28.6.10

"Quería hacer algo que ayudara a mejorar la vida de los demás"

El abogado colombiano Jofred González Portela vive en Euskadi desde hace nueve años y subraya la necesidad de impulsar iniciativas interculturales



Bilbao ha celebrado estos días la IV edición del Festival Gentes del Mundo, una iniciativa lúdica, social y de encuentro que arrancó el miércoles pasado y concentró la mayor parte de sus actividades durante el fin de semana en El Arenal. Además de las actuaciones musicales, los talleres y la gastronomía, el evento inauguró este año un concurso de cortometrajes sobre la diversidad cultural con quince filmes que se proyectaron el jueves en el salón de actos de Bolunta y en los cines Capitol.
Más de cuarenta asociaciones e infinidad de personas trabajaron para hacer posible esta fiesta. Entre ellas, Jofred González, un abogado colombiano que llegó a Euskadi hace nueve años y que, casi desde el comienzo, se vinculó a distintos proyectos sociales, de desarrollo y cooperación. «Este tipo de celebraciones son muy importantes para generar un acercamiento entre personas de diferentes culturas y contribuyen a hacer aún más cosmopolita a Bilbao», subraya.
Su vocación por la labor comunitaria viene de lejos. En Colombia, además de ejercer como abogado y trabajar para el Gobierno de su país, había cursado un master en Gestión de Proyectos Sociales y aplicaba lo aprendido con frecuencia, pues tenía un cargo público, de nivel ejecutivo, que le colocaba allí donde estaban las necesidades de la gente. «Mi experiencia profesional me dio mucho bagaje en cuestiones de trabajo social», dice. En paralelo, le quitó otras.
Como abogados del Estado, Jofred y sus compañeros de oficina se encargaban de combatir las irregularidades, incluidas las de tipo fiscal. La tarea, aunque necesaria, no es la ideal para hacer amigos, mucho menos cuando toca embargar las priopiedades de «una persona peligrosa». Eso fue lo que le ocurrió a él. «Estudias, trabajas, avanzas en tu carrera y de pronto te llega un caso que te da vuelta la vida. Si lo dejas pasar, estás prevaricando. Si haces lo que debes, te llega una amenaza».
Cambio de planes
Él hizo lo que debía y le instaron a tomarse un receso en el cargo. «Fue por seguridad y era algo temporal -relata-. Decidí aprovechar ese periodo para viajar por Europa y estudiar acá». De aquello han pasado diez años. «Salí de Cali hacia Milán, donde vivía una amiga, y luego viajé a Barcelona, porque allí vivía una prima de mi madre. En uno de los paseos, llegué a Bilbao y me encantó. Me sorprendió mucho el color verde del paisaje y la vegetación exuberante, que me hizo acordar a Colombia. Decidí que era un buen lugar para quedarme y estudiar hasta que volviera», resume.
Tal como tenía previsto, Jofred se matriculó en la UPV e hizo un master en Cooperación Internacional. Al terminarlo, homologó su título, comenzó un doctorado e hizo una especialización en Derechos Humanos. «Tenía claro que, además de las leyes, iba a estudiar cuestiones relacionadas con las personas; cosas que me permitieran mejorar en algo la calidad de vida de los demás», explica. Entre tanto, el regreso a Colombia se hecho esperar. La vida cambia, sobre todo «cuando conoces a la madre de tu hijo».
Enamorarse y ser padre no era parte del plan inicial, pero ocurrió. «Mi hijo tiene ahora ocho años y es feliz aquí. Nació en el País Vasco, así que este es su lugar. No sé si algún día volveré a vivir en Cali; lo que está claro es que el momento no ha llegado. Si al final decido regresar, será cuando mi hijo sea grande, más independiente y tenga herramientas para adaptarse. Ya no estoy solo en el mundo y tengo que pensar por otra persona además de por mí».

Por supuesto, hay cosas que echa de menos, como el trabajo que tenía y la familia. También se emociona cuando va y el avión aterriza en su ciudad. No obstante, es realista y práctico. «He hecho una vida aquí, lo que más me importa en el mundo está aquí... hasta me he nacionalizado. No reniego de mi país, me gusta mucho, pero no es lo mismo viajar con un pasaporte europeo que hacerlo como colombiano».


22.6.10

Viajar a Sudáfrica: nueve consejos prácticos para disfrutar de la aventura más mundial

Se puede contratar un paquete completo en una agencia o viajar por cuenta propia, una alternativa más laboriosa pero más económica

Los mundiales de fútbol, además de concitar la atención de millones de espectadores alrededor del globo, son capaces de convertir cualquier lugar del planeta en un destino de peregrinación turística. No importa lo lejos que esté o lo caro que sea: cientos de miles de aficionados viven el torneo como una cita ineludible con el deporte, la diversión y, en este caso, el exotismo. El primer mundial celebrado en el continente africano ha logrado despertar la curiosidad de infinidad de personas. Muchas de ellas llegaron allí el primer día y permanecerán hasta el último. Otras preparan ya sus maletas y hay quienes todavía se lo piensan. Aún hay tiempo para animarse a viajar e, incluso, conseguir entradas. Numerosas agencias turísticas ofrecen paquetes completos. ¿Hay otra opción? Sí, hacer todo uno mismo, una alternativa más laboriosa, pero también más económica. Sea como sea, si se decide viajar, conviene recordar una serie de consejos y datos prácticos.

1 Cómo llegar
Aunque es posible viajar a Sudáfrica por tierra y por mar, la manera más rápida, efectiva y segura de llegar es en avión. Muchos turistas han arribado estos días en cruceros o en coche desde países limítrofes, pero el país tiene varios aeropuertos, está muy bien comunicado con el resto del mundo y las principales aerolíneas aterrizan cada día en él. Los billetes se pueden comprar por Internet (tanto en las páginas oficiales de cada empresa como en otras que reúnen las ofertas de varias firmas) y su precio oscila entre 800 y 2.000 euros, en función de la compañía elegida y de las fechas de ida y regreso. Sobre el tiempo, un vuelo directo desde Madrid a Johannesburgo dura 10 horas.

2 Dónde alojarse
La oferta para dormir es amplia, diversa y se ajusta a todos bolsillos, ya que va desde el típico hotel de ciudad hasta pequeñas granjas y cabañas alejadas del bullicio. Una curiosidad que recoge la Federación de Hostelería Sudafricana (FEDHASA) es el doble sistema de calificación de los establecimientos. Además de las típicas estrellas, hay una regulación por colores. Un distintivo de color plata significa que el servicio es de calidad superior, mientras que un distintivo rojo oscuro indica que los servicios son aceptables.

En las ciudades hay varias alternativas a los hoteles tradicionales. Entre ellas, los hostales, los albergues, los pisos de alquiler para turistas y las habitaciones en casas de familias. Si el objetivo es disfrutar del Mundial, convendrá hospedarse en las zonas urbanas más que en las rurales. Sin embargo, las granjas y las cabañas están muy bien equipadas y son una buena opción para hacer otro tipo de turismo y conocer algo más del país. Otra sugerencia: si bien a veces se consigue un mejor precio de alojamiento cuando ya se está en el lugar, en este caso es aconsejable reservar desde España. Sólo entre el 1 y el 15 de junio, el país recibió medio millón de turistas futboleros y se prevé que la cifra aumente en las próximas semanas.
3 Comprar las entradas
Para evitar falsificaciones, timos, fraudes y sorpresas de última hora, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) inauguró el 15 de abril una red oficial de puntos de venta. Estos centros se localizan en las principales ciudades sudafricanas y abrirán todos los días hasta el final del Mundial. Las direcciones exactas y los horarios de atención al público están disponibles en la web de la Federación. Además, es posible adquirir las entradas por Internet, también en el portal de la FIFA, aunque es preciso registrarse antes como usuario. Si bien aún hay pases disponibles para todos los encuentros, los responsables del certamen recomiendan hacer la compra on line, ya que en los puntos de venta se han registrado largas colas de espera.

Para cada encuentro, hay tres precios diferentes que dependen de la ubicación del espectador. El coste de las entradas crece conforme se avanza en las rondas eliminatorias. Asistir a un partido de grupos (los iniciales) cuesta entre 64 y 128 euros, presenciar un encuentro de cuartos de final vale entre 120 y 240 euros, y disfrutar de la final en directo supone un desembolso entre 320 y 720 euros. El abono más barato para ver todos los partidos de un equipo cuesta 1.003 euros.

4 Desplazarse por el país
En avión. Hay vuelos diarios (directos y con escalas) que unen Ciudad del Cabo con las principales localidades, como Durban, Johannesburgo y Pretoria. También hay aeropuertos en Port Elizabeth, Kimberley, East London y Bloemfontein. La compañía nacional South African Airways cubre las rutas principales. Para hacerse una idea de las distancias, desde Ciudad del Cabo hasta Johannesburgo, Durban o Pretoria, la duración del vuelo es de dos horas.
  • En tren. Los núcleos urbanos de Johannesburgo, Pretoria y Ciudad del Cabo tienen trenes de cercanías. Todos los convoyes cuentan con vagones de primera y segunda clase, y muchos disponen de coches cama. Los niños menores de dos años no pagan billete y entre dos y once años pagan la mitad. En función del trayecto, el viaje puede durar entre 24 y 38 horas. Los servicios disponibles mas destacados son:
    -El Blue Train, un tren rápido de lujo que sale cada dos días y une Pretoria con Johannesburgo y Ciudad del Cabo.
    -El Trans-Oranje, de frecuencia semanal, que va desde Ciudad del Cabo a Durban y pasa por Kimberley y Bloemfontein.
    -El Trans-Natal Express, que cubre el trayecto de Durban a Johannesburgo todos los días.
  • En autobús y taxi. Los viajes por carretera entre Ciudad del Cabo y las principales ciudades del país tardan entre 15 y 18 horas. Hay compañías de autobuses que disponen de vehículos modernos y cómodos, como Greyhound o Translux. También se puede hacer el trayecto en taxi. Eso sí, cuando se va a cubrir un trayecto largo interurbano, los touroperadores recomiendan pactar con el taxista el precio de antemano.
  • En coche. En Sudáfrica, al igual que en Reino Unido, se conduce por la izquierda. Para conducir un coche, sea turismo o furgoneta, es necesario presentar un permiso internacional y se requiere que la edad mínima del conductor sea de 23 años. Quien quiera alquilar un vehículo y conducirlo, deberá tener un carné con cinco años de antigüedad como mínimo. No obstante, para quienes no cumplan estos requisitos o no se atrevan a circular por la izquierda, cabe la posibilidad de alquilar coches con conductor.
  • 5 Clima
    Cambiar de hemisferio exige pensar "al revés", por lo menos en lo que respecta al clima. El invierno en Sudáfrica comienza ahora, en junio, y se extiende hasta septiembre. Hay que descartar la idea del país árido, seco y caluroso. En esta época del año, los días son soleados y agradables, aunque por las noches baja bastante la temperatura. Puede haber varios grados bajo cero, heladas, temporales de lluvia y vientos muy fuertes. Además de las prendas de media estación, no hay que olvidar poner en la maleta ropa de abrigo.

    6 Pasaportes y visados
    Los ciudadanos españoles no necesitan visado para ingresar en Sudáfrica, pero su estancia no puede superar 90 días naturales. El pasaporte, además de estar en vigor, debe continuar con validez durante 30 días después de finalizado el viaje (como mínimo) y debe contar con dos páginas en blanco para los sellos. Esto significa que si el pasaporte está a punto de vencer o tiene ya demasiados sellos, el turista deberá hacerse uno nuevo para viajar con tranquilidad.
    7 Dinero
    La moneda oficial de Sudáfrica es el rand. Obtener dinero en efectivo es sencillo, ya que hay casas de cambio, bancos y entidades que realizan conversión de divisas. Algunos comercios grandes y la mayor parte de los hoteles también ofrecen este servicio a los turistas, pero en estos lugares la tasa de cambio siempre será más desfavorable que en un local especializado. Para manejarse con los precios en la calle y evitar timos, hay que tener presente que, más o menos, 1 euro equivale a 10 rand.
    8 Salud
    Para viajar a Sudáfrica es necesario tomar ciertas precauciones en materia sanitaria, tanto antes de partir como durante la estancia. Aunque los hospitales y los ambulatorios urbanos son buenos, es imprescindible llevar contratado un seguro médico y vacunarse contra la malaria y la fiebre amarilla antes de emprender el viaje.

    Una vez allí, es fundamental la prevención de otras enfermedades que tienen bastante incidencia en el país, como el cólera y el VIH (calificado de pandemia). Las autoridades sanitarias recomiendan cuidar la alimentación (en especial el agua que se bebe y la higiene de los alimentos) y evitar prácticas sexuales de riesgo.

    9 Teléfonos de interés
    Para obtener información sobre situaciones específicas, tanto en España como en el continente africano, conviene dirigirse a las embajadas y los consulados de ambos países.
    -Embajada de Sudáfrica en España: 91 436 37 80.
    -Consulados honorarios de Sudáfrica en España: Barcelona, 93 506 91 00. Islas Canarias, 92 826 54 52. Vizcaya, 94 464 11 24.
    -Embajada de España en Sudáfrica: 00 27 12 460 01 23 (si se llama desde el extranjero) y 012 460 01 23 (si la llamada es local).

    21.6.10

    "Los bolivianos de Euskadi necesitamos un consulado ágil"

    El arquitecto boliviano Marco Ramírez Treviño denuncia que sus compatriotas están «desatendidos» y por ello acaban «cayendo en manos de las redes de tramitadores»




    Se marchó de Cochabamba hace diez años para cursar un posgrado y ver mundo. Aunque trabajaba en una alcaldía como jefe de Normas Urbanas, Marco Ramírez quería algo más. «El aparato estatal y su funcionamiento tienen sus condicionantes», explica este arquitecto que prefirió la formación profesional a la seguridad de un trabajo. Tras evaluar sus opciones, decidió inscribirse en la Universidad Politécnica de Valencia para hacer un doctorado en Urbanismo, Territorio y Sostenibilidad. «Mi hermano ya vivía en la Comunidad Valenciana, y eso me alentó a dar el paso. Estuve allí tres años y medio, hasta que me otorgaron una beca para hacer una especialización en la UPV sobre Ordenación y Gestión del Territorio. Esa es la razón por la que estoy aquí: vine a hacer un curso a Bilbao y aquí me quedé».

    La frase es un buen resumen, aunque la historia no es tan lineal, pues cinco años después de marcharse, Marco regresó a Bolivia. «Llevaba mucho tiempo fuera y quería ver por mí mismo cómo estaban las cosas. Incluso pensé en quedarme, ya que me ofrecieron trabajo. El problema es que me propusieron asumir un cargo público, de designación política, que no tenía asegurada la continuidad. Honestamente, no era lo que buscaba, y preferí volver al País Vasco».

    Marco explica que, en su país, la capacidad de ahorro es mínima y que, debido a ello, «mucha gente con formación decide marcharse y buscarse la vida fuera». Añade que tuvo suerte, pues contó con el apoyo de sus padres para estudiar y viajar. Si bien el perfil del inmigrante es variopinto, sostiene que entre los extranjeros «hay muy buenos profesionales y, sobre todo, personas capaces de hacer trabajos de calidad, aunque no siempre tienen la oportunidad de demostrar lo que valen. Hay que romper con el estereotipo del latinoamericano chapucero, con el menosprecio y con la explotación».

    En su caso, agradece haber tenido la ocasión de poner en práctica sus competencias y, de hecho, subraya que le fue más facil integrarse aquí, en el norte. No obstante, tardó en abrirse un hueco. «Empecé a trabajar en lo que había o en lo que podía, y fue muy duro. La experiencia me sirvió mucho como persona y como profesional, para valorar más el trabajo de los otros. Trazar una línea en el ordenador es fácil; fabricar una viga, no. Ahora sé lo que cuesta construir un metro cuadrado de muro», dice.
    «Las cosas no funcionan»
    Marco también sabe lo que cuesta obtener un permiso de trabajo y residencia para legalizar la situación administrativa. El proceso de estudiante a autónomo fue largo. En ese sentido, remarca que sus compatriotas están «desatendidos» y que esa realidad deriva en otras más problemáticas, como la aparición de los 'tramitadores'. «Me he reunido un par de veces con nuestra embajadora en Madrid para explicarle que los bolivianos de Euskadi necesitamos un consulado ágil. Hoy por hoy no lo tenemos. Las cosas no funcionan como deberían y, al amparo de esas carencias, han surgido personas que se aprovechan de las necesidades ajenas», explica.

    Los 'tramitadores' son buena prueba de ello. «Son particulares que se encargan de conseguir los documentos que necesitas traer de tu país para hacer trámites importantes aquí; por ejemplo, un certificado de antecedentes penales, o una partida de nacimiento. Se supone que eso es tarea de un consulado, pero la gente acude a ellos porque son más rápidos. Claro que estos individuos te cobran los trámites tres o cuatro veces más caro de lo que cuestan en realidad, y de esos ingresos no declaran nada. Se forman redes, es un secreto a voces, y eso no puede ser», denuncia Marco, visiblemente indignado.

    «Queremos instaurar un consulado capaz de frenar ese tipo de cosas, que nos acaban desprestigiando a todos», señala este arquitecto, que ya ha dado los primeros pasos: «La comunidad boliviana en Euskadi roza las 12.000 personas. Fíjate si la necesidad será grande, que ya hemos reunido más de 2.000 firmas».


    Videocámaras de seguridad en espacios públicos: quejas ciudadanas al alza

    Los dispositivos de videovigilancia permiten prevenir incidentes en la vía pública, pero numerosos ciudadanos se sienten avasallados por su presencia

    La seguridad de los usuarios es un asunto prioritario. Tanto en España como en el resto del mundo, cada vez hay más ciudades que utilizan sistemas de vídeo para controlar y prevenir los incidentes en la vía pública. El aumento de la violencia en las calles, el incremento de los robos y las agresiones, o las amenazas globales como el terrorismo y los enfrentamientos bélicos han facilitado la instalación de estos dispositivos en las principales urbes del planeta. Pero son numerosos los ciudadanos que se sienten avasallados por su presencia en el barrio o en los sitios que frecuentan. La videovigilancia es hoy el tercer motivo de reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos.

    Videocámaras: cada vez más
    ¿Libertad o seguridad? El viejo debate nunca muere. En una sociedad amenazada por el terrorismo y con índices de violencia en aumento, parece ganar terreno la segunda. El uso de videocámaras está muy extendido en toda Europa. En Londres, se calcula que hay una cámara por cada catorce personas. En el resto de las ciudades de la Unión Europea, aunque la tasa es bastante inferior, aumenta con rapidez. Los núcleos urbanos españoles forman parte de esa tendencia creciente. Desde Galicia a Valencia y de Cataluña a Andalucía, todas las capitales de provincia y muchas ciudades intermedias cuentan con cámaras de vigilancia para proteger a sus habitantes, a los turistas que las visitan y al patrimonio en general.

    Unas veces, los dispositivos se instalan donde son habituales grandes concentraciones de personas, como los estadios de fútbol o las estaciones de metro. Otras, en zonas poco transitadas u oscuras que, por ello, facilitan la comisión de actos delictivos. También las hay en lugares turísticos -los preferidos de los carteristas-, en barrios "conflictivos" donde las tasas de criminalidad son elevadas o en las inmediaciones de los monumentos y edificios públicos susceptibles de sufrir actos vandálicos. El factor común es que las videocámaras se colocan donde se registran más sucesos o donde tienen más probabilidades de ocurrir.

    Pero la instalación de cámaras de seguridad no es lo único que aumenta. También lo hacen las denuncias y las quejas de numerosos ciudadanos que se sienten avasallados por la presencia de estos dispositivos en su barrio o en los sitios que frecuentan. La videovigilancia es el tercer motivo de reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), un organismo que ha visto duplicarse las denuncias por esta causa en apenas un año. Durante 2009, se presentaron 721 quejas formales -casi dos al día- y se aplicaron 117 sanciones.

    Según el anuario de la AEPD, los argumentos más utilizados en la presentación de las denuncias fueron:
    • La ausencia de carteles que informasen de la presencia de las cámaras
    • La grabación de imágenes de la vía pública desde el interior de los comercios o edificios
    • La ausencia de un contrato con una empresa de seguridad acreditada para manejar la información obtenida.

    Las tres cuestiones plantean un debate muy interesante sobre la obligación de garantizar la seguridad colectiva sin vulnerar el derecho individual a la intimidad, incluso en la vía pública. Pero más allá de esta discusión fundamental, la multiplicación de denuncias y sanciones plantea otras preguntas prácticas, como la aprobación de leyes que regulen el uso de videocámaras, dónde pueden instalarse y dónde no, qué obligaciones tiene la empresa o institución que las coloca, qué sucede con las imágenes grabadas y cuánto tiempo se guardan.

    Control legal
    La instalación y puesta en marcha de videocámaras en la vía pública está regulada por ley. Para tranquilidad de los transeúntes, hay más de una norma que regula su modo de empleo. La Ley Orgánica 4/1997 controla la utilización de estos dispositivos por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, mientras que la Instrucción 1/2006 de la AEPD salvaguarda el derecho a la intimidad y a la privacidad de los ciudadanos. Ambas normativas, al igual que el Real Decreto 596/1999 (que establece cómo ha de desarrollarse y ejecutarse la ley orgánica) y la Ley 23/1992 (que regula el funcionamiento y los límites de la seguridad privada) están a disposición de todos los ciudadanos en las ediciones impresas y digitales del BOE.

    Las ideas fundamentales que se desprenden de las normas vigentes son las siguientes:
    • A diferencia de lo que ocurre en otros países, la legislación española equilibra las necesidades de prevención de la delincuencia en los espacios públicos urbanos y el respeto de los derechos a la privacidad, la intimidad y la propia imagen, también en los lugares públicos de convivencia.
    • Hay dos fines que se atribuyen al empleo de videocámaras y ambos son de naturaleza preventiva. El primero es asegurar la convivencia ciudadana y erradicar la violencia. El segundo es prevenir la comisión de delitos, faltas e infracciones administrativas.
    • La instalación de una cámara exige la colocación de un cartel que informe de su presencia. Debe seguir el modelo oficial y estar en un lugar visible, tanto en espacios abiertos como cerrados.
    • En estos distintivos, deben figurar los datos de la empresa o de la institución responsable de las cámaras. Es obligatorio poner a disposición de los usuarios interesados unos impresos donde se detalle cuál es la finalidad de las imágenes que se graban, quién es el destinatario de las mismas, quién es la persona responsable de esos ficheros y cómo puede ejercer sus derechos el ciudadano.
    • Las cámaras que se instalan en espacios privados no pueden obtener imágenes de espacios públicos, salvo que resulte imprescindible para la finalidad de la vigilancia o que no se pueda evitar por el lugar donde están ubicadas. Tanto en un supuesto como en el otro, debe evitarse cualquier tratamiento de datos innecesario o irrelevante.
    • En esta línea, las imágenes sólo se pueden tratar cuando son adecuadas y pertinentes en relación al ámbito y las finalidades determinadas, legítimas y explícitas que hayan justificado la instalación de las cámaras.
    • Además, la colocación de videocámaras sólo es admisible cuando la vigilancia que se pretende realizar no se puede llevar a cabo por otros medios que resulten menos intrusivos para la intimidad de las personas y su derecho a la protección de datos. Si hay otra alternativa viable, que no exija esfuerzos económicos o humanos desmesurados, debe optarse por ella.
    • Si se crea un fichero de imágenes (si se graban), los responsables deben notificarlo a las autoridades e inscribirse en el Registro General. El límite para conservar las tomas grabadas es de un mes. Transcurrido ese plazo, deben borrarse. Más aún: deben eliminarse, incluso, las tomas que contengan infracciones administrativas o penales que no estén relacionadas con la seguridad pública.

    Hay prohibiciones de uso explícitas:

    • No se pueden colocar en el interior de las viviendas ni en sus vestíbulos (salvo autorización del titular o de un juez).
    • No se pueden ubicar en lugares que afecten de forma directa y grave a la intimidad de las personas (aunque estos sean, a priori, sitios donde sí se contempla su colocación).
    • Nunca pueden usarse para grabar conversaciones de naturaleza estrictamente privada.

    Derechos ciudadanos
    Muchas de las obligaciones legales establecidas para quienes instalan las cámaras conllevan, de modo implícito, los derechos individuales que deben respetar. Las personas tienen derecho a que les informen sobre la presencia de estos dispositivos, el radio que abarcan y la finalidad que persiguen. No obstante, hay otros:

    • Ver las imágenes. Toda persona que tenga razones para pensar que aparece en grabaciones efectuadas con videocámaras tiene derecho a acceder a ellas. Para hacerlo, debe enviar una solicitud a la autoridad responsable de esas cámaras, indicar el día, la hora y el lugar en el que presumiblemente se la grabó y aportar una foto para identificarse.
    • Saber qué ha hecho con ellas. En función de los peligros que puedan surgir para la defensa del Estado, la seguridad pública, la protección legítima de terceros o de una investigación en curso, la autoridad responsable de custodiar las grabaciones tiene potestad para decidir si permite o no el acceso de la persona a las imágenes. En cualquier caso, dispone de un plazo de 10 días para notificárselo al interesado y el silencio en contestar se considera positivo. Si la grabación se destruyó o remitió a las autoridades judiciales, el interesado tiene derecho a saberlo mediante una notificación.
    • Exigir su destrucción. Si al ver las grabaciones el ciudadano considera que las imágenes o los sonidos que le afectan no se ajustan a los supuestos previstos por la ley, puede solicitar que se cancelen. Las autoridades deberán responder en un plazo máximo de siete días. Al igual que en el punto anterior, el silencio administrativo se considera favorable a la persona interesada.
    • Presentar quejas y denuncias. Cuando los responsables de instalar las cámaras y gestionar la información registrada no cumplen lo establecido en la ley o niegan a las personas la posibilidad de ejercer sus derechos, éstas tienen potestad y argumentos suficientes como para presentar una denuncia formal. La institución competente para interponer las quejas es la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

    14.6.10

    "Bilbao es una gran escultura que se cincela poco a poco"

    El artista plástico brasileño Adriano Ramos dejó su país para conocer la cultura y las tendencias europeas. Desde hace cinco años, vive en la villa, un lugar «ideal»



    Cambió Florianópolis por Bilbao hace un lustro, cuando una mezcla de éxito y azar le empujó a venir aquí. La última exposición que había preparado en Brasil funcionó muy bien. Recibió el favor de la crítica y la aceptación del público, algo que se reflejó en las ventas de las obras. Adriano Ramos percibió una buena cantidad de dinero por su trabajo y, entonces, se preguntó qué hacer. «Pensé en comprar unos terrenos, pero finalmente decidí invertir en cultura; devolverlo al arte, el lugar de donde había salido. Por eso vine a Europa. Quería estudiar y ver de primera mano los orígenes de las corrientes artísticas y las nuevas tendencias».

    Mientras se imaginaba ese viaje -aún sin destino definido-, un amigo le pidió un favor. «Él conocía a una persona de aquí que quería pasar una temporada en Brasil, y me pidió que le buscara un chalé para alquilar junto a la playa», explica Adriano, que acabó consiguiéndole una casa que estaba al lado de la suya. «Nos hicimos amigos y me habló mucho del País Vasco. Me gustó lo que me contaba, busqué más información en Internet y comprendí que era ideal para mí: una ciudad con todos los servicios y un toque cosmopolita, pero, al mismo tiempo, pequeña y abarcable».

    Llegó a Barakaldo en agosto y enseguida experimentó el primer choque cultural: «Casi todos los comercios estaban cerrados y yo no entendía nada. En Brasil, las tiendas no cierran nunca. Claro que hace cinco años no había crisis y la gente podía irse de vacaciones. Hoy no. Han cambiado muchas cosas en este tiempo», matiza Adriano, que, si bien sigue adelante con su vocación, ha tenido que compaginar la pintura con el comercio. Desde hace un par de años, regenta una tienda de ropa en Bilbao.
    «Abrí el local cuando vi que debía complementar mis ingresos por otra vía. No me disgusta dedicarme a esto. Me considero buen vendedor y tengo sangre comercial porque trabajo desde los once años. Eso sí, no hay dinero en el mundo que compense lo que siento al pintar. El arte es todo para mí», confiesa este brasileño que, con sólo 24 años, llegó a ser consejero del Museo de Arte de Santa Catarina.
    "Tardé 20 días en vender"
    Aquí, en Bilbao, no le fue mal en el terreno artístico. «Cuando llegué, comencé a recorrer galerías para enseñar mi obra y en más de un sitio se mostraron interesados. Finalmente, elegí una y llevé mis cuadros. Recuerdo que el dueño me decía que eran demasiado grandes, que no se iban a vender con facilidad... Pasaron sólo veinte días hasta que, por fin, se vendió el primero», relata.

    Tiempo después, firmó un importante contrato con un constructor que le encargó noventa lienzos. «Ese trabajo me iba a garantizar una tranquilidad económica en el futuro, pero la crisis truncó el proyecto. Por esa razón invertí lo que tenía en el comercio», explica. Lógicamente, a lo largo del proceso, Adriano se planteó volver a Brasil, que ahora despega como país emergente, pero la idea duró sólo un momento. Su vida, asegura, está aquí. «Yo tomé una decisión en su momento y la mantengo. No voy a echarme atrás ahora que la situación es mala. Los vascos pueden contar conmigo para remar y salir adelante», dice convencido.

    En su opinión, Bilbao es «una gran escultura que se cincela poco a poco; una ciudad con mentalidad global que promete mucho como referencia artística». Adriano no tiene dudas de que «llegará a su máximo, pues tiene mucho que ofrecer». Entretanto, él disfruta de la transformación y del trato cotidiano con la gente.

    «He hecho buenos amigos aquí, jamás he sentido discriminación o xenofobia, y ahora tengo costumbres que antes no tenía. Si no tomo el café en el bar, el día no ha empezado», pone como ejemplo; y añade: «Hay que adaptarse al lugar al que uno va. Al menos, yo lo intento, porque no soy turista, sino viajero. No pienso en el regreso. La principal frontera está siempre dentro de ti».

    8.6.10

    Objetivo del verano: recortar gastos

    Considerar otros destinos, sopesar ofertas, prever gastos y cambiar algunos hábitos de consumo contribuyen a abaratar las vacaciones

    Se acerca el verano: los días son más largos y en muchos sitios se percibe un ambiente relajado. Pero no todo es idilio. La oscura nube de la crisis amenaza al clima de diversión y descanso, y arroja sombra sobre las vacaciones de miles de personas. Según reseña un reciente estudio sobre los hábitos de turismo, dos de cada diez familias se quedarán este verano en casa. Las otras ocho, viajarán; aunque, eso sí, gastarán menos. El ahorro y la planificación son clave para permitirse unas vacaciones: un poco de ocio y relax al alcance del bolsillo y alejados de los sobresaltos. Considerar nuevos destinos, comparar ofertas y cambiar costumbres que engrosan los gastos pueden ayudar a hacer turismo sin caer en bancarrota o endeudarse. No hace falta gastar mucho. Con un poco de imaginación y otro poco de modestia, es posible descansar, conocer sitios y pasear con los amigos, la pareja o la familia.

    Posibles destinos
    Los sitios más populares, los que están de moda, son los más caros. Por ello, un primer paso para economizar el viaje es desmarcarse de las tendencias y buscar destinos menos concurridos. La crisis brinda la oportunidad de regresar a las raíces o conocer nuevos parajes.
    • Playas. Por tradición, y también por clima, hablar de sol, calor y vacaciones remite siempre a la playa. No en vano, las islas y costas de España son famosas en el mundo entero; en especial las de levante y el sur. Para quienes no conciban su descanso lejos del mar y la arena, la buena noticia es que la Península Ibérica cuenta con miles de kilómetros de costa, así que hay dónde elegir. Un mapa y una conexión a Internet bastan para comenzar la pesquisa. Tras marcar posibles destinos -alejados, pequeños, menos urbanizados, o incluso agrestes-, lo siguiente es consultar en las páginas de turismo de los ayuntamientos correspondientes. El objetivo es hacerse una idea de los servicios que hay en el lugar, los enclaves que se pueden recorrer, las actividades que proponen al turista y la capacidad de alojamiento. Antes de consultar con un agente de viajes, conviene dedicar algo de tiempo a un primer acercamiento imparcial. De este modo, se dispondrá de información más objetiva y diversa antes de tomar decisiones y abrir la cartera. A su vez, este método permite diseñar el viaje a medida y disfrutar de sitios menos orientados al turismo que, por esa misma razón, los touroperadores no tienen en cuenta.
    • Interior. Lejos de la costa, el abanico de opciones se multiplica. España está sembrada de parques naturales y reservas, montes, valles y pueblos con encanto que vale la pena conocer. Es verdad que el principal freno para recorrerlos en verano es, precisamente, el clima. Sin embargo, no es menos cierto que las zonas boscosas, las que están más al norte y las que se encuentran a mayor altitud son más templadas; más frescas incluso que algunas playas. Asimismo, muchas localidades del interior cuentan con cursos naturales de agua que refrescan el ambiente y ofrecen la posibilidad de bañarse. Cabe recordar que en lugares donde el clima es muy extremo, los alojamientos turísticos disponen de instalaciones para hacer más confortable la estancia, tanto en invierno como en verano. Muchas casas rurales, pequeños hoteles y campings tienen piscinas o terrazas con sombra donde relajarse en las horas de más calor.
    • Ciudades. Parece una broma hacer turismo urbano en verano, pero no. En los meses de calor, todo el mundo huye de las ciudades, hecho que conlleva una serie de ventajas. Menos gente equivale a más espacio, opciones y ofertas. Muchos hoteles de ciudad, que funcionan muy bien en otras épocas del año, se quedan a veces vacíos o con escasos huéspedes. Y, para paliarlo, lanzan promociones o abaratan sus tarifas. Además, al no registrarse un aumento en la demanda, los restaurantes, los bares y los sitios de esparcimiento mantienen sus precios habituales. Un punto nada desdeñable cuando se intenta escapar de la carestía estival. Por otro lado, las ciudades sin tanta gente se pueden recorrer con mayor comodidad, y es posible evitar el hacinamiento, los atascos y las largas colas de espera. Es el momento idóneo para hacer visitas culturales -por ejemplo, a los museos y los edificios emblemáticos- y tener al alcance todo tipo de servicios. Eso sí: no todas las urbes son válidas para este fin. Conviene elegir las menos calurosas.
    Alojamiento
    El alojamiento representa buena parte de los gastos de un viaje: casi siempre supera o iguala a los costes del desplazamiento y, en ocasiones, los de la alimentación. Por esta razón, tan importante como elegir un destino asequible es encontrar un lugar donde hospedarse que no acabe con el presupuesto. Dependiendo de cuál sea el plan y con quién se viaje, esta elección variará, pero es bueno recordar que hay numerosas opciones.
    • Si se apuesta por lo clásico, por los hoteles, hay que tener en cuenta que las estrellas se traducen en euros. Asimismo, si el objetivo es disfrutar del lugar más que de las instalaciones hoteleras, hay hostales y pensiones que brindan una excelente relación calidad-precio. En cualquier caso, es conveniente averiguar qué ofrece cada establecimiento: si los niños pueden hospedarse gratis (o con tarifas reducidas), y si el precio incluye el desayuno, la comida o la cena para saber si compensa. Antes de elegir uno u otro, no está de más dedicar un tiempo a hacer cuentas.
    • Los apartahoteles también son interesantes, pues están equipados con electrodomésticos de cocina y permiten alternar las comidas caseras con las salidas puntuales a algún restaurante. Algunos también ofrecen el servicio de limpieza optativo: si no se contrata, la tarifa se reduce.
    • Los alquileres de apartamentos, pisos o casas rurales (según sea el destino) son mejor opción cuando se viaja en grupo y por estancias largas superiores a 15 días o un mes. Aunque la tendencia de los últimos años indica un aumento en la 'fragmentación' de los periodos vacacionales, puede ser una excelente solución cuando viajan dos familias, cuando el núcleo familiar es numeroso o en un viaje con varios amigos. La manera más sencilla de reducir gastos es compartirlos.
    • También es posible conseguir hospedaje gratuito, y quienes tienen familia en otros lugares del país lo saben. El recorte presupuestario puede servir de excusa para regresar al pueblo o reencontrarse con los parientes al margen de la Navidad. Otra versión de esta idea es hacer lo mismo, pero con amigos. Visitarlos en sus casas (y recibirlos luego), es un modo de hacer turismo económico y, al mismo tiempo, sociabilizarse. Y si las fechas de vacaciones coinciden, no está de más plantearse un intercambio de llaves. La red ofrece un sinfín de posibilidades
    Transporte
    La elección del medio de transporte es otro factor crucial, e involucra tres variables: el lugar elegido como destino, el número de personas que viajan y el plan que se quiere llevar a cabo. De estas tres, lo importante es identificar cuál es la más determinante en cada caso. Si la idea es ir a un único lugar y permanecer allí, puede compensar viajar en tren o autobús, olvidarse del coche, el combustible y el aparcamiento.

    Pero cuando viajan varias personas o se pretende recorrer distintos sitios, la ecuación cambia. En ese caso, es posible que la suma de los billetes supere el gasto general de ir en coche. Por otro lado, si el destino queda lejos, quizá sea más conveniente plantearse un viaje en avión (sobre todo, si son pocos pasajeros) para ahorrar tiempo, cansancio y, a veces, dinero. Si se busca con antelación y constancia, es posible encontrar vuelos a buen precio.

    Pequeños detalles que importan

    Cuando se piensa en las vacaciones y en lo que pueden costar se suman los grandes gastos: dónde ir, dónde dormir y cómo llegar. No obstante, casi siempre se acaba gastando de más. El fallo está en no prever los pequeños desembolsos, que también suman y, si no se vigilan, acarrean amargas sorpresas. Para evitarlo, es importante conjugar dos aspectos: la planificación y el ingenio.
    • Planificación. Antes de iniciar cualquier viaje, es fundamental determinar cuál será el presupuesto y comprometerse a respetarlo. Diseñar un presupuesto va más allá de fijar un monto y un tope, hay que tener muy claro cuánto se está dispuesto a gastar y en qué. Por ejemplo, una vez en el lugar, ¿se harán excursiones? Si es así, conviene saber cuáles, e informarse de cuánto cuestan para poder elegir. No hay por qué privarse de nada, sino hacer un gasto selectivo para disfrutar de las bondades del sitio sin hacer temblar las tarjetas. Otra cuestión es la alimentación. ¿Dónde y cómo comer? ¿Hay posibilidad de cocinar y evitar la visita diaria a los restaurantes? Conviene saber si hay supermercados o ultramarinos en la zona para sustituir un menú del día por bocadillos, y tener en cuenta que no es preciso gastar en aperitivos a diario.
    • Ingenio. Además de prever gastos cotidianos y excepcionales, es importante evaluar cuáles pueden suprimirse o sustituirse por otros más baratos, ya sea durante la estancia o en el momento del viaje. "Limar" días -o noches- a la excursión puede aliviar el bolsillo. Quienes se trasladen en coche o en un medio de transporte que ofrezca distintos horarios pueden plantearse realizar los traslados de ida y regreso por la noche para ahorrar en alojamiento. También se puede llevar comida y bebida para evitar los típicos tentempiés y almuerzos en gasolineras, bares de playa o paradores turísticos, cuyos menús incluyen casi siempre un suculento sobreprecio.

    7.6.10

    "Haremos una gran fiesta para dar a conocer la cultura filipina"

    El próximo domingo, los filipinos residentes en Euskadi celebrarán los 112 años de su independencia con un evento «abierto a todo el mundo»



    El próximo domingo, en Getxo, los filipinos residentes en Euskadi celebrarán los 112 años de la independencia de su país. La reunión -que comenzará a las 17.30 horas en Fadura- está organizada por la asociación Sikap e incluirá canciones, bailes y comida típica de esta república asiática formada por más de 7.000 islas. Danzas como el tinikling o el singkil, diversos cantos en tagalo y platos basados en el arroz (un ingrediente que nunca falta en la mesa) oficiarán de pasaporte a las costumbres y tradiciones del país.

    «Haremos una gran fiesta para dar a conocer la cultura filipina», anuncia Jonally Puzón, la secretaria de Sikap. El encuentro va dirigido a todas las personas, «sean de donde sean» y es, por tanto, una oportunidad para «ver que hay otras cosas además de lo que muestra la televisión, como el hambre, la pobreza y la gente comiendo con la mano. Filipinas tiene muchas cualidades», dice. No obstante, matiza que las perspectivas laborales y económicas dejan mucho que desear. La situación es difícil, «sobre todo para la gente joven».
    Originaria de la región de Bisayas, Jonally emigró de su país en 2004, poco después de acabar la carrera. «Soy periodista», explica. «Trabajaba en un periódico municipal y hacía entrevistas, como tú, pero el salario era muy bajo y no alcanzaba para nada». Por eso, a sus 24 años, pensó en marcharse. La decisión fue contundente, pero no sencilla. «Es difícil dejarlo todo y adaptarte a otro estilo de vida, otro idioma, otro lugar, pero es necesario. Cuando no tienes más opciones, es la única vía», asume.

    Eligió como destino el País Vasco porque su tía vivía en Vizcaya. «Lleva más de treinta años en Euskadi; mis primos nacieron aquí», precisa. De su llegada, en agosto, recuerda que sintió frío. «Era verano, pero yo dormía bajo una manta, con calcetines y jersey», dice entre risas. Otra cosa que recuerda de aquel tiempo son las horas en un instituto de Lamiako, donde hizo un curso intensivo de castellano. «Cuando llegué, sólo conocía unas pocas palabras sueltas; no podía mantener una conversación», cuenta. Las clases le sirvieron de ayuda, aunque donde más aprendió fue en su trabajo. «Cuidaba niños en una casa de familia y los críos me hablaban todo el tiempo. Ellos me enseñaron buena parte de lo que sé».

    Londres y el otro destino
    Seis años después de llegar, Jonally siente que ha avanzado, pero es consciente de que aún le falta mucho. En algún momento pensó en convalidar su título y ejercer como periodista. Sin embargo, le explicaron que su nivel de castellano era insuficiente. «Domino mejor el inglés», subraya, y el dato es más que un simple detalle.

    «Cuando vine, no tenía idea de quedarme 'para siempre'. Mi intención era trabajar, ahorrar, obtener la nacionalidad y viajar a Londres, donde podría buscar un empleo en lo mío». Como muchas otras personas procedentes de Filipinas, Jonally emigró de su país pensando en el Reino Unido como destino final; un lugar «donde tenemos más oportunidades pero necesitamos una ciudadanía europea para entrar». No obstante, «la vida cambia», y un imprevisto bien puede trastocar un plan.
    «Conocí a un chico», confiesa. Las cuatro palabras alcanzan para entender la razón de su cambio. «Cuando dejé de trabajar como interna, empecé a buscar otro empleo y me contrataron en una cafetería. Allí lo conocí; trabajamos juntos. Yo creo que es el destino, porque no quería salir con nadie... Simplemente, pasó».

    Desde entonces, Londres ha quedado lejos, pero ella no se queja porque «fue una elección». Además, continuar en el País Vasco le ha permitido seguir en contacto con la comunidad filipina y dedicarle más tiempo a la asociación. «Somos más de 120 socios y el día de la fiesta votaremos para elegir al mejor filipino del año. Queremos destacar a aquellos que son un ejemplo para los demás».

    1.6.10

    "Me gusta jugar con esa niña que aún llevo dentro"

    La tienda de Iratxe Ostolozaga se parece a una casa de muñecas. Pequeña y acogedora, tiene todo lo necesario para potenciar la imaginación: vestidos y complementos, cientos de lazos y corazones, una estética vintage bien definida y «un punto ñoño femenino» que reivindica en cada prenda que diseña. «Es bonito y me ilusiona», dice con un gesto naíf que se funde en el ambiente del local.
    Cuántos guiños a los sesenta hay aquí.
    ¡Sí! Casi todos los vestidos están inspirados en esa época. Me resulta muy atractiva.
    ¿Por qué?
    Porque me recuerda mucho a mi madre. Ella se hacía su propia ropa y con eso conseguía que su armario fuera diferente y original.
    Como Divina Martina...
    Eso es. Me parece fundamental ese toque de singularidad, por eso aquí no hay dos prendas iguales. Fíjate si quieres: puede que encuentres cosas parecidas, pero cada una tiene algo que la distingue del resto.
    O sea que huyes de la producción en serie.
    Totalmente. Divina Martina es un proyecto personal. Es una tienda pequeña con piezas únicas porque así lo he querido. Aquí yo hago prácticamente todo.
    ¿También coses?
    Sí. Pienso en lo que me gusta y trabajo sobre el maniquí. De pequeña viví el mundo de las modistillas, y algo de él ha quedado.
    ¿Y qué hay de los corazones?
    ¡Me encantan! Igual que los lazos. Este punto ñoño tan femenino me parece muy bonito y divertido. Me gusta mucho jugar con esa niña interior, y empiezo por mí misma. Si veo algo que me queda bien, que me hace sentir guapa, me lo pongo aunque no esté de moda. No me importa lo que digan los demás.
    Es una buena filosofía.
    Claro. Ése es el rollo de la tienda. La idea es disfrutar, jugar, explorar posibilidades. Soy una fan total de la belleza. Creo que tengo el síndrome de Stendhal... [risas].
    ¿Bonito es compatible con práctico?
    Sí. Confieso que a mí me tira más la estética que lo práctico, pero siempre intento que las prendas de la tienda sean cómodas y contemporáneas a pesar del toque retro.
    Divina Martina. Alameda Urquijo, 59. Bilbao. Tel. 944 430 248.