- Las facturas electrónicas equivalen a las tradicionales. Son documentos tributarios y, como tales, tienen el mismo valor legal. El objetivo es que, en unos años, acaben por reemplazarlas.
- La principal diferencia, la más notoria, es el cambio de soporte, ya que deja de utilizarse el papel. En su lugar, la empresa que emite la factura genera un documento informático, un fichero de datos, que pone a disposición del cliente vía e-mail o vía web.
- La segunda gran diferencia es el método de envío. En vez de recibir un sobre en el buzón, el usuario recibe un correo electrónico con su factura o puede descargarla en su ordenador desde el portal de la empresa en Internet.
- Para considerarse una factura digital (también conocida como e-factura), debe cumplir tres condiciones:
- Ser un documento informático.
- Enviarse de manera telemática (de un ordenador a otro).
- El método de envío y el tipo de archivo deben garantizar la integridad y la autenticidad del documento.
Generar facturas digitales
Con el auge de este sistema, las empresas de desarrollo de software se han lanzado a la investigación, creación y oferta de propuestas. Hoy conviven varios programas para generar facturas digitales, aunque al receptor final, al cliente, le llega el documento en un formato conocido. Lo habitual es que las e-facturas se reciban como archivos PDF, Excel, Word o, incluso, como imágenes con extensión jpg. El objetivo es que cualquier usuario pueda abrirlas y leerlas con facilidad, más allá de la complejidad del programa que las haya generado.
Este aspecto tan doméstico -y, en apariencia, vulnerable- de las facturas electrónicas lleva a dudar muchas veces sobre los mecanismos de control, la autenticidad de los documentos y la posibilidad de adulterarlos de algún modo sencillo. Cualquier persona que maneje planillas de cálculo, procesadores de texto o programas de edición de imagen podría abrir la factura en cuestión y cambiar el importe que figura en ella, los datos de consumo o la fecha. En otras palabras, podría falsificarla. Sin embargo, en principio, es imposible gracias a la firma electrónica.
Es importante recordar que las e-facturas deben contener los mismos elementos que las tradicionales:
- Número.
- Fecha.
- Razón social de quien la emite y quien la recibe.
- NIF.
- Domicilios de ambas partes.
- Descripción de las operaciones.
- Tipo impositivo.
- Cuota tributaria.
- Fecha en que se ha prestado el servicio (si es diferente al momento de emisión de la factura).
El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio subraya que, para cumplir con la norma y que una factura electrónica tenga la misma validez legal que otra emitida en papel, el documento electrónico que la representa debe contener los campos obligatorios exigibles a toda factura, estar firmado mediante una rúbrica electrónica avanzada basada en un certificado reconocido y transmitirse de un ordenador a otro con el consentimiento de ambas partes.
En el apartado de los beneficios, se hace hincapié en el aspecto económico, sobre todo, en el ahorro de dinero que supone la facturación electrónica para la Administración y las empresas. La importancia de este tema es innegable. La reducción de los costes se explica, en buena medida, por la eliminación de materias primas, como el papel. Este factor, a su vez, implica un avance notable en el terreno de la sostenibilidad medioambiental: cada año se ahorrarían 9.000 millones de hojas y se protegería, por tanto, una superficie boscosa equivalente a 700 campos de fútbol.
En el marco de la Unión Europea, España es el país puntero en facturación electrónica. No sólo se ha establecido un marco legal para regular el funcionamiento de este mecanismo, sino que se ha creado un software libre y gratuito que está a disposición de todas las empresas. Esto es muy importante para el funcionamiento cotidiano y la gestión, ya que, al haber un sistema estándar, es posible articular las tareas contables privadas con las obligaciones públicas, como las aportaciones fiscales. Al tener los datos informatizados, es posible trabajar con ellos de un modo más simple. Buscar una factura concreta entre miles, elaborar estadísticas anuales o confeccionar listados normalizados para el libro del IVA dejan de ser tareas engorrosas y manuales para convertirse en una prestación más del programa.
Las grandes empresas, las primeras
Las entidades públicas dan ejemplo y comienzan a integrar esta herramienta de manera progresiva. Algunas pymes se suman a la nueva tendencia, gracias a las subvenciones y a los programas de ayuda y formación que se han puesto en marcha para ello. No obstante, donde más se percibe este avance es en las grandes empresas proveedoras de servicios. Las compañías eléctricas, de gas o de telefonía, así como las cajas de ahorro y los bancos, son los verdaderos pioneros de este mecanismo digital que agiliza las gestiones de cobro y abarata de manera ostensible sus costes.
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