A un paso de que comience el primer 'Fest-in' de Bilbao, Luis Quijano se encuentra emocionado y expectante. Como presidente de APERVIZ, la asociación que organiza el evento, este periodista nacido en Puno y afincado en Bilbao desde hace cuatro años tiene en sus manos la responsabilidad de ultimar los detalles. «Estamos preparándolo desde abril, cuando presentamos el proyecto en la Diputación», precisa; aunque es ahora, en la recta final, donde las ilusiones se precipitan.
El festival se dividirá en varias partes. La primera, mañana, será una muestra de arte escénico y tendrá como escenario el Teatro de La Salle, en Deusto. A las 19.00 horas, la compañía Nueva Gente interpretará la obra 'Oír no es escuchar'. «Por contenido y por reparto es una apuesta intercultural, ya que el elenco está formado por diecisiete actores procedentes de nueve países distintos -dice Luis-. Y la idea es que el público sea también lo más amplio y diverso posible, así que la entrada es gratuita».
La propuesta continúa el domingo 16 en el BEC, aunque allí no habrá teatro, sino música y danza tradicional de una veintena de países que van de Ecuador, Bolivia y Colombia hasta Ucrania, Guinea y Euskadi. «La principal diferencia con otros festivales es que, en éste, habrá un concurso», adelanta Luis. «Al existir un jurado y un premio, no se trata de presentar bailes simplemente, sino de que cada grupo dé lo mejor de sí; que cada uno se empeñe en transmitir su folclore y su significado cultural del modo más completo posible».
La otra particularidad es que, entre las asociaciones participantes, hay algunas de Santander, Guipúzcoa, Álava y Navarra, pues la cita pretende tener repercusión regional. «Hay muchas agrupaciones culturales en todas estas provincias, aunque elegimos celebrar el 'Fest-in' en Bilbao porque la capital vizcaína es el eje de la zona norte», explica Luis y subraya que la diversidad cultural y étnica es «fabulosa» en Euskadi.
Literalmente, «todo el mundo está en Bilbao y por ello queremos que se vea lo mejor de cada cual. Las noticias sobre inmigración suelen ser negativas -lamenta el periodista- y muchas veces olvidan mostrar la cara bonita y amable de esta coyuntura social, que también existe».
Embajadores de la tierra
La iniciativa no se agota en el baile. Va unos pasos más allá. Junto al escenario principal, habrá unos cuantos stands de los países participantes, donde «se mostrarán distintos productos culturales, artesanales y de alimentación» y en los que, además, cada país mostrará su mapa. «Muchas veces, la gente nos llama sudamericanos o africanos y ya está. Con la generalización se pierden las diferencias, las cosas propias de los países. Hemos pensado que, con un mapa que indique la ubicación geográfica, la capital y algunos datos básicos de los estados, todos aprenderemos algo más de los demás», indica Luis. Porque «el aprendizaje, más que una danza bonita, es la base del proyecto». Y eso vale para todos, sean extranjeros o no.
«Queremos cuidar aspectos como la puntualidad y la seriedad para que todo funcione bien. Los participantes deben entender que son embajadores de su tierra, en esto y siempre» opina este periodista, que viajó a Bilbao por trabajo y acabó enamorado de la villa. «Me gusta. Conecto bien con los vascos porque la gente de aquí es inquieta, laboriosa y creativa. Además, tengo el privilegio de vivir la transformación de la ciudad, que experimenta un cambio constante en arquitectura y sociedad. Es fácil sentirse parte de ello. Por esta razón es que nos propusimos cooperar con un espacio de encuentro y conocimiento mutuo».
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