15.3.10

"Los chilenos sólo pensamos en ayudar a nuestra gente

Radicado en Vizcaya desde hace 20 años, el analista informático Hans Hoffman trabaja con la colonia de chilenos en Euskadi para apoyar a su país tras el seísmo

La entrevista es telefónica. Hans Hoffman está en su casa y es la hora de comer, pero él aún no ha probado bocado. «Desde el día del terremoto, funciono con el horario de Chile -explica- y allí todavía es temprano». En realidad, Hans hace dobles jornadas, pues suma las gestiones para ayudar en su país a sus obligaciones habituales aquí. «Ahora todo está encaminado», dice, aunque lo peor, claro está, fue al principio, «esas 48 horas iniciales sin información, sin comunicación directa...». Sin dormir. «Pasé dos días terribles, intentando organizar las acciones con los chilenos de Euskadi sin saber si mi madre estaba viva o muerta», dice para ilustrar lo ocurrido.
Su madre está bien. No ha podido hablar con ella, pero sí con unos conocidos que le han devuelto la tranquilidad. Desde entonces, Hans dirige sus esfuerzos a ayudar a los demás: miles de compatriotas radicados en el extranjero que no han tenido tanta fortuna y siguen buscando a los suyos.

Con ese fin -y gracias a la iniciativa de un chico de Barcelona- se ha abierto una página en Facebook, 'Comunicación con Chile', que ya supera los 9.000 miembros y está orientada exclusivamente a la búsqueda de personas desaparecidas tras el terremoto del 27 de febrero. «Una de las primeras consecuencias de un seísmo es que se cortan la mayor parte de las líneas telefónicas y se satura toda la red. Por ello pensamos en Internet como una herramienta primordial, porque es una vía de comunicación ágil, liviana e inmediata», señala este analista informático, que se ha preocupado por clasificar esa página en foros temáticos y geográficos, según las distintas zonas de Chile.

«Tuvimos que organizar la información de esa manera porque era imposible enterarse de nada. Los mensajes desesperados de búsqueda se publicaban de un modo tan vertiginoso que aquello se había vuelto caótico», describe Hans. En paralelo, los chilenos afincados en Euskadi abrieron un número de cuenta en la BBK para recaudar fondos de ayuda. «Esa cuenta tiene como garante al Gobierno vasco porque, ante todo, nos interesa la transparencia», subraya. «Para ayudar económicamente, basta con acercarse a cualquier sucursal y preguntar por la cuenta oficial de solidaridad con Chile», indica Hans, que, además de gestionar estas cuestiones, presenta un programa temático en Radio Candela, donde actualiza a diario la información sobre las consecuencias del seísmo.
«Un ruido aterrador»
«Me parece fundamental poder contarle a la gente cómo es un terremoto, cómo se afronta y qué se siente», dice Hans, que ya ha pasado por tres. «Casi todos los chilenos estamos acostumbrados a los movimientos telúricos porque nuestro país es una franja de tierra costera que se sitúa sobre la falla de Nazca, que es la continuación de la de San Andrés», describe. «Y todos sabemos que, cuando se produce un terremoto, lo primero que se debe hacer es pararse bajo un dintel».

La peor experiencia de Hans fue el 3 de marzo de 1985. «Era domingo y el terremoto se produjo a las ocho y diez de la tarde», añade con precisión. «Creo que todos recordamos dónde estábamos y que hacíamos en ese momento», comenta. Él iba en un autobús hacia Valparaíso, su ciudad, y lo primero que sintió fue un sonido subterráneo. «Es un ruido aterrador que te envuelve y te anuncia lo que está por venir», dice.

Después, el movimiento de tierra, las réplicas, mirar al horizonte para ver si el agua del mar se retira y cuánto tiempo queda antes del maremoto. Y ver que todo se detiene, que «la gente queda atontada, caminando como pollo sin cabeza, o huyendo hacia ningún lugar». Caos, desconcierto. «Llegar a tu casa, patear la puerta para poder abrirla, subir por unas escaleras que crujen bajo tus pies, encontrar escombros, una viga atravesada cortándote el paso, no poder avanzar más, llamar a tu familia y descubrir que nadie responde. Una vez que vives eso, no lo olvidas jamás. Ahora se repite. Los chilenos sólo pensamos en ayudar a nuestra gente».

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