El próximo sábado, en Washington, tendrá lugar la Cumbre del G-20, una reunión que congrega a los países más industrializados y emergentes del planeta para discutir, en este caso, las nuevas bases de la economía mundial. Casi nada. Tras la caída estrepitosa del sistema financiero vigente y a la sombra de una crisis generalizada, veinte representantes del sector más rico y pujante de la Tierra intentarán establecer las líneas a seguir para que el mundo no se salga de su eje. Menos mal que unos velan por el resto. El contexto, jorobado a más no poder, obliga a repensar las cosas y le da a esta reunión un protagonismo renovado porque, aunque el foro existe desde 1999 y se ha citado puntualmente cada año, nunca recibió tanta importancia como ahora, cuando la arquitectura del dinero se agrieta y filtra aguas por todas partes. Algo hay que hacer, está claro; y lo otro que está claro es que hay que estar. Como sea. Hay que ser un miembro del club.
Hasta hace dos días, España no estaba en la lista de invitados. Pese a ser la octava potencia económica y tener un modelo bancario fortísimo, los organizadores de la fiesta miraban para otro lado. En concreto, George W. Bush, que no le perdona a Zapatero haber sacado en 2004 a sus tropas de Irak. La situación, que por aquí se interpretó como un desprecio, un sinsentido, un desacierto, hizo que el tema se volviera relevante y que ocupara más y más tinta en los diarios. Cuando no se hablaba de Obama, se hablaba del revanchismo de Bush y del dichoso G-20; un encuentro al que la prensa española acabó revistiendo de cierto halo de misticismo, de cosa mágica y trascendental. La grandilocuencia de los objetivos, "crear un nuevo orden financiero mundial", transmitía una imagen extraña, como si los presidentes fueran a encerrarse a un cuartito para salir luego de él con una fórmula inédita, insuperable y eficaz.
La cuestión es que, en las últimas semanas, el presidente español realizó una intensa gestión diplomática para ocupar una silla en la mesa. Zapatero recorrió medio mundo en busca de apoyos y consiguió el respaldo de algunos países miembros, como México, Argentina, Brasil y Gran Bretaña. Sin embargo fue Sarkozy quien hizo posible su entrada. Como Francia es miembro del G-20 y, a la vez, preside la Unión Europea, tiene derecho a dos plazas en la cumbre y le ha cedido una de ellas a España.
Desde que se conoció la noticia el sábado, el gobierno, los sindicatos y los partidos políticos no ocultan su entusiasmo por la presencia ibérica. En la calle, en cambio, predomina un sentimiento ambiguo. Algo así como "qué suerte que vamos al casamiento de fulanita, pero qué feo es mendigar la invitación". La sensación es un poco esa. Primero, el asombro de "¿cómo no nos iba a invitar, si somos vecinos de toda la vida?". Y después, los intentos desmedidos por ser parte de la fiesta. Sin llegar al extremo de insistirle al gorila de la puerta, falsificar una cédula o mandar un regalito de soborno, había que mover cielo y tierra para ir; algo que al final se consiguió con una tarjeta que versa 'Sarkozy y acompañante'. No está tan mal, dicen algunos.
Siento cierto escepticismo hacia la cumbre del G-20 y, en la misma proporción, espero estar equivocada. Ojalá sirva de algo y cumpla con su objetivo. Entre tanto, hay otros clubes menos 'chic' que no se reservan el derecho de admisión, que no te exigen ser un vip y que hacen cosas efectivas. El viernes estuve en uno. Se llama 'El Club de los Sentidos' y es un programa de radio que se hace en una sala cultural, con el público rodeando al locutor y participando de manera espontánea. Hubo quien cantó una ópera a su chaqueta, quien leyó un poema de José Hierro y quien dio masajes ahí, mientras tocaba una banda de jazz. Hubo quien citó a Voltaire en su reflexión sobre la belleza. Era gente de todas partes, de distinta condición, de edades diversas. Jubilados y estudiantes, artistas, curiosos, cantantes. Eso sí me hizo pensar 'yes, we can'; eso sí.
2 comentarios:
Laura, gracias por tus sabias palabras,por tu referencia al Club de los Sentidos.
Captaste toda la esencia.
Un gran abrazo, nos vemos el Viernes.
Mónika Nude
Perdona, lo hice con su dirección (las cosas de compartir Pc, jeje)
Ahora sí
Mónika
Publicar un comentario