12.4.10

Empresas de limpieza profesional: el experto en casa

Es un servicio caro, pero compensa contratarlo para tareas puntuales peligrosas, tras una reforma o antes de mudarse

La casa reluciente y la ropa impecable, igual que la portada de una revista de decoración. Suelos que brillan como nunca. Alfombras que recuperan su color. La campana de la cocina tan limpia como el primer día. Sábanas perfectas, edredones perfumados y toallas esponjosas. ¿Quién no ha imaginado alguna vez que le gustaría llegar a casa tras un largo día de trabajo y encontrarse con esta postal? La escena es posible y, para hacerla realidad, basta con mover un dedo: el que se necesita para llamar a una lavandería y a una empresa de limpieza profesional para contratar sus servicios. Las compañías que se dedican a estos menesteres son cada vez más frecuentes en el ámbito doméstico, aunque sus principales clientes son todavía empresas, instituciones y entidades de gran envergadura. Sus servicios son caros, pero si no se puede afrontar este coste, al menos compensa en ocasiones puntuales.
Sector en alza
La principal actividad de las empresas de limpieza profesional se desarrolla en el sector comercial e industrial, en las grandes superficies, pero también trabajan a pequeña escala, en domicilios particulares y para ocasiones puntuales. En general, desempeñan esta tarea pequeñas y medianas empresas que no cuentan con grandes compañías e industrias entre sus clientes porque carecen de la infraestructura y el personal suficientes para satisfacer sus necesidades. Estas pymes de limpieza no son pocas. Según el Instituto Nacional de Estadística, una tercera parte del sector está compuesto por autónomos, sin asalariados, y otro tercio lo conforman empresas con menos de diez empleados. Ya sea en el ámbito industrial o en el doméstico, su actividad está en alza. Las empresas de limpieza profesional constituyen uno de los pocos sectores del mercado que sortea los embates de la crisis.
Este mercado está en continuo cambio, así como el perfil de sus clientes. Pero, ¿quiénes son los particulares que recurren a las empresas profesionales de limpieza y a las lavanderías? ¿Cuándo lo hacen? ¿El precio compensa? ¿Qué ventajas tiene solicitar estos servicios en lugar de usar la lavadora o contratar a una empleada doméstica? Para responder a estas preguntas es necesario separar ambos negocios, ya que tienen algunas diferencias.
Empresas de limpieza profesional
El coste del servicio no es barato, por lo que sus potenciales clientes deben gozar de cierto poder adquisitivo, sobre todo si se pretende una cierta regularidad. Al igual que ocurre con otros sectores, los precios varían en función de la localidad y la empresa pero, en este caso, también dependen de las dimensiones del piso que se limpie y del tipo de tarea que se solicite.
  • Hay múltiples escenarios, desde grandes chalés hasta pequeños apartamentos. El metraje influye en el coste final, tanto por la cantidad de productos de limpieza necesarios como por las horas de trabajo y el número de empleados que se precisen para realizarlo.
  • En cuanto a las tareas, sucede algo similar: no es lo mismo una limpieza integral, incluso de las persianas y la tapicería del hogar, que la limpieza de una zona puntual, aunque también se haga a fondo.

En líneas generales, los precios oscilan entre 100 y 1.000 euros. En ocasiones, se supera esta cifra. Las empresas justifican la carestía con varios argumentos: la cantidad de personas empleadas, la calidad de los productos, las herramientas profesionales que se utilizan, la dificultad que conllevan algunos trabajos o el desplazamiento, tanto del personal como de la maquinaria. Pero un valor que destaca es la profesionalización y los resultados de limpieza y asepsia.

Por estos motivos, a pesar de su coste, en algunos supuestos resulta conveniente contratar el servicio:
  • Después de haber acometido una reforma.
  • Antes de mudarse, si el piso es de segunda mano.
  • Cuando el inmueble ha estado cerrado durante un largo periodo de tiempo.
  • Cuando en el hogar se ha realizado algún tipo de fumigación con productos químicos nocivos para la salud.
  • Si alguno de los miembros de la familia está convaleciente y en el hogar se necesita el mayor grado de higiene posible.

Al margen de estos casos, compensa encargar tareas puntuales difíciles, engorrosas o peligrosas, como la limpieza de zonas de difícil acceso (persianas, cristales, balcones, lámparas de techo o muebles de altura) y de elementos donde se acumula suciedad "rebelde" (baños, campanas extractoras, horno, alfombras o tapicería).

Lavanderías
Cuando se menciona a este sector, a menudo se piensa en un lavadero industrial, una gran empresa. En este ámbito, es el modelo de negocio más extendido en España. No obstante, en los últimos años se ha registrado un cambio reseñable: la apertura de pequeñas lavanderías, en su mayoría, de autoservicio. Este tipo de establecimientos, de estilo norteamericano y europeo, forma ahora parte del paisaje urbano español.

Sus principales clientes son inmigrantes, personas de paso y gente joven que tiene poco tiempo para realizar ciertas tareas domésticas. También ocurre que algunos pisos carecen de un lugar adecuado para colgar la ropa o que las lavadoras no son adecuadas para determinadas prendas.

Aunque las máquinas domésticas actuales son más grandes que las anteriores, algunas tienen una capacidad insuficiente para el tamaño de ciertas prendas y no aguantan su peso al mojarse. Para ciertos textiles como las cortinas, los edredones, la ropa de cama o, incluso, las toallas grandes -que son difíciles de manejar cuando están húmedos-, hay quien prefiere acudir a un local especializado, que en ocasiones dispone también de servicio de planchado. La ventaja principal es que, además de no derrochar tiempo y esfuerzo, se ahorra dinero: es más caro que lavar en casa, pero más barato que llevar la ropa a la tintorería.

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