23.5.09

"Estamos muy ilusionados por poder ayudar a los nuestros"

'Mar Negro', la primera asociación de rumanos en Álava, acaba de iniciar su andadura, y su presidente, Alexandru Egres, no oculta su alegría y entusiasmo. Pese a que la colectividad de Rumanía es una de las más numerosas de Euskadi, los residentes de Vitoria y el resto de la provincia no tenían un punto de encuentro ni de información o referencia cultural fuera de la Iglesia. Ahora sí.

Si algo tienen las iniciativas, es camino por delante; de ahí que la conversación con Alexandru esté llena de ilusión y de proyectos. La asociación de rumanos que preside -y a la que han bautizado 'Mar Negro'- todavía se encuentra de estreno, pero, como él mismo reconoce, «en tan poquito tiempo se está logrando hacer mucho». Para empezar, constituir un punto de encuentro y consulta donde antes no lo había.
«En Guipúzcoa y, sobre todo, en Vizcaya sí existen asociaciones para la gente de nuestro país, pero, como comprenderás, nos pillan un poco lejos en la dinámica cotidiana», señala. Con excepción de la Iglesia, que congrega a bastantes personas, «quienes vivimos en Vitoria o en los pueblos cercanos no teníamos lugares a los que acudir para despejar dudas, compartir inquietudes y mantener nuestras tradiciones».
He ahí los pilares de la novel asociación, que, como punto de partida, está abierta a acoger en su seno a los más de mil rumanos que residen actualmente en Álava. «Tenemos varios objetivos», reitera Alexandru. Entre ellos, «ofrecer orientación laboral y jurídica a quienes la necesiten», que no son pocos.
«Existe un gran desconocimiento de las administraciones públicas, de las instituciones y de las oficinas de atención ciudadana. Las leyes cambian y eso desconcierta a las personas que llegan aquí y no saben por dónde empezar. Aunque no lo creas, hay quienes ni siquiera saben dónde tramitar sus documentos y, para aquellos que no dominan el idioma, resulta difícil averiguarlo». Por eso, la asociación «está en permanente contacto con el Gobierno vasco y cuenta con el apoyo del cónsul de Rumanía en Bilbao».

Pero no todo es burocracia en el día a día de los extranjeros. También hay espacio para las actividades recreativas, como el deporte (especialmente el fútbol), que es «sano para los niños y muy útil para educar en valores». De hecho, son los chavales, más que los adultos, quienes constituyen el principal interés de esta asociación, tanto en el ámbito deportivo y social, como en el cultural y el cognitivo. Desde el punto de vista de Alexandru, «ellos son el futuro y de nosotros dependerá que mantengan vivos sus orígenes». Y, para ello, nada mejor que la educación.
Clases de rumano
Por supuesto, el ámbito doméstico ayuda a la pervivencia del idioma y las costumbres, pero los integrantes de Mar Negro se plantean ir un paso más allá. En este momento, están preparando un proyecto para presentar ante el Gobierno vasco que consiste en incluir clases de rumano a los niños en los propios colegios alaveses. «Ahora mismo, la mujer del cura es quien se encarga de dar clase a los chavales, pero lo hace a nivel particular. Nos gustaría llevar la formación al interior de las escuelas con profesores de lengua rumana», detalla.
Para Alexandru, esto es fundamental. «Los niños aprenden de todo, tienen clases de castellano, euskera e inglés, pero ¿qué pasa con sus raíces?», se pregunta. «No queremos que se les olvide el idioma, la historia o la geografía de Rumanía. Cuantas más cosas sepan, cuantas más lenguas hablen, más oportunidades y riqueza cultural tendrán».

En su planteamiento no hay trazas de demagogia, sino de experiencia personal. Él, que llegó a Euskadi hace cuatro años tras probar suerte laboral en Dinamarca, sabe que la vida da muchas vueltas y que las situaciones siempre pueden cambiar. Cuando vivía en Rumanía y se graduó como informático Alexandru no imaginaba que acabaría residiendo en Vitoria, que trabajaría en un restaurante y que su esposa también sería emigrante, pero de Paraguay. «La gente viaja y se mueve para buscarse la vida, y nosotros estamos muy ilusionados por poder ayudar a los nuestros», concluye.

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