2.5.11

"No renunciamos a hacer política ni lejos de casa"

El primer peruano que se afincó en Irún coordina la actividad del partido Aprista y difunde los proyectos dirigidos a sus paisanos en el extranjero



Sentado en una terraza de la calle Luis Mariano, en Irún, otro Luis, de apellido Vera Alba, pide un café con leche. Mientras sostiene la taza y mira a su alrededor, cuenta que fue el primer peruano que llegó a la localidad guipuzcoana y se quedó a vivir en ella. «Resido aquí desde hace 36 años -puntualiza- y cuando llegué no había otros paisanos, como ahora. Yo sólo conocía a un colombiano, que era médico de la Seguridad Social, y algunas veces quedaba con él para tomar un café y conversar, pero poco más... Las cosas eran muy diferentes», señala.


Originario de la ciudad de Trujillo, al norte del Perú, Luis se fue de su país cuando «era muy jovencito». El primer destino fue Roma, donde vivió durante cinco años y se graduó como técnico en prótesis dentales. «Luego volví a mi país, pero tardé poco en regresar a Europa porque aquí tenía mejores oportunidades para seguir formándome -explica-. En aquel entonces no había un flujo migratorio como el que hay ahora, y primaban las aspiraciones de crecimiento profesional sobre las necesidades económicas».


Su mirada estaba puesta en Barcelona, la ciudad que eligió inicialmente, hasta que un imprevisto -una mujer- desvió toda su atención. «Mi esposa es irunesa», dice Luis, como resumen. También fue la razón que lo llevó a trasladarse allí. «Pero de aquello hace ya mucho», insiste él, que tras formar una familia y montar su propia empresa, acaba de jubilarse. «Encarrilé mi profesión en la vía comercial: abrí un almacén de prótesis dentales. Pero como nadie en casa ha querido continuar con el negocio, decidí bajar la persiana», explica.


Claro que convertirse en jubilado no ha sido sinónimo, en su caso, de entregarse a la vida contemplativa o al ocio. «¡Qué va! Si estoy más activo ahora que antes», asegura Luis, mientras acaba el café con leche. «Ahora que dispongo de más tiempo para mis cosas, he vuelto a recuperar mi esencia política, un interés que tengo desde la infancia y que, por mi trabajo y mi vida, lejos del Perú, no pude desarrollar plenamente», relata.


Trabajo por el bienestar
Sobre la mesa, una carpeta con papeles y documentos pide permiso para colarse en la charla. «Mira. Aquí tengo un proyecto de ley muy interesante que acaba de presentarse en el Parlamento de mi país. Cuando se apruebe, los peruanos que residimos en el extranjero estaremos en una mejor situación que hasta ahora», adelanta.


Luis es cofundador de la Asociación Indoamericana Estrella Radiante, que agrupa a decenas de latinoamericanos en Guipúzcoa. Pero, además, coordina la actividad del Partido Aprista Peruano (PAP) en Irún. «Es un partido de centro izquierda cuya principal figura pública es Alan García», indica a modo de orientación. «Se fundó hace más de ochenta años y siempre ha trabajado por el bienestar de los compatriotas, incluso por los que estamos fuera del país, que somos bastantes», comenta. Sólo en España residen casi 198.000 de ellos.


Luis enseña entusiasmado los folios del proyecto de ley, «una iniciativa del congresista César Zumaeta que promueve la participación, la protección y el desarrollo de los peruanos que residen fuera», como es su caso. «Algunas cuestiones que se proponen aquí son muy importantes -prosigue-. Por ejemplo, el traslado de los enfermos y la repatriación de los restos mortales, que siempre suponen un gran problema para la familia. También se contemplan servicios de asistencia social y de defensa pública», añade Luis, que está a punto de viajar a Lima. «Suelo ir con frecuencia para atender asuntos de patrimonio, pero seguiría estando ligado al país, aunque no fuera. Vivir en el extranjero no te convierte en un ser apolítico. Yo creo que tenemos que hacer política aunque vivamos lejos de casa», concluye.