19.5.07

De vértigo

Los diseñadores ven a la mujer alejada del suelo, como mínimo, nueve centímetros. Esta es su propuesta para el verano: plataformas y tacones de mareo. Los españoles compran siete pares de zapatos al año y son ellas las que suben la media. ¡Cuidado con las alturas!

Para hablar de la sensatez, suele usarse una metáfora: «Quien tiene los pies en la tierra no se equivoca al andar». Sin embargo, en esta máxima, nadie menciona al calzado. Tal vez sea preferible buscar unos buenos zapatos y estar atentos a la moda para renovar el armario y, ya de paso, acertar. ¿Qué se lleva este verano? ¿Cuáles son las tendencias? ¿En verdad hacemos caso a las propuestas y a las marcas? El siguiente reportaje ofrece algunas respuestas sobre un sector del mercado que, sólo en nuestro país, facturó 2.000 millones de euros durante el año pasado.

Los pies son la base de todo y está claro que sí interesan, incluso más de lo que parece porque España es el segundo país productor y exportador de calzado en Europa, con una fabricación anual que ronda los 118 millones de pares. Eso es mucho, aunque no tanto como lo que compramos para uso personal. En promedio, y según las cifras que maneja la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), cada habitante de la península adquiere unos siete pares al año. Las mujeres superan con creces esta media, por eso las propuestas de los creadores van dirigidas a ellas.

Los diseñadores de aquí y del mundo siempre van un paso adelante. Mientras el común de los mortales está pensando en el verano, ellos ya han perfilado el invierno que vendrá. No es el único rasgo común. Aunque cada creador tiene su sello distintivo, existe cierto consenso en lo que respecta a las ideas. Una mirada atenta a las distintas colecciones permite sacar algo en limpio. Por ejemplo, que la primavera y el verano están marcados por el metal. Stella Mc Cartney, Dolce & Gabbana, Oscar de la Renta, Versace y hasta Burberry –que siempre apuesta por su clásico estampado a cuadros– se han inclinado esta temporada por el oro y la plata para dar brillo a sus creaciones. Los tonos, por supuesto, varían y hay algunos que son más mate. Pero lo importante es que 2007 es el año del glamour en los pies.

Metal y estampados
La alternativa al ‘furor preciosista’ son los colores de base. Blancos, negros, chocolates y marrones son los fijos de la temporada y abundan en las propuestas de Jean Paul Gaultier, Givenchy, Carolina Herrera y Balenciaga, una firma que añade, además, las incrustaciones en metal. Oscar de la Renta sugiere algún estampado, aunque de corte minimalista y siempre en los mismos tonos. Excepto Prada, que quiebra una lanza por el color, y Givenchy, que presentó un modelo espectacular en azul Francia, el resto de diseñadores ha trabajado con lo clásico. Las texturas, sin embargo, son un poco más variadas: pieles, telas, charol y también raffia, en el caso de Stella Mc Cartney, o madera, en la propuesta de Armani.

Es evidente que estos materiales cuestan, y eso sin mencionar a las firmas que los avalan. Una joyita de cualquiera de estas marcas supera (y con creces) los doscientos euros el par. De ahí que los diseñadores calcen a unos pocos elegidos y que el resto siga sus pasos con zapatos de imitación. El principal proveedor de calzado en España es China, el gigante asiático, que domina a la perfección el arte de emular tendencias. Sólo en 2006, ha enviado casi 211 millones de pares en unas ventas que supusieron 576 millones de euros. Es decir, que el precio medio es de 2,72 euros el par. A China le siguen Vietnam, Italia, los Países Bajos y Brasil.

Quizá los materiales sean difíciles de imitar, pero las formas son un tema aparte. Además de los colores y las texturas, ¿qué líneas de diseño marcan esta temporada? Lo primero que hay que decir es que no existen los términos medios. O bien se anda a ras del suelo o bien se sube a tacones de vértigo. Las ‘ballerinas’ y las sandalias planas son un ejemplo de lo primero. Tanto Burberry como Oscar de la Renta las incluyen en sus colecciones. No obstante, el protagonista indicutido es, claramente, el tacón. Sin llegar a los extremos de John Galliano, que sorprende con unos modelos de 13 centímetros de altura, la mayoría de los creadores apuestan por los tacones. Pero nada de medias tintas: nueve centímetros como mínimo. Algunas firmas como Balenciaga, Dolce & Gabbana, Armani y Carolina Herrera han bordado sus diseños con el clásico formato aguja. Líneas finas en las sandalias y bases mínimas en la suela marcan un andar muy elegante que requiere cualidades de equilibrista, pues no cualquiera es capaz de caminar practicándole acupuntura a las aceras.

Una buena base
Tal vez por ello existe otra vertiente que, sin reducir la altura, aumenta la superficie de apoyo. Los tacones gruesos, de línea recta, casi esculpidos con un cincel, son la alternativa estrella de la presente temporada. Pero, atención, que no vienen solos. Las plataformas son sus aliadas. John Galliano es el abanderado de esta combinación casi unánimemente aceptada, y Versace, Burberry, Dolce & Gabbana y Oscar de la Renta son sus máximos precursores. ¿Un regreso a los
70 y los 80? Puede ser..., aunque las texturas y el resto de las líneas sugieren más innovaciones que nostalgias estilísticas.

Los colores de la temporada –oro, plata, marrones y básicos– sorprenden al público, ya que escapan a la paleta típica del verano y la primavera. Y con las formas ocurre lo mismo. Si bien las sandalias son las reinas en esta época del año, los diseñadores han avanzado un poco hasta dejar atrás los bocetos más obvios. Un ejemplo: Balenciaga, que ha incluido en su colección unos botines ajustados que cubren hasta el tobillo. El zapato cerrado, que cualquiera relegaría al invierno por una cuestión de lógica, es también la apuesta de Jean Paul Gaultier y Givenchy.

Término medio

Ahora bien, ¿existe alguna diferencia entre las propuestas y el consumo real? ¿Qué sucede a pie de calle? ¿Somos fans de los dictados de la moda o no le hacemos ni caso? Para Félix Bellido, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Marroquinería, Artículos de Viaje y Afines, las zapaterías y las boutiques de moda «incorporan cada vez más bolsos, cinturones y otros artículos para ofrecer una imagen global a sus clientes y ampliar su negocio». Y los consumidores, a su vez, «son mucho más exigentes y están más informados».

Al momento de comprar nos guiamos por las tendencias. Basta con visitar las tiendas, mirar los escaparates y hablar con los dependientes para constatar esa realidad. «Los tacones y las plataformas están de moda y se venden mucho, especialmente los que tienen una cuña y un quiebre pronunciados», explican en Calzados La Palma. «Luego está lo contrapuesto, que son zapatos planísimos como las bailarinas o parisinas en todas su versiones. Las hay cerradas, lisas, con flores, con lacitos...», enumeran los responsables de la tienda.

El asunto es que, en la calle –y a diferencia de las pasarelas–, sí existe el ‘término medio’. «No cualquiera puede soportar un taconazo o un zapato muy plano, así que hay un gran sector para satisfacer esa demanda», agregan en el comercio. Son sandalias con tacones al uso, de cuatro o cinco centímetros, que desafían a la moda en su forma, pero incorporan de ella las texturas y el color. Así, «el metalizado es uno de los reyes de la temporada y el ‘tono impacto’ es el blanco», confirman los dependientes. Las pasarelas marcan tendencias y los españoles siguen sus huellas sin que eso signifique renunciar a la comodidad.

Para no meter la pata

«Lo que es moda no incomoda», dice un refrán popular. Pero puede hacer mucho daño, sobre todo en la zona del pie. Aunque generalmente no se les presta atención, los pies son muy importantes en el conjunto del cuerpo humano. Para empezar, son la base y soportan todo el peso. Su estructura, resistente y compleja, consta de 26 huesos, 32 articulaciones, casi una veintena de músculos y más de cien ligamentos y tendones. Cuando estos elementos trabajan en conjunto, permiten el desplazamiento y, por supuesto, el equilibrio. El asunto es que su maltrato incide directamente en la mala salud de las piernas y la columna vertebral.

Los podólogos y especialistas conocen el tema de sobra. Mientras una persona común se maravilla con los ‘diseños de riesgo’, ellos ven sus consecuencias a mediano y largo plazo. El uso de calzado inadecuado puede generar, con el tiempo, la aparición de ‘juanetes’, deformidades en los dedos, inflamación del tendón de Aquiles, dolores en el empeine y la planta del pie, además de molestias en las rodillas y los gemelos. Para evitar estos efectos hay que elegir el calzado adecuado, y una sugerencia interesante es comprarlos hacia el final del día.

No se trata de un consejo esotérico, sino de un principio de la física. Cuando se acaba la jornada, los pies están cansados y, casi siempre, se hinchan. Probarse un par de zapatos en esas condiciones ‘extremas’ es un método sencillo para saber que no apretarán. Además, es necesario calzarse ambos pies y caminar un poco por la tienda, ya que el cuerpo no es totalmente simétrico y lo que parece perfecto en el lado derecho puede molestar en el izquierdo, o viceversa. Ya no vale conformarse con una ‘prueba de Cenicienta’.

Consejos

Al momento de elegir, los podólogos recomiendan un zapato de altura media, suave y flexible, con un tacón de base ancha que no supere los cinco centímetros. Si son más elevados, deformarán el arco del pie y también pueden fomentar un acortamiento de los gemelos. Asimismo, el peso de todo el cuerpo pierde su equilibrio natural sobreexigiendo a los dedos, que a veces quedan aplastados contra la punta del zapato.

Claro que por estética y, más que nada, por convención social, el calzado de tacón alto es el más elegante de todos. Y es difícil, por lo tanto, que uno deje de comprarlos. Teniendo en cuenta esa realidad, lo ideal es disponer de varios pares de zapatos. Además de favorecer la higiene, la variedad permite vestir los pies de manera saludable durante la mayoría del tiempo, y reservar, como excepciones, los diseños del glamour.

Datos de interés
  • España es el segundo productor y exportador de calzado en Europa, con 118 millones de pares fabricados en 2006, que se han vendido a más de 140 países.

  • La Unión Europea y Estados Unidos son los principales compradores, aunque Japón, Rusia, Hong Kong, Turquía, Australia y México le siguen los pasos de cerca, adquiriendo cada vez más calzado español.

  • Las importaciones superan ya los 1.600 millones de euros anuales. China, Vietnam, Italia, Brasil y los Países Bajos abastecen a nuestro país de 296 millones de pares cada año.

  • El consumo interno aumentó un 15% de 2005 a 2006. La industria del calzado movió 1.978 millones de euros en compras y cada español, en promedio, adquiere unos siete pares al año.

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