Prosperan los seguros baratos, asequibles e, incluso, gratuitos. Las tarjetas de crédito, la compra de vehículos, la adquisición de una vivienda o la asistencia a eventos sociales y deportivos llevan asociados distintos seguros que protegen al consumidor frente a situaciones concretas. Miles de compañías y millones de personas contratan pólizas para hacer frente a las más diversas contingencias patrimoniales, económicas, legales y personales. Pero desconocen que, en ocasiones, otras pólizas les cubren al sacar dinero de un cajero o al sufrir una agresión en un partido de Primera o Segunda División. La conocida frase "más vale prevenir que curar" no sólo es un refrán popular, sino también una convicción poderosa. Durante 2009, los ingresos por primas de seguros aumentaron un 1,2% respecto al año anterior y se situaron en 59.884 millones de euros. La crisis no ha interferido en la contratación de pólizas, pero los consumidores están más atentos a los precios, las ofertas y las posibilidades de ahorrar.
Prima obligatoria
En un contrato de seguro, el cobro de una prima obliga al asegurador a indemnizar al tomador con un capital, una renta u otras prestaciones convenidas cuando se produce el evento cuyo riesgo se cubre. Así lo establece la ley. Para constituirse como tales, las pólizas necesitan el pago de un dinero. Sin embargo, algunas se promocionan como "pólizas gratis" porque el coste de la prima es reducido y se abona junto con el precio del objeto o servicio que se adquiere. En su mayoría, el cliente sabe que su compra se asocia a un seguro, pero también puede ocurrir que algunas personas disfruten de una o más coberturas sin saber que las tienen y que han pagado por ellas.
- Las tarjetas de crédito son el mejor exponente de estos casos. Los seguros más habituales con los que se asocian protegen contra robos al sacar dinero de un cajero automático y cubren al titular durante los viajes que realiza, si los ha abonado con tarjeta. En este último supuesto -más allá de las diferencias entre las entidades que las expiden-, los seguros cubren las cancelaciones y los retrasos de los vuelos, los gastos de hospitalización y enfermedad o las averías en los coches de alquiler. Estas pólizas no son gratuitas, ya que la prima se abona con el coste anual del mantenimiento de la tarjeta. No obstante, el usuario no debe pagar un dinero extra por ellas, ni contratarlas aparte.
- La compra de vehículos -en general, motocicletas y turismos- es otro ramo donde los seguros gratuitos son la estrella. Su auge es tan llamativo como reciente. Diversas marcas y concesionarios diseñan promociones de compra en las que, por el mismo precio de mercado, se contratan pólizas a todo riesgo o de responsabilidad civil con la adquisición del vehículo. No hay truco en la oferta. Sin embargo, hay condiciones. La principal es que la duración de la póliza gratuita es limitada. Al cabo de un año, cuando toque renovarla, el titular del coche o la moto deberá correr con los gastos. Además, estas promociones no son válidas para todo el mundo. En general, se exige que el beneficiario sea mayor de 25 años y tenga, como mínimo, una antigüedad de dos años en el carné.
- La adquisición de una vivienda, cuando se realiza mediante hipoteca, se complementa en ocasiones con un seguro de desempleo gratuito. Al igual que ocurre con los automóviles, la gratuidad y la cobertura tienen un plazo finito, ya que si bien estas pólizas asumen las cuotas de amortización del préstamo hipotecario en caso de que el titular se quede sin trabajo o sufra una incapacidad temporal, no lo hacen de manera indefinida: el tope se fija a menudo en 18 meses que, además, sólo pueden ser consecutivos hasta un máximo de seis. Por otro lado, al cabo de uno o dos años, según los casos, si el cliente quiere conservar el seguro, deberá pagar la prima que corresponda.
- La asistencia a eventos sociales y deportivos, así como la presencia física en determinados recintos, lleva aparejada con frecuencia una cobertura gratuita de accidentes. En esta línea, la póliza más novedosa y conocida es la vinculada al fútbol. El denominado Seguro Afición cubre a todas las personas que acuden a un partido de Primera o Segunda División en caso de accidente, agresión de un grupo violento o infarto. Este seguro se obtiene al pagar la entrada, por lo que es fundamental conservarla para reclamar la indemnización. También determinados locales de ocio, salas de fiesta y centros comerciales cuentan con seguros multirriesgos que protegen al edificio y a sus ocupantes en caso de siniestro.
Iniciativas ante la crisis
A las pólizas gratuitas habituales se suman otras que han surgido con la crisis. Las cifras de la Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (ICEA) y de la Dirección General del Seguro (DGS) demuestran que la debacle económica y la destrucción masiva del empleo aún no han mermado la contratación de seguros, si bien la recesión empuja a cancelar (o no renovar) las pólizas ya contratadas. Por esta razón, algunas compañías han lanzado al mercado seguros gratuitos para los clientes que están en paro.
Aunque hay ciertas diferencias entre las aseguradoras, se proporciona como base un "plus" de tranquilidad a las personas que tienen un contrato con las firmas. Les brindan la posibilidad de cubrirles el coste de la póliza si pierden su trabajo. Es decir, mantener vigentes los seguros que tenían contratados, sin que abonen su coste.
Estos programas puntuales -que en algunos casos se extienden durante un año y en otros, durante dos-, se concentran en los seguros de automóviles, motocicletas y trabajadores autónomos que sufran una incapacidad temporal. También hay compañías que no sólo asumen estas pólizas en particular, sino todas. ¿Las condiciones? En el momento de contratar el seguro, el cliente debe tener trabajo. Para beneficiarse del resto de ventajas, debe llevar en paro, al menos, los tres meses anteriores al vencimiento de la póliza y ha de comprometerse a continuar con la aseguradora.
Consejos para ahorrar sin sorpresas
En la práctica, los seguros se consideran gratuitos porque no se paga de forma adicional por ellos, pero se necesita una prima para formalizarlos, que abona una empresa, una entidad, la propia aseguradora en sus planes anticrisis o el cliente cuando adquiere un bien o un servicio.
En la práctica, los seguros se consideran gratuitos porque no se paga de forma adicional por ellos, pero se necesita una prima para formalizarlos, que abona una empresa, una entidad, la propia aseguradora en sus planes anticrisis o el cliente cuando adquiere un bien o un servicio.
- En el momento de comprar o contratar un servicio, hay que preguntar por los seguros asociados al mismo. Esto es, saber si implican pólizas, cuáles son, qué cubren y en qué condiciones.
- Conocer las coberturas evitará contratar pólizas similares o iguales por otra vía. Ayudará a economizar el coste anual de los seguros duplicados.
- Conviene revisar las cláusulas, cerciorarse de los riesgos que cubre y averiguar qué compromisos reviste un seguro que se oferta de manera gratuita. En ocasiones, a cambio de esa gratuidad inicial, el cliente puede ligarse a la compañía mediante un contrato de permanencia que, quizá, no le interese.
- Es útil conocer qué requisitos se deben cumplir para cobrar la indemnización pactada en caso de siniestro. Si se acude a un partido de fútbol de Primera o Segunda división, hay que conservar la entrada. En los viajes, se requiere el billete y la factura. Controlar estos detalles burocráticos evitará llevarse un disgusto.
- Es imprescindible saber con exactitud qué cubre el seguro, ya que no siempre se corresponde con la idea que tiene el cliente. La mayoría de las quejas y reclamaciones que se cursan ante la DGS se refieren a divergencias en la interpretación del clausulado de los contratos. Más allá de que la póliza se regale, debe ser práctica.
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