27.6.08

"Al preguntar por los árabes, los jóvenes son más sinceros"

Sin decir ni una palabra, Yasmina Elhandi resume la esencia de la interculturalidad. Hija de un libio y una vasca, esta joven estudiante de Ciencias Políticas es la prueba de que la integración es posible y existe. «La globalización nos parece un fenómeno reciente y actual, pero nos olvidamos de Marco Polo y sus viajes», señala.

«Mi padre pertenece a una generación de libios que vino a España en la década de los setenta con becas del Gobierno para estudiar. Muchos de ellos se enamoraron aquí y se casaron, como pasó en mi familia. En nuestro caso, cuando mi padre terminó sus estudios, nos fuimos a vivir a Libia. Regresamos de manera permanente en 1996, aunque veníamos aquí a pasar todos los veranos». La charla con Yasmina Elhandi comienza con este pequeño relato cargado de información.

El encuentro tiene lugar en el Edificio Ensanche, en Bilbao, donde esta semana se han concentrado varias actividades y exposiciones del II Festival 'Gentes del Mundo'. Entre ellas, una muestra cultural organizada por el Centro Vasco Árabe Libio y la Fundación de Cultura Islámica. Como miembro de la colectividad libia en Euskadi, la joven se ha dedicado durante estos días a impartir un taller de escritura árabe y, sobre todo, a despejar las dudas y los estereotipos que existen sobre el modo de vida y el Islam.

«Lo que me gusta de esta exposición es que no se centra solamente en el plano religioso, sino que aborda todos los aspectos culturales. Muchas veces se liga a los árabes con la fe musulmana, pero son dos conceptos distintos. Ser árabe es una nacionalidad. Las creencias son optativas», dice. Y para hacer esta idea más clara, precisa que también hay árabes judíos y cristianos, aunque no se suela reparar en ellos.

«Tras los atentados del 11-S hubo una explosión de prejuicios», lamenta. De ahí que el Centro Vasco Árabe Libio haya nacido ese año, en 2001. «La idea era hacer hincapié en la buena relación que siempre ha existido entre los vascos y los libios, difundir nuestra cultura y contrarrestar el miedo con información», enumera. Y esa ha sido, justamente, su labor de esta semana.

«De toda la gente que ha visitado la muestra y me ha preguntado por la cultura árabe, los más sinceros han sido los jóvenes -confiesa-. De alguna manera, ellos te dicen las cosas que piensa todo el mundo pero que nadie se atreve a mencionar». Por ejemplo, la idea de que las mujeres árabes sufren malos tratos o que la sociedad islámica es demasiado machista. «Aunque cada país es un mundo, y los árabes estamos apegados a las tradiciones, sí se han producido realmente cambios porque las sociedades se rejuvenecen. Además, la religión islámica siempre fue muy adelantada. Cuando explico que el Profeta se casó con una mujer viuda, quince años mayor que él y dueña de su propio negocio, la gente flipa».

Otro dato que resulta curioso es la prohibición de 'matar' árboles. «Sí, árboles -repite Yasmina-. Suena un poco raro, pero la cultura islámica es muy ecologista». Y pacifista, ya que «Islam significa paz».

Camello y parabólicas
Luego están las confusiones más inofensivas, «como creer que Libia y Líbano son el mismo país», o las imágenes más arraigadas, que les vinculan al desierto. «Todavía recuerdo cuando era niña y venía de vacaciones. Me llamaba la atención que aquí no existieran muchos adelantos tecnológicos y que, sin embargo, la gente siempre me preguntara si viajábamos en camello. No entendía lo del camello... ¡si en casa teníamos dos antenas parabólicas!», exclama divertida. Aun así, Yasmina sostiene que ambas culturas pueden coexistir sin ningún tipo de problemas. «El mundo es para las personas y hay que disfrutarlo libremente. Aunque nazcas en un sitio, ante todo eres ciudadano universal», concluye.

1 comentario:

La sonrisa de Hiperion dijo...

Quien quiera olvidar que olvide, pero en esta tierra de la Piel de Toro, hace mucho tiempo, vivían en total armonía y respeto, árabes, judíos y cristianos... El que quiera entender que entienda... Córdoba, Toledo, Granda...
Saludos