8.3.10

"La música acerca a las personas y une las culturas"

A pocos días de celebrarse el Perkusio Eguna, el músico senegalés Mbaye Sene subraya que «el arte es el mejor puente para comunicarse con los demás»

El próximo sábado 13, los barrios de San Francisco, Bilbao La Vieja y Zabala celebrarán la tercera edición del Perkusio Eguna, una jornada distendida, de carácter cultural y festivo, donde la percusión cobrará protagonismo en un buen número de calles bilbaínas. Ese día, a partir de las 12.0 horas, decenas de músicos afincados en Euskadi y procedentes de distintas partes del mundo mostrarán al público los sonidos e instrumentos de sus tierras.

Mbaye Sene, oriundo de Senegal, es uno de los artistas que participan en el festejo. Su agrupación, Sapali Percussion, está formada por siete senegaleses y dos vascos que disfrutan de interpretar (y enseñar) los diversos ritmos de este país africano. «Básicamente hay tres estilos con distintas clases de instrumentos -enumera Mbaye-: el sabar, el yoruba y el yembé, y cada uno de ellos pertenece a una zona de Senegal. Aquí lo que más se conoce es el yembé, por eso este año vamos a centrarnos en los otros dos ritmos, así mostramos algo diferente».

Aunque aún faltan unos días para que se celebre el evento, Mbaye destila entusiasmo en cada palabra que dice. Para él, que desciende de una familia de artistas, esta jornada es una ocasión ideal para dar rienda suelta a su vena creativa. «Pertenezco a una etnia que se dedica a organizar las fiestas de los casamientos y los bautizos. Llevo la música en la sangre, me gustan los escenarios y el contacto con el público», explica Mbaye, que estudia euskera porque le gusta el idioma y quiere incorporarlo en las actuaciones del grupo.
«Hace algunos meses que estoy aprendiendo y creo que se me da bien. Ya sé contar los números, ahora me gustaría contar historias», dice sonriendo. La suya, de momento, la relata en castellano. «Llegué a Bilbao hace dos años y vine por casualidad. Mi destino original era Sevilla», confiesa. La pregunta es inevitable: ¿Qué provocó un desvío tan grande? Su respuesta es muy clara: el azar.

«Viajé desde Portugal en tren y, cuando llegué a Irún, llamé a un amigo mío que vivía en Sevilla. Supuestamente, me iba a esperar allí. El problema es que este amigo tenía el móvil apagado y no pude comunicarme con él ni ese día ni los siguientes. En Irún pregunté dónde podía encontrar gente de mi país y me dijeron que en Bilbao, así que cogí un autobús y vine», resume.

Tras la pista de los tambores
Lo primero fue encontrar un lugar donde vivir. «Empecé como casi todos, compartiendo habitación», cuenta. Sin embargo, su principal inquietud era el asunto de la música. Mbaye quería conocer gente que compartiera esa afición, desarrollar su creatividad y empezar a hacer cosas. «Es difícil ganarse la vida como artista aquí, pero más difícil es hacerlo en Senegal. Por eso vine. Quería estar en un lugar donde hubiera oportunidades», señala.

Un día, caminando por la ciudad, vio a unos chicos que llevaban instrumentos de su tierra. «Los vi de lejos y fui corriendo hasta donde estaban. Eran vascos y ensayaban percusión africana». Mbaye formó con ellos su primer conjunto musical porque «la música -asegura- acerca siempre a las personas y une a las distintas culturas».
Dice esta frase con convicción, pues lo ha vivido en primera persona. No sólo tiene más amigos euskaldunes que senegaleses; la esposa de Mbaye es vasca y la conoció en un taller de percusión. «La verdad, he tenido mucha suerte. Tengo muy buena relación con su familia. Sus padres y sus hermanos me han aceptado sin problemas. Ayer estuve cocinando para todos comida típica de Senegal», apunta como ejemplo. «También fui con ella a casa en diciembre, conoció a mi familia y todo estuvo muy bien. No podemos quejarnos», añade Mbaye, que apuesta más por las similitudes que por las diferencias: «Hasta en la música nos parecemos. Allí tenemos un instrumento que se llama balafón y se asemeja mucho a la txalaparta. Tengo ganas de componer canciones fusionando ambos sonidos».

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