Ambos son deportistas y se conocieron de pequeños en un campeonato mundial. «Teníamos 14 años y ya nos dedicábamos al remo, pero en distinta modalidad», precisa Mihaela, cuya especialidad es el outtriger a 8 con timonel y el scull a 4. De hecho, fue en esta última modalidad donde se llevó el oro en Vigo, en febrero del año pasado.
Además del triunfo, Galicia también supuso su primer contacto con un idioma que, como dice, aún se le resiste. «Durante el mes que estuve en Vigo aprendí un poco, y ahora, desde que vivo aquí, intento mejorarlo». Se compró un diccionario bilingüe y ve mucha televisión, pero todavía no se siente cómoda, reconoce. «Aún no conozco a suficiente gente como para poder practicar».
Lo dice por el idioma, pero su reflexión puede extrapolarse al deporte, porque la vida de Mihaela ha dado un giro importante. «He dejado de competir y busco trabajo como cualquier otra persona; lo de las medallas no aparece en mi currículo... Mi primer intento fue en un supermercado. El problema es que no tenía todos los documentos. Estoy esperando que me den el certificado de empadronamiento estos días para hacer los trámites del DNI y estar en condiciones de trabajar», dice.
Entretanto, se aburre. «Estoy casi todo el tiempo en casa, ¿sabes? Florin trabaja todo el día en la construcción y por la tarde entrena en Zierbana. Tampoco es fácil para él; tiene mucha actividad física. El remo exige mucho sacrificio... Más vale que el deporte te guste, porque a veces es muy duro», señala.
Mihaela todavía recuerda la primera vez que lo practicó. «Mi padre me acompañó y estaba muy orgulloso de mí. Yo tenía 14 años y me gustó mucho, aunque pasé los días siguientes con un dolor tremendo en los músculos y hasta con un poco de fiebre», relata antes de subrayar que en su país, igual que en Euskadi, hay una gran afición por el remo.
Selecciones y elecciones
«Hay muchos jóvenes en Rumanía que se dedican a este deporte. Todos los años, los entrenadores van a los colegios y seleccionan niños que puedan tener aptitudes, niños altos o con los brazos largos. Luego te explican cómo es el remo y te invitan a probar. Así pasó conmigo. A los tres meses me clasifiqué para el primer campeonato nacional y al cabo de un año ya formaba parte de la selección», relata con tono neutro.
Pero Mihaela no abandonó sus estudios. Terminó el instituto y se apuntó en la Universidad del Deporte, donde llegó a cursar dos años. Fue entonces cuando decidió emigrar. «No he terminado la carrera, pero me gustaría volver a estudiar», dice. De momento, todo son planes a futuro.
Mihaela es consciente de que, si se hubiera quedado en Rumanía, podría dedicarse a lo suyo de manera profesional y vivir de ello, como los deportistas de élite. Sin embargo, está contenta con el cambio. «Los hijos no pueden estar toda la vida con sus padres», opina. «Cada uno tiene que hacer su vida y hay que aprender a volar». Por supuesto, echa de menos a los suyos, pero en su familia «ya están acostumbrados. Cuando competía, viajaba mucho. Ahora hablamos cada dos o tres días por Internet. No es lo mismo, pero ayuda y, además, no estoy sola».
1 comentario:
Buenos días, es muy interesante que aún haya personas que tengan una visión social del periodismo. Es posible que los grandes líderes aparezcan en las mismas páginas que los personajes anónimos, sólo hay que intentarlo. Le emplazamos a que visite nuestro blog. Un saludo.
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