Omar disfruta de la explicación, los detalles y el relato, y se nota que podría hablar durante horas sobre esta bebida tradicional. «¡Por supuesto! Esta es la parte que más gozo de mi trabajo. La gente que llega al bar me pregunta cosas, se interesa y yo estoy encantado de compartir lo que sé. Lo maravilloso de este proyecto es que me permite conocer la idiosincracia de Euskadi mientras doy a conocer la mía. Fíjate que en el local se habla mucho de cultura, de música y de bebidas», señala. Y enfatiza: «Al tequila le debo la amistad y el diálogo con los vascos».
25.4.09
"Al tequila le debo la amistad y el diálogo con los vascos"
Omar disfruta de la explicación, los detalles y el relato, y se nota que podría hablar durante horas sobre esta bebida tradicional. «¡Por supuesto! Esta es la parte que más gozo de mi trabajo. La gente que llega al bar me pregunta cosas, se interesa y yo estoy encantado de compartir lo que sé. Lo maravilloso de este proyecto es que me permite conocer la idiosincracia de Euskadi mientras doy a conocer la mía. Fíjate que en el local se habla mucho de cultura, de música y de bebidas», señala. Y enfatiza: «Al tequila le debo la amistad y el diálogo con los vascos».
20.4.09
Pobres señores pobres
El acto no fue visceral, ni accidental, ni la consecuencia de una trifulca. Tampoco fue sin querer y, mucho menos, queriendo. Fue odiando; lisa y llanamente, despreciando la vida del otro. Calculando con premeditación y alevosía cuántos golpes pueden darse con los puños antes de que te duelan las manos o te aburras y sea necesario pasar a otra cosa; a algo menos autolesivo y monótono, como una lata de combustible y un mechero. Por eso no fue repentino. Por eso y porque, después, el propio agresor manifestó que "le tenía manía" a la víctima; a ese pobre señor pobre de 42 años que alguna vez supo tener una vida más normal, o menos insegura y absurda. Como mínimo, una vida en la que él no soñaba ser el experimento de ciencias de nadie, ni el conejillo de indias ni el judas y en la que los pibes de 17 años jugaban al fútbol o a otras cosas, pero no a ser dios o a quemar en el infierno a pobres diablos.
Claro que este hecho tampoco es un caso aislado. Ya ha pasado otras veces en España. Unas cuantas, la verdad. La agresión a personas sin hogar es cada vez más frecuente y brutal; se ha convertido en una especie de deporte juvenil que se practica por diversión, hartazgo, aburrimiento o xenofobia. Por jóvenes neonazis que van con fotos de Hitler en el celular, por jóvenes marginales con adicción a cualquier droga, y también por 'nenes bien', que sienten que los videojuegos o las pulgadas de la tele se les quedan cortos y entonces salen a callejear, a buscar la emoción en tresdé. Salen a hacer daño a la gente, siempre de noche, casi siempre en pandilla, muchas veces por diversión. Y lo disfrutan. Realmente gozan con la violencia asimétrica hasta que viene alguien y los detiene.
Después de eso, piden disculpas. No siempre, sólo a veces. Generalmente, cuando llegan a una instancia judicial y se les pone oscuro el asunto. Dicen por ejemplo que querían "darle un susto" al indigente de turno y que la situación se descontroló. Al menos eso alegaron otros tres jóvenes asesinos que en 2005 quemaron viva a una mujer vagabunda en un cajero de Barcelona. Dijeron que la cosa se les había ido de las manos. 'La cosa'... ¡Qué cosa mala, che! Y pobrecitos ellos, que no supieron cómo controlarla. Pobrecitas víctimas del sistema, tan carentes de cariño ellas, tan faltas de atención familiar, tan olvidadas por sus padres. Será por eso que se marean y confunden abrazar con abrasar.
No nos joroben. Son asesinos y, además, crueles. Son jóvenes violentos que no sienten el más mínimo aprecio por la vida humana o, peor aún, que la miden en términos monetarios, que van tasando a la gente. Un empresario, un empleado, es persona. Un pobre señor pobre carece de humanidad. Y como huele mal, es errante, no tiene dinero y afea el paisaje, hay que limpiarlo y bien rápido. Así están las cosas (no somos nosotros, son las cosas, que conste). Después hablamos en el bar de lo mal que va la economía, del G20, Obama y las deudas. Eso es lo que ocupa las portadas de los diarios. Esto otro también se cuenta, pero en menos espacio. Total, quién se va a enterar. Los agresores usan el diario de antorcha. Las víctimas no leen las sábanas.
18.4.09
"Soy argentina, nieta de sirios y enseño danza árabe en Bilbao"
La crisis empeoró la precariedad laboral de Argentina e impulsó a Noël a emigrar. «Mi novio es músico y también quería progresar, así que los dos decidimos viajar a España para intentarlo». Primer destino: Madrid. Allí vivieron tres meses. «Al llegar, sentí un vacío tremendo. '¡Qué parecida es la ciudad a Buenos Aires, pero qué distinta es su gente!, pensé'». La sensación de extrañeza, sin embargo, fue fugaz.
«Empecé a ver a muchos argentinos. Oía el acento por todas partes. Cada vez éramos más saturando el mercado -describe-. Ahí fue cuando me di cuenta de la magnitud de la crisis en mi país. Aquello fue como una gran ola que revienta contra la orilla y deja la arena llena de algas y ramas, sólo que, en lugar de palos, dejó a muchísimos chicos de nuestra edad intentando buscarse la vida», compara.
Poco después, Noël y su novio viajaron a Vizcaya, donde él tenía a su hermano. «Vinimos a celebrar su cumpleaños y, como fuimos directos a su casa, lo primero que conocimos de Euskadi fue Balmaseda. Nos encantó el lugar y la gente», dice. Así que, al volver a Madrid, comenzaron a plantearse un nuevo cambio. «O veníamos al norte, o nos íbamos al sur. Investigamos un poco, supimos que aquí había menos extranjeros y, como lo que habíamos visto en el viaje nos había gustado mucho, elegimos el País Vasco». Desde entonces, no se han movido.
«De aquí sólo me iría a mi país -dice-. Allí están mis abuelos, que siempre han creído en mí». Pero, de momento, Noël sigue en Vizcaya, donde no se dedica a la fotografía, ni a la filosofía ni a la hostelería, aunque al principio haya hecho alguna temporada de verano en las casetas de helados. Lejos de todo eso, aquí se ha entregado al baile. Y no al tango, sino al árabe. «Cuando tenía dieciocho años me gradué como profesora de danza -explica-. Conozco varios estilos, pero tengo ascendencia árabe y toda esa cultura, incluida la música, la gastronomía y sus aromas, siempre han estado presentes en mi vida».
Ni brillos ni dos piezas
«Soy argentina, nieta de una siriolibanesa, y enseño danza árabe a mujeres vascas en Bilbao, Urduliz y Artea», dice Noël de pronto, sintetizando la potencia de las migraciones y haciendo que tres culturas y generaciones diferentes quepan en una única frase. Su comentario parece singular. No obstante, esa mezcla cultural y étnica es bastante habitual en Argentina, especialmente en Buenos Aires, donde «existe un barrio en el que conviven árabes y judíos sin ningún tipo de problemas. Las migraciones también tienen eso: humanizan a la gente -reflexiona-. Los que se matan a tiros en otras partes del mundo son capaces de relacionarse como vecinos y pedirse azúcar cuando les falta».
Con todo ese bagaje cultural, Noël se ha decantado por la danza que, además de enseñar, interpreta junto a otras cuatro bailarinas en diversas salas y teatros. Este sábado y el próximo, el grupo se presentará en Hacería Arteak a las 20.30 horas, aunque ella lanza una advertencia. «Que nadie espere encontrarse a las típicas bailarinas que van en dos piezas, con brillos y lentejuelas. Ese es un concepto muy occidental de la danza árabe y yo intento huir de él. Ante todo, hay que tener en cuenta que uno está abordando una cultura distinta y un lenguaje corporal. Y eso, como todo, hay que hacerlo con profesionalidad y respeto».
15.4.09
Seguros de accidente colectivos
Ahora bien, ¿son todos los seguros iguales? Obviamente, no. Además de las diferencias de precios y las ofertas puntuales de las distintas compañías, los seguros de accidente colectivos son muy variados, y pueden clasificarse según el tipo de cliente, la duración de la cobertura y el alcance de la misma.
¿Quiénes los contratan?
Los profesionales, sean empresarios o autónomos, conforman el grueso de las personas interesadas en contratar este tipo de producto, aunque no son menos habituales los paquetes de seguros colectivos para núcleos familiares, los grupos de viajes y las asociaciones que realizan actividades culturales, de ocio, deportivas o turísticas. En este último apartado cabe un buen número de supuestos, pero, a modo de ejemplo, puede pensarse en las colonias de vacaciones, las excursiones que organizan los colegios, los recitales y festivales populares, las instalaciones deportivas, los parques de atracciones, las competiciones o los congresos.
El abanico de escenarios es variado y, precisamente por ello, no hay un único tipo de seguro de accidente grupal. Así, si en un extremo de ese abanico están las grandes empresas que contratan un paquete ligado al convenio colectivo de la compañía para todos sus empleados, en el otro estará la familia que quiera protegerse ante un posible siniestro y, sobre todo, ante el fallecimiento de los adultos y la orfandad de los hijos pequeños. En medio habrá autónomos, pequeñas y medianas empresas, y organizadores de actividades en grupo.
Los beneficiarios
Hay dos maneras de enfocar el tema del beneficio o, mejor dicho, dos partes que se benefician de distinta manera. Si se piensa, por ejemplo, en el caso de una empresa y un trabajador, y tiene lugar un siniestro, los dos se beneficiarán de haber contratado un seguro de accidentes colectivo. El trabajador (o su familia, dependiendo de la gravedad del caso), porque obtendrá un resarcimiento económico previamente establecido que le ayudará en caso de quedar con cierta invalidez o no poder regresar al trabajo por una incapacidad permanente o, peor aún, por su muerte. Por otro lado, la empresa también se beneficia de estos paquetes, sobre todo porque le proporcionan un respaldo de capital y, por tanto, una tranquilidad.
Esto último es lo que ocurre en el caso de los conciertos, los espectáculos culturales o los parques de atracciones en relación a sus visitantes. Como no se puede saber de antemano quiénes serán, el organizador del evento o la empresa que administra el lugar contratan seguros de accidente colectivos para proteger a las personas que asistan a la cita o al parque, pero sin especificar sus datos. Normalmente es el billete de entrada, más que el DNI, lo que da derecho a hacer reclamaciones en los casos que corresponda.
No obstante, los ámbitos que cubre un seguro de accidente colectivo van más allá de esta primera distinción. En efecto, algunos paquetes solamente cubren los siniestros ocurridos en el lugar de trabajo, otros incluyen los desplazamientos desde y hacia el trabajo, y otros extienden la cobertura a la vida privada, garantizando un respaldo ante cualquier accidente que tenga lugar tanto en el puesto laboral como en el ámbito doméstico. En general, y en el caso de las grandes empresas, los seguros de accidentes colectivos más habituales son los que amparan al trabajador mientras desempeña sus tareas. Por otra parte, es usual que las pequeñas asociaciones opten por una cobertura total, ya que sufrir un accidente supone no sólo un perjuicio para el damnificado, sino también para la empresa, que no siempre encuentra con facilidad un sustituto; más todavía con los autónomos, que son a la vez el trabajador y la empresa.
En cuanto a la duración de estos seguros, como la mayor parte de las pólizas, tienen vigor anual y se renuevan periódicamente, revisándose las condiciones, el modo de pago y los costes. Sin embargo, conviene recordar que para situaciones puntuales se requieren soluciones puntuales. Esto significa que, en algunos casos, se contratan seguros de accidente colectivos de menor duración -por meses, semanas, días e, incluso, horas- si la circunstancia así lo requiere. Un trabajo por temporadas (como la pesca y la agricultura), un congreso de dos semanas, un viaje de negocios o un concierto de música son claros ejemplos de ello.
¿Qué cubren?
Al igual que ocurre en otros sectores del mercado, la cobertura de un seguro dependerá de la compañía aseguradora y de lo que ésta acuerde mediante contrato con su cliente. Aun así, hay cuestiones comunes. De base, lo que se ofrece tras un siniestro es un capital en caso de fallecimiento o incapacidad permanente para la profesión habitual, ya sea total o parcial. Asimismo, las cláusulas de la póliza de seguros suelen ajustarse a los convenios colectivos de las empresas y a las necesidades puntuales de cada rama de actividad. Lo mismo puede decirse del coste de las primas, que varía, entre otras cuestiones, según el índice de siniestralidad de determinadas tareas o profesiones.
Las excepciones
Es importante recordar que, así como cada aseguradora exige unas determinadas condiciones para poder contratar una póliza, también establece situaciones en las que, aun habiéndola contratado, puede eximirse de su responsabilidad de pago. A modo de ejemplo, las empresas de seguros no cubren los accidentes provocados intencionadamente por el asegurado, ni aquellos siniestros causados por consumo de drogas o alcohol, intentos de suicidio o causas catastróficas, como guerras, actos terroristas, explosiones nucleares, etcétera.
Además, las aseguradoras no se hacen responsables de los accidentes que son consecuencia de actos punibles, o de aquellos extremadamente peligrosos que no forman parte del trabajo habitual. El empleado debe tener en cuenta que tampoco se contemplan los siniestros que se producen cuando se está en el paro ya que, durante ese periodo, las coberturas quedan en suspenso. En esta misma línea, el contratador del seguro debe cerciorarse de que, al suspenderse esa cobertura, también se suspenda el cobro de cuotas por parte de la aseguradora.
13.4.09
Ignorante
Sea como sea, por aquí es Domingo de Pascua y, al igual que en Uruguay, hoy termina Semana Santa. Parecerá una obviedad esto que acabo de decir, pero la vivencia religiosa (y la católica, en particular) no usa el mismo calendario en todas partes del mundo. En países como Rusia, Moldavia, Rumania y todos aquellos donde tiene preeminencia la Iglesia Ortodoxa, la cosa recién empieza. Es decir: en un día como hoy, Jesús resucita al oeste del meridiano 40, mientras que hacia el este recién va entrando triunfante a la ciudad de Jerusalén. No es este el don de la ubicuidad, pero se le parece bastante. En todo caso, sí es un buen ejemplo de la alteración del espacio y el tiempo que tanto obsesionaba a Albert Einstein.
La cuestión es que un dato así, que bien puede resultar manido para entendidos y teólogos, no suele ser tenido en cuenta por el grueso de la población, sea atea, budista, musulmana o, en este caso, católica. Unos y otros miramos el mundo sin contemplar que pueden existir (y de hecho, existen) las diferencias. Andamos por la vida creyendo que sabemos una barbaridad, que juzgamos con todos los elementos en la mano y que hay un único modo acertado de mirar las cosas... un modo que, casualmente, siempre es el nuestro, claro. En el camino pasamos por alto la diversidad, incluso la que se gesta dentro de una misma religión. Pero igual vamos por ahí pontificando verdades, cuando la única verdad es que no tenemos ni idea del mundo.
Después nos sorprendemos de las miserias humanas, nos horrorizamos por las guerras, condenamos la violencia y no entendemos el terrorismo. ¿Cómo vamos a entender todo eso si lo único que analizamos es la profundidad de nuestro ombligo? Es más, ¿cómo es que nos indigna el desconocimiento general sobre Uruguay cuando nosotros, los uruguayos, no sabríamos acertar con la mitad de los países del mundo? Ah, sí, es que también andamos por la vida exigiendo lo que no damos, y como la hipocresía está globalizada tanto o más que el etnocentrismo, eso sí que vale para todos. Así estamos.
11.4.09
Circular con discapacidad
Ser discapacitado implica hacer frente a más barreras que los demás para desenvolverse en la vida cotidiana. Esta frase, que en principio parece obvia y simple, tiene sin embargo un matiz: que los obstáculos que se han de superar no siempre derivan de la discapacidad. A menudo el problema está fuera, en las infraestructuras deficientes, en los escasos servicios y en la indiferencia de la sociedad. En esta línea, si gran parte de las actividades "normales" suponen un sobreesfuerzo para quienes padecen algún tipo de discapacidad, el sector del automóvil no es la excepción. Algo tan habitual para un adulto cualquiera, como aprender a conducir o alquilar un coche por ocio o trabajo, puede suponer un verdadero quebradero de cabeza para una persona discapacitada. La razón es sencilla: no todas las autoescuelas ni todas empresas de alquiler cuentan con coches especiales, y las que disponen de ellos tienen por costumbre cobrarlos más caros.
De manera habitual, las empresas de alquiler de coches establecen unos requisitos básicos que deben cumplir sus clientes. Ser mayores de edad y poseer un carné vigente son dos cláusulas inexcusables, aunque algunas piden también que se tenga más de 23 años de edad y experiencia al volante; o que el titular tenga un permiso de entre uno y dos años de antigüedad, dependiendo de la compañía. El coste del alquiler es variable, pero el precio final siempre depende de factores fijos, como la categoría del coche, el momento del año y la duración del arrendamiento. A estos condicionantes se añaden requisitos tales como la edad del conductor, los precios de cada firma y las ofertas especiales que puedan encontrarse utilizando intermediarios, touroperadores e Internet. En otras palabras, no es lo mismo alquilar en agosto que en febrero, ni es igual pedir un coche de lujo a conformarse con un pequeño turismo. Tampoco costará lo mismo un alquiler sin reserva previa que una gestión hecha con anticipación y, como ocurre con los seguros, será más barato si el cliente es mayor de 30 años.
Dicho esto, la pregunta es qué particularidades afectan a los clientes discapacitados. Desde la Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos de España (COCEMFE) señalan que alquilar un coche es casi siempre un problema por varias razones. Primero, porque no hay muchos sitios con vehículos adaptados. Segundo, porque dependiendo de la discapacidad de la persona es posible que la rechacen como cliente y, tercero, porque el servicio es más caro, ya que los únicos coches adaptados son de gama alta. Según esta afirmación, no es que haya una tarifa especial para personas con minusvalías, sino que éstas se ven limitadas en el momento de elegir el vehículo. O alquilan un coche de categoría media alta o, por el contrario, renuncian al plan de alquilar. Pero, ¿de veras se ha vuelto así de rígido el mercado? El mejor modo de responder a esto es acudir a las principales empresas del sector y averiguarlo.
- Aceleradores mecánicos y electrónicos en el volante.
El proceso consiste en colocar un acelerador adicional -generalmente en forma de aro- sobre el volante para las personas con escasa o nula movilidad en los miembros inferiores. Según explican los mecánicos, estos dispositivos pueden adaptarse a casi cualquier marca y modelo de coche sin necesidad de sustituir al volante original. - Frenos a un lado del volante.
El concepto es muy similar al del acelerador, sólo que se coloca a un lado del volante para que pueda ser accionado con una sola mano. El frenado es gradual, según la fuerza con que se acciona la palanca, y ésta puede incluir un pulsador para el claxon. También hay el equivalente al freno de mano en forma de botón, pensado para quienes no tienen fuerza en los brazos. - Controles de servicios.
También situados en la zona del volante, estos dispositivos desempeñan varias funciones. Pueden cambiar la posición habitual de los controles (por ejemplo, del mando de los intermitentes o las luces) o aunar todos los controles en un único mando, de modo que un solo dedo alcanza para manejar todos los servicios del coche. - Inversores de pedales.
Este sistema permite cambiar de posición el acelerador, el freno y el embrague del vehículo; elevarlos, si la persona no puede presionarlos hasta el fondo, y colocarlos de forma que le sea más cómodo su manejo. Un caso muy común es situar el acelerador hacia el lado del embrague para que pueda ser pisado con el pie izquierdo.
Modificar un coche no es barato. Sin embargo, con la normativa vigente desde 2006, hay algunos desahogos fiscales. Hace tres años, la Comisión de Economía y Hacienda del Congreso aprobó reducir el IVA al 4% en la compra de vehículos que condujeran o en los que fueran transportadas personas con minusvalía. Hasta ese momento, la reducción sólo se permitía en determinados vehículos, y no era posible en los considerados de alta capacidad. Tampoco se aplicaba en los casos en los que los padres tenían que comprar un coche adaptado para sus hijos minusválidos. Pero, además de ese cambio, el impuesto también se redujo para las reparaciones y adaptaciones de cualquier vehículo para que pueda ser conducido por un discapacitado.
Aprender a conducir
Los principales clientes de los "talleres transformadores" son los interesados particulares -personas con discapacidad o familiares directos-, junto con las autoescuelas, que requieren de estos servicios para todos los coches que manejan. Paradójicamente, no todas las academias de conducción contemplan cursos especiales para minusválidos. Si COCEMFE apuntaba ya los problemas a la hora de alquilar un vehículo, en este apartado añade que hay pocas autoescuelas en España que incluyan cursos específicos para discapacitados físicos, y menos todavía que se dediquen exclusivamente a ellos.
Algo bastante habitual es que una autoescuela que no posee coches propios adaptados sí acceda a dar clases a alguien con discapacidad, a condición, por supuesto, de que el aprendiz ponga su coche a disposición. A primera vista, esto resuelve el problema de la escasez de centros especiales. Sin embargo, el cliente debe invertir en un vehículo sin tener garantías de que aprenderá a conducirlo. Esta situación ha provocado que algunas organizaciones de apoyo a las personas con discapacidad compren vehículos modificados y se los presten a las autoescuelas para las clases prácticas. Además de los coches, también se "ceden" profesionales; por ejemplo, intérpretes encargados de traducir al lenguaje de signos las clases teóricas que se imparten en los centros.
A modo de orientación, para obtener el carné de conducir se debe solicitar primero un informe médico en un centro reconocido y autorizado por Tráfico. Una vez hecho ese trámite -ineludible para todo el mundo-, hay que presentar el examen ante la DGT. Allí se estudiará el caso antes de derivarlo a un médico autorizado, quien se encargará de emitir un dictamen positivo o negativo sobre la capacidad física del interesado para poder conducir. Otra cuestión importante que se ha de tener en cuenta es que los vehículos, tras ser adaptados, deberán pasar la ITV para poder circular. En el momento de hacer el control, el propietario deberá presentar el permiso de circulación, el certificado médico y la ficha técnica del coche en donde se detallen las modificaciones realizadas.
10.4.09
"La basílica más grande del mundo está en Costa de Marfil"
Y es que el país de Yacouba «no es pobre». Tiene recursos naturales y un suelo muy rico en petróleo, diamantes y oro. «El problema son los gobiernos corruptos -dice-. La avaricia y la falta de transparencia han hecho estragos en la economía y la sociedad». Esa corrupción fue el motivo que le impulsó a emigrar. «Estaba cansado», admite el actual presidente de la Unión de Marfileños en Vizcaya.
Para él, «el principal problema de los africanos es la democracia», y su país no es la excepción. «En Costa de Marfil hay unas 60 etnias distintas y cada una tiene sus dialectos y particularidades. Cuando sale electo un presidente, éste suele rodearse de los suyos y colocar en el poder a la gente de su pueblo. La política está muy marcada por las razas, al punto de que llamarte de una manera o de otra puede hacer que se te abran o cierren las puertas de todo», explica.
¿Demasiado complicado? Para entender mejor la situación, Yacouba relata su caso. «Mi apellido era el mismo que el del principal líder de la oposición, aunque no éramos familia ni teníamos relación política alguna. Sin embargo, todo el mundo daba por hecho que pertenecía a su etnia y, por tanto, a su partido. Si quería presentarme a un trabajo o a unas oposiciones, al ver mi nombre apartaban el currículo. Es más, antes de irme del país fui a renovar mi DNI. Han pasado varios años y todavía sigo esperando».
A Yacouba le duele el modo en que se manejan las cosas, sobre todo porque adora su país y no duda en definirlo como «el mejor sitio del mundo», aunque el amor no siempre es ciego. «Algo va mal cuando dispones de una gran reserva de petróleo pero la gente no tiene dinero para comprar gasolina», razona. Y lo mismo podría decir a propósito de las religiones. «Mi país es laico; allí conviven cristianos, musulmanes y ateos, y nunca hubo problemas religiosos hasta que se metieron los políticos a enredar».
«Sólo somos 25»
Él, que es musulmán, demuestra esa afirmación con los hechos. «La basílica más grande del mundo está en Costa de Marfil», dice con la emoción y el orgullo que sólo cabría esperar de un cristiano. «Se construyó en 1989 en Yamoussoukro, la capital, y es más grande que la de San Pedro en Roma», añade. El dato resulta sorprendente, sobre todo ahora, en Semana Santa, cuando muchos católicos peregrinan al Vaticano o Santiago de Compostela para consolidar su fe. «Las personas se sorprenden al saber que la iglesia más grande está en África, pero así es».
En cuanto a la integración en Europa, Yacouba opina que «hay más aceptación de la raza negra en Francia que en España», aunque le resulta esperable y natural. «La única colonia de negros que tuvo España fue Guinea», matiza. ¿Y cuál es su experiencia en Bilbao, donde vive desde hace dos años? «El racismo no es muy grande, pero existe -contesta-. A veces notas que la gente te mira con recelo o de forma rara, pero lo entiendo. La integración no se puede hacer de golpe». Eso sí, en su opinión, «lo triste son las generalizaciones. Es cierto que somos africanos y negros, pero hay varios países y diferencias entre nosotros. Si no es lo mismo un italiano que un español o un chileno, tampoco es lo mismo un marroquí que un senegalés o un marfileño. No hay muchos de nosotros por aquí... en Vizcaya sólo somos 25».
6.4.09
Castaño oscuro
No voy a contar aquí lo que ya se ha dicho hasta el cansancio, ni pienso abordar los debates que han surgido en los diarios, la radio o la tele. Para qué, si los uruguayos seguiremos diciendo que vivimos (o nacimos) en un "país serio y respetable" y las potencias económicas seguirán adelante con el chivo expiatorio de turno. No es mi intención aburrirlos con la redundancia, y mucho menos comprarme un par de hectáreas en el terreno del absurdo. Porque, pensémoslo por un momento: el sistema financiero mundial está hecho polvo, asistimos a la peor crisis económica de la Historia, nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán sus alcances, acuñamos términos como 'activos tóxicos' en lugar de acuñar monedas y... ¿de verdad alguien pretende sostener que Uruguay tiene la culpa de eso? Por favor, seamos serios.
Ni Uruguay, ni Costa Rica, Malasia o Filipinas son responsables de la debacle, por muy herméticas o cuestionables que sean sus infraestructuras bancarias. Qué manía de reescribir la historia a gusto del consumidor, caramba. A este paso, dentro de poco nadie recordará que la crisis empezó en Estados Unidos con las hipotecas 'subprime' y el liberalismo financiero salvaje (que rima bien con libertinaje, por cierto). Y sí, ¿para qué hacer autocrítica si se puede señalar con el dedo a cualquier paisito de morondanga? ¿Todavía nos sorprende? Pues no debería, no. Recordemos que estamos hablando de los mismos que son capaces de inventarse cualquier cosa para justificar el intervencionismo y la guerra en otros países como el nuestro.
Lo grave de esta política (tristemente habitual) es la liviandad con la que se señala, la acusación irresponsable y, claro está, las consecuencias que eso trae. Fíjense que el 'listado de malditos' se dio a conocer el jueves, y que ya el viernes la OCDE anunció que iba a retirar a Uruguay de la zona oscura. Es decir, la acusación se mantuvo en pie nada más que 24 horas, pero ¿y la mala fama? Desde que vivo en España, esta es la primera vez que veo el nombre de nuestro país en la portada de los periódicos y encabezando los telediarios. Nunca nos habían mencionado tanto (y con mapitas explicativos, incluso), ni siquiera cuando tuvieron lugar las elecciones nacionales: un hecho histórico probado, independientemente de las afinidades políticas de cada cual.
En estos días, desde el miércoles hasta hoy, he pasado de explicar que Uruguay y Paraguay son dos países distintos, o que no soy argentina aunque suene parecido, a escuchar cómo todo el mundo tiene una opinión formada sobre el paraíso fiscal donde nací. Y me molesta. Yo siempre he sido muy crítica con los que viven de glorias pasadas y recuerdos, con los que siguen anclados en las hazañas futboleras de 1950, peleando por la patria potestad de Gardel y cosas por el estilo. También me he disgustado muchas veces por lo poco y mal que difundimos nuestra cultura afuera o por luchar sistemáticamente contra el estereotipo del taparrabos y la selva. Pero, si tengo que ser sincera, prefiero mil veces que nadie sepa que existimos a que un montón de señores con corbata nos coloquen alegremente en la sección del 'eje del mal'; en la parte más sombría de esa lista de grises y negros. Prefiero seguir diciendo que no usamos arco y flecha a ver cómo otros caciques tiran la piedra y esconden la mano. Eso sí que se pasa de castaño oscuro.
4.4.09
"Conservo diez mil folios de cartas de amor con mi mujer"
Por afinidad, tradición o simpatía, la historia lejana y reciente de Cuba siempre ha despertado curiosidad e interés a este lado del Atlántico. Conversar con un experto en la materia que ha nacido y vivido en la isla es todo un privilegio. Si además es un buen narrador, entonces la charla se convierte en un viaje. Sentado en una cafetería del centro de Barakaldo, donde vive desde hace nueve años con su mujer y su pequeña hija, José Tadeo pone varios libros sobre la mesa y relata dos historias a la vez: la de su país y la suya propia. Recuerda con exactitud nombres, fechas y acontecimientos. Y, también, sabe cómo contarlos.
La epopeya de José Tadeo no olvida a Fidel Castro ni la primera constitución cubana, que «con las ocho enmiendas norteamericanas, sentó las bases de la situación actual». «Se dice rápido, pero un bloqueo de cincuenta años es bochornoso. Aun así, Cuba es el octavo país de América Latina en nivel de desarrollo. Lo triste es que Estados Unidos combata la antidemocracia con más antidemocracia-argumenta-, porque los ciudadanos estadounidenses no son libres de ir a la isla y, si lo hacen, como Oliver Stone o Steven Spielberg, tienen que pagar una multa».
No es el caso de países como España, que han mantenido un vínculo estrecho con Cuba. Y de eso también puede hablar José, pues su mujer, Julia, es de aquí. «Nos conocimos por carta -relata-. Ella había escrito a una revista solicitando información sobre la historia de mi país y yo, que en ese momento era estudiante en la Universidad de La Habana, le contesté. Claro que, como yo, le escribieron otras doscientas personas; la mayoría, hombres que empezaban diciendo 'soy así, mido tanto, mis ojos son de tal color...', Imagínate». La carta de José Tadeo, que en ese momento tenía novia, era distinta y eso dio pie a que el intercambio de correspondencia siguiera.
«Estuvimos escribiéndonos durante dos años antes de que ella viajara a La Habana para conocerme y, después de eso, seguimos carteándonos cuatro años más, todas las semanas... Conservo en casa diez mil folios de cartas de amor con mi mujer», desvela. Entre tanto, José terminó la carrera y escribió su tesis sobre la historia del espiritismo en Cuba. «Me interesaba investigar sobre eso, porque la religión es muy importante en mi país. Las creencias populares marcan la vida social y política, las decisiones personales, todo...». ¿También las suyas? «Sí», dice José, que además de ser un intelectual, es un hombre de fe. «Mientras entrevistaba a los videntes para mi tesis, más de uno me anunció que acabaría casándome con Julia y viniendo aquí».
3.4.09
Ynarú Silva & Mao Fermín
Llevan en su sangre todo el folklore de Venezuela y no dudan en ofrecerlo cada vez que se presentan en público. Tras compartir muchos años sobre el escenario y grabar tres discos juntos en España, Ynarhú Silva y Mao Fermín se han consolidado como dos de los mejores músicos latinoamericanos que residen de este lado del Atlántico.
Ynarhú (cuyo nombre significa "agua clara" en la lengua de los indios pemones) llegó a Madrid en 1979. Había venido a estudiar Turismo, pero acabó tomando clases de canto y solfeo para dedicarse a la música, su verdadera pasión en la vida. Residió mucho años en Canarias, hasta que en la década de los noventa fue de gira a su país.
Allí conoció a Mao, un reputado violinista que, ya entonces, pertenecía al movimiento más importante del folklore latinoamericano y actuaba con artistas como Alfredo Zitarrosa y Pablo Milanés. Tan impresionada quedó Ynarhú con su talento, que le propuso hacer un disco juntos. Y si bien él "tenía allí la vida resuelta", aceptó la oferta y viajó a Canarias. "Al principio, lo nuestro fue un amor musical", dicen ambos, aunque entre las canciones terminara colándose la marcha nupcial. Después de un tiempo, hubo boda, y el dúo se transformó en pareja.
Un plan seguro para el último viaje
Las noticias sobre inmigración suelen hacer hincapié en los números. Algunos datos, como la cantidad de extranjeros que residen en Euskadi o el porcentaje de inmigrantes que se encuentran en el paro, son de dominio público, están al alcance de todos. Sin embargo, muchas veces se pasa por alto que detrás de las cifras hay personas; hombres y mujeres que viven lejos de sus países, sus familias o sus hábitos culturales. Y que, precisamente por ello, además de “buscarse la vida”, acaban planteándose qué hacer ante la muerte.
Más allá de las particularidades de cada póliza, lo cierto es que cada vez más inmigrantes contratan estos seguros. Aunque, en general, los extranjeros que residen en Euskadi son jóvenes y sanos, la distancia y la vulnerabilidad hace que muchos se ocupen de prever la muerte además de buscarse la vida.
En sí, lo que les motiva para interesarse por los seguros de repatriación es la preocupación por sus seres queridos; tanto por los que han quedado en sus países como por los que han viajado aquí con ellos. Si afrontar la pérdida de un familiar ya es de por sí un trago amargo y si todas las gestiones de un deceso son engorrosas y caras, cuesta imaginar lo duro que es para un padre, una madre, un hijo o una esposa que estén al otro lado del mundo manejar la situación a distancia.