas XXL". En estos casos, lo más práctico es llamar y preguntar.

    10.11.10

    Donaciones, ¿qué son y cómo funcionan?

    La donación de bienes y dinero es un traslado patrimonial que está sujeto tanto a impuestos como a beneficios fiscales

    Donar bienes o dinero es una práctica habitual entre empresas, ONG y particulares. En el ámbito familiar, puede suponer una alternativa a la herencia. En el ámbito de la solidaridad, infinidad de anuncios invitan a hacerlo y uno de los reclamos es el importante beneficio fiscal que tiene para el donante, además de la ayuda que supone para quienes lo necesitan y la colaboración con una causa humanitaria. Pero conviene saber si es así en todos los casos, cómo funciona el sistema o qué se debe hacer para desgravar. En síntesis, hay que saber con exactitud qué son las donaciones y cómo están reguladas.
    Qué son
    Se habla de donación cuando una persona, una empresa o una institución ceden sus bienes a otra. Estos pueden ser muebles o inmuebles (abarcan desde un escritorio hasta una vivienda), fungibles (si se donan alimentos) o monetarios (cuando se dona capital). Si el objetivo es construir un centro para personas en riesgo de exclusión social, las donaciones pueden abarcar desde el dinero para ponerlo en marcha hasta una caja de lápices, un cargamento de comida o el propio edificio. La cuestión es que siempre son artículos que están dentro del comercio, según establece el artículo 1271 del Código Civil.

    En la práctica, son numerosas las aportaciones de este tipo que se hacen como regalos, ya sea para una institución o para alguien de la familia. Muchos padres obsequian mobiliario o electrodomésticos a sus hijos jóvenes y hay personas que regalan objetos para colaborar con una causa social, sin que ello quede registrado en ningún sitio. Cuando se dona dinero o bienes inmuebles es distinto, en especial, cuando el valor de los mismos o la cuantía monetaria son elevados. ¿La razón? Las donaciones están reguladas por ley. Por un lado, están sujetas a impuestos obligatorios y, por otro, para poder obtener un beneficio fiscal, debe haber constancia de ellas.

    Los impuestos
    La donación de bienes o fondos está regulada por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, un tributo que recoge la Ley 29/1987, aprobada hace más de 20 años. Si bien esta legislación es de carácter estatal, su aplicación es de competencia autonómica, de modo que los gravámenes pueden variar (y de hecho, varían) según cada comunidad autónoma. País Vasco y Navarra tienen una normativa distinta, más favorable, y en junio de este año Cataluña aprobó una reforma del impuesto que quedó recogida en la Ley 19/2010.

    Lo primero que debe distinguirse es que las sucesiones y las donaciones son procesos distintos, aunque los regule la misma ley. El impuesto a las donaciones es directo y personal, ya que grava los incrementos patrimoniales de las personas físicas. Entonces:
    • ¿Sobre quién recae? Sobre el beneficiario, la persona favorecida por la donación.
    • ¿En qué caso se paga? Cuando quien recibe el dinero o los bienes es una persona física y no una persona jurídica.
    • ¿Cuánto se paga? La cuantía depende del importe del bien, ya que los tributos no son fijos, sino que se establecen por tramos y porcentajes. Los porcentajes y los tramos los fija cada comunidad autónoma y van del 7% al 34% del valor neto del bien que se va a donar.
    • ¿Dónde se hace la gestión? La liquidación del impuesto se realiza en las delegaciones de Hacienda de la comunidad autónoma que corresponda. Si se donan bienes inmuebles, será la del lugar donde estos se encuentren. Si es dinero, será la del lugar donde resida el beneficiario.
    • ¿En qué plazo? El límite para liquidar este impuesto es de 30 días hábiles, que se cuentan a partir del momento en que se han cedido.
    • ¿Qué documentos hay que presentar? Para todos los casos, hay que presentar la primera copia de la escritura pública o del documento en el que conste cuál es la donación que se va a liquidar y entre quiénes se llega a ese acuerdo. Por tanto, deben figurar el NIF, DNI o CIF del donante y del beneficiario. Si hay bienes inmuebles, debe adjuntarse la copia del último recibo del Impuesto Sobre Bienes Inmuebles o el certificado del valor catastral.
    Los beneficios fiscales
    Las donaciones no sólo tienen un gravamen, también ofrecen reducciones y deducciones fiscales, en este caso, para las dos partes implicadas: el donante y el receptor de los bienes.
    • Al pagar el impuesto, se pueden deducir todas las cargas -sean perpetuas o temporales- que recaigan sobre los bienes y que disminuyan su capital o su valor.
    • También se pueden deducir las deudas vinculadas a esos bienes, siempre que el beneficiario haya asumido la obligación de pagarlas.
    • Las reducciones fiscales -en este caso, aplicables a quien dona- son de competencia autonómica, al igual que la cuantía del impuesto.
    • Las donaciones a las ONG no son un gasto deducible en el Impuesto de Sociedades, pero sí dan lugar a deducciones fiscales en la cuota. Para ello, la entidad beneficiaria tiene que haber optado por el régimen fiscal de la Ley 49/2002, que regula a las instituciones sin fines lucrativos y los incentivos fiscales al mecenazgo.
    Detalles que deben tenerse en cuenta
    Hay algunos detalles, conceptos y excepciones que conviene considerar antes de hacer o recibir donaciones.
    • En una donación siempre intervienen dos partes: quien da y quien recibe. El beneficiario no está obligado a nada hasta que acepta la donación de manera formal.
    • Las personas declaradas incapaces, los menores no emancipados y quienes están en quiebra no pueden donar bienes.
    • El beneficiario puede ser cualquier persona física o jurídica, incluso si es menor de edad o si es un bebé concebido que aún no ha nacido.
    • No se pueden donar bienes futuros, es decir, de los que aún no haga usufructo el donante (una casa que vaya a heredar).
    • Una persona, empresa o institución puede donar todos sus bienes, pero debe reservarse (ya sea en calidad de propiedad o de usufructo) lo necesario para vivir.
    • Si el beneficiario de una donación no reside en España, no estará obligado a pagar el Impuesto de Donación.

    8.11.10

    "Una sociedad justa sólo se logra si se impulsa el capital humano"

    Cinco asociaciones se unen para crear Ciprés, un novedoso centro intercultural de promoción del empleo, la formación y los servicios en Euskadi


    Cinco asociaciones radicadas en Bilbao han unido sus esfuerzos para trabajar en red y dar vida a Ciprés, el primer centro intercultural de promoción del empleo, el autoempleo, la formación y los servicios. La iniciativa, que comenzó a gestarse hace más de un año, se dio a conocer hace poco, a finales de octubre, con la inauguración de los cursos de cocina, los primeros de una extensa lista de opciones.

    «El proyecto está dirigido a personas excluidas o en peligro de exclusión social que viven en el País Vasco. Y es un modelo innovador de trabajo porque involucra a varias asociaciones que gestionan las actividades en pie de igualdad», explica Giulia Secci, la abogada del centro. Para esta joven italiana, que llegó a la capital vizcaína hace algo más de tres años, lo esencial es que «se podrán mejorar las condiciones de inserción laboral y social de estas personas que, en su mayor parte, son inmigrantes».
    «Cuando llegas a un nuevo país, debes adaptarte a él, a sus costumbres y a la manera de hacer las cosas. Este proceso es difícil y es común a todos los extranjeros, con independencia de nuestro lugar de procedencia o la formación académica que tengamos», señala Giulia, que nació en Cerdeña, comenzó su carrera en Boloña, vivió una temporada en Holanda y, finalmente, decidió acabar sus estudios en Bilbao.

    «Vine aquí porque no quería regresar a Italia y, mientras estuve en Holanda, conocí a varios españoles. Madrid me parecía una ciudad demasiado grande y difícil de abarcar. Barcelona no me atraía porque hay demasiados italianos y lo que yo buscaba era aprender cosas nuevas, relacionarme con gente de otros lugares. Entre los chicos que conocí en Amsterdam, había un vasco que me habló mucho de Euskadi. Sentí curiosidad y vine», resume Guilia antes de contar que «los primeros dos años fueron duros» porque le «costó» acostumbrarse al lugar.

    Su experiencia personal la llevó a involucrarse en este nuevo proyecto de inserción sociolaboral. «Por un lado, buscamos soluciones prácticas para el desempleo y la crisis actual. Por otro, abrimos una vía de acceso a muchas personas que ya tienen conocimientos valiosos pero no encuentran manera de aplicarlos. Y, también, intentamos formar en oficios, costumbres y valores a aquellos que no han tenido antes esa posibilidad», enumera.

    Aprovechar el talento
    La educación en valores y las clases sobre pautas culturales constituyen un pilar fundamental en Ciprés. «La idea es que todas las personas puedan acceder al mercado laboral en condiciones de competitividad. Por ejemplo, hay profesionales y técnicos muy cualificados a los que solo les hace falta aprender las normativas locales o cómo funciona el sistema productivo en Euskadi», indica. «Otras personas, en cambio, dominan muy bien técnicas y manufactura que aquí no se utilizan o hacen falta -prosigue-. Lo importante es aprovechar el talento, el conocimiento y las ganas de superarse y trabajar».

    El planteamiento de las asociaciones cofundadoras -Ahislama, Asocolvas, Adrebol, La Comuna y Zubietxe- ha tenido buena acogida en las instituciones públicas y privadas. Cuenta con el apoyo del Gobierno vasco, la Diputación Foral de Vizcaya y la BBK, que han visto en esta iniciativa un intento responsable y serio por fomentar la inclusión social, en todos los aspectos.

    «Queremos construir una sociedad más integrada, diversa y plural y, a la vez, más rica, justa y desarrollada», subraya Giulia. «El modo de conseguir eso es fomentar este tipo de actitudes. En lo personal, me siento muy orgullosa de poder formar parte del centro. Me gusta ver cómo las instituciones públicas inciden en el bienestar colectivo en lugar de promover políticas persecutorias. Pienso en Francia o en Italia y, realmente, siento pena por el curso que han tomado. ¡Ya me gustaría que mi país desarrollara el capital humano como lo hace Euskadi!», dice.

    1.11.10

    "El deporte y la integración son fundamentales para nosotros"

    El camarero y deportista filipino Joran Beros pasó un año lejos de su mujer porque quería «llegar aquí con los papeles». Han formado una familia y él trabaja en el puerto deportivo.



    Octubre ha sido un mes muy intenso para Sikap, la Asociación de Filipinos residentes en el País Vasco. Una exposición de artesanía en la Biblioteca de Algorta (que permaneció abierta hasta el pasado sábado) y una jornada de talleres y danzas típicas celebrada en Las Arenas han servido para poner de relieve a un colectivo que, a menudo, pasa desapercibido en Euskadi.
    Joran Beros es uno de los 637 filipinos que viven entre los vascos. En estos días ha participado en las iniciativas de la asociación, aunque lo suyo, en realidad, es el deporte. «En Filipinas, el baloncesto es mucho más importante que el fútbol», cuenta. Y sus compatriotas mantienen en Euskadi esa preferencia. Por esa razón, cuando quieren confraternizar y divertirse eligen cestas en lugar de porterías.
    Durante todo el verano (y parte del otoño), la comunidad filipina afincada en Getxo ha celebrado un campeonato de baloncesto. Joran es el capitán del equipo 'Hoopstar' que, después de muchos encuentros, se alzó con el primer puesto. «El deporte y la integración son fundamentales para nosotros -dice-. Y van de la mano. Cuando disputamos un partido, no solo estamos los jugadores. También asisten nuestras familias, que aprovechan para conversar. El presidente de la Asociación de Baloncesto, que asistió al último partido, estaba muy sorprendido por el poder de convocatoria», agrega a modo de anécdota.
    Los encuentros se celebran los domingos, «cuando la mayoría de nosotros tiene libre». No es de extrañar, pues casi todos los filipinos trabajan en el servicio doméstico o en el sector de la hostelería. Como Jaron, que desde hace cinco años es camarero en un restaurante del puerto deportivo de Getxo. «Estoy muy contento con lo que hago. Me siento valorado y siempre me han tratado muy bien. Creo que eso es lo principal. Más allá de lo dura que sea una tarea, lo que importa es sentir que te aprecian y que eres parte de algo».
    Originario de la región de Bisayas, Joran llegó al País Vasco hace siete años y medio. ¿La razón para emigrar? Su novia, que actualmente es su mujer. «Ella viajó primero. Tenía aquí a su familia y vino para trabajar». Al tomar la decisión, sabían que iban a estar un largo tiempo separados, porque querían «hacer las cosas bien y llegar aquí con papeles». Lo que no sabían era que el proceso resultaría «tan duro», ya que hubo un factor que no tuvieron en cuenta. «Cuando ella se marchó de Filipinas, estaba embarazada y no lo sabía -explica Joran-. Se enteró al llegar a Euskadi y yo lo supe estando aún en mi país, a 12.000 kilómetros de distancia».
    TV en euskera y tagalo
    El embarazo no cambió los planes de la pareja, pero sí les hizo el camino más arduo. Cuando él llegó al País Vasco, su hijo ya había cumplido un año y, como dice Joran, no le conocía de nada. «Fue difícil al principio, pero a mi esposa y a mí nos parecía importante tener todo en regla. De esa manera, ambos podríamos trabajar tranquilos y nos evitaríamos otros problemas más adelante», razona este filipino de 31 años que, antes de trabajar en Getxo lo hizo en el ferry 'Pride of Bilbao'.
    «El empleo estaba muy bien y era interesante porque siempre había cosas nuevas. Claro que, cuando tienes hijos, no puedes pasar tanto tiempo en el mar. La familia requiere presencia», señala Joran antes de agregar que ya tiene dos hijos y «un tercero en camino».

    «Mi mujer y yo estamos contentos e ilusionados. Somos felices. La verdad es que el País Vasco es muy bonito, la gente es amable y se vive bien. Además, aunque yo tengo a todos mis hermanos en Filipinas, aquí está mi familia, la que hemos creado juntos». Joran hace una pausa y añade: «Somos una mezcla interesante de culturas y es divertido, ¿sabes? Si vas a casa, encontrarás que en la tele vemos programas en euskera y en tagalo. Y descubrirás que mis hijos hablan el castellano mejor que yo. Claro... nacieron aquí».