30.12.09

Nochevieja, no todo son celebraciones

Miles de personas que se dedican al ocio, la seguridad, el mantenimiento de infraestructuras y la hostelería recibirán el año nuevo en sus puestos de trabajo

El 31 de diciembre se acaba el año, pero no el mundo. Aunque es una fecha especial, de celebración, reuniones y fiesta, también es un día más; uno como cualquiera. Y por ello, hay personas que trabajan en Nochevieja. Unas lo hacen para que otras puedan divertirse. Otras, para que todo funcione con normalidad. Y también hay personal de guardia, por si ocurre alguna eventualidad. En cualquier caso, mientras la mayoría de los ciudadanos alza una copa, brinda con sus amigos, saluda a los vecinos o se enfrenta al reto de las uvas, no son pocos quienes reciben el año en solitario o con sus compañeros de faena porque escuchan las campanadas en sus puestos de trabajo.

Personal sanitario
Nochevieja. Bien lo saben, entre otros, los médicos de urgencias, los enfermeros de planta, los conductores de ambulancias, los cirujanos, las matronas, los traumatólogos y los obstetras. Además del cuidado de los enfermos que ya están hospitalizados, hay un sinfín de actividades sanitarias que no se interrumpen en esta fecha. En especial, las que están relacionadas con las urgencias. Los accidentes, los infartos o los partos no obedecen al calendario, ni tienen hora y lugar, sino que ocurren. Por esa razón, cientos de profesionales de la salud de todas las especialidades deben estar de guardia en las ambulancias o en los centros sanitarios de las grandes ciudades y los pequeños pueblos.

Teléfonos de interés:
112 único para toda España y Europa
Cruz Roja España: 902 222 292

Agentes de seguridad
Otros oficios donde no hay tregua están relacionados con la seguridad, tanto a nivel ciudadano como en el ámbito privado. Todos trabajan también esta noche. Bomberos -que deben estar de guardia para responder a cualquier emergencia-, funcionarios de prisiones -que no pueden dejar sin vigilancia a los recintos penitenciarios-, escoltas y militares no reciben el año en familia, sino dedicados al trabajo. En el caso de los militares, cabe destacar los que se encuentran lejos, destinados en misiones que tienen lugar en diversas partes del mundo. Por citar un caso concreto, sólo en Afganistán, el contingente español está formado por 1.070 efectivos.
En la esfera empresarial o privada también hay empleados de seguridad que están de guardia en Nochevieja. ¿Un ejemplo? Los que trabajan en las empresas de alarmas, tanto en los coches de respuesta como en la central donde se monitorizan las señales que llegan.
Teléfonos de interés:
Bomberos de España:080
Policía Nacional: 091
Guardia Civil Española: 062

Operarios de mantenimiento
En este apartado caben muchas personas y oficios. Y un buen método para visualizarlos es pensar en ámbitos municipales y provinciales. Además del personal sanitario y de seguridad, hay muchos otros profesionales que deben trabajar en la noche del 31 para que las ciudades funcionen con normalidad a pesar de cualquier contratiempo o festividad. Los suministros de agua y energía (tanto de gas como eléctricos) son de primera necesidad y resultan indispensables para la vida cotidiana. Por este motivo, en las empresas privadas y los servicios públicos se cuenta con cuadrillas de guardia cuya función primordial consiste en reparar posibles desperfectos, desde una fuga de agua en la acera hasta el corte de luz en un barrio o zona de la ciudad.
Tráfico
La vía pública y, en particular, los desplazamientos en coche ocupan a un buen número de personas en Nochevieja. Los conductores de grúas y máquinas quitanieves acaparan el protagonismo -sobre todo en días con climatología adversa, que propician atascos, averías y accidentes-. Pero hay otras tareas que requieren atención, como las taquillas de los peajes, donde trabajan decenas de personas, o las salas de control de tráfico de la DGT, que vigilan el estado vial de las grandes ciudades. Es una noche en la que se producen muchos desplazamientos en coche dentro de la ciudad y suele haber bastantes incidentes, como señalan desde el Departamento de Tráfico de una empresa de tecnologías de la información que provee de soluciones y servicios a este sector.

Teléfonos de interés:
Dirección General de Tráfico: 900123505
Información Meteorológica: 807 170 365
Personal de transporte urbano y estatal
Al margen de los coches particulares hay otras formas de desplazarse, y en todas ellas habrá un operario o conductor que trabaje el 31 por la noche. Es el caso de algunas redes de metro (no todas), que mantienen sus horarios habituales de servicio y donde la única modificación pasa por la cantidad de accesos abiertos a los andenes. Menos puntos de acceso suponen menos personal de guardia.

El ejemplo más extremo de esto se encuentra en el kilómetro cero de España, la Puerta del Sol, donde las entradas a la red de metro se cierran entre las 21.00 y las 00.30 horas, coincidiendo con la celebración de las campanadas. Los trenes también mantienen sus horarios, hay servicios de autobuses de emergencia y, por supuesto, taxis. Las personas que los conducen mantienen comunicada a la ciudad y, en el caso de los taxistas, aunque merma la cantidad de coches disponibles, estas fechas son una buena oportunidad para hacer algo de dinero extra. Eso sí: el brindis con la familia y el festejo con los amigos se adelanta, se pospone o se cancela.
De interés:
RENFE: 902 320 320
Autobuses
Personal de transporte internacional
Aunque los vuelos domésticos no suelen concentrarse en las madrugadas, los hay, y alguien tiene que pilotarlos. No sólo eso. Es necesario que haya personal tras los mostradores de las compañías, profesionales que facturen las maletas, que expidan los billetes, que controlen el equipaje y el acceso de los pasajeros. Además de personas que cumplan la función de asistente de vuelo y atienda a las personas que acaban de embarcar. Este esquema se magnifica cuando se trata de vuelos internacionales donde, además de todos estos oficios, hay que contar al personal de aduanas y al que revisa la documentación, los visados y los pasaportes. Además, no hay que olvidar al resto de trabajadores de los aeropuertos, desde los controladores aéreos -sin los cuales no podría despegar ni aterrizar ningún avión-, hasta los acomodadores de equipaje, los conductores de vehículos en pista, los mecánicos, los empleados de las empresas de catering, los dependientes de las tiendas y los bares y los encargados de recargar combustible, entre otros.
Teléfonos de interés:
Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea(Aena):902 404 704

Guías turísticos y personal de hoteles y cruceros
Las vacaciones de invierno representan, para muchos, la oportunidad de viajar. Y allí donde haya un turista, habrá un guía, un trabajador del sector de la hostelería o un empleado a bordo de un crucero. Cuando una pareja, una familia o un grupo de amigos decide recibir el año en otro país o a bordo de un barco, la maquinaria del sector turístico se pone en marcha. Y con ella, sus operarios. Los guías turísticos que acompañan a los viajeros en estas fechas, pasan la Nochevieja en la ciudad a la que han sido destinados. Los empleados de los hoteles, desde el conserje y las asistentes de planta hasta quienes cocinan y los camareros, también están de servicio.
Quizá sean menos de los habituales, pero siempre se forma una cuadrilla de servicios mínima para atender a los huéspedes. En cuanto a los cruceros... se dice que son ciudades flotantes, y es cierto porque, dada la variedad de servicios, engloban todo lo anterior. Aunque la tripulación puede ser más o menos numerosa en función del tamaño del barco y de la cantidad de pasajeros, ronda las trescientas personas, o incluso más. Aquí hay que contar, además del capitán, a los marineros, los técnicos e ingenieros que mantienen el buque en marcha. Y también hay que sumar a todo el personal del alojamiento, la restauración y el entretenimiento. Todos ellos reciben el nuevo año en su puesto de trabajo.
Empleados de hostelería y restauración
Al igual que los cruceros, los cotillones de fin de año constituyen un buen ejemplo de quienes trabajan en este sector de servicios. Camareros, cocineros y personal de limpieza son muy demandados para esta fecha; incluso de modo puntual. En el terreno de la hostelería, muchas ofertas de trabajo son de carácter temporal y están dirigidas a personas con experiencia que tengan interés en trabajar en días de fiesta. Para quienes no tienen familia, suele ser un buen plan, ya que la contraprestación por estar de servicio de noche y en una fecha festiva es un incremento en el sueldo. El incentivo monetario compensa. A estos roles profesionales -ligados a la restauración- hay que añadir también los oficios relacionados con el alojamiento y la recepción de huéspedes, desde los conserjes a los aparcacoches.
Músicos, pinchadiscos y técnicos
Nochevieja es sinónimo de fiesta, tanto en salas y discotecas como en pubs y restaurantes. En estos recintos, además del personal de hostelería, muchas otras personas trabajan; entre ellas, decenas de pinchadiscos, que animan los festejos en todos los rincones del país. Al igual que los DJ, cientos de músicos profesionales despiden el año sobre pequeños y grandes escenarios. Y, en este último caso, no están solos. Cuando se trata de ofrecer un concierto, los músicos y los cantantes comparten trabajo con los técnicos de iluminación y sonido, el personal de seguridad y el personal de transporte de los instrumentos y los equipos.

Presentadores de televisión y periodistas
En este ámbito, al plantear quiénes trabajan en Nochevieja, es casi imposible olvidar el glamour de los presentadores que acompañan las famosas campanadas. Sin embargo, aunque ellos no comen las uvas junto a sus familias, están rodeados por muchos otros compañeros de trabajo, desde técnicos de sonido, especialistas en iluminación y cámaras, hasta maquilladores, estilistas y encargados de vestuario. Algo parecido ocurre con los periodistas y fotógrafos; en especial, con los que trabajan para agencias de noticias o llevan alguna corresponsalía.

Call Centers, aseguradoras y servicios de atención al cliente
Tanto en las centralitas como en los servicios de atención al cliente, numerosos operarios y operadores "invisibles" trabajan en Nochevieja. En este entorno hay dos tipos de profesionales que trabajan los días de fiesta: los agentes que recogen las llamadas y el personal que mantiene la maquinaria en marcha. Entre los primeros están, los agentes de los call centers de siniestros, que están toda la noche atentos por si se rompe una tubería o la caldera en casa y empieza a hacer frío, o el cliente tiene un accidente con su coche.
Detrás de estas personas están los técnicos, pendientes del móvil y del portátil por si se caen las máquinas, o el servicio automático para dar de alta una avería, o si falla el casco o el teléfono de un operador. En esta misma línea, también trabajan las aseguradoras, los bancos (con todos sus servicios automáticos para mandar dinero) y los teleoperadores de contenidos de televisión (como los que gestionan los sistemas de televoto de los concursos). Todos ellos responden a dos perfiles: el agente mileurista, que para hacer un poco más de caja, se queda en Nochevieja, y los técnicos encargados de mantener los servicios.

28.12.09

"La vida cambia: una cosa es el plan inicial y otra, la realidad"

Dolores Mendoza, logopeda ecuatoriana, sólo iba a marcharse tres años de su país, pero ya está a punto de cumplir una década lejos de su tierra


Dolores Mendoza se marchó de Ecuador hace diez años y llegó al País Vasco hace seis. Tras vivir en Cataluña y Portugal, recaló finalmente en Barakaldo, donde tenía a una amiga colombiana que le contó «maravillas» del lugar. En la actualidad, Dolores es propietaria de un locutorio, que regenta junto a una de sus hijas, y afirma sentirse «muy feliz» con la vida que ha elegido, pese a todas las renuncias. Una década después de subirse a aquel avión en Quito, siente que aquella experiencia «ha valido la pena».

«Nunca es fácil -opina-. Todos los inmigrantes sufrimos y lo pasamos mal en algún momento del camino. Da igual por qué has venido aquí, por qué te has ido de tu tierra o por qué te has quedado lejos más tiempo del que tenías previsto: a todos nos cuesta». Y razones no le faltan para pensar de esta manera porque Loli -como la llaman todos- dejó su país, su familia, su trabajo y su carrera. «Cada persona tiene un motivo para emigrar y, aunque muchas veces esa decisión está relacionada con la subsistencia y el dinero, no siempre es así», subraya. Ella se fue de Ecuador por el acoso que sufría de su ex pareja. «Desde el punto de vista material y profesional, lo tenía todo allí. Trabajé como administrativa en un hospital, mientras estudiaba. Cuando me gradué como logopeda, abrí mi propio centro, donde había una guardería para niños discapacitados. Tuve la suerte de poder formarme y completar mis estudios. Me iba bien, trabajaba en lo que me gustaba», explica Loli, aunque matiza que su vida personal no era tan buena: «Me sentía presionada y no quería continuar así. No podía... Esa fue mi razón para marcharme. Estaba cansada y necesitaba un respiro, poner distancia, estar en paz».

Le costó dejar atrás su vida, pero confiaba en que su proyecto migratorio sería más breve. «La idea era estar lejos durante tres o cuatro años, trabajar en lo que pudiera y regresar cuando la situación se calmara -argumenta-, pero la vida cambia: una cosa es el plan inicial y otra, la realidad. De hecho, si es por planificar, yo tendría que estar en Italia, no aquí».

Aventura portuguesa
Una ex compañera de la universidad estaba viviendo en Italia y le había ofrecido irse allí, a trabajar como asistenta. Aunque no era un plan ideal, sí fue el proyecto que la puso en movimiento. «Vine primero aquí, a Barcelona, donde tenía a otra amiga, encontré trabajo en el sector de la hostelería y me quedé allí. Tenía más confianza con ella y la facilidad de compartir el idioma, así que nunca fui a Italia», rememora Loli.

En Cataluña descubrió que le gustaba ser camarera, «lo disfrutaba realmente», reflexiona, pero antes de eso tuvo que sobreponerse al cambio. Y asimilarlo. «Entre lo que hacía en Ecuador y lo que venía a hacer aquí, había una diferencia notable. No es fácil asumir que vas a dedicarte a otra cosa cuando eres una profesional cualificada. Fue un poco fuerte y pensé en dejarlo todo y volver, pero mi orgullo me lo impidió», confiesa.

Su fuerza de voluntad y su capacidad de «arriesgarlo todo» la llevaron hasta Portugal, donde se atrevió a regentar un bar. «Me fue bien con el negocio, pero tenía la barrera del idioma y, al ser extranjera, me ponían pegas por todo. Aguanté así un año y pico, pero me sentía sola y decidí ponerle remedio. Vendí el bar y me fui». Sin miedo a empezar nuevamente desde cero, Loli recaló en Barakaldo, donde tenía una amiga que la animó en su decisión. «Si me hubieran contado este desenlace, no me lo habría creído -admite-. Es muy distinto de lo que imaginé, pero me siento feliz. Tengo pareja y mis hijas viven conmigo».


22.12.09

Comunidad hiperlocal: los vecinos aconsejan

El barrio y la comunidad se revalorizan como fuente fiable de información y conocimiento

Las herramientas de comunicación avanzan a paso de gigante. Google, Facebook, Twitter, conexiones vía satélite, blogs, periódicos y revistas on line, noticias en el móvil, ordenadores portátiles con conexión a Internet, antenas de radio y televisión que emiten desde (y hacia) todas las partes del mundo. Cada vez es más sencillo estar informado; saber qué pasa en Afganistán, en Somalia o en Honduras. Conocer en tiempo real el desarrollo de una reunión y desayunar mientras se escuchan las noticias en una emisora extranjera. La globalización en un hecho, ¿pero qué pasa con el barrio? ¿Cuánto se sabe de lo que ocurre en la calle? ¿A quién se puede preguntar si la nueva carnicería tiene productos de calidad o por qué se han registrado varios cortes de luz en una semana? Varios jóvenes emprendedores de distintos puntos del país se han hecho estas preguntas y han sacado algunas conclusiones. La primera: los grandes medios de comunicación no recogen el día a día de los barrios, excepto cuando ocurre algo importante que los coloca en los titulares del telediario. La segunda: es más fácil enterarse de lo que ocurre al otro lado del mundo que conocer la actualidad del vecindario. Y la tercera: los vecinos desempeñan un papel fundamental en la sociedad y en la vida cotidiana, aunque cada vez haya menos tiempo para detenerse unos minutos en la acera, en la tienda de la esquina o en el portal con el fin de hacer alguna consulta o conversar.

Regreso al ámbito hiperlocal
El resultado de estas reflexiones se ha traducido hasta el momento en dos periódicos digitales de barrio (gestionados por la empresa Intropía, en Madrid) y en el portal Askaro (contracción de la expresión sajona "ask around", preguntar alrededor), una nueva plataforma hiperlocal que da cabida a la información de los barrios de varias ciudades del mundo. Ambas iniciativas, de reciente creación, vieron la luz por separado de manera diferente. Sin embargo, comparten un mismo objetivo: rescatar el valor de la comunidad y los vecinos como fuentes fiables de información y conocimiento. La intención es "hacer barrio" y ofrecer a éste una nueva plaza, como señala Luis de la Cruz. El cofundador de Intropía, responsable de los periódicos 'Somos Centro' y 'Somos Malasaña', comentaba en una reciente entrevista con CONSUMER EROSKI que el punto de partida para dar vida a estos proyectos fue conversar con todos los agentes sociales de los barrios; retomar la costumbre de hablar, preguntar y estar en contacto.

En pleno siglo XXI, cuando la tecnología se cuela en todas las facetas de la vida cotidiana, De la Cruz utiliza el símil de la plaza, un lugar tradicional de intercambio y encuentro. No es el único. Algo parecido hace Eduardo Manchón que, al hablar de Askaro (el portal que acaba de crear junto a Ubaldo Huerta), resucita la expresión del "boca a boca", el modo más primitivo de enterarse de la actualidad del barrio. El objetivo es regenerar la comunicación entre los vecinos. Para ello diseñaron esta herramienta, que sirve para intercambiar información útil de manera desinteresada y colaborativa. Se ofrece la infraestructura y los vecinos determinan el contenido. Puesto que el portal es muy reciente, todavía se desconoce de qué manera evolucionará, pero se espera que que se convierta en un espacio de colaboración ciudadana, más que un sitio de promoción comercial.
Los temas que despiertan interés
Tanto en Askaro como en los periódicos digitales de Intropía, la participación es la clave. Sin esa interacción no podrían mantenerse. En los diarios 'Somos Centro' y 'Somos Malasaña', los vecinos pueden dejar constancia de sus inquietudes, plantear temas y hasta abrir sus propios blogs. En el caso de Askaro no hay noticias, sino las preguntas y respuestas de los usuarios.

Cualquiera de los tres sitios web abarca curiosidades y variedad de asuntos como para escribir un libro de anécdotas. No obstante, se detectan algunas líneas temáticas fundamentales:
  • Problemas de convivencia urbana. Las preguntas, quejas y denuncias sobre los comportamientos de otros ciudadanos o los fallos en los servicios y las infraestructuras son moneda de uso corriente en estos portales. Cuestiones como dónde aparcar, quejas por el ruido de las persianas de los bares, toques de atención a los ayuntamientos por los servicios de recogidas de basura, solicitudes de mobiliario urbano (incluido un urinario público) o preguntas sobre por qué no se reparan los baches de una calle determinada son frecuentes cada día en estas páginas web. No faltan tampoco las discusiones sobre la peatonalización de algunas zonas, las propuestas para mejorar el estado de los monumentos o las preguntas acerca de quiénes son los dueños de muchas fincas abandonadas. En cuanto a los servicios, hay quienes incluso interrogan a sus "vecinos virtuales" sobre por qué el agua sabe a cloro en algunas partes de la ciudad o hasta cuándo durará un corte en el metro.
  • Ocio y alimentación. Ésta es otra de las grandes líneas temáticas de las páginas hiperlocales. ¿Cuál es el bar más barato del barrio? ¿Dónde sirven buenas tapas? ¿Cuál es la mejor zona comercial? Respecto a la gastronomía, la diversidad de preguntas y respuestas es amplísima. Lo mismo puede decirse del ocio, otro gran protagonista de la comunidad virtual. Recomendaciones de restaurantes, direcciones de cines que proyectan filmes en versión original, pubs de ambiente tranquilo o lugares con conexión wifi gratuita son consultas habituales. Incluso hay quien se anima a pedir consejo sobre dónde pasar la tarde con los niños porque se le han agotado las ideas.
  • Vivienda. Los temas relacionados con el hogar ocupan un lugar muy importante en estas iniciativas, desde cuestiones generales, como preguntar por pisos que se alquilen en la zona o pedir recomendaciones sobre algún administrador de fincas, hasta preguntas particulares, como solicitar el teléfono de un fontanero de confianza, un pintor económico o la dirección de un especialista en plagas para erradicar una invasión de chinches en el edificio.
  • Servicios varios. Los mensajes que solicitan datos sobre comercios y servicios específicos son los más variados. Se consulta sobre videoclubes, peluquerías, centros de estética o puntos de venta de té natural. También hay numerosos "post" acerca del clásico "manitas" con experiencia, una buena canguro para confiarle el cuidado de los niños o locales donde adquirir un casco para la moto a un precio asequible.
¿Es fiable?
El listado de consultas podría ocupar varias páginas. Sin embargo, hay una pregunta fundamental: ¿son fiables las respuestas? Este asunto no es menor, sobre todo en asuntos delicados, como la elección de una niñera, una guardería o un centro de estética, vinculado a la salud. Si bien es necesario registrarse para poder participar, y este proceso requiere facilitar una dirección de correo electrónico a los administradores, en ningún momento se exige al usuario que aporte sus datos reales. Se genera un cierto anonimato que ampara a los vecinos y podría dar lugar a respuestas tendenciosas o malintencionadas.

No obstante, en el caso de los periódicos de barrio se lleva a cabo una gestión de contenidos. La exigencia por parte de los periodistas es dar un contexto y contrastar las informaciones o los vídeos que se envían antes de publicarlos. Askaro funciona de modo diferente: al no disponer de un equipo humano encargado de filtrar los contenidos, son los propios usuarios quienes los controlan. El modelo se enmarca en la construcción del conocimiento colectivo (como la Wikipedia), donde cada uno aporta sus conocimientos y tiene potestad para corregir, completar o refutar una respuesta que considere equivocada, fuera de lugar o incompleta. En esta comunidad virtual se trabaja con el concepto de reputación asociada a cada vecino, que puede ser mejor o peor según la valoración de los demás internautas.

Tanta importancia se ha dado a este tema, que se ha creado una pestaña denominada "Héroes de barrio", inspirada en la canción de Kiko Veneno. Es un espacio donde se destaca a quienes se considera como mejores vecinos porque ofrecen mejores respuestas. Son personas a quienes les gusta colaborar y compartir información, los dinamizadores de los barrios y el motor de este tipo de portales. En el ámbito de los periódicos que gestiona Intropía, también hay vecinos más comprometidos y activos que otros. Son quienes transmiten la información a través de las redes sociales en las que participan o quienes crean un blog cívico, ciudadano, y lo mantienen.

21.12.09

"Da igual que los niños jueguen en misa; hay buena megafonía"

El sacerdote moldavo Petru David avanza cómo será la celebración de la Navidad en la antigua iglesia de Derio, donde se reúnen los ortodoxos

San Cristóbal, la primitiva iglesia de Derio, tiene más de 700 años. Fue edificada por los labradores de Vizcaya y, actualmente, forma parte del patrimonio histórico del municipio. Pero no es un monumento inerte. Al contrario: su interior está lleno de actividad y de vida. Desde hace unos pocos años, el templo es un lugar de oración y de encuentro para cientos de feligreses ortodoxos -rumanos, rusos, griegos y moldavos- que se congregan allí cada semana para celebrar el culto religioso y practicar su fe.

La entrevista con Petru David, el sacerdote de la comunidad, tiene lugar en la iglesia tras la celebración de una misa ordinaria a la que han asistido decenas de fieles. «Hoy es sábado y hay poca gente. Los domingos suelen venir más personas», indica el joven religioso. Cada domingo se reúnen allí unos 150 creyentes, y la cifra se dispara a 1.500 en las fechas especiales, como San Nicolás (que fue el 6 de diciembre) o Nochebuena, la celebración que se aproxima.

Pero a él los números le dicen poco. Lo más importante, dice, es «ver a la gente que vive su fe». El compromiso y la constancia de los fieles ha sido, de hecho, la pieza fundamental para consolidar la Iglesia Ortodoxa en Vizcaya. «Yo vine a España como sacerdote, enviado por el patriarca Joseph Pope y a petición de la comunidad rumana, hace casi cinco años. Al principio, me radiqué en Santander y durante un buen tiempo, oficié la misa allí y en el País Vasco. Iba y venía en autobús, un domingo en cada sitio, y aquello era bastante complicado porque no podía dedicarme totalmente a ninguna de las dos congregaciones. Además, mi señora estaba embarazada y la frecuencia de los viajes requería mucho sacrificio».

Una de las muchas diferencias que hay con la Iglesia Católica -de la que se separó hace casi mil años- es que los sacerdotes ortodoxos pueden estar casados y formar una familia. «Es bastante razonable que así sea porque, ¿cómo puede uno aconsejar a una pareja o hablar sobre la vida en familia si no sabe lo que es levantarse a las cuatro para ir a la farmacia a buscar un medicamento para los niños?», pregunta Petru mirando a su hijo mayor, que juega junto al altar.

Mantener la tradición
«Es importante que vengan los niños al templo. De ese modo se transmite la religión y la cultura», explica el sacerdote. «Y no importa que jueguen durante la misa... hemos instalado un buen sistema de megafonía», agrega sonriendo. También han colocado varias reproducciones de pinturas bizantinas entre las que puede verse la imagen de San Nicolás, aunque, eso sí, «todas están sujetas a estructuras desmontables, ya que no podemos hacer obras dentro de la iglesia», puntualiza.

A propósito de San Nicolás y los niños, Petru explica que en países como Rumanía -de donde son oriundos la mayor parte de sus feligreses- la celebración de la Navidad comienza el 6 de diciembre, cuando los pequeños reciben los regalos. «A partir de ese momento, el ambiente se vuelve especial. Los villancicos tienen un papel protagonista y las personas se reúnen en las casas para cantar. Diciembre es un mes muy importante y lo vivimos con gran regocijo y alegría. La misa de Nochebuena es diferente; es más larga, se canta más y se celebra por la noche, a partir de las 23 horas. Aquí en Derio lo haremos antes, a las seis de la tarde, porque muchos dependen del autobús». Han adaptado el culto a la realidad de los feligreses. «Intentamos mantener las costumbres, aunque a veces es difícil», apunta la esposa de Petru, que lo acompaña durante la charla. «Nunca imaginé que fuera a emigrar. Pero estar casada con un sacerdote es también una misión».


17.12.09

Compartir piso cumplidos los 30

Este fenómeno reciente, producto de la crisis económica y de la precariedad laboral, permite hacer frente a los gastos

Son mujeres y hombres adultos con empleo. Muchos son profesionales que se han formado en la universidad. Algunos todavía estudian y compaginan posgrados, másteres o cursos con sus obligaciones laborales. Unos vienen del extranjero, otros han nacido en España. También hay padres de familia separados o divorciados. Pero todos tienen más de 30 años y comparten piso. Su situación es un fenómeno reciente producto del cambio social, de la crisis económica y de la precariedad laboral.

Un fórmula para todos
Convivir con amigos, conocidos o compañeros de estudios durante un tiempo es una fórmula habitual entre los jóvenes. Desde el punto de vista económico, el método es eficaz ya que dividir entre varias personas el importe del alquiler, las facturas e, incluso, la comida abarata de manera notable el gasto mensual individual. Es sencillo y no hay secretos: al disminuir el presupuesto en vivienda y alimentación, aumenta el poder adquisitivo en otras áreas y el bolsillo lo agradece. Esto explica que el sistema esté tan extendido entre los estudiantes universitarios y los jóvenes que acaban de entrar en el mercado laboral. Pero, ¿sólo ellos comparten piso o hay otros grupos sociales que recurren cada vez más a este mecanismo? ¿Es todavía un primer paso hacia la vida independiente o abarca más situaciones? ¿Quiénes se acogen hoy a este tipo de convivencia?

El entramado social cambia y este modelo de cooperación no sólo es válido para los jóvenes. Al contrario. La horquilla de edades se ha ampliado y cada vez hay más personas mayores de 30 años que deciden compartir piso. ¿La razón principal? El dinero. Ya sea porque los ingresos no alcanzan para mantener una vivienda en solitario o porque, a pesar de ser suficientes, no dejan margen para ahorrar. Las encuestas oficiales sobre las condiciones de vida en España ilustran bien la coyuntura.
Los últimos datos del INE (correspondientes a 2008), revelan que el 28% de los hogares españoles no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, más del 5% no puede mantener la vivienda con una temperatura adecuada y en tres de cada diez los miembros no pueden permitirse, al menos, una semana de vacaciones al año. Si a estos indicadores se añaden la inseguridad laboral y los bajos ingresos, el escenario se torna idóneo para lanzarse a la búsqueda de soluciones alternativas, como la vivienda compartida. Seis de cada diez españoles son "mileuristas", una cifra que se dispara al 70% en el caso de los trabajadores autónomos. A su vez, tal como reflejan los datos del Observatorio Joven de Empleo en España, más de la mitad de los jóvenes firma contratos de trabajo temporales, incluso en el sector público, donde el 53,5% de los hombres y el 71,7% de las mujeres trabajan de este modo. Sin mencionar que la tasa de paro se sitúa ya en el 19%.

Entonces, ¿cuáles son los principales perfiles de quienes comparten piso una vez rebasada la barrera de los 30?
  • Personas extranjeras. La inmigración ha supuesto un cambio notable en la cultura, la economía y la sociedad españolas. El aumento significativo de la población extranjera en la última década (hay casi 5.600.000 personas procedentes de otros países, según datos del INE) ha modificado de modo sustancial algunos aspectos de la vida cotidiana, entre ellos, la vivienda. Los inmigrantes no sólo han dinamizado el mercado del alquiler en España; también han sido pioneros en visibilizar la tendencia de compartir piso entre varias personas o de alquilar habitaciones en casas de familia. Más allá de los extremos de la pobreza y la precariedad (como los denominados "pisos patera"), hay un alto porcentaje de extranjeros adultos y trabajadores que convive con otras personas en su misma situación. La convivencia es breve, en un momento puntual -recién llegados, mientras encuentran trabajo o esperan concretar la reagrupación familiar...- o de larga duración. Éste es el caso de quienes residen en España durante uno o dos años con la idea de ganar el máximo dinero posible y gastar lo mínimo para enviar remesas a sus familias y regresar al país de origen con cierto capital.
  • Padres separados. Algunos padres de familia han hecho visible este fenómeno social, tras la separación o divorcio. Más del 60% de las personas que pasan por esta experiencia no tiene dónde ir. La ley vigente establece que, cuando hay hijos menores, el hogar familiar se reserva para el progenitor que tiene la custodia. La disposición está pensada para proteger a los pequeños, pero tiene consecuencias directas sobre los adultos. En especial, sobre quienes deben marcharse de casa. Las distintas asociaciones de padres separados y de asistencia familiar insisten en este aspecto y denuncian la situación de miles de personas que, con un salario normal, no pueden hacer frente a todas las obligaciones económicas. Además de la pensión para los hijos (y para la ex pareja si no tiene trabajo), muchos deben pagar la hipoteca o una parte de ella, aunque ya no vivan en el piso. Esos gastos fijos mensuales dejan muy poco margen para afrontar los costes de la vida cotidiana y el alquiler de una vivienda. De ahí que muchas personas en esta situación vuelvan a vivir con sus padres o compartan piso.
  • Desbordados por la hipoteca. Este perfil es novedoso, se originó en la crisis. Según datos del Banco de España (BDE), la deuda hipotecaria supera en este momento los 670.000 millones de euros y sigue en aumento. Son miles las familias que no pueden hacer frente a las obligaciones contraídas hace pocos años, cuando la bonanza económica invitaba al crédito, el préstamo y la compra. Ante la nueva realidad, algunos propietarios han puesto sus inmuebles en alquiler o en venta. Otros que no han podido o no han querido deshacerse de ellos, optan por compartirlos y alquilan alguna de las habitaciones. Son personas solas o parejas jóvenes quienes más lo promueven.
  • Trabajadores y profesionales. Este último perfil se superpone con los anteriores, ya que personas extranjeras, padres divorciados y propietarios agobiados por la cuota de su hipoteca son profesionales o tienen un oficio y trabajan. Sin embargo, en esta categoría también se engloban las personas que no son inmigrantes, carecen de cargas familiares y no están endeudadas, pero comparten piso. ¿Quiénes son y por qué lo hacen? Aunque hay múltiples situaciones y causas, también destacan factores comunes y tendencias. En general, son personas jóvenes, de entre 30 y 35 años, que se han marchado del hogar familiar pero no han conseguido vivir por su cuenta. Muchos tienen estudios superiores y trabajo. No obstante, el sueldo que perciben no les alcanza para vivir solos o, en su defecto, para poder ahorrar y comprar una vivienda. Algunas cifras ayudan a explicar este fenómeno: una de cada cuatro personas de entre 30 y 34 años aún vive con sus padres; entre el 75% restante hay quienes viven solos, en pareja o comparten piso, pero muchos alquilan porque no pueden cumplir con los requisitos que se exigen para convertirse en propietario. Los ingresos mínimos necesarios para adquirir una vivienda cada vez se alejan más del poder adquisitivo real de las personas comprendidas en esta franja de edad.

Los datos del último boletín del Observatorio Joven de Vivienda (OBJOVI) del Consejo de la Juventud de España detallan que una persona debería cobrar 3.478,56 euros mensuales para poder comprar una vivienda libre; un 186% más de lo que percibe en realidad. Las comunidades autónomas donde la diferencia es mayor son País Vasco (258,5%), Baleares (255,7%), Madrid (236,9%), Cataluña (222,2%) y Cantabria (201,1%). Incluso en el supuesto de que una persona pudiera adquirir una vivienda libre sin endeudarse por encima del 30% de su renta, el mismo documento señala que ese inmueble no pasaría de los 35 metros cuadrados construidos. Para hacer frente a esta realidad, el camino es capitalizarse y una solución -que no pase por continuar en la casa familiar- es alquilar con otras personas, de edades y condiciones similares, para dividir de ese modo los gastos.

El desafío de la convivencia
La mayoría de las personas que comparten piso después de los 30 comparten también una idea: la convivencia es el menor de los males. Para algunos, es el modo de emanciparse de sus padres. Para otros, es la manera de no regresar al hogar familiar tras haberse ido. Y hay quienes encuentran en esta vía el único camino para abrirse paso en un país diferente. Lo perciben como un sacrificio más o menos temporal en pos de un objetivo a medio plazo, que es lograr una independencia absoluta, en solitario o en pareja.
La palabra "sacrificio" no está elegida al azar. Más allá de lo sociable y tolerante que pueda ser cada persona y de que se genere cierta amistad con los compañeros de piso, la relación es diferente a la que se da entre personas más jóvenes, como los estudiantes universitarios. Las circunstancias personales cambian, al igual que los motivos, y no es lo mismo afrontar este tipo de convivencia con 20 años, que con 30 ó 40. En ocasiones, compartir techo con desconocidos se transforma en un desafío.

La diferencia entre la etapa estudiantil y ésta se aprecia con claridad en los propios anuncios que se publican con la intención de buscar compañeros de piso. Para evitar los fiascos, los conflictos y las pérdidas de tiempo, quienes se lanzan a compartir piso son claros en las condiciones. Se repiten palabras claves: responsabilidad, tranquilidad y respeto; tres pautas de comportamiento que promueven una convivencia llevadera, en especial, cuando la edad y la situación personal tienden a disminuir los niveles de tolerancia.

14.12.09

"Cuando bajé del avión, sentí un frío terrible en el pecho"

Se marchó de Uruguay un 31 de diciembre. Cuando el reloj marcó las doce, su avión volaba sobre Brasil; concretamente, “sobre el Corcovado”, recuerda Ivón Guarino, que no durmió en todo el viaje. Tenía 18 años, venía con su madre y su hermano, y se preguntaba “por qué todas las cosas tenían que cambiar tanto”. Era 2003 y ese año nuevo le trajo un país y una vida de estreno.
No quería irse del país. En Uruguay, donde vivía, Ivón se sentía feliz, “como cualquier persona joven que tiene cerca a sus amigos y se dedica a lo que le gusta”. Trabajaba como peluquera. Vivía con su hermano y sus padres y, cada mes, cuando cobraba, ayudaba en casa con su sueldo porque el dinero, reconoce, “no alcanzaba”. Ese fue el motivo que impulsó a su padre a emigrar. Y, tras él, un mes después, vino la madre con los hijos. “Pero yo no estaba de acuerdo -insiste Ivón-. No quería y no entendía por qué mi vida tenía que cambiar tanto de un día para otro por una cuestión de dinero”.

El viaje fue de todo, menos grato. “Estuve despierta durante todo el trayecto. Fueron doce horas llorando. No dormí”, relata antes de explicar que el cambio de año la pilló sobrevolando Brasil. “Justo pasábamos por el Corcovado, en Río”, detalla Ivón, que se fue de Montevideo un 31 de diciembre (pleno verano en el hemisferio sur) y llegó aquí el 1 de enero, bien temprano en la mañana. “Nunca olvidaré ese día. Estaba gris, era invierno, y cuando bajé del avión sentí un frío terrible en el pecho. Todavía tengo ese frío acá -dice llevándose la mano al corazón-. Estaba triste y todo me parecía raro; hasta las caras de la gente... Ahí en el aeropuerto me di cuenta de que estaba en otro lugar y entendí de golpe que mi vida había cambiado”.

Su padre los esperaba en Bilbao, donde ya estaba trabajando y había alquilado un piso. “Eligió Euskadi porque una parte de la familia tiene ascendencia vasca. La otra rama es de origen italiano, por eso nunca tuvimos problemas con los ‘papeles’. La verdad es que en ese momento yo no tenía ni idea de todo el rollo administrativo y burocrático. No valoraba, como ahora, lo duro que es salir adelante cuando eres extranjero y, encima, no estás documentado”, reflexiona.

El primer trabajo de Ivón fue vendiendo enciclopedias puerta a puerta. “Había aprendido de memoria lo que tenía que decir, pero me equivocaba, y lo pasaba muy mal. La gente a veces se reía, claro. Cuando se cerraba la puerta de alguna casa, me sentaba en la escalera y me ponía a llorar. No me gustaba ese trabajo, no sabía hacerlo. Me sentía frustrada, fuera de lugar, y entonces decidí volver sola a mi país”. Apenas habían pasado tres meses.

De ningún lugar y de todos
La aventura del regreso le duró unos pocos meses; los necesarios para comprender que “estuviera donde estuviera, siempre iba a echar de menos un sitio”. Su familia estaba aquí y, también, las oportunidades. Por eso volvió a Bilbao. “Mi madre había visto en el periódico un anuncio de trabajo. Ofrecían un puesto en una peluquería y me convenció para presentarme. Hice una prueba, me eligieron, y allí sigo hasta hoy”.

Han pasado más de seis años desde que empezó a trabajar en el salón de belleza y, desde el punto de vista profesional, se siente “realizada”. Para ella, sus compañeras de trabajo son su “segunda familia”; especialmente, Rosa, su mejor amiga. “Ella es de aquí y, hace tres años, fue conmigo a Uruguay. La llevé a mi casa, a mi barrio, para que viera cómo es la gente, cómo son las costumbres, cómo se vive allí. No quise venderle un país ni hacer turismo típico, sino compartir lo más genuino del lugar donde nací”, dice Ivón que, en estos días, ha echado de menos su tierra.

Y es que noviembre fue un mes movido en su país. Hubo emociones muy fuertes. “Clasificamos para el mundial y tuvimos elecciones generales -resume-. El partido lo seguí por Internet y fue una alegría enorme. También me alegró el resultado de las elecciones, porque el país está empezando a mejorar. Lo triste es que los uruguayos que vivimos fuera tengamos que mirarlo de lejos y no podamos participar, porque nos siguen negando el derecho al voto consular. Que te marginen así, duele”.

9.12.09

Cómo vender la casa cuando alguno de los herederos no quiere

La partición judicial de la herencia y la pública subasta permiten vender un inmueble aunque un legatario se oponga

Las herencias causan problemas. Cuando llega el momento de ejecutarlas, son habituales los desacuerdos, los reproches y las discusiones que, en los casos más extremos, desembocan en alejamientos o rupturas familiares. A la pérdida del ser querido, "una experiencia traumática que genera altos niveles de estrés", se añaden otros elementos afectivos, legales y económicos que ejercen mucha presión. Inventarios, tasaciones, documentos, abogados, honorarios, notarios, impuestos... La lista de factores es larga y sumerge a los familiares del fallecido en una vorágine administrativa que cansa y desgasta. Uno de los problemas más comunes se produce cuando se hereda un inmueble; especialmente si se trata de la vivienda de los padres. Es un escenario en el que, además del valor económico, entra en juego el emocional, que altera el modo de enfocar las cosas. Resulta evidente que no es lo mismo tomar decisiones sobre un piso cualquiera, un local o un terreno, que hacerlo sobre el hogar familiar, donde se ha pasado la infancia y que atesora vivencias y recuerdos tan valiosos como los ladrillos, la ubicación o las vistas. Sin embargo, cuando alguno de los legatarios no quiere vender el inmueble, es posible hacerlo. La partición judicial de la herencia y la pública subasta lo permiten, aunque no es la opción más aconsejable porque se consigue un precio inferior al del mercado y se dañan los intereses de todos los herederos.
Opiniones diferentes
Hay quienes ponen por encima el valor afectivo del legado, quienes tienen un punto de vista más práctico que adjudica mayor importancia al valor monetario de los bienes y un tercer grupo que, ante la pérdida de un familiar, prefieren deshacerse de todo para "cerrar el capítulo" y llevar a cabo su duelo. ¿Qué es mejor: conservar la casa o venderla? Ésta es la principal duda, motivo de debate entre los herederos que, al mismo tiempo, genera la mayor parte de los desacuerdos. Son unos conflictos de voluntades que pueden acabar en el ámbito judicial y que son más frecuentes de lo que se cree.
Las disputas por la herencia son un problema "clásico", como señala Isidro Miñerola, presidente de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA). Sea cual sea la opción, los inconvenientes empiezan cuando termina el consenso. Eso sí, siempre hay matices, puesto que no es igual si la vivienda familiar es el único bien que se debe liquidar o si hay otros bienes inmuebles que deben repartirse. El panorama también varía en función del testamento, del poder adquisitivo de los herederos y del número de beneficiarios, ya que a priori parece más fácil llegar a un pacto cuando sólo hay dos hermanos. A pesar de todo, a menudo un heredero está en contra de los demás. Entonces surge otra pregunta: ¿Es posible vender el inmueble si alguno de ellos no quiere?
Particiones, cuadernos y subastas
Como punto de partida, hay que recordar que los bienes indivisos que se heredan, en este caso un inmueble, se pueden vender aunque uno de los beneficiarios se oponga. ¿De qué manera? Mediante una partición judicial de la herencia y la posterior subasta pública del bien.
  • La partición de la herencia es, como indica su nombre, el reparto proporcional de los bienes (y las deudas) del difunto entre sus familiares o las personas que figuren en su testamento. De manera habitual, esta división es voluntaria ya que, o bien resulta clara desde el inicio o se produce de manera consensuada. Cuando no es posible llegar a un acuerdo entre las partes, se recurre a la partición judicial. Los herederos deben acudir al Juzgado de Primera Instancia y presentar varios documentos, desde los títulos de propiedad y el certificado de defunción del fallecido, hasta el certificado de últimas voluntades y el testamento (si los hay). Una vez que se expone el caso y se entrega la documentación, el juez designará a un perito, quien se encargará de formar el cuaderno particional con el reparto de los bienes.
  • El cuaderno particional. El contenido de este documento, que se elabora en todos los casos, es de suma importancia. Además de los datos del fallecido y sus herederos, en él se recoge un inventario completo del activo y del pasivo, es decir, de los bienes y las deudas. En este cuaderno se registra la liquidación de la herencia: se determina el valor neto, después de restar el valor de las deudas al de los bienes. De la cifra resultante, se indica qué parte le corresponde a cada heredero.
  • La subasta pública. El último paso, una vez que se tasa la vivienda, es subastarla de manera pública. Se elige este mecanismo porque tiene mayor transparencia y alcance. Es un procedimiento abierto, que se da a conocer en el Boletín Oficial del Estado y que se sigue con mucho interés desde varias publicaciones y portales de Internet especializados en el tema, que actualizan la información a diario. Este sistema está regulado por el Ministerio de Economía y Hacienda, que ofrece un listado de inmuebles que se subastarán, la fecha de los actos y los requisitos que se exigen a las personas que quieran asistir y pujar para adquirirlos.

Llegar a un acuerdo, la mejor solución
Aunque el trabajo de los letrados se enmarca en este tipo de procedimientos, es difícil encontrar a un abogado que aconseje seguir esta vía. Cuando no hay un testamento o una mención expresa sobre qué hacer con la vivienda que se hereda, la mejor solución es intentar que los hermanos puedan llegar a un acuerdo. Este consenso conduce a distintas soluciones, desde conservar la propiedad hasta venderla (ya sea a terceros o entre los propios beneficiarios). Incluso puede darse el caso de que uno de los hermanos ceda su parte a los demás, si es que no tienen los medios para adquirir ese porcentaje.

Cualquiera de estas opciones es mejor que subastar el inmueble. Es una solución desacertada, en general, ya que con este procedimiento se consigue un precio muy inferior al del mercado y se dañan los intereses de los herederos. Cada uno de los procesos legales necesarios para llegar hasta ese punto cuesta dinero. Hay gastos judiciales. De ahí la insistencia por llegar al acuerdo familiar, la opción más lógica y rentable: puesto que la vivienda se venderá de todos modos, es mejor que sea acorde a los precios del mercado y que la transacción no consuma los recursos económicos de los beneficiarios.

7.12.09

"Quisiera cambiar la imagen que la gente tiene de mi país"

Una beca de estudios lo llevó de Bucarest a Galicia. Sus ansias de progresar lo trajeron a Vizcaya, «un lugar que adoro» y donde vive desde hace seis años



Claudio Anghel es un joven artista rumano que estudió Diseño en Bucarest, ciudad que se conoce como el 'París del Este' por su enorme riqueza cultural. De allí se marchó con una beca Erasmus cuando aún estaba en la universidad y su destino académico fue Vigo, donde vivió tres meses. Ese viaje supuso un cambio profundo para él, pues fue a este lado del mundo donde decidió dar un giro a su vida. «La situación económica de Rumanía era bastante mala; era difícil encontrar trabajo», sintetiza Claudio sabiendo que esta parte de su historia se parece a la de otros inmigrantes. «Me quedé y, como todos, empecé buscando un empleo relacionado con mi profesión. Al principio fue duro y me costó encontrar mi sitio, pero, finalmente, conseguí trabajo como delineante en una empresa de construcción. Me fue bien hasta hace pocos meses. Me quedé en paro. Todo el mundo sabe lo que ha ocurrido con el sector».

La crisis ha trastocado los planes de millones de ciudadanos, y los extranjeros no son una excepción. Sin embargo, Claudio intenta buscar el lado positivo y aprovechar la situación para lanzarse por su cuenta. «Quiero dedicarme por completo al diseño y al arte, y usar ese lenguaje para contar cosas de Rumanía. Me gustaría cambiar la imagen que la gente tiene sobre mi país». Para él, es necesario. «Estoy seguro de que hay estereotipos, los he sentido en mi piel», apunta. «Los cincuenta años de dictadura comunista han hecho estragos en Rumanía, pero la situación ha mejorado mucho en los últimos tiempos. Si me preguntas cuál es mi sueño, te diría lo siguiente: me encantaría que el país recuperara el esplendor que tuvo en la época interbélica, cuando su agricultura daba de comer a media Europa».

Claudio sabe que es un deseo ambicioso y, por ello, se concentra en el día a día. «Me importa lo que pueda hacer yo para mejorar las cosas», dice. «La exposición de fotografía tiene esa idea como punto de partida. He elegido unas treinta imágenes que hice en mi último viaje a Rumanía y que cuentan otras cosas de la vida cotidiana, de los paisajes y la gente. Tenemos una tradición muy rica y unas costumbres que vale la pena conocer», explica antes de «invitar a todo el mundo» a recorrer la muestra.

Parte de la fiesta
La exposición de Claudio se inaugurará este sábado en la Casa Torre de Ariz, en Basauri, y estará abierta hasta el 30 de diciembre, coincidiendo con las jornadas interculturales del municipio. Durante esos días, habrá conferencias, una verbena en la Plaza Solabarria, una obra de teatro ('Arizona', de Juan Carlos Rubio) y una maratón de cine compuesta por tres filmes que se proyectarán el día 18, entre las ocho de la tarde y las dos de la mañana. La verbena marcará el inicio de esta apuesta por la diversidad cultural y contará con la participación de artistas de Ecuador y Rumanía.

«Ésta es una gran oportunidad para conocernos e interactuar con los demás», opina Claudio, que está «encantado» con el País Vasco y su gente. «Me enamoré de Euskadi -confiesa-. Me ha entrado tanto en el corazón que, sinceramente, me costaría mucho marcharme de aquí de repente. No podría». Algo similar le sucede a su mujer, a quien ha conocido aquí, aunque también es rumana. «Allí vivíamos muy cerca el uno del otro, pero nunca nos cruzamos. Fue aquí donde nos vimos por primera vez. Cosas de la vida... Nuestro hijo, David, es vasco, y no creo que nos vayamos», concluye.

1.12.09

Navidad lejos de casa

Los creyentes ortodoxos y los feligreses evangelistas preparan misas especiales en Vizcaya este mes para celebrar el nacimiento de Cristo.

Las comunidades de Europa del Este, Latinoamérica y África mantienen vivas sus tradiciones religiosas en Euskadi, donde es posible asistir a una misa ortodoxa, una reunión evangelista o una eucaristía cantada. Dos hombres de fe, el sacerdote Petru David y el pastor Albert Okoko, adelantan cómo celebrarán la Navidad este mes.

Algunas religiones o Estados tienen sus propios calendarios, pero diciembre es un mes especial en casi todos los países del mundo. Los creyentes, los practicantes e, incluso, los ateos, viven estas fechas de una manera distinta, más cálida a pesar del frío. Ya sea por la celebración de la Navidad o por la llegada del Año Nuevo, este mes invita al encuentro, a la reunión y a la familia. Pero, ¿qué pasa cuando los seres queridos están lejos? ¿y con las costumbres y las celebraciones religiosas? A miles de kilómetros de casa, ¿cómo se vive la fe?

Alrededor de 120.000 extranjeros, cientos de nacionalidades, decenas de idiomas y un puñado de religiones conforman la realidad cultural de Euskadi que, en los últimos años, se ha convertido en un mosaico de razas, lenguas y credos. En estas fechas navideñas -tan alegres y, a la vez, tan nostálgicas-, muchos viajan a sus casas para reencontrarse con sus familias. Los sentimientos, sin duda, están a flor de piel.

Sin embargo, no todo el mundo puede marcharse. Para quienes están solos aquí y, también, para quienes profesan una religión distinta a la católica romana, diciembre es un momento muy duro. Por ello, las comunidades de extranjeros más numerosas del País Vasco han logrado darle un impulso a sus iglesias y su fe. Las casas de oración, además de ser templos religiosos, son lugares de encuentro. En este reportaje, el sacerdote ortodoxo Petru David (de Moldavia) y el pastor evangelista Albert Okoko (de Congo) nos cuentan cómo se preparan para celebrar la Navidad.

El tesoro de Derio
San Cristóbal es la iglesia más antigua de Derio. Se edificó en el siglo X y, actualmente, forma parte del patrimonio histórico del municipio. Todo el mundo reconoce su valor arquitectónico, pero no son tantos los que saben que, en su interior, hay un tesoro muy antiguo y reciente a la vez. Desde hace pocos años, allí se celebra la misa católica según la tradición ortodoxa, que es la dominante en países como Bulgaria, Georgia, Grecia, Rusia, Serbia, Ucrania, Moldavia y Rumania. Precisamente, ha sido la comunidad rumana de Vizcaya la que ha solicitado la presencia de un sacerdote para darle continuidad a su fe.

Petru David, de origen moldavo, oficia la misa todos los fines de semana para unos 150 feligreses, que llegan a ser 1.500, en fechas especiales, como San Nicolás, Nochebuena o Navidad. El sacramento se celebra en rumano, aunque el Padre Nuestro se reza en varios idiomas, ya que a la iglesia asisten personas de distintas partes. "En Rumanía, la Navidad es una fiesta", explica el padre David. "Los niños cantan villancicos y la gente se reúne en las casas para celebrar el nacimiento de Cristo resucitado".

También se oficia una misa muy importante, la de Nochebuena, que suele comenzar alrededor de las 23.00 hs. Aquí en Vizcaya, lo harán antes, a las 18.00 hs, ya que el templo está algo alejado y muchas personas dependen del bus (líneas 3224 y 3517). "Para nosotros -dice David-, diciembre es un mes muy importante. Desde el día 6, San Nicolás, en adelante lo vivimos con gran regocijo y alegría. Es muy reconfortante ver aquí a las familias compartiendo".

La palabra en Bilbao
El 24 de diciembre también habrá una misa especial en Bilbao, en la Casa de Oración Buenas Nuevas (c/ Padre Larramendi, 1). Allí predica la Palabra el pastor evangelista Albert Okoko, que llegó de Congo hace cuatro años para compartir su fe. Aunque él es africano, la mayor parte de los feligreses son de origen latinoamericano, de modo que el oficio lo realiza en español. "Me ha tocado aprender", dice Okoko con una sonrisa.

Su parroquia tiene actividades todos los días de la semana y reúne a más de 150 personas, "en su mayoría, jóvenes", destaca el pastor. Y, si bien señala que "la Biblia no da una fecha exacta para el nacimiento de Jesús", también subraya que es un hecho "que nació y vivió entre los hombres, y eso hay que celebrarlo". De este modo, en Nochebuena, tendrá lugar un oficio religioso y, después, una cena de confraternización"para todos, ya que somos una gran familia", concluye.

Una misa de aguinaldos bilbaína
Durante el mes de diciembre, en Venezuela, siempre se escucha el aguinaldo, un estilo musical de origen español que se ha ido modificando con el paso de los años hasta convertirse en una manifestación cultural y religiosa típica de este país latinoamericano. La palabra aguinaldo significa "el regalo que se da a otro" (o que otro espera de uno) en la temporada de Navidad o, también, durante la fiesta de los Reyes Magos.

La costumbre, allende los mares, es celebrar una Misa de Aguinaldos (o Misa de Gallo) coincidiendo con la Navidad. Y su rasgo característico es que la música protagoniza la liturgia. De este modo, se reúnen familiares y amigos en la iglesia, que está particularmente adornada para estas fechas, y el clérigo dirige la misa que es acompañada de cantos que aluden el tema cristiano que se celebra en estas fechas. El oficio religioso tiene lugar por la noche y, al culminar, se lanzan fuegos artificiales y se toma chocolate o café.

Este año, en Bilbao, tendrá lugar la primera misa de estas características, organizada por el Consulado de Venezuela. Los preparativos comenzaron el mes pasado y, aunque aún falta determinar la fecha y el lugar del encuentro, sí se sabe que contará con la participación de la comunidad venezolana afincada en Euskadi, y que será una propuesta abierta a todas las personas que quieran vivir de cerca esta singular tradición navideña. La idea de los organizadores consiste en formar un coro infantil y juvenil, aunque no descartan la participación de adultos, tanto para colaborar con los instrumentos como para elaborar artesanalmente panderetas y sonajeros. Para conocer los detalles de la celebración, puedes solicitar más datos en la dirección de correo del Consulado (contacto@consulvenbilbao.org)

30.11.09

"Llegué con sólo seis dólares... pero estaba contentísimo"

Se marchó de Colombia en octubre de 2001 y aterrizó de este lado del mundo con mil pesetas en el bolsillo. Era todo lo que tenía y, con eso, vino directo a Bilbao. “Conocía la ciudad por los libros de diseño que utilicé en la facultad”, recuerda Luis Felipe Murcia, que empezó repartiendo bombonas de butano y, en la actualidad, desempeña su profesión como ingeniero en topografía.



Lo primero que vio de Bilbao fue un boceto de arquitectura. Era 1998 y, por aquel entonces, Luis Felipe vivía en Colombia y estudiaba en la universidad. «Tenía un libro sobre diseño de estructuras donde había varios ejemplos de obras y muchas de ellas eran vascas», explica mientras busca en su mochila. «Yo veía esas cosas y flipaba con los diseños, los autores y las ideas que tenían... Mi fascinación por Bilbao empezó ahí».

Por supuesto, ese gusto era «utópico». Sí se imaginaba visitando la ciudad, y hasta viviendo en ella, «pero no tenía ninguna base real para suponer que lo conseguiría. Aquí no conocía a nadie», subraya. Sin embargo, su madre emigró de Colombia sólo dos años después y, «por esas cosas de la vida», acabó recalando en Euskadi. «Una prima de ella, que había emigrado antes, estaba viviendo aquí. Cuando mi madre decidió venir, eligió el País Vasco por eso», sintetiza Luis.
Aquello era una coincidencia pero, aunque podrían haber viajado juntos, él se quedó. «Recién había terminado la carrera y estaba haciendo las prácticas en el Ayuntamiento de mi ciudad. Tenía una remota posibilidad de continuar allí y quise aprovecharla», señala. Seis meses después, la posibilidad se desvaneció y, con el dinero que había ahorrado, compró el billete de avión. «Llegué aquí con seis dólares, que me cambiaron por mil pesetas... No tenía ni un duro, pero estaba contentísimo».

La alegría le duró muy poco. «No encontraba trabajo -recuerda- y todos los días dudaba. No sabía si quedarme o regresar». Poco después, Luis Felipe conoció a un ingeniero que, después de entrevistarlo, le ofreció trabajo como delineante. El problema era que no tenía 'papeles'. «Averiguamos qué pasos había que dar y presentamos todo lo que pedían, pero la Administración es lenta y, durante más de un año, estuve a la espera», relata. Ese fue el periodo más duro.

«Me busqué la vida como pude. Trabajé haciendo mudanzas, en la construcción, y fui repartidor de butano. Esa ha sido mi experiencia más ingrata: cobraba 27 céntimos por bombona, dependía por completo de las propinas y llegaba a casa con la espalda destrozada». Y remata: «Me ha tocado vivir todas las facetas de la inmigración».

«Convivo con los prejuicios»
Legalizó su situación en 2004 y aquel ingeniero al que había conocido tiempo atrás le contrató. «Empecé como delineante y hoy soy director técnico de uno de los grupos de topografía», dice. Claro que, entre una cosa y la otra, Luis Felipe tuvo que homologar su título. «Ese fue otro gran reto burocrático, académico y personal. Creo que uno de los momentos más felices que viví aquí fue el día en que pude colegiarme».
No obstante, tener 'papeles' o un trabajo cualificado «no te salva de la discriminación», y Luis Felipe hace hincapié en este asunto. «Soy sudamericano, colombiano y negro, así que convivo con todos los prejuicios que te puedas imaginar. Todavía hay gente a la que le cuesta asimilar que una persona de una raza distinta pueda desempeñar una labor profesional. Lo entendí perfectamente un día en Portugalete. Estaba haciendo unas mediciones frente a una carnicería y el dueño me vio allí y se inquietó. Habría bastado con que me preguntara qué estaba haciendo yo ahí, pero no. Llamó a la Policía. Eso es triste. Cuando pasa algo así, siempre pienso que vivo donde quería y hago lo que me gusta. Eso es lo fundamental».


27.11.09

Ayudas para la emancipación de los jóvenes

En España se conceden diversas prestaciones para iniciar una vida independiente, aunque los requisitos excluyen a un porcentaje importante de candidatos

Empezar una vida independiente siempre es un momento decisivo. Dejar atrás el hogar familiar para formar uno propio supone una transición económica y emocional que no siempre es sencilla. Los cambios cuestan, aunque en ocasiones el coste se eleva más de lo previsto. Hoy en día, la coyuntura económica adversa retrasa o frena los proyectos de independización de muchos jóvenes en toda España. Nuestro país registra uno de los índices de emancipación más tardíos de Europa. Este hecho, anterior ya a la crisis, está ligado a la cultura de la propiedad (sólo el 25% de los jóvenes prefiere alquilar en lugar de comprar), al endurecimiento de las condiciones bancarias para obtener préstamos y al encarecimiento progresivo de los pisos. Hasta hace un par de años, eran pocos los jóvenes que se iban de casa si no podían afrontar una hipoteca. Hoy, ni siquiera eso: la situación económica ha reforzado y agravado la estadística, porque incluso dificulta el acceso a la vivienda en régimen de alquiler. Las repercusiones de este panorama son diversas, aunque ninguna es positiva. De ahí que los diferentes organismos públicos hayan decidido instrumentar ayudas económicas. El objetivo es que el "salto al vacío" hacia la independencia tenga, al menos, una red de seguridad.

Ayudas para el alquiler
Las prestaciones para los jóvenes que quieren alquilar una vivienda -también denominadas rentas de emancipación- entraron en vigor el 1 de enero de 2008 y son una iniciativa del Gobierno central, aunque se gestionan a través de los departamentos de Vivienda de las distintas comunidades autónomas. Las ayudas están dirigidas a personas de entre 22 y 30 años, y consisten en 210 euros mensuales que se ingresan en la cuenta del beneficiario para colaborar en el pago del alquiler de su vivienda. Si en el momento de firmar el contrato de arrendamiento el futuro inquilino necesita un aval bancario, el Estado le facilita 120 euros para cubrir los gastos de la tramitación. También pueden solicitarse otros 600 euros para la fianza del piso aunque, en este último caso, el dinero se concede como préstamo y al finalizar el contrato de alquiler o el periodo de la ayuda, esta cantidad debe devolverse.
Las subvenciones tienen una duración máxima de cuatro años, que no han de ser consecutivos. Pueden pedirse en 2010, interrumpirse, y volver a solicitarlas dos años más tarde si la persona todavía cumple los requisitos. Eso sí, son acumulativas, de modo que, una vez que se agota ese periodo, cesan. También se interrumpen cuando el beneficiario cumple 30 años, si su salario aumenta y supera los 22.000 euros brutos anuales, o cuando cambia su situación patrimonial, ya que por ley el receptor no puede tener más de 108.182 euros. El tope de patrimonio e ingresos, así como el límite de edad, obedecen a que estas prestaciones están orientadas a los jóvenes que más las necesitan: se considera que el momento más difícil para emanciparse está en la horquilla de 22 a 30 años y que con un salario superior a los 1.800 euros brutos mensuales (o un respaldo económico importante) es posible afrontar el alquiler de un piso sin recurrir a las ayudas sociales.

Aunque para muchos jóvenes 210 euros mensuales no alcanzan para cubrir ni la tercera parte del alquiler de su vivienda, el ahorro de dinero es cuantioso. Son 2.540 euros anuales o, a largo plazo, 10.080 euros si la prestación es completa y se extiende durante los cuatro años previstos. A su vez, cuando el beneficiario solicita los 120 euros para el aval y los 600 euros para la fianza, el ahorro en el primer mes se eleva a 930 euros. Otro punto muy importante es el beneficio fiscal, ya que las ayudas sólo se aplican para los alquileres que estén declarados en Hacienda. De esta manera, la renta de emancipación es compatible con la deducción fiscal a favor del inquilino. En números, esto significa que, a partir de la declaración de la renta, el joven beneficiario de la prestación de emancipación puede deducir el 10,05% de la cantidad que pague por su vivienda.

Requisitos, condiciones y límites
Para acceder a la renta de emancipación, es necesario cumplir ciertos requisitos. Algunos, como la edad, están claros desde el principio. Pero hay otros -igual de estrictos- relacionados con el trabajo y el dinero. Así como existen topes máximos de salario y patrimonio, también hay unas condiciones básicas que debe cumplir el solicitante. Ha de tener empleo (o haberlo tenido en fechas recientes). Las ayudas al alquiler están dirigidas a los jóvenes que disponen de una fuente regular de ingresos, ya sean trabajadores (por cuenta propia o ajena), becarios de investigación, o perciban una prestación por desempleo o incapacidad. A su vez, deben acreditar una vida laboral de seis meses de antigüedad como mínimo o, en su defecto (y también como mínimo), un contrato de trabajo semestral, que se cuenta a partir del día de la solicitud de la ayuda. Es imprescindible tener ingresos de dinero demostrables y regulados por la Seguridad Social mediante el historial de trabajo o un documento contractual que refrende la previsión de tener un salario.

Los ingresos, la estabilidad económica y la edad del solicitante no son las únicas condiciones. Hay otras que están relacionadas con el inmueble, el arrendatario y el contrato de alquiler.
  • El joven que solicita la ayuda debe figurar en el contrato como inquilino (tanto si alquila el piso él solo como si lo comparta con alguien).
  • Para que se pueda instrumentar la prestación, ese arrendamiento debe estar declarado en Hacienda.
  • El dueño del inmueble no puede ser familiar directo del inquilino, ni en primer ni en segundo grado de consanguinidad o afinidad.

La solicitud de estas ayudas se desestima cuando no hay un contrato de alquiler escrito con el nombre del solicitante, cuando el dueño del inmueble no declara ese ingreso en Hacienda y si el piso en cuestión pertenece a los padres, los abuelos o los hermanos del joven o de su cónyuge, si está casado (sí se puede, sin embargo, alquilar el piso de los tíos).

Ayudas excluyentes
Todas estas condiciones que se imponen a los inquilinos y a los dueños de los pisos tienden a evitar los fraudes, la evasión fiscal y la irregularidad laboral. Pero también actúan de manera excluyente y miles de jóvenes quedan sin opción a esta prestación social, debido a una disociación entre la manera en que debería funcionar la gestión y el modo en el que marcha. Se estima que seis de cada diez alquileres no se declaran a Hacienda y que seis de cada diez trabajadores son mileuristas o, peor aún, "submileuristas", un neologismo que ha nacido en esta época de crisis. Según el Instituto de la Juventud (INJUVE), sólo el 30% de los jóvenes de entre 25 y 29 años es autosuficiente; el resto recibe ayuda económica de familiares o del Estado. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística sitúan ya en el 19% a la población en edad de trabajar que está en paro. Hay un trecho entre los esquemas y la realidad. Por ello, los requisitos se convierten en limitantes y, como tales, reciben duras críticas.
Muchos jóvenes universitarios, menores de 22 años, se trasladan de ciudad para cursar sus estudios y, si bien una parte de ellos fija su residencia en colegios mayores, hay un sector importante que decide alquilar pisos compartidos para abaratar los costes. Son menos quienes se lanzan al mercado laboral o a vivir en pareja antes de los 22, pero también los hay y, en ambos supuestos, quedan excluidos de la renta de emancipación. Las ayudas al alquiler no son acumulables. El Estado facilita 210 euros mensuales por arrendamiento, no por persona. Esto significa que si dos jóvenes que cumplen con los requisitos para acceder a la prestación deciden compartir vivienda, los 210 euros se repartirán entre ambos.

La renta de emancipación no contempla al sector más vulnerable de los jóvenes, que hacen trabajos puntuales, afrontan la precariedad laboral o no están dados de alta en la Seguridad Social. Tampoco cubre la comisión de las inmobiliarias por su gestión en los arrendamientos (equivalente a un mes de alquiler o, incluso, al 10% del alquiler anual). Por otra parte, deja fuera a los arrendamientos no declarados. En estos casos es habitual que cuando el inquilino le plantee la opción al propietario, éste se niegue o le exija pagar más al mes para que sus ingresos no se resientan. Pero la renta de emancipación no es compatible con las demás ayudas para jóvenes incluidas en el Plan Estatal de Vivienda, si bien se puede combinar con otras prestaciones autonómicas o municipales.

Otras ayudas
Desde que se puso en marcha, la renta de emancipación se ha convertido en la ayuda pública más conocida por (y para) los jóvenes. Sin embargo, no es la única, ya que el Plan Estatal de Vivienda contempla otras cuatro opciones:
  • Ayudas a los inquilinos. Están dirigidas a personas jóvenes, menores de 35 años, cuyos ingresos familiares anuales no excedan en 2,5 veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), es decir, que en 2009 no superen los 15.817 euros (el baremo se ajusta todos los años). La duración máxima de esta ayuda es de dos años y el tope se fija en el 40% de la renta anual o, en su defecto, en 2.880 euros.
  • Ayudas para comprar viviendas protegidas nuevas. Se dirigen a los promotores para uso propio, los adquirientes o los adjudicatarios de vivienda protegida. Hay unos requisitos determinados, según se trate de unos u otros. Se podrá acceder a préstamos convenidos -concedidos en condiciones más ventajosas que las habituales, pactadas entre el Ministerio de Vivienda y entidades de crédito- y obtener un subsidio para los citados créditos.
  • Ayudas para adquirir viviendas ya construidas. Sus beneficiarios son los mismos sectores que reciben las ayudas anteriores, y las prestaciones y condiciones son casi las mismas (salvo alguna excepción puntual). La diferencia radica en el tipo de inmueble, ya que se orientan a la adquisición de viviendas (libres o protegidas) en segunda o posterior transmisión, a las viviendas protegidas que antes se destinaban al arrendamiento, a las viviendas libres de nueva construcción y a los inmuebles protegidos de nueva construcción, en primera transmisión, con superficie útil hasta 120 metros cuadrados, destinados a familias numerosas que no los hayan comprado al cabo de un año.
  • Ayudas para la rehabilitación del inmueble. Estas prestaciones están pensadas para los usuarios de viviendas (sean propietarios o inquilinos) cuyos ingresos familiares no superen en 3,5 veces el Salario Mínimo Interprofesional: 2.184 euros mensuales. Si las ayudas las solicita una comunidad de propietarios para rehabilitar un edificio, el 60% de los mismos debe tener ingresos familiares inferiores a 5,5 veces el SMI. Aunque estas prestaciones no sólo se orientan a la gente joven, son una opción que debe tenerse en cuenta, ya que es más barato comprar o alquilar una vivienda que necesite mejoras, que hacer lo propio con un inmueble de nueva construcción.

Además del Plan Estatal de Vivienda, hay otras prestaciones de carácter autonómico o municipal diseñadas para impulsar la emancipación de los jóvenes. La variedad de ese abanico es muy grande; tanto que el Consejo de la Juventud de España (CJE) ha decidido reunirlas, clasificadas por provincias y municipios para simplificar la pesquisa. Esta plataforma ha creado una página web monográfica sobre las prestaciones para la vivienda, donde cualquier usuario puede acceder al buscador de ayudas.

Situación y propuestas de los jóvenes

Una de las iniciativas del Consejo de la Juventud de España es la creación del Observatorio Joven de Vivienda, una entidad que recaba datos sobre este tema y los ofrece, sistematizados, de manera trimestral. El último boletín que ha publicado corresponde a los primeros tres meses de 2009 y las cifras dibujan muy bien las dificultades de los jóvenes para acceder a una vivienda, como propietarios o en régimen de alquiler. A tenor del coste del metro cuadrado y los ingresos que se perciben, el Observatorio señala que 42,9 metros cuadrados es la superficie máxima a la que una persona joven puede aspirar en nuestro país al comprar una vivienda, y 42,1 metros cuadrados si quiere un arrendamiento. Este organismo indica que, hoy en día, los ingresos mínimos necesarios para comprar una vivienda libre rondan los 2.890 euros mensuales, una cifra que está un 133,15% por encima del salario medio de una persona joven.

El vicepresidente del CJE, José Luis Arroyo Sánchez, subraya que el proceso de emancipación en España es muy tardío en comparación con la Unión Europea. Un dato muy significativo es que una de cada cuatro personas de entre 30 y 35 años aún no ha podido desarrollar su proceso emancipatorio. Desde su punto de vista, las ayudas directas que se han desarrollado pueden ser buenas "medidas transitorias", pero no solucionan el problema de fondo, "la falta de un parque de viviendas de titularidad pública destinadas únicamente al alquiler". Ésta es la principal demanda del Consejo, que considera imprescindible reorientar las políticas y los recursos hacia una gestión colectiva que involucre a todas las instituciones, y destinar esfuerzos y dinero para construir esos inmuebles, tal como han hecho otros países de Europa, con muy buenos resultados.

24.11.09

Viajar en tren-cama

Dormir en los trenes con camas y literas ahorra tiempo y dinero en los viajes, aunque el descanso se resiente

El servicio de los trenes los diferencia de otros medios de transporte: para los largos recorridos por Europa, son los únicos que cuentan con camas y literas destinadas al descanso de los viajeros. Estos pueden dormir en mejores condiciones que en un asiento normal de tren, autobús, coche o avión. No todos los convoyes son iguales, ni es lo mismo pasar la noche en un camarote privado que en un compartimento con literas. Hay distintas opciones, que se reflejan en la comodidad y en los precios. Pero todas ellas tienen ventajas e inconvenientes.

Trayectos con encanto
Además del uso cotidiano en los trazados de cercanías, el tren es una opción adecuada para recorrer grandes distancias, ya sea por motivos de trabajo o turismo. Si bien los vuelos baratos se han convertido en la alternativa estrella de los últimos años, tanto turistas como empresarios no han renunciado a las vías férreas por los puentes aéreos. En Europa, quienes lideran el uso de este medio de transporte son los suizos, tanto por la frecuencia anual con que lo utilizan como por la cantidad de kilómetros que recorren. No obstante, España avanza en esa misma dirección y, con la incorporación de las nuevas líneas de alta velocidad, cada vez son más los viajeros que se decantan por esta alternativa.

Entre las diversas razones que explican esta preferencia destacan la puntualidad, la comodidad y la facilidad de acceso a las estaciones, situadas en zonas céntricas y bien comunicadas con los medios públicos de transporte. A estos factores prácticos se suman otros más subjetivos -como el valor del paisaje o el encanto cinematográfico del tren- que, a pesar de ser intangibles, son a menudo decisivos. Para un gran número de viajeros, el disfrute del trayecto es tan importante como llegar al destino, aunque se tarde más tiempo o, incluso, resulte más caro.
Las opciones
El tren es el único medio de transporte terrestre que permite a sus pasajeros dormir en camas o en literas. Las opciones son variadas y, aunque cada compañía ferroviaria tiene sus particularidades, a grandes rasgos hay tres alternativas:
  • Asiento reclinable: como su nombre indica, es una butaca que, al extenderse, permite viajar en una posición menos erguida, ya que se asemeja a una cama. En general, estas plazas se agrupan en camarotes con capacidad para seis personas. Las dimensiones del habitáculo y de los asientos son reducidas y esto puede resultar incómodo, sobre todo, cuando no se viaja en grupo y hay que compartir el espacio con personas desconocidas. Es la opción más económica y los asientos son confortables.
  • Literas: también denominadas "couchettes", se distribuyen en camarotes de cuatro o seis plazas. En ocasiones, estos compartimentos cuentan con un pequeño aseo para uso exclusivo de sus ocupantes. Están colocadas en dos niveles y son estrechas -en promedio, tienen unos 70 centímetros de ancho-, pero son cómodas ya que permiten descansar en posición horizontal.
  • Coche cama: es la alternativa que brinda mayor comodidad e intimidad al viajero, pero también la más cara. Es un compartimento privado, con llave, en el que se habilitan una o dos camas y aseo propio. Sin entrar en las posibilidades de los trenes de lujo, que pertenecen a una categoría distinta, también hay coches cama (o "sleepers") con baño completo, televisión y minibar. Las prestaciones son similares a las de cualquier hotel estándar. En algunos casos, la cena y el desayuno están incluidos en el precio.

Aunque los costes varían en función del trayecto, pueden utilizarse como referencia las tarifas del tren que cubre el trayecto Madrid-Lisboa. Un viaje de ida y vuelta, en asiento reclinable, costaría 94,40 euros; 134,15 euros en litera (cabinas de cuatro literas, separadas por hombres y mujeres). Si se desea dormir en una cama preferente (habitacion individual), hay que desembolsar 242,60 euros, que ascienden a 325,40 euros si la habitación individual está en primera clase.

Elementos a favor y en contra
La principal ventaja de dormir mientras se viaja es el ahorro de tiempo y dinero. Las tarifas y suplementos que se cobran por un coche cama o una litera son más baratos que la mayoría de los hoteles, en especial, cuando el billete se compra con antelación, puesto que es posible conseguir un descuento. El ahorro de tiempo, sobre todo para los turistas, es posible gracias a los trayectos nocturnos. El pasajero puede disfrutar al máximo de las ciudades de origen y destino, y utilizar las horas de sueño para avanzar en el itinerario. Éste es un factor de peso cuando se recorren varias ciudades en pocos días, ya que se aprovechan las horas de luz y no se pierde tiempo en desplazamientos ni en esperas.

Entre las desventajas, destaca la incomodidad y su repercusión en el descanso del pasajero. Un coche cama o una litera son más confortables que un asiento, pero dormir en uno de estos lechos no es igual que hacerlo en casa o en la habitación de un hotel, sin ruidos ni movimiento. Compartir el camarote con personas desconocidas obliga a algunos a permanecer en cierto estado de vigilia, para cuidar los efectos personales.

Otro inconveniente de querer viajar en coche cama o en litera es que no todos los trenes cuentan con este servicio. Si bien cubren los trayectos más importantes y conectan a todos los países de Europa, este tipo de convoyes sólo llega a las ciudades principales, lo cual deja fuera del itinerario a numerosos destinos u obliga a combinar distintas modalidades de viaje. En la actualidad, en España -a excepción del Transcantábrico, una propuesta de turismo integral de alta gama-, la mayor parte de estos trenes parte desde Barcelona. Entre los destinos nacionales figuran Cádiz, Málaga, Granada, Gijón y A Coruña. Entre los internacionales destacan París, Zurich y Milán. Madrid es otra ciudad de partida para el Trenhotel de Renfe, con destino a Pontevedra, A Coruña, Ferrol, San Sebastián, Lisboa y París. El resto de las conexiones nacionales tiene servicios sencillos. En Europa, los centros neurálgicos están en París, Viena, Niza y Munich.

Recomendaciones
Los turistas que prevén dormir en un tren deben seguir varias recomendaciones. La primera está relacionada con los trayectos, ya que al no haber servicio de coche cama o litera en todas las conexiones, hay que prever el itinerario antes de lanzarse a la aventura. Aunque el plan sea viajar sólo a ciudades donde llegan estos trenes, siempre es aconsejable alternar las pernoctaciones sobre raíles con el alojamiento en hoteles u hostales para evitar la acumulación de cansancio. Pasar una mala noche afectará de manera negativa a los planes del día siguiente.

En el momento de elegir -si el plan de viaje lo permite-, conviene pasar la noche en un tren de largo recorrido y con pocas paradas intermedias, pues esto asegura cierta duración y continuidad en el descanso. De todos modos, los tapones para los oídos y los antifaces son prácticos, sobre todo, para las personas que tienen dificultad para conciliar el sueño o se despiertan con facilidad. También conviene viajar con una almohada hinchable para el cuello y, si se va a compartir el camarote, utilizar ropa de calle cómoda que permita libertad de movimientos al dormir.

A propósito de los recintos compartidos, un detalle fundamental es vigilar el equipaje y los objetos de valor: un pequeño candado para la maleta o un cinturón interior para el dinero ayudarán a relajarse. En varias compañías, los camarotes compartidos se clasifican como los aseos: por género. Esto significa que, a menos que se reserven todas las plazas de un habitáculo, tocará respetar este criterio y, en el caso de una pareja, dormir en compartimentos separados.

Los perfiles del viajero y del viaje
Así como hay distintas categorías o modalidades para viajar, también hay diversos tipos de trenes y diferentes perfiles de pasajeros. El abanico es bastante amplio. Sin embargo, esta diversidad puede clasificarse con relativa sencillez si se utilizan como baremo la edad y el dinero. Un perfil muy significativo es el de los jóvenes universitarios que eligen esta fórmula para recorrer España y Europa, viajan en pareja o en grupo y adquieren un abono Interrail con importantes descuentos para los menores de 26 años. Dormir en los trenes abarata los costes del viaje y permite exprimir al máximo las posibilidades turísticas durante el día. En la mayoría de estos casos priman los servicios baratos, de manera que es habitual que escojan compartimentos con literas o con asientos reclinables.

Las personas con mayor poder adquisitivo modifican sus prioridades. En el siguiente segmento de edad tiene más importancia el disfrute de la experiencia y la posibilidad real de descansar. Es habitual, por lo tanto, que los ocupantes de los coches cama o los camarotes de primera clase sean personas de entre 35 y 55 años, o incluso más, ya que los jubilados también pueden acceder a descuentos muy interesantes.

No obstante, incluso cuando se opta por el coche cama más caro y el servicio más completo, estos dos grandes grupos se enmarcan dentro de los convoyes considerados normales y en las rutas estándares. Los trenes de alta gama representan un concepto diferente de turismo: los viajes de lujo. Quizá el más conocido, gracias a la literatura y el cine, es el Orient Express. Pero no es el único. Además de este legendario convoy, destacan el Viceroy of India, el Transiberiano, el Canadian Pacific Railway, el Shangri-la Express y, en España, el Transcantábrico. Sus trazados están repartidos por lo largo y ancho del globo, pero es posible contratar el viaje en nuestro país. Al igual que en los cruceros, estas compañías del lujo ofrecen paquetes completos, de varios días de duración, con todos los servicios incluidos y con itinerarios establecidos de antemano. Los precios nunca bajan de los 1.800 euros por persona, casi siempre rondan los 5.000 y hasta pueden superar los 10.000 euros. En este caso no prima el ahorro, sino la experiencia y el confort.