Daniel Drexler regresa a España para emprender el lunes una gira de veinte conciertos y presentar su último trabajo. «Con 18 años escribía cosas que ahora no podría», dice. El cantautor uruguayo demuestra que algunas familias son especialmente prolíficas
A diferencia de sus otras giras, llega a España acompañado. «He venido con toda la banda», celebra unos días antes del lanzamiento de CD en Europa, cuando concede esta entrevista. Tras el anuncio, una sonrisa: «Estoy muy contento –asegura–. Es muy lindo ver que uno trabaja y que, a la larga, el esfuerzo vale». A sus 38 años de vida y sin «saltos desmedidos», este uruguayo
se muestra satisfecho por el camino recorrido y se prepara para el que arranca: «Tocaremos en unas veinte salas de la península durante octubre y noviembre», adelanta.
–Mismo disco, diferente país... ¿cómo te sientes con la edición europea de ‘Vacío’?
–Para mí es un cambio muy grande, porque dejo de estar solo en el escenario frente a un público que no me conoce. Tener un disco editado en España ofrece la posibilidad de que las personas sepan mejor quién soy y qué hago antes de ir al recital. La rutina es mucho más estable.
–¿Hay alguna diferencia entre el álbum de la SGAE y el original?
–No, tratamos de respetar al máximo el disco tal y como se editó en Argentina. El álbum es exactamente igual. Fue trabajado de una forma muy concienzuda, con dedicación y cariño.
Daniel Drexler se presentará el próximo lunes en vivo. La cita será en Madrid, en la Casa de las Américas, y marcará para él un inicio. No porque sea su primera actuación (ya ha estado de gira en España dos veces), ni porque sea su primer disco (con ‘Vacío’ ya suma tres, aunque no se considere un «cantautor prolífico»), sino porque el show de este lunes tendrá una doble función. Por un lado, participar en el festival Viva América, que reunirá a diversos artistas del Nuevo Continente. Por otro, enseñar su trabajo «de otra manera», ya que su álbum más reciente fue elegido por el sello de autor de la SGAE para editarlo en nuestro país.
A diferencia de sus otras giras, llega a España acompañado. «He venido con toda la banda», celebra unos días antes del lanzamiento de CD en Europa, cuando concede esta entrevista. Tras el anuncio, una sonrisa: «Estoy muy contento –asegura–. Es muy lindo ver que uno trabaja y que, a la larga, el esfuerzo vale». A sus 38 años de vida y sin «saltos desmedidos», este uruguayo
se muestra satisfecho por el camino recorrido y se prepara para el que arranca: «Tocaremos en unas veinte salas de la península durante octubre y noviembre», adelanta.
–Mismo disco, diferente país... ¿cómo te sientes con la edición europea de ‘Vacío’?
–Para mí es un cambio muy grande, porque dejo de estar solo en el escenario frente a un público que no me conoce. Tener un disco editado en España ofrece la posibilidad de que las personas sepan mejor quién soy y qué hago antes de ir al recital. La rutina es mucho más estable.
–¿Hay alguna diferencia entre el álbum de la SGAE y el original?
–No, tratamos de respetar al máximo el disco tal y como se editó en Argentina. El álbum es exactamente igual. Fue trabajado de una forma muy concienzuda, con dedicación y cariño.
Esfuerzo útil
–Has sido seleccionado para participar en Viva América como representante del panorama musical uruguayo.
–Nunca me lo planteé de esa forma porque sería muy ambicioso. No me considero un representante de la música uruguaya, aunque tenga una propuesta muy aferrada a mi país. Sin embargo, estoy muy contento de que alguien haya querido mostrar qué se hace en Uruguay y se le haya ocurrido traerme a mí. Me llena de alegría.
–¿Cómo lo vives?
–Me da la sensación de que el trabajo de hormiga tiene resultados. La gira anterior fue muy intensa para mí. Hice 4.500 kilómetros por tierra, recorriendo la península ibérica, y es lindísimo ver que, a la larga, el esfuerzo vale. Siento que voy nadando a favor de la corriente y que las cosas van pasando de manera natural.
–Es un gran salto.
–No creas. La primera gira fue muy artesanal; la segunda ya tenía un poco más de estructura y en esta puedo tocar con la banda. No es un crecimiento desmedido. De hecho, a mí no me gustan los grandes cambios, sino los círculos concéntricos. Tanto el estancamiento como los grandes saltos son igual de nocivos.
–¿Te hubiera gustado tener esta oportunidad con tus trabajos anteriores?
–Mmm... Hay una canción en este disco que dice «algo llega en su justo momento para el que sabe ir despacio». Durante el último año toqué mucho y esto es la resultante natural de todo eso. Las puertas se van abriendo de una forma bastante lógica. Tengo 38 años, es mi tercer disco y me siento bien ubicado. Toco canciones de hace quince años con otras que hice hace dos meses.
–Has sido seleccionado para participar en Viva América como representante del panorama musical uruguayo.
–Nunca me lo planteé de esa forma porque sería muy ambicioso. No me considero un representante de la música uruguaya, aunque tenga una propuesta muy aferrada a mi país. Sin embargo, estoy muy contento de que alguien haya querido mostrar qué se hace en Uruguay y se le haya ocurrido traerme a mí. Me llena de alegría.
–¿Cómo lo vives?
–Me da la sensación de que el trabajo de hormiga tiene resultados. La gira anterior fue muy intensa para mí. Hice 4.500 kilómetros por tierra, recorriendo la península ibérica, y es lindísimo ver que, a la larga, el esfuerzo vale. Siento que voy nadando a favor de la corriente y que las cosas van pasando de manera natural.
–Es un gran salto.
–No creas. La primera gira fue muy artesanal; la segunda ya tenía un poco más de estructura y en esta puedo tocar con la banda. No es un crecimiento desmedido. De hecho, a mí no me gustan los grandes cambios, sino los círculos concéntricos. Tanto el estancamiento como los grandes saltos son igual de nocivos.
–¿Te hubiera gustado tener esta oportunidad con tus trabajos anteriores?
–Mmm... Hay una canción en este disco que dice «algo llega en su justo momento para el que sabe ir despacio». Durante el último año toqué mucho y esto es la resultante natural de todo eso. Las puertas se van abriendo de una forma bastante lógica. Tengo 38 años, es mi tercer disco y me siento bien ubicado. Toco canciones de hace quince años con otras que hice hace dos meses.
En su momento
–¿Qué piensas cuando te oyes en alguna canción de esas viejas?
–Uno siempre tiene cosas en su pasado que quisiera borrar mágicamente, como algún tema que no quedó de la manera que uno esperaba. A veces digo «huy, qué horrible esto», pero otras me sorprendo porque descubro que con 18 años escribía cosas que no podría escribir ahora.
–¿Por qué?
–Porque hay cosas que uno sólo las puede hacer en un determinado momento, cuando está suelto y tiene una enorme dosis de irresponsabilidad (risas).
–¿Te pesa la trayectoria?
–En cierto punto, sí, aunque recién me empiezo a dar cuenta de que eso existe. En la creación, cada etapa tiene sus demonios particulares. Cuando sacas el primer disco, te enfrentas a la novedad. Cuando ya vas por el tercero o el cuarto, te preguntas si estarás a la altura. El universo está diseñado de un modo muy inteligente; sería muy aburrido hacer un disco y no tener ningún tipo de miedo ni incertidumbre en la cabeza.
–¿Te veías peleando con este demonio?
–Al principio no pensaba que la música iba a ser la actividad principal de mi vida. Entones era una especie de área sagrada en la que yo me planteaba hacer lo que realmente me gustara, poniendo mi corazón. Cuando lo haces, dejas el listón muy alto y sabes que no va a ser fácil lograr ese grado de cariño.
–No ha de ser fácil ‘desnudarse’ en un escenario.
–¿Qué piensas cuando te oyes en alguna canción de esas viejas?
–Uno siempre tiene cosas en su pasado que quisiera borrar mágicamente, como algún tema que no quedó de la manera que uno esperaba. A veces digo «huy, qué horrible esto», pero otras me sorprendo porque descubro que con 18 años escribía cosas que no podría escribir ahora.
–¿Por qué?
–Porque hay cosas que uno sólo las puede hacer en un determinado momento, cuando está suelto y tiene una enorme dosis de irresponsabilidad (risas).
–¿Te pesa la trayectoria?
–En cierto punto, sí, aunque recién me empiezo a dar cuenta de que eso existe. En la creación, cada etapa tiene sus demonios particulares. Cuando sacas el primer disco, te enfrentas a la novedad. Cuando ya vas por el tercero o el cuarto, te preguntas si estarás a la altura. El universo está diseñado de un modo muy inteligente; sería muy aburrido hacer un disco y no tener ningún tipo de miedo ni incertidumbre en la cabeza.
–¿Te veías peleando con este demonio?
–Al principio no pensaba que la música iba a ser la actividad principal de mi vida. Entones era una especie de área sagrada en la que yo me planteaba hacer lo que realmente me gustara, poniendo mi corazón. Cuando lo haces, dejas el listón muy alto y sabes que no va a ser fácil lograr ese grado de cariño.
–No ha de ser fácil ‘desnudarse’ en un escenario.
–No, pero el miedo se supera. Descubrí que hablar de las cosas que me hacían mal o de aquello que sentía era un ejercicio de autoterapia y me ahorré dinero en psicoanalistas (risas). Incluso hoy, cuando estoy un poquito nervioso o pasado de revoluciones, empiezo a repasar las letras. Y ya está. Comparada con la historia de la humanidad, tu vida es un pequeño fogonazo, nada más, por eso «la angustia es tan sólo un error de perspectiva».
–Otra letra...
–Sí, todo el disco tiene reflexiones así. Y al compartirlas descubrí que los temas más personales, como el amor, el vacío y el miedo, son comunes a toda la sociedad. En ese sentido, una de las cosas más lindas que me pasan en el escenario es que logro tender puentes entre diferentes individualidades. La música tiene la capacidad de hacer que personas diferentes sientan lo mismo y, por lo tanto, se den cuenta de que en el mundo no están tan solas. Eso es lo que me impulsa a mostrar mis canciones; la retribución es muy grande.
–Otra letra...
–Sí, todo el disco tiene reflexiones así. Y al compartirlas descubrí que los temas más personales, como el amor, el vacío y el miedo, son comunes a toda la sociedad. En ese sentido, una de las cosas más lindas que me pasan en el escenario es que logro tender puentes entre diferentes individualidades. La música tiene la capacidad de hacer que personas diferentes sientan lo mismo y, por lo tanto, se den cuenta de que en el mundo no están tan solas. Eso es lo que me impulsa a mostrar mis canciones; la retribución es muy grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario