28.6.08

Cómo ahorrar en un restaurante

Comer a cuerpo de rey... con salario de plebeyo

El precio de un menú puede reducirse a la mitad si se reserva "online" o se aprovechan las ofertas especiales de determinados días de la semana

Ahorrar dinero en las compras o en los servicios cotidianos es algo bastante sencillo para quienes saben administrarse bien. Pero la vida es más que rutina, y, a pesar de que los cumpleaños, las despedidas o alguna ocasión especial son motivo de festejo, también pueden convertirse en un desagradable aprieto financiero. O, cuando menos, en un momento incómodo. La austeridad de toda una semana -a veces, de todo un mes- puede venirse abajo tras una salida costosa; de hecho, sucede con más frecuencia de la que muchos desearían. Así, una cena romántica, una comida de trabajo, unos pinchos con amigos o una celebración familiar que tengan como escenario un restaurante son capaces de saciar el apetito mientras ponen a dieta la cartera. Pero hay algunas recetas para evitarlo como la reserva de mesa "online", la elección de un local en función de su ubicación o las salidas a cenar en determinados días de la semana, que pueden reducir el precio de un menú a la mitad.

Planificar y reservar por Internet
Con un poco de imaginación cualquier celebración puede hacerse sin tener que acudir a un restaurante -una comida tipo "picnic" en el campo o una cena en casa a la luz de las velas solucionan muchos problemas y hasta gozan de cierto encanto-, pero no siempre es posible escapar de la mesa, el mantel y la factura. La pregunta es, ¿se puede ahorrar en un restaurante sin llegar al extremo de colocar una mosca en la sopa, hacerse pasar por crítico de cocina, fregar los platos del local o salir corriendo a mayor velocidad que el mesonero? La respuesta es que sí.

La planificación es la mejor receta para pagar menos por una comida o una cena. Disponer de cierto tiempo de antelación permite prever la salida, calcular cuánto es lo máximo que se está dispuesto a gastar y buscar con un poco de calma diferentes opciones que se ajusten al presupuesto. Al igual que sucede con las compras, buena parte de los excesos en los restaurantes se originan en elecciones improvisadas y en el impulso del momento. Basta con tener unos días de margen, y algo de paciencia, para descubrir que establecimientos de similar categoría tienen precios muy distintos entre sí.

En el terreno de las previsiones, las reservas anticipadas desempeñan un papel muy importante; tanto, que el precio final de la cena puede reducirse a la mitad. Si bien es cierto que en el mundo de la gastronomía existe una idea muy arraigada que vincula a las reservas con la noción de "lugar caro" o "salida numerosa", también es verdad que, de un tiempo a esta parte, numerosos restaurantes brindan descuentos muy apetecibles por el mero hecho de hacer una reserva "online". En efecto, las rebajas por anticipación ya no se ciñen solamente al ocio y la cultura. Algunas páginas que promocionan hoteles y vuelos baratos han diversificado su oferta y cuentan ya con cientos de restaurantes registrados con distintos descuentos en casi todas las ciudades de España.

Uno de estos sitios web -el primero que lanzó el servicio- ofrece alternativas en más de 2.000 establecimientos así como la posibilidad de que el usuario los elija por precio, ciudad, zona, ambiente o tipo de comida. Los descuentos oscilan entre el 5 y el 50% sobre el precio habitual de la carta y varían en función del restaurante, el día de la semana y la hora, pues los almuerzos son más baratos que las cenas. Algunos ejemplos tomados al azar son muy útiles para ilustrar el mecanismo:
  • Madrid: el coste del menú degustación de un local de comida italiana ubicado en el corazón de la ciudad se reduce exactamente a la mitad (de 40 a 20 euros) por el mero hecho de hacer la reserva "online".

  • Barcelona: el precio de un conocido restaurante situado en el puerto desciende de 45 a 36 euros los martes y miércoles.

  • Valencia: un local de comida árabe con mucho encanto ofrece descuentos del 10% en las reservas anticipadas para los lunes, martes y miércoles.
Las oportunidades se diseminan a lo largo y ancho del país, donde muchos restaurantes y bares de tapas sacian el apetito por menos de 15 euros.

La ventaja de estos sistemas -además de sus precios- es que toda la información está centralizada en el ordenador de casa y que, una vez hecha la reserva, no hace falta ni siquiera llamar al restaurante para pedir una mesa. Los promotores de la iniciativa recomiendan, no obstante, confirmar la oferta contratada al llegar al establecimiento para evitar sorpresas, y señalan que es muy importante la puntualidad, pues un retraso de más de 15 minutos da derecho al local a cancelar la promoción pactada. A su vez, y aunque algunos de estos descuentos parezcan poco rentables para los dueños de los restaurantes, lo cierto es que las ofertas de este tipo aseguran tener clientes en los días menos activos de la semana y dar a conocer sus platos estrella y sus servicios.

Hora, día y lugar
Hay otros modos de ahorrar sin tener que hacer reservas virtuales y, para ello, el calendario y el callejero son dos leales aliados. En términos generales, las comidas son más asequibles que las cenas (en ocasiones, hasta un 40% más baratas), así que todos aquellos compromisos que se puedan desviar al mediodía resultarán igual de sabrosos al paladar, pero más provechosos para el bolsillo. A su vez, los días de la semana inciden también en los costes. Los restaurantes, usualmente, aumentan los precios del menú en los festivos y los fines de semana, mientras que abaratan la carta en las jornadas de menor demanda, como los martes y miércoles. Si el motivo de la comida no está ligado a una fecha exacta, es posible disfrutar de un buen plato por un precio bastante inferior al que se pagaría en los días de fiesta.

Por otra parte, la ubicación del restaurante es un factor de carestía. En algunos de ellos el lugar va incluido en el precio, ya que ofrecen, además de la comida, un entorno o unas vistas codiciadas. Sin embargo, la elección geográfica del local no tiene por qué producirse solamente por la negativa; es decir, por aquello de que un barrio sea "chic" o caro y que ello se convierta en un impedimento al salir. Una estrategia muy útil para elegir un sitio bonito pasa por buscar establecimientos que se encuentren en zonas con una alta concentración de empresas y oficinas. En dichos enclaves también existe un gran número de restaurantes que se preocupan por ofrecer menús más asequibles, pues apuestan por satisfacer la demanda de los clientes habituales: quienes trabajan en el entorno. Aunque no todos los locales brindan igual calidad en el servicio o los platos, sí tienen buenos precios y, muchas veces, comida casera y atención familiar.

Menú del día y menú degustación
El tipo de restaurante elegido y apetito del comensal son dos cuestiones que se deben tener en cuenta para ahorrar en una salida. La mayoría de los locales tiene, además de la carta, un menú sugerido o "del día". Si el cliente desea una comida completa -entrante, plato principal, bebida y postre-, estos menús son ideales, pues resultan mucho más económicos que la elección de especialidades a la carta. Aunque la variedad se reduce a tres o cuatro platos distintos, el coste también disminuye sin que la calidad sea menor. No obstante, si se quiere disfrutar de un único plato o no se tiene gran interés por los vinos y los postres, es conveniente echarle un vistazo a la carta. En ese supuesto, es probable que la elección específica acabe siendo más rentable.

El menú degustación es otra alternativa interesante a la hora de salir a comer. Quizá no sea la más barata de todas, pero sí equilibra muy bien la relación coste-beneficio, especialmente en los locales de prestigio donde se ofrece cocina de autor. Algunas veces, el motivo de la comida o la cena requiere elegir un establecimiento de renombre y eso puede suponer un problema; sobre todo a fin de mes. La elección de platos a la carta en restaurantes distinguidos no está al alcance de cualquiera y, llegado el caso, es bastante probable que con tantas especialidades sabrosas resulte muy difícil escoger. Los menús degustación resuelven situaciones de este tipo. Por un lado, permiten probar varios platos y postres sugeridos por el chef. Por otro, el precio está determinado de antemano y suele ser menor al coste final que supondría una comida o una cena al uso.

Atreverse con las novedades
"Más vale lo malo conocido que bueno por conocer", versa un refrán. El dicho popular alude al miedo de probar cosas nuevas, aunque no precisa hasta qué punto ese temor puede resultar algo caro. Atreverse con la novedad en el sector hostelero redunda muchas veces en un notable beneficio para los clientes. Tanto los pequeños establecimientos como los que forman parte de grandes cadenas suelen ofrecer buenos descuentos para promocionar una inauguración o una reciente apertura. Algunas veces restan un determinado porcentaje sobre el precio final. Otras, lanzan un menú fijo con bonificación de "2x1" u ofrecen una copa o un café sin coste, como "atención de la casa". Asimismo, algunos restaurantes con servicio buffet resultan muy económicos. En estos locales, la incomodidad de levantarse de la mesa y servirse uno mismo se compensa con el bajo coste del tique, la amplia variedad de recetas y la posibilidad de comer hasta el hartazgo.

Detalles que importan
Si bien la planificación es el factor que más incide a favor de los clientes, lo cierto es que no siempre se puede prever una comida. En ocasiones, las citas surgen sin previo aviso y sin posibilidad de posponerlas, o también puede ocurrir que sea otra persona la que escoja el restaurante. Las situaciones de este tipo se producen a menudo pero, incluso en estos casos, también es posible ahorrar.

La elección de los platos es un punto decisivo. Dependiendo del lugar y la temporada, algunas especialidades serán más baratas que otras. Evitar los platos que se basen en productos que escasean o aquellos que estén hechos con ingredientes habitualmente costosos puede reducir significativamente los costes. Asimismo, si los comensales tienen cierta confianza entre sí, siempre pueden pedir un entrante para compartir. Además de los platos, las bebidas que se eligen también son importantes para el ahorro. Beber agua es más barato que beber vino y, en algunos restaurantes, la decisión puede disminuir de manera significativa el importe final. Por último, prescindir del aperitivo y de las copas tras el café aliviará bastante al bolsillo, ya que los cócteles y licores son habitualmente caros.

1 comentario:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Hay otra forma... si vas en pareja, pides un baso de agua y pides dos pagitas... Lo mismo ni te lo cobran, jajajaja