8.7.09

Mascotas: examen veterinario antes de salir de vacaciones

Viajar con animales requiere la aplicación de tratamientos preventivos específicos según el destino

Comienza el periodo de vacaciones y, con él, los preparativos para disfrutar sin contratiempos. Elegir qué meter en las maletas, repasar el itinerario del viaje, confirmar el alojamiento o verificar la salida de los vuelos forma parte de esa rutina habitual, aunque para el 60% de las familias de España se añade una tarea más: decidir qué hacer con la mascota. En muchos casos, recurrir a los servicios de hoteles y guarderías para animales de compañía, o dejarlos al cuidado de un amigo o familiar, suponen una solución para esos días de ausencia. En otros, no. Y cuando la mascota se convierte en un miembro más de la excursión, exige prever varias cosas. Más allá de los cuidados específicos que necesitan los animales durante una travesía, del equipaje que requieren y de la documentación que hay que llevar- cuestiones todas ellas que se abordan con todo detalle en la Guía de Mascotas de CONSUMER EROSKI- hay un paso previo, ineludible y fundamental: acudir al veterinario para que le haga una revisión y para comentarle cuál será el destino del viaje, ya que en función del sitio elegido puede que haya que seguir un tratamiento preventivo específico, tanto antes de partir como tras el regreso.
Lo primero, planificación
Por supuesto, y con independencia de las vacaciones, las visitas al veterinario deben realizarse de manera rutinaria para estar seguros de que el estado de salud de la mascota es bueno. Como apuntan desde la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), siempre es mejor realizar visitas preventivas y descubrir los problemas antes de que aparezcan, o en una fase inicial de los mismos, que esperar. Dicho esto, ¿es diferente el proceso cuando se acude a la consulta antes de realizar un viaje? ¿En qué consiste este tipo de revisiones veterinarias? ¿Cuestan más?

Ante la perspectiva de unas vacaciones, hacer las cosas con tiempo es fundamental, y esto rige especialmente cuando se viaja con animales. Ahora bien, ¿con qué tiempo de antelación es conveniente consultar al veterinario? En general, es suficiente con realizar esa visita una semana antes de salir, tanto si es necesaria la revisión clínica para expedir un certificado de salud que habilite viajar a los países que lo piden, como si la visita es sólo para comprobar que el animal está sano o para aplicar un tratamiento preventivo. Sin embargo, hay excepciones, como cuando los animales deben ser vacunados de rabia por primera vez para viajar. En estos casos es necesario acudir al veterinario, como mínimo, tres semanas antes del viaje para aplicar la vacuna correspondiente. Asimismo, es muy importante tener en cuenta que los requisitos de entrada a un país varían según cada Estado y que algunas legislaciones son más exigentes que otras, incluso dentro de Europa. De este modo, los trámites para viajar a Reino Unido, Suecia e Irlanda son especiales y hay que prepararlos con más tiempo. A modo de ejemplo, para entrar en Reino Unido se exige haber realizado un test de anticuerpos de la rabia, un procedimiento que obliga a preparar el viaje con unos siete meses de antelación como mínimo. Suecia requiere que la mascota haya pasado el test de anticuerpos ('Pets') y que haya sido examinada para prevenir la infección de Echinococcus, garrapatas y parásitos, como la llamada 'lombriz solitaria'.

Normas internacionales de sanidad
La salud de las mascotas, las revisiones veterinarias y los tratamientos de prevención están, de un modo u otro, regulados por la ley. Esto hace que si el destino de las vacaciones se encuentra fuera de España, sea recomendable consultar siempre con el consulado del país al que se va a viajar. Conocer exactamente cuáles son los requisitos de ingreso para los animales de compañía, los tratamientos a los que deben someterse y la documentación que hay que presentar ayudará a evitar contratiempos, dolores de cabeza y problemas de última hora.

Cuando el destino sea un Estado miembro de la Unión Europea, es necesario presentar el pasaporte de la mascota, un documento que certifica que su estado de salud es bueno, que no representa ningún riesgo sanitario y que, por tanto, le habilita a viajar. El sistema entró en vigor en 2004 para unificar los criterios de admisión de perros, gatos y hurones, que son, junto a los pájaros y los peces, las especies más populares de animales de compañía. Tanto es así que, sólo en España, hay más de cinco millones y medio de perros, y cuatro millones de gatos registrados como tales. En cualquier caso, las mascotas de estas tres especies en concreto deberán tener un pasaporte con información detallada para poder ingresar a otro país. Los veterinarios son los únicos autorizados para expedir este documento, que debe estar homologado por la autoridad competente para certificar dos cosas: que la vacunación antirrábica tiene validez acorde a las recomendaciones del laboratorio de fabricación y que ha sido aplicada según las normas que establece la Organización Mundial de la Salud. A su vez, los animales deben estar identificados con un tatuaje legible o con un microchip cuyos datos han de coincidir con los del pasaporte y los de su dueño. Conviene recordar que el pasaporte no puede expedirse a mascotas menores de tres meses y que, como se mencionaba antes, algunos estados de Europa exigen documentación adicional.

¿Y qué pasa con el resto del mundo? En este caso, las posibilidades se multiplican pues, para entrar en un estado ajeno a la Unión Europea, será necesaria la documentación que exija cada país. La diversidad de requisitos es tan amplia que incluso existen portales en Internet únicamente dedicados a informar sobre los mismos y a vender los formularios que deberá completar el veterinario una vez hechas las pruebas. Por esta razón, los expertos de AMVAC insisten en que, ante la duda, la mejor opción es realizar una llamada al consulado correspondiente y verificar los documentos y exámenes clínicos que piden. Es decir, para entrar en un país extracomunitario serán necesarios los trámites que marque cada consulado, ya que el pasaporte no les afecta; no tiene validez.

Los veterinarios también subrayan otras cuestiones a tener en cuenta. Por ejemplo, que los perros, gatos y hurones que vienen a España -o que regresan después de un viaje- están obligados a tener este pasaporte. La razón es simple: el documento está concebido (y es necesario) para entrar en cualquier país de la Unión Europea, no para salir de él. Además, los animales que viajen desde determinados países como Brasil, Ecuador o Marruecos, aunque sean de origen español, deberán estar vacunados contra la rabia, y llevar microchip y una valoración de anticuerpos neutralizantes frente al virus rábico realizado al menos tres meses antes de la llegada a España y en un laboratorio autorizado. De ahí que, tan importante como la revisión antes de salir sea la consulta veterinaria al regreso para descartar cualquier enfermedad, infección o contagio.
Los tratamientos y los costes
Aunque hay quienes aprovechan estos meses para conocer otros lugares del planeta, lo cierto es que este año se estima que el grueso de la población disfrutará de sus vacaciones estivales dentro de España. Recorrer el país en compañía de la mascota es, en principio, más sencillo que llevarla fuera, ya que desde el punto de vista legal no implica realizar trámite alguno. Sin embargo, una actitud previsora y responsable de los dueños va más allá de asegurar la viabilidad del viaje al comprobar que el hotel y los medios de transporte elegidos admitan animales.

En efecto, antes de salir de vacaciones (aun sin salir de país) es muy importante visitar al veterinario para que revise el estado de salud de la mascota, para comentarle cuál es el lugar de descanso elegido y, si el destino lo requiere, para que le aplique un tratamiento preventivo. Hay algunas enfermedades de nuestros animales que son endémicas de unas zonas o de otras. Por ello, cuando vayamos a viajar, será importante hablar con el veterinario para que establezca si hay que tomar alguna medida preventiva especial. Por ejemplo, tratamientos para la Filariosis, Dirofilariosis o, más coloquialmente, la enfermedad del gusano del corazón, que está producida por un nematodo (gusano redondo) llamado Dirofilaria inmitis. Esta patología se distribuye, sobre todo, por Canarias, Andalucía, Valle del Ebro y Levante, de modo que los perros que vivan o viajen a estas zonas deberán tomar medidas preventivas.

En general, las revisiones veterinarias previas a las vacaciones no difieren de los chequeos rutinarios; de modo que se tomarán las constantes vitales, se hará un análisis de heces para descartar la presencia de parásitos y se auscultará al animal. Asimismo, se le revisarán los ojos, la boca, el aparato cardiorrespiratorio y los demás órganos vitales. Como bien saben los dueños con experiencia, la búsqueda de patologías estomacales, quistes y tumoraciones forma parte del examen habitual. Esto significa que, en principio, el coste de la visita no varía con respecto a las que se realizan durante el resto del año. Claro que, si se observa alguna anomalía que requiera pruebas complementarias o si es necesario aplicar un tratamiento preventivo específico, el coste aumentará.

En cualquier caso, el precio dependerá del tipo de tratamiento o estudio y de las tarifas que establezca cada profesional. Como dato orientativo, y según las cifras manejadas en la última edición de la Feria para el Profesional del Animal de Compañía (Propet), las familias españolas gastan de media unos 1.500 euros anuales en los cuidados de sus mascotas.

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