13.5.09

"Uno del Athletic nace donde quiere"

Llegaron a Bilbao desde su tierra, a miles y miles de kilómetros, y se han convertido en los seguidores más apasionados

Ya no es un rumor. Es un hecho: los bilbaínos nacen donde quieren y muchos lo hacen hasta con la camiseta puesta. ¿Acaso cabe alguna duda después de ver la fotografía que ilustra esta página? He aquí un buen puñado de rugientes rojiblancos, nacidos a miles de kilómetros del Botxo y apasionados con el Athletic, el equipo de sus amores. Pero, cuidado: la imagen es sólo una muestra. No todos los forofos con pasaporte extranjero han acudido a la cita para posar junto a 'La Catedral'. Sus compromisos de trabajo o familiares les impidieron juntarse con la peña y obligaron a más de uno a compartir sus opiniones por teléfono.

Las obligaciones mandan aunque, eso sí, al encuentro de esta tarde no faltará ni uno. Vamos, que si es por finales, ya puede acabarse el mundo hoy mismo que allí seguirán todos ellos, hipnotizados delante de la pantalla. Y es que son varios los que opinan que «estamos ante un partido histórico». El Barça, la Copa del Rey, el reto... «¿Cómo nos lo vamos a perder?», se preguntan estos nuevos vascos, que se han hecho del Athletic por razones muy distintas.

«La camiseta del Vila Fanny, mi equipo de fútbol en Brasil, tiene los mismos colores: vermelho e branco», anota Ricardo con un notable acento portugués pese a sus muchos años de residencia en Bilbao. En cambio, Carlos Eduardo prefiere poner su acento en los jugadores que le gustan, como el delantero Fernando Llorente y el portero, Gorka Iraizoz. «Es que es la leche», dice con tono admirado este chico, también brasileño, pero forofo del São Paulo FC. «Todos los jugadores son buenos -corrige Wagner, que todavía es seguidor del Palmeiras-. Si no lo fueran, no habrían llegado a la final».

Para Isaac, la afición nace de la pertenencia: «Estoy aquí, vivo aquí, me siento bilbaíno, soy del Athletic», explica en plan tiqui-taca. Sin embargo, también hay extranjeros que ya conocían al equipo y le tenían simpatía antes de llegar a Euskadi. Es el caso de Luis, que vino hace tres años desde Chile, donde se dedicaba al periodismo deportivo. Seguidor del Universidad Católica ('La Cato', para los amigos), Luis viajó varias veces a Bilbao para visitar a su hijo, que lleva radicado aquí tres décadas. «Antes de quedarme en Vizcaya de manera definitiva, venía una vez al año. Desde entonces me gusta el Athletic, y ahora más», razona.

La mejor hinchada
Pero, ¿por qué los leones y no otros? «Por la afición», responde Luis. «Nunca vi una hinchada tan fiel a su equipo como la que tiene el Athletic. No importa si gana o si pierde, si hace un partido brillante o mediocre, si llega a disputarse la Copa del Rey o si está a punto de caer a la B; ahí está la gente viviendo el fútbol como una fiesta, apoyando a los jugadores y llevando la camiseta con orgullo, como debe ser». Justamente lo contrario a la estampida blanca que se vio el 2 de mayo en el Santiago Bernabéu.

A propósito de ese partido que el Barça sentenció con seis firmas, y del resultado que logró hace una semana -que le coloca nada menos que por sexta vez en la final de la Champions-, ¿qué sienten estos forofos al pensar en el partido de hoy? ¿Acaso no intimida un poco esta locomotora azulgrana? «¿El qué?», tercian de inmediato como si la pregunta fuera una afrenta. «¿Miedo dices? ¡Para nada!», salta una voz desde detrás del grupo, mientras Tiago, que lleva más de un lustro siguiendo al Athletic, explica que «en un partido y, sobre todo una final, puede pasar cualquier cosa». Los del Chelsea ya lo saben.

Pero, a ver, un poco de orden, que seis goles de visita es bastante, ¿no? «No». ¿Cómo que no? «Bah, son seis goles al Real Madrid y hace tiempo que los blancos están hundidos», desdeña Tiago en una mezcla perfecta de Bilbao centro y 'o pais mais grande du mondo'. Por cierto, ¿dónde verán el partido? Algunos, «en las pantallas gigantes, con toda la gente alrededor, para sentir bien esta fiesta». Otros, «en casa, con amigos, picando algo y tomando unas cervezas». Quizás hasta bajen al bar; todavía no lo tienen claro.

¿A nadie le ha tocado en suerte un par de entradas para San Mamés? «No...», contestan resignados mientras miran el estadio desde fuera. «Pero es igual. Veremos la final como sea. Y si el Athletic gana... Si gana... uf... eso ya sería la hostia». Hay que ver lo universal que se pone a veces el acento bilbaíno, y lo mundial que se ha vuelto la afición rojiblanca. Porque, «¿cómo no va a ganar?». Entre todos vaticinan resultado: «2-1, y la Copa para casa». También se atreven a pronosticar sus posibles reacciones: desde un «saldré a la calle de marcha», hasta «me lanzo sin dudarlo a la ría». Sin embargo, lo que no garantizan es qué pasará mañana; porque si los leones ganan, «a ver quién madruga y va a currar».

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