27.12.10

"Quiero ayudar a europeos que están presos en Perú"

Mario Miranda llegó hace diez años para trabajar en el mar. Hoy estudia Derecho en la UPV y sueña con asesorar a quienes lo necesiten, aquí y en Perú.


Se marchó de su país hace diez años para trabajar en los pesqueros vascos, que por entonces le ofrecían una buena oportunidad laboral. «Los barcos de Fuenterrabia no podían hacerse a la mar porque a los patrones les hacían falta pescadores con experiencia. Muchos peruanos emigramos para cubrir esa demanda, ya que veníamos de familias de pescadores y conocíamos el oficio muy bien». Así resume Mario Miranda el motivo que le trajo a Guipúzcoa.

La campaña era de nueve meses. Pasado ese tiempo, cuando llegara el invierno y los barcos quedaran amarrados en puerto, el colectivo debía volver a Perú hasta el inicio de la siguiente temporada. «La idea estaba muy bien porque todos salíamos ganando. Los barcos reanudaban su actividad, nosotros teníamos trabajo e incluso podíamos volver a casa para disfrutar con nuestras familias».

El único escollo era la parte burocrática. «Cuando vinimos y empezamos a informarnos sobre la Ley de Extranjería, comprendimos que nueve meses no era tiempo suficiente para resolver el papeleo de manera individual. No queríamos irnos sin eso resuelto, así que decidimos fundar una sociedad de arrantzales. Si estábamos organizados y hacíamos las cosas en grupo, podíamos agilizar los trámites».

Aquella sociedad de pescadores, que cumplió su cometido, ya no existe. Como dice Mario, «con los años, cada uno siguió su camino». Muchos cambiaron de actividad y se afiliaron a los sindicatos. Él mismo dejó la pesca por la construcción cuando trajo a su mujer y sus hijos, ya que ganaba mejor en el cemento que en el mar. No obstante, esa primera etapa fue la génesis de otros proyectos que han ido tomando forma a lo largo de 2010.

«Una parte de nosotros siempre se interesó por resolver los problemas de los inmigrantes en Irún, más allá del sector en el que trabajara cada uno. A medida que nos fuimos abriendo camino, comenzamos a idear algo más grande, que abarcara más países y más rubros. Llevamos aquí muchos años, y a todos nos interesa fomentar la integración, tanto con la sociedad local como con las personas de otras nacionalidades», indica Mario, y añade que «la idea de formar un despacho grupal donde ofrecer orientación legal y promover la convivencia» ha sido una constante en sus últimos años.

En busca de las leyes
La asociación indoamericana 'Estrella Radiante', que cuenta con más de un centenar de socios, se fundó en 2009. «Desde entonces organizamos iniciativas para mejorar la calidad de vida aquí, ideamos proyectos de cooperación con nuestros países e intentamos asesorar a las personas que recién llegan», resume Mario, que la preside desde el inicio.

«Al principio, cuando teníamos que resolver cuestiones legales, derivábamos los casos a Heldu, pero cuando ese servicio desapareció, las citas comenzaron a acumularse y el sistema se saturó. Eso nos empujó a buscar herramientas propias para solucionar problemas», prosigue. Y, en este caso puntual, el camino le ha llevado a la universidad.

Aunque tiene más de 45 años, Mario ha ingresado en la Facultad de Derecho de la UPV, en San Sebastián. Lo ha hecho gracias al Plan Bolonia, «que nos permite reengancharnos con esta edad si superamos la prueba de ingreso», y para él es motivo de orgullo. «Yo no pude terminar mis estudios en Perú porque tuve que dedicarme al trabajo, pero sabía que algún día lo haría. Siempre he tenido presente mi proyecto personal, aunque haya tenido que postergarlo. Mi objetivo es terminar la carrera, trabajar aquí y dedicar mi tiempo a la inmigración», dice.

¿Algo más? «Sí, también quiero formar un grupo con abogados en Perú para asistir a las personas de aquí que están presas allí. Hay muchos europeos encarcelados en mi país por asuntos de drogas. Y están solos, librados a su suerte ante un sistema viciado. El obispo de El Callao, que es vasco, es el único que hace labor social con ellos en la medida que puede. A mí me gustaría ayudar en eso, para retribuir de alguna manera todo lo que nos han dado aquí».


23.12.10

La plata, otro refugio ante la crisis

La compraventa particular de este metal se dispara como inversión, como método de ahorro y para obtener liquidez

Se paga cien veces menos que el oro porque es un metal más común. La abundancia y la diversidad de usos (desde la inversión en Bolsa al empleo como materia prima en la industria) inciden en su precio, que varía con mayor facilidad. Sin embargo, la plata es, como el oro, mucho más estable que el dinero, las acciones y los bonos. Es uno de los pocos bienes que mantiene su nivel de demanda cuando sobreviene una recesión. De ahí que, en época de crisis, se considere un "activo refugio". La situación económica actual supone el mejor ejemplo de ello, ya que la incertidumbre de los mercados financieros tras la crisis en Europa y la posibilidad de una nueva devaluación del dólar han empujado a los inversores a proteger su capital con la adquisición de metales preciosos. Además, la compraventa particular de este metal se dispara como inversión, como método de ahorro y para obtener liquidez.

Máximos históricos
El valor de la plata sigue una carrera alcista desde octubre de 2008. En poco más de dos años, su precio se ha triplicado. Ha subido un 60% en 2010 y, a comienzos de diciembre, arañó su máximo histórico: 30 dólares por onza (casi 1 euro por gramo), una cotización que no se había registrado desde los años ochenta y que, en opinión de los expertos, podría aumentar mucho más. Pero el precio no es lo único que se ha disparado, también lo ha hecho la demanda.

Además de los grandes inversores, infinidad de particulares han empezado a mostrar interés por la plata como método de ahorro, de capitalización e inversión. Más asequible y más fácil de vender que otros metales, el denominado "oro de los pobres" brilla en tiempos de inestabilidad económica.

Comprar piezas de plata
Al margen del coleccionismo, los anticuarios y la numismática, la adquisición de piezas de plata se hace con dos fines concretos: para invertir capital y para ahorrar dinero.
  • Inversión. Es un modelo que exige tiempo, paciencia y atención, además de conocimientos bursátiles básicos. La idea es comprar cuando el precio está bajo (o cuando aún no ha alcanzado su máximo), hacer un seguimiento de la cotización (para saber cómo evoluciona) y vender cuando llega a su punto álgido. La diferencia en los precios de compraventa determinará las ganancias finales.
  • Ahorro. Éste es el principal objetivo de los compradores particulares que, por encima de ganar dinero, no quieren perderlo. Cuando aumenta la emisión de papel moneda y el sistema financiero tiende a la volatilidad (como ocurre ahora), el dinero se devalúa. Los metales preciosos actúan como refugio ante esa depreciación porque su valor se mantiene. Comprar plata, en este caso, en un método de mantener el poder adquisitivo.

No todas las piezas son válidas para estos fines. Cuando la meta es ahorrar y saber con claridad qué se tiene, rigen ciertas normas, sobre todo en lo que respecta a las unidades y las medidas. No es recomendable comprar joyería o vajilla de plata, ya que al valor intrínseco del metal se podría sumar el valor artesanal o histórico de las piezas y esto añadiría un factor subjetivo a la tasación. Por ello, para compras de inversión y ahorro, los objetos estándar son dos:

  • Lingotes. Están fabricados con plata 999 (también llamada "pura" o "fina"), llevan sello de calidad y autenticidad, y se comercializan en tres tamaños principales:
    - De una onza (31,1 gramos), cuyo valor de compra ronda 32 euros.
    - De 100 gramos, que se puede comprar por unos 105 euros.
    - De 1.000 gramos (1 kilo), cuyo precio se sitúa en 820 euros.
  • Monedas. La diversidad aquí es mayor, ya que algunas valen más por su singularidad o su historia que por estar elaboradas en plata. No obstante, las puestas a la venta con fines de inversión y ahorro también se fabrican con plata 999 y tienen una medida y un precio estándar: una onza, 32 euros. En general, son conmemorativas y muy apreciadas por los coleccionistas. Entre las más conocidas figuran las monedas que exhiben la Hoja de Arce (de Canadá), la Filarmónica de Viena (de Austria), el Panda (de China) y el Kookaburra (un cohete sonda australiano).

Vender piezas de plata
Se vende para obtener liquidez, ya que la venta tiene la finalidad de convertir los objetos en dinero. En este aspecto hay mayor laxitud que en la compra. Un particular puede vender, entre otros:

- Cubiertos de plata a un anticuario.
- Monedas a un coleccionista.
- Lingotes a un especialista en inversión.
- Alhajas y joyas en una casa de empeño.

En general, las mismas firmas que venden monedas y lingotes también se dedican a comprarlos. Pero lo novedoso es que, de un tiempo a esta parte, las tiendas que antes solo compraban oro suelto (ya fuera en joyas, piezas de relojería o, incluso, piezas dentales) han ampliado su negocio con la compra de objetos de plata. Numerosas tiendas de las principales ciudades españolas exhiben la cotización de este metal y anuncian su interés por adquirirlo en todas sus modalidades: joyas usadas o rotas, piezas desparejadas y sueltas, lingotes y monedas. ¿El precio medio? 0,25 euros por cada gramo. ¿La calidad mínima? Plata 900, aunque algunos locales admiten lotes de menor pureza.

Como en toda transacción comercial y de inversión, hay un desfase entre el precio de compra y el de venta. Si una tienda paga a un particular 0,25 euros por gramo y un particular paga 32 euros por onza (algo más de un euro por gramo), la relación es clara: al vender la plata suelta en cualquier tienda, el particular cobra un 75% menos de lo que vale el material. En principio, este porcentaje sería el margen de beneficio de la tienda, aunque no siempre es así. No todo es ganancia, ya que la mayor parte de las veces, la plata que se emplea en las joyas es de menor calidad que la empleada para fabricar lingotes.

Ventajas de la plata frente al oro
La plata es mucho más barata que el oro. Siempre lo ha sido. En la actualidad, por el precio de una onza de oro, pueden comprarse casi cuarenta onzas de plata, lo que supone unas cuantas ventajas:

  • No hace falta ser millonario para invertir o ahorrar en metal. La plata es más fácil de adquirir y, en paralelo, más fácil de vender cuando se necesita. Siempre será más sencillo encontrar compradores de plata que de oro sin tener que malvender.
  • Aunque hay lingotes de oro muy pequeños (de apenas 2,5 gramos), en general se utilizan los de una onza. Vender una pieza de esta medida (cuyo coste ronda los 1.160 euros) para afrontar un gasto de 500 euros hará que se pierda la inversión de los 660 euros restantes. Las piezas de plata, más económicas, permiten vender una o varias para cubrir ese mismo gasto sin que ello repercuta demasiado en el activo.
  • En cuanto a las monedas, son difíciles de falsificar y, al valer mucho menos que el oro, no es tan atractivo (ni rentable) intentarlo.

Datos de interés
Antes de lanzarse a la compraventa de plata, conviene tener presentes algunas cuestiones:

  • Calidad. Los objetos de plata, en general, llevan un sello que indica su gramaje y que está expresado en números estándar: 800, 900, 925, 999.. La manera de leerlos es muy simple, ya que estas cifras indican cuántos gramos de plata hay por cada 1.000 gramos de peso. Cuando una pieza es de plata 900, significa que hay al menos un 90% de plata en la aleación que la compone. Los lingotes y las monedas se componen de un 99,9% de plata (el mínimo resto son impurezas diminutas).
  • Cantidad y precios. Cuando se compran monedas y lingotes puede dar la sensación de que las piezas más pequeñas son más caras, pero no es así: el valor de la plata se mantiene. En ocasiones ocurre que las pequeñas cantidades implican más gastos en trámites, transporte y seguros. Para lograr que el precio pactado se ajuste lo máximo posible al precio spot (es decir, el que figura en los mercados), es preferible comprar grandes cantidades en una única transacción. De ese modo se reducirán los costes de envío y los cargos del comerciante.
  • Variedad. Si se va a comprar plata como ahorro o inversión, lo idóneo es adquirir diferentes tipos de lingotes. Diversificar la inversión permite tener un mayor margen de maniobra cuando se quiere o se necesita vender una parte del lote. Si en lugar de dos lingotes de un kilo, se tiene uno de un kilo y diez de 100 gramos, en caso de necesidad económica o de tener que hacer frente a un gasto puntual, se podrá vender lo justo para cubrir ese imprevisto sin tener que deshacerse de todo el material. Se malogrará lo invertido hasta entonces.
  • Autenticidad. Un paso fundamental es asegurarse de que la plata es auténtica y el comerciante que la ofrece está autorizado. Como mínimo, es imprescindible investigar la oferta (y sus condiciones) antes de invertir, pero también es necesario prestar atención a ciertas características, como la tirada, el año de emisión, el diseño, las dimensiones, el grado de pureza y el tipo de aleación. Para ello, si no se conoce a alguien de confianza, lo más recomendable es ponerse en contacto con la Asociación Española de Metales Preciosos y despejar todas las dudas legales y técnicas.
  • Conservación. La plata se oxida en contacto con el aire. Basta ver cualquier pulsera o anillo para comprobar que, con el tiempo, se forman manchas negras en la superficie. En general, tanto las alhajas como los adornos o los cubiertos se limpian en el hogar con productos químicos. No obstante, esta práctica es poco recomendable, en especial cuando son monedas de plata con valor numismático. ¿La razón? Además de perder una parte del metal, se puede dañar la pieza y, en consecuencia, devaluarse. Los especialistas recomiendan usar agua destilada y un cepillo suave o, mejor aún, dejarlas tal como están. Aunque luzcan menos bonitas, conservarán su valor y su peso.

20.12.10

"Aquí tengo de todo, pero me preocupa mi país"

Vive en Euskadi desde hace 15 años y se siente muy a gusto en Hernani, pero no ha dejado de viajar a su país para colaborar en proyectos sociales.


José Da Silva es brasileño, tiene «más de cincuenta años y menos de cien» y llegó a Euskadi hace quince, después de haber convivido con una chica vasca en Salvador de Bahía, su ciudad natal. Su primer destino en el País Vasco fue Vitoria, aunque actualmente vive en Hernani y da clases de capoeira y samba en un local de San Sebastián.

«En mi país tenía un grupo de reggae que se llamaba Bienaventurados. Tocaba la percusión, era compositor y cantante, y hacía trabajo social con los niños del barrio que estaban en la calle», relata. «La chica que vivía conmigo lo dejó todo por ir allí, y un tiempo después yo hice lo mismo por ella. Esa es la razón por la que vine».

José aterrizó en una época en la que «no había tantos inmigrantes como ahora» y no tenía muy claro qué se iba a encontrar. «Pensaba que iba a ser todo muy distinto, pero cuando vine y me asenté comprendí que la diferencia no era tanta. Aquí también hay crisis y gente pobre. El tema es que Brasil es un país muy grande y hemos vivido mucho tiempo bajo la tiranía de la derecha», expone.

En su opinión, el presidente Lula ha ayudado a mejorar las cosas, «pero los ciudadanos también deben implicarse porque aún queda mucho por hacer». Y, cuando habla de ciudadanos, se incluye él mismo aunque viva lejos. «Tú no puedes marcharte de un sitio y decir 'ahora que como tres veces al día, me olvido de mi tierra y de mi gente'. Las cosas no funcionan así. A pesar de que aquí lo tengo todo, no he dejado de preocuparme por la situación en mi país. Viajo una o dos veces al año y sigo haciendo labor social para disminuir las tasas de pobreza, corrupción y criminalidad», cuenta.

De este lado del Atlántico, José compagina su trabajo como profesor con diversas actuaciones de batucada que realiza por toda Euskadi. Su agenda es intensa, pero le deja margen suficiente para hacer vida universitaria. «Nunca es tarde para empezar una carrera», afirma convencido, ya que por las mañanas estudia Derecho. «Mi idea es terminar los estudios y repartir el tiempo entre ambos sitios. Brasil firmó un tratado de extradición con España. Quiero conocer el funcionamiento de los aeropuertos y saber cuál es el criterio para dejar entrar o no a la gente», adelanta.

'Niños invisibles'
Para José, la inmigración no es un problema «sino una solución», aunque muchos discursos políticos, se queja, se empecinen «en presentarla como algo malo. Por supuesto -matiza-, hay de todo en todo el mundo y no se puede generalizar. Hay quienes vienen a vivir del cuento o a delinquir, y también hay muchos europeos que cometen delitos aquí y huyen a Brasil», señala.

«En cualquier caso -prosigue-, los principales males de cualquier país poco tienen que ver con los desplazamientos de la gente. En el mío hay demasiados niños que todavía no tienen acceso a la escuela y muchos barrios marginales, como Pelourinho, donde hay favelas y la gente no se entera. Recuerdo que hace unos años, cuando intentábamos impulsar proyectos sociales allí, el Gobierno sostenía que los niños de ese lugar no existían, que no había infancia en la calle. Tuvimos que crear un grupo llamado 'los niños invisibles', para que los vieran».

Más allá de las tareas pendientes y los aspectos mejorables, este bahiano intenta difundir en Euskadi las bondades de su ciudad. «Me gusta mucho el País Vasco, me interesa el intercambio cultural y puedo asegurarte que lo que hago es auténtico porque vengo de una zona de Bahía donde la cultura todavía es pura. Sólo toco los ritmos de mi calle y de mi barrio», enfatiza. Y añade: «Hay gente que se inventa las cosas y las vende como buenas. También hay quienes pervierten el espíritu de la capoeira haciendo volteretas y tomando anabolizantes. En esto, como en todo, nunca faltan los monos de circo», sentencia.

13.12.10

"Tejer una red social resulta fundamental para integrarse"

La asociación Mujeres del Mundo cumple una década de trabajo y lo conmemoran con la publicación de un libro que repasa su trayectoria en Bilbao.




Empezaron a reunirse cuando el Guggenheim estaba rodeado de escombros, comenzaban a acometerse las obras del tranvía y el metro sólo tenía una línea. No han pasado tantos años desde entonces, aunque sí han cambiado muchas cosas. En el Bilbao de 1999, sin aeropuerto de Calatrava ni Alhóndiga de Starck, vivían apenas 3.000 extranjeros; nueve veces menos de los que residen en la actualidad. Una década más tarde, la ciudad y su gente han cambiado.

«Desde luego que todo ha cambiado», confirma la psicóloga peruana Nancy Juape, que reside en la villa desde hace 12 años y es miembro de Mujeres del Mundo desde mediados de 2003. «Al principio éramos apenas un puñado de socias y casi todas procedíamos de Latinoamérica y el País Vasco, pero, con el paso del tiempo y los nuevos flujos migratorios, se han ido incorporando a nuestro grupo más mujeres del Magreb y el África subsahariana. Al igual que sucede en la ciudad, la diversidad en el seno de la asociación es hoy enorme».

Varios años, muchos cambios e infinidad de procedencias y experiencias han dado lugar a un libro. Bajo el título de 'Nuestra travesía', las integrantes de Mujeres del Mundo repasan su trayectoria, comparten sus reflexiones y plantean cuáles serán sus principales metas para el futuro. «Lo mejor es que este libro es un trabajo coral -apunta Nancy-. Por ejemplo, hubo quienes se dedicaron exclusivamente a la parte histórica, a contextualizar lo que pasaba en Bilbao hace diez años y a recopilar información y datos interesantes de aquel tiempo», detalla.

Otra cuestión llamativa es el tono. En un clarísimo guiño al carácter marinero de la villa, toda la obra está escrita en 'clave de mar'. Anclas que se levan, bitácoras y singladuras componen la travesía de esta nave y sus tripulantes: decenas de mujeres de todas partes del mundo que han apostado por la unidad. «Cabe destacar que la asociación no es una entidad estática -subraya Nancy-. A lo largo de estos años, se han marchado algunas personas y han llegado caras nuevas. Eso sí, la cantidad y la constancia no han cambiado: nos reunimos todos los lunes y, en general, siempre somos más de treinta».

Solas y vulnerables
«El libro que hemos editado es una especie de memoria colectiva y, en lo personal, me parece muy interesante que exista», dice Nancy. Explica que «no sólo se trata de rescatar las actividades que se han hecho o de registrar las cosas más significativas, sino de mostrar lo mucho que se puede progresar como persona cuando se forma parte de un colectivo». En su opinión, «contar con una red social es indispensable para integrarse y crecer».

«Muchas de las mujeres que han integrado o integran la asociación son extranjeras -relata- y una parte significativa de ellas han venido solas para buscarse la vida y ayudar a sus familias. Llegar a un sitio nuevo y estar sola es algo muy duro desde cualquier punto de vista, especialmente en el plano emocional. Sufres el aislamiento, pierdes tus referencias inmediatas y la pérdida de tu red social, que es la que te ayuda y contiene. Cuando eso ocurre, te debilitas y te vuelves más vulnerable a todo», expone Nancy, que, como psicóloga e inmigrante, conoce muy bien ese shock.

«Trabajo en intervención psicosocial con extranjeros y lo he visto muchas veces -prosigue-. Por eso digo que lo bueno de esta asociación es que nos permite ayudarnos unas a otras, valernos por nosotras mismas. Es vital llegar a un sitio y sentirte bien recibido o que te pregunten qué sabes hacer para colaborar con los demás. Las mujeres vascas y las no vascas hemos tejido un lazo de solidaridad e intercambio muy fuerte con el que todas salimos muy favorecidas», concluye.


11.12.10

Créditos y préstamos, en qué se diferencian

Los intereses y las comisiones que aplican, las cuantías que se conceden y la flexibilidad hacia el cliente son los principales distintivos

Son productos financieros, se utilizan de manera cotidiana y, desde el punto de vista formal, su dinámica es muy parecida. Los dos adelantan dinero para pagar servicios o adquirir bienes, ambos dan al beneficiario un margen de tiempo para devolver el capital y, a cambio de esa prestación, le exigen que abone intereses. Las similitudes son tan claras que dan lugar a confusiones. Prueba de ello es que, en general, se cree que son palabras equivalentes cuando, en realidad, no lo son. Aunque los términos "crédito" y "préstamo" se empleen como si fueran sinónimos, lo cierto es que uno y otro hacen referencia a contratos y modelos muy distintos. Los intereses y las comisiones que aplican, las cuantías que se conceden y la flexibilidad hacia el cliente son los principales puntos de divergencia.



Parecidos, pero muy distintos
Las principales diferencias entre un préstamo y un crédito se pueden desglosar de la siguiente manera:

Método.
  • Cuando se solicita un préstamo, se pide una cantidad de dinero determinada y pactada de antemano. El monto se recibe de una sola vez, al principio del contrato, y se devuelve mediante pagos periódicos que también se acuerdan al comienzo. Si se solicitan 6.000 euros, se obtienen 6.000 euros y, con ellos, la obligación de amortizarlos en un plazo determinado (12 meses, 36 meses, etc.).
  • Al pedir un crédito, se solicita la posibilidad de disponer de efectivo por adelantado y se acuerda para ello un límite de capital, pero eso no implica la obligación de hacer uso de él, ni de forma total ni parcial. A diferencia del préstamo, la concesión de una línea de crédito no supone que el beneficiario deba utilizarla. Si se pide un crédito de 2.000 euros, no se obtienen 2.000 euros, sino un margen de gasto que llega hasta ese importe.

Flexibilidad.

  • En la práctica, el crédito es más flexible que el préstamo. Cuando la línea de crédito va asociada a una cuenta corriente (en general, así es), el cliente tiene a su disposición una cantidad "X" de dinero y, mientras respete el tope máximo y los plazos de pago acordados, puede hacer todas las disposiciones y reintegros que desee.
  • El préstamo, en cambio, es más rígido porque el cliente recibe el dinero que pide y se obliga, mediante contrato, a devolverlo en los plazos e importes pactados en el plan de amortización. Introducir cambios en ese plan implica trámites, gestiones y costes adicionales.

Renovaciones.

En consonancia con lo anterior, los créditos permiten renovar y ampliar los topes y los plazos iniciales, mientras que los préstamos no admiten renovaciones o cambios de ningún tipo. Modificarlos significa celebrar un nuevo contrato, con todos los intereses y las comisiones que ello conlleva.

Intereses y comisiones.

  • Más allá de que se acuerden tipos fijos o variables, quien solicita un préstamo debe pagar los intereses generados por la cantidad total del dinero que pidió.
  • En el crédito solo se pagan los intereses del monto que se ha utilizado, no del total concedido.
  • Los intereses de un crédito son más altos que los de un préstamo. Esto obedece, por un lado, a que la comodidad de la flexibilidad se paga y, por otro, a que la duración de ambos productos no es la misma.
  • En contrapartida, los préstamos conllevan más comisiones que los créditos. Las más usuales son: por estudio de solvencia, apertura, modificación de condiciones, amortización parcial anticipada o cancelación anticipada (en estos dos últimos casos, el máximo establecido por ley es de un 3% para las operaciones a interés fijo y de un 1,5% para las que son a interés variable).

Duración del compromiso.

  • En general, la opción del préstamo se utiliza para proyectos de mayor envergadura. Por tanto, su periodo de amortización se fija a medio o largo plazo, con el pago de cuotas regulares (ya sean mensuales, trimestrales o semestrales).
  • El crédito tiene un plazo de amortización mucho más corto. Entre otras cosas, porque los importes que se deben devolver son, por lo general, más bajos que los de un préstamo.
    Importe y destino.
  • Los préstamos, salvo excepciones, implican cantidades de dinero superiores a las de los créditos, de ahí que los más habituales sean los hipotecarios y los personales para el consumo. En general, se solicitan para comprar o pagar cosas cuyo valor es elevado, como una vivienda, un coche o un viaje.
  • Los créditos están diseñados para desembolsos de menor envergadura, en general, compras en comercios, gastos de ocio o desembolsos puntuales que se realizan mediante tarjeta. Una vez realizada la operación, el cliente puede elegir si desea pagar el importe de una sola vez al mes siguiente, o si desea aplazarlo y dividirlo en varias cuotas.

Privacidad.

  • La privacidad de los gastos es mucho mayor en los créditos. Al solicitar una línea de financiación, la persona no está obligada a explicar para qué la quiere. Lo que pide es la posibilidad de disponer de cierto capital en caso de necesitarlo en el futuro.
  • La lógica de un préstamo es distinta. Quien lo solicita ya sabe para qué lo quiere y cuánto cuesta lo que va a comprar, ya que eso determina la cuantía del importe que pide. Por otra parte, si la suma es elevada, el prestamista tomará recaudos y exigirá saber cuál es el destino de ese capital.

Prestadores.
En España, las entidades bancarias y financieras son quienes conceden la mayor parte de los préstamos y los créditos personales. No obstante, hay una distinción: mientras los créditos están siempre ligados a personas jurídicas, los préstamos pueden solicitarse a personas físicas.

6.12.10

"Parecía imposible que fuera a resurgir, pero aquí estoy"

La odontóloga y empresaria Ana Granowsky vive en Vizcaya desde 1981 y pertenece al reducido porcentaje de población que logra superar la rotura de un aneurisma cerebral.


Para sus amigos y conocidos, su historia es una muestra de lucha y tesón; un ejemplo de que sí es posible reinventarse a uno mismo a pesar de las adversidades más duras. Para la estadística y la medicina, su vida es una excepción, una especie de 'milagro moderno'. Argentina de nacimiento, odontóloga de profesión y residente en Euskadi desde hace 29 años, Ana Granowski es una de las pocas personas en el mundo que han sobrevivido a la rotura de un aneurisma cerebral, que han recobrado sus facultades cognitivas y motoras y que, tras una larga convalecencia, han podido recuperar su vida. Y contarlo.

«Incluso a mí me cuesta creerlo -dice-. Me resulta difícil pensar que alguna vez estuve tan deteriorada... He pasado de ser como un vegetal, sin ánimos ni esperanzas, a sentirme como una persona: independiente, autosuficiente y perfectamente capacitada para mantener esta conversación contigo». Una charla que se desarrolla en su restaurante de Leioa, el segundo que ha abierto junto a su marido y su hijo.

«Empezamos con 'Caminito' en Santurtzi, coincidiendo con el comienzo de mi recuperación. Y este año, a pesar de la crisis, decidimos montar otro aquí. Habrá quien piense que lo más sensato es apretarse el cinturón, pero, en lugar de replegarnos, optamos por expandirnos. El que no arriesga, no gana», sostiene Ana mientras recorre todo el recinto. «El tamaño de este lugar nos permite ampliar también nuestros objetivos -prosigue-. Además de servir comida, queremos promover otras iniciativas, como espectáculos para niños y adultos en castellano y euskera, ferias del libro bilingües o conciertos de música vasca, argentina y de otros países... Queremos que 'Caminito' sea una apuesta cultural».

La claridad de sus proyectos es tal que, al escucharla hablar, da la impresión de que sus metas vienen de lejos, como si hubiera soñado con ellas durante toda la vida. Pero lo cierto es que no. Su vinculación al mundo empresarial, cultural y gastronómico es reciente: lleva en él menos de un lustro. Antes de sufrir el accidente cerebrovascular, su vida era otra y su trabajo, también. «Era dentista», detalla, y añade que fue la primera odontóloga extranjera que se colegió en Vizcaya.

Realización personal
«Tardé mucho en completar los trámites, pero lo conseguí, y en 1984 empecé a trabajar en lo mío. La gente me recibió muy bien, tanto que a los quince días de abrir la consulta tuve que contratar a una enfermera porque no podía atender yo sola a todos los pacientes que tenía -relata Ana-. La verdad, fueron más de veinte años de trabajo que me hicieron sentir orgullosa como profesional, como persona y como mujer. Aquí en Euskadi pude realizarme y hacer lo que no hubiera podido lograr en Argentina», reconoce Ana, aunque sigue viajando allí con frecuencia para visitar a su madre.

El aneurisma cerebral truncó sus planes y fue un punto de inflexión para ella y su familia. «Ocurrió hace siete años y sobreponerme me llevó más de tres. La atención en Cruces fue muy buena, pero debo decir que yo no habría podido lograrlo sin la presencia de mi marido. Los médicos no le daban esperanzas de que yo pudiera reponerme como ser humano y le explicaban cómo adaptar la casa para una silla de ruedas en lugar de enseñarle qué alternativas de fisioterapia había».

«Lo cierto es que él movió cielo y tierra para ayudarme. Me llevó a hacer equitación para minusválidos en Mungia, contrató los servicios de logopedas, neurólogos, psicólogos y fisioterapeutas, me acompañó en cada etapa y estuvo conmigo cuando aprendí nuevamente a leer y escribir. Si algo puedo decirle a otras personas es que no se den por vencidas. De mí decían que, como mucho, podría contar los céntimos para comprar el pan. Parecía imposible que pudiera resurgir, pero aquí estoy».

2.12.10

Detención en el extranjero, ¿cómo actuar?

Los consulados y embajadas desempeñan un papel fundamental, pero es indispensable la precaución personal antes y durante la travesía.

Los viajes al exterior son frecuentes. Ya sea por turismo, estudios, negocios o actividades relacionadas con ONG, más de diez millones de españoles se desplazan cada año al extranjero. En la mayor parte de los casos, no hay incidencias. Cuando se dan, están relacionadas con imprevistos climáticos o fallos logísticos, como cancelaciones y retrasos en los vuelos, cambios de última hora en los hoteles de destino o desastres naturales que alteran el itinerario al completo. Sin embargo, el hecho de que estas adversidades sean las más habituales no significa que sean las únicas: también hay contratiempos legales. La proporción es menor, pero pueden tener consecuencias muy graves. Por ello, aunque, los consulados y embajadas desempeñan un papel fundamental en la asistencia al viajero detenido, la precaución personal antes y durante la travesía es indispensable.

Vulnerabilidad legal
Al planificar un viaje, no se contempla la posibilidad de terminar las vacaciones arrestado. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) aconseja extremar las precauciones en este aspecto, informarse sobre cuestiones legales antes de viajar y tomar medidas preventivas para saber cómo actuar ante un problema de este tipo. La recomendación del ministerio se apoya en tres cuestiones muy claras:

1. Las leyes cambian según los países.
2. Las penas para un mismo delito también cambian.
3. El desconocimiento de la ley no exime de culpa al infringirla.
Determinadas acciones que en España no son delitos, sí pueden serlo en otros sitios del globo. Del mismo modo, actuaciones que se consideran faltas leves y se resuelven con el pago de una multa, en el extranjero pueden dar lugar a varios años de arresto. Esto significa que, al viajar a otro país, la vulnerabilidad legal aumenta. Cualquiera puede verse envuelto en un problema con la Justicia por no saber que infringe la ley, un argumento que no sirve como excusa en ningún tribunal del mundo. Como se señala desde el propio ministerio, es una obligación ineludible para toda persona que viaja al extranjero respetar las leyes de otros países que, en muchos casos, difieren de forma sustancial de las españolas.

Antes de viajar
El saber no ocupa lugar y puede evitar disgustos. Antes de emprender un viaje es imprescindible informarse sobre el país de destino, dejar constancia del itinerario previsto y tener claro dónde acudir en caso de emergencia. Los pasos previos son:
  • Recabar datos de interés legal, económico, político y sanitario sobre el lugar de destino. Para ello, el MAEC cuenta con una página web donde se puede seleccionar el país y acceder a ese tipo de información. El servicio es muy útil, con datos actualizados, previene al viajero sobre posibles inconvenientes y, en el caso de ciertos estados (como Yemen), incluso aconseja no ir.
  • Anotar los números de teléfono y los datos de contacto de las embajadas y los consulados españoles en el país al que se viaja. El 90% cuenta con servicios consulares de emergencia, es decir, un número de móvil disponible las 24 horas para atender casos extremos, como la pérdida de la documentación o un arresto. El MAEC tiene un listado completo con todas las direcciones y teléfonos, entre ellos, los de urgencia.
  • Inscribirse en el Registro de Viajeros, un nuevo servicio para facilitar la localización y la asistencia en el extranjero, así como la comunicación con los familiares del viajero que están en España. El servicio está pensado para situaciones límite (desastres naturales, atentados terroristas, conflictos armados o arrestos, entre otros) y se dirige a quienes se desplacen de manera temporal. La duración máxima de los viajes registrados no puede exceder 182 días (seis meses). El trámite se puede cumplimentar por fax, correo electrónico o en línea, en una página diseñada para que los futuros viajeros aporten sus datos.

Durante el viaje
Conocer de antemano ciertas leyes o saber que se puede acudir al consulado disminuye las probabilidades de un contratiempo, pero no las elimina. Siempre es posible ser retenido, más allá de que la detención sea justa o injusta. Si ése es el caso, ¿qué se puede hacer?

  • Ante un arresto, primero hay que solicitar a las autoridades locales que comuniquen este hecho al consulado español o, en su defecto, que le permitan hacerlo por vía telefónica. Una de las competencias de los consulados es que pueden prestar asistencia a los detenidos y estos tienen derecho a recibirla.
  • Si no fuera posible contactar con la oficina consular del país, o con el teléfono de emergencia, lo siguiente es avisar a un conocido. Cualquier familiar o amigo que esté en España podrá dar cuenta de la situación por teléfono en el MAEC (91 379 16 12 - 18 33 - 16 13).
  • Los problemas prácticos y la angustia de una detención pueden ser enormes en países con servicios telefónicos y postales deficientes, con una cultura y un modo de vida distintos y con un idioma diferente. Mantener la calma pese a todo es un consejo fundamental, tanto para quien está detenido como para sus familiares en España.
  • La persona detenida deberá recordar que los consulados enfatizan su ayuda y presencia en los países con peores condiciones. Los familiares, antes de iniciar gestiones por su cuenta (como enviar dinero, medicinas o, incluso, ir al país en cuestión), deberán ponerse en contacto con la Dirección General de Asuntos Consulares y Protección de los Españoles en el Extranjero para saber cómo actuar.

Qué puede o no hacer un consulado
Los consulados desempeñan un papel fundamental en los casos de detención. Tienen varias competencias y pueden ser de gran ayuda, pero carecen de fórmulas mágicas para eximir a un ciudadano español de sus faltas en el extranjero. Conviene recordar:

  • Las personas que viajan al exterior están sometidas a la ley del país donde se encuentran. Si un español viola esas normas jurídicas, se verá sujeto al procedimiento judicial que determine ese país. El consulado no tiene potestad para evitar un juicio ni una sentencia condenatoria.
  • En caso de necesitar asistencia legal, las oficinas consulares pueden proporcionar una lista de abogados especializados según los casos, aunque no pueden recomendar a uno en particular, ya que esa decisión le corresponde al detenido o a sus familiares. Las representaciones españolas tampoco pueden oficiar como letrados.
  • Los consulados están habilitados para realizar unas cuantas gestiones cruciales. Entre ellas, pueden: visitar al detenido de manera periódica, entregarle y recibir mensajes y correspondencia, solicitar información del caso a las autoridades locales y asistirle si desea solicitar su traslado a España (si es que la persona está detenida en un país que haya firmado el Convenio de Estrasburgo). También pueden organizar la compra de alimentos, medicinas, prendas de vestir y otras necesidades básicas que no estén cubiertas por las deficientes condiciones del sistema penitenciario local e, incluso, cubrirlas con una ayuda económica de hasta 120 euros al mes. Pueden adelantar, en circunstancias excepcionales, la cantidad de dinero necesaria para la repatriación (que el ciudadano deberá reintegrar al Tesoro Público).
  • En los países con los cuales se haya firmado un Convenio de Traslado de Personas Condenadas o que sean parte del Convenio de Estrasburgo, los consulados se encargarán de que el traslado sea lo más rápido posible. Eso sí: la repatriación sólo es posible si concurren las tres voluntades (del preso, del Estado de condena y del Estado de cumplimiento).
  • Los consulados tienen unas cuantas limitaciones al actuar, marcadas tanto por las leyes de cada país como por la legislación española. Entre ellas, no pueden: pagar con cargo a fondos públicos las multas o las indemnizaciones impuestas a un ciudadano español, proporcionar dictámenes jurídicos o interpretaciones de las leyes locales, ni asistir a los juicios (a menos que se demuestre que la presencia es indispensable para asegurar la protección y la defensa del ciudadano). Tampoco pueden gestionar el alojamiento de los familiares o amigos de los detenidos que viajen a visitarlos, ni iniciar ninguna gestión que vaya en contra de la independencia del Poder Judicial.
  • Si el viajero detenido tiene doble nacionalidad (si es ciudadano español y del país donde se le ha arrestado), el consulado no puede ejercer ningún tipo de protección especial. Mientras la persona esté detenida, no se le reconocerá su nacionalidad española. La única excepción a esta regla se refiere a una violación de los Derechos Humanos.

Estupefacientes, tema prioritario
La tenencia de sustancias estupefacientes (y en ocasiones de alcohol), aunque sea para consumo personal, está penada con severidad en muchos países, donde el delito se castiga con condenas que van desde varios años de cárcel hasta la cadena perpetua o la pena de muerte.

En países como China, Cuba, Emiratos Árabes, Filipinas o Singapur, entre otros, no se distingue entre tráfico y consumo de drogas, por lo que estos delitos pueden llegar a castigarse con la pena capital. El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) ofrece un listado detallado de países donde es imprescindible extremar las precauciones y hace especial hincapié en este tema, ya que ocho de cada diez españoles detenidos en el extranjero cumplen condena por consumo o tráfico de drogas a pequeña escala.