4.2.09

Cambio de papeles

A través de un novedoso estudio, la asociación Nuevo Ciudadano sondea la opinión de los inmigrantes, difunde sus inquietudes y lucha por darles voz y voto.

Todavía no ha pasado un año desde que se constituyó la asociación Nuevo Ciudadano, pero sus proyectos y propuestas resuenan con fuerza en la sociedad. Precisamente, de eso se trata: de hacerse oír y dar que hablar. En otras palabras, de participar activamente en la construcción del entramado social vasco que, a día de hoy, cuenta con un 5% de población extranjera. Esta cifra, que es bastante inferior a la media española, supone sin embargo un gran crecimiento en el último lustro y obliga por tanto a replantear los vínculos entre la población autóctona y la que llega de fuera.

Para el colombiano Neisser Trujillo, presidente de esta asociación, es necesario cambiar el enfoque sobre el proceso migratorio. Por esa razón, y porque cree en un modelo social donde "no haya ciudadanos de primera y de segunda categoría", este licenciado en Administración y Finanzas aboga por la participación política de los extranjeros y por la difusión de sus intereses y opiniones.
De ahí que uno de los primeros proyectos fuera hacer una encuesta sobre el nivel de integración del colectivo inmigrante y el vasco. Lo peculiar del estudio -además de algunos resultados- es que para hacerlo sólo se entrevistó a personas extranjeras. Es decir: por primera vez se presenta una investigación sobre tolerancia hecha por y para inmigrantes.
Las respuestas obtenidas confirman algunas intuiciones y echan por tierra otras tantas. Por ejemplo, que la mayoría de los extranjeros se benefician de las ayudas económicas que ofrecen los ayuntamientos. Según el estudio, eso es falso, pues sólo dos de cada diez personas afirmaron recibirlas. El 80% restante vive de su trabajo.
Otra cuestión interesante tiene que ver con los proyectos a futuro. Según la encuesta acometida por la asociación, la mayoría de los extranjeros no tiene planes de quedarse "para siempre". La idea principal sigue siendo venir a Euskadi, mejorar la situación económica y regresar al país de origen una vez que se consigue ese objetivo.
Ser activos y votar
Uno de los temas que más preocupa a Neisser Trujillo, y que también se ve reflejado en la encuesta, es la escasa participación política y social del colectivo inmigrante. De momento, quienes no tienen nacionalidad española o comunitaria carecen del derecho al voto. Y eso, para el presidente de la plataforma Nuevo Ciudadano, sí es un problema, porque "impide que se normalicen las relaciones entre los nacidos aquí y quienes venimos de fuera".

De hecho, aunque gran parte de los extranjeros disfrutan del deporte y la cultura vasca, y aunque su situación económica ha mejorado tras la emigración, la mayoría confiesa que no se siente integrada en la sociedad local y apunta que recibía un mejor trato en su país de procedencia.

Los estereotipos, el desconocimiento y, sobre todo, la "mala información" que se difunde en los medios alimentan el rechazo y dificultan la integración. Así, mientras las noticias hacen hincapié en los aspectos negativos o conflictivos del fenómeno migratorio, existen otras cuestiones constructivas que se pierden en el camino.
Al respecto, Trujillo señala que el colectivo inmigrante ha contribuido a reactivar el comercio en los barrios que habían quedado deprimidos tras la aparición de las grandes superficies. Sin embargo, en la opinión pública pesa más la idea de que los extranjeros vienen a quitar trabajo o a vivir de las ayudas municipales.
La visión extranjera en cifras
· Más de la mitad de los inmigrantes opina que su participación en la sociedad es clave para la integración, y el 90% desea tener derecho al voto.

· El euskera no supone una barrera de comunicación ni de acceso laboral para la mayoría de los extranjeros. Sin embargo, ocho de cada diez confiesan no sentirse integrados en la sociedad vasca.
· Aun así, el 76% afirma disfrutar con la cultura y el deporte de Euskadi.
· El 80% de las personas encuestadas señala que no recibe ayudas económicas del Gobierno, y nueve de cada diez, que trabajan.
· Aunque el 70% manifiesta que sus condiciones de vida han mejorado al venir al País Vasco, la mayoría de los inmigrantes no se ve viviendo aquí en el futuro. Si tuvieran que marcharse, siete de cada diez volvería a su país.
· El 70% de los extranjeros opina que la sociedad vasca ha cambiado con la inmigración. Ocho de cada diez señalan que se sentían mejor tratados en sus países de origen.
· Casi la mitad considera que el rechazo aumenta por culpa de la mala información.

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