6.5.09

La voz que resuena en el botxo

Guineano de nacimiento, pero bilbaíno por elección, este cantante cautiva a los turistas y vecinos de la villa en las calles del Casco Viejo.

Según un refrán popular, los bilbaínos nacen donde quieren. Y en el caso de Pascual Molongua, el dicho se aplica al cien por cien. Nacido en Guinea Ecuatorial hace casi seis décadas, este cantante africano llegó muy joven a la villa y, con el paso de los años, logró convertirse en parte de su patrimonio vital.

Su voz compone el paisaje sonoro. Profunda y potente, resuena todos los días en las calles del Casco Viejo, que adquiere un tono distinto con sus canciones y sus sonrisas. Porque si algo le sobra a este artista, además de un talento innato, es un enorme caudal de simpatía; un rasgo con el que ha cosechado el afecto de los vecinos y la amabilidad de los turistas, que rara vez pasa desapercibido.

Aunque su canción favorita es 'Desde Santurtzi a Bilbao', Pascual tiene un registro similar al de Louis Armstrong, y cuando la gente le escucha cantar, lo primero que se pregunta es cómo es posible que un músico de su calibre esté actuando en la calle. La respuesta: "Por elección". Toda una opción de vida para un profesional que ha participado en la ABAO (Asociación de Bilbaínos Amigos de la Ópera) y ha estudiado en el Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga.

Su esquina del Casco Viejo es el lugar donde se siente más libre. Sin embargo, eso no le impide sumarse a otros proyectos o cambiar, cada tanto, de escenario. El mes pasado, por ejemplo, participó en El Club de los Sentidos, un programa de radio que se graba todos los viernes en Haceria Arteak. Allí interpretó canciones de Armstrong junto a la banda Kondiximulo y, como ya suele ser habitual, acabó conquistando el caluroso aplauso del público. "Mi padre se parecía más a Louis Armstrong que yo", decía con humildad este guineano bilbaíno.

Pero hay muchos en la villa que no opinan lo mismo. Entre ellos, los responsables del Kafé Antzokia (donde ofreció un concierto muy emotivo) y los realizadores del musical Arrupe, mi silencio, una obra de carácter religioso que homenajea la memoria del Padre Arrupe. Esta última se presentó en 2008, nada menos que en el Palacio Euskalduna, y contó con la participación de Pascual, que encarnó al genio de Nueva Orleans. En aquella oportunidad, compartió escenario con el Orfeón Donostiarra, casi cien actores y el bailarín Igor Yebra. Para él, fue un sueño cumplido; algo para recordar mientras canta, como siempre, en su esquina de la calle Bidebarrieta.

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