23.11.09

"La falta de esperanzas te convierte en una sombra"

Llegó a España en 2007, en los bajos de un camión. Tenía 17 años. Y miedo. Dice que prefiere olvidar la experiencia. Tras vivir en Almería, Toledo y Madrid, Elhossine Bourhym viajó a Bilbao, donde empezó a estudiar pintura en el taller AmiArte. Tiene talento: le han nombrado responsable de una instalación artística que se presentó la semana pasada. En la calle, donde duerme, sueña con una vida normal.



Elhossine bebe el café con leche despacio. Explica que nació en Zagora y que tiene siete hermanos. En Marruecos, donde vivió hasta hace dos años, trabajaba en un locutorio. Al principio le pagaban poco, pero después «ni siquiera eso». La situación de precariedad y la escasez de perspectivas lo empujaron a emigrar. Tenía 17 años, no hablaba castellano y cruzó solo la frontera, «escondido en un camión». Al preguntarle por ese viaje, el silencio se instala en la mesa. Elhossine sigue el trazo del boli, observa serio el cuaderno de notas y, consciente de que allí van a parar sus palabras, contesta que fue «duro» y que prefiere olvidar.

Cambia de tema, sin más, diciendo que le gusta Bilbao. «Yo viví en Almería, en Toledo y en Madrid. Llegué a Euskadi hace pocos meses y me falta tiempo para conocer más y poder comparar, pero aquí hay muy buena gente. El trato es distinto y hay personas muy solidarias», dice el joven marroquí, que ahora mira hacia la ventana. Nadie creería, al oírle, que vivió bajo el puente de Sabino Arana, que sólo pasó tres noches en el albergue en Elejabarri y que ahora duerme en en las calles del barrio de San Francisco.

«La gente cree que si eres inmigrante te dan todo, que tienes alojamiento y dinero hasta para beber o fumar. No es verdad. No te mantienen ni te dan dónde dormir. Si tienes problemas de drogas o estás enfermo de alcohol, a veces te dan albergue, pero yo no consumo nada... Sé que ellos están peor, y me parece bien que los ayuden, pero todos necesitamos un lugar donde cobijarnos. En la calle se pasa miedo, te expones a todo. No sabes qué va a ocurrir cuando duermes entre cartones, y te sientes una mierda si no puedes asearte. Hay muchos hombres en mi situación. Parece que sobramos en el mundo», suelta de pronto. Y agrega: «La falta de esperanza te convierte en una sombra. Te va comiendo. Dejas de ser persona».

Pero Elhossine no ha perdido la fe, ni en sí mismo ni en las demás personas, y en eso ha tenido que ver su ingreso en el taller AmiArte, un proyecto que dirige Begoña Intxaustegi y que promueve la inserción social a través de la actividad artística; especialmente, la pintura. «Estoy contento -dice-. Un amigo me llevó al taller y mi vida está cambiando».

Cena caliente
Aunque la propuesta de este centro comenzó como un pequeño proyecto y fue una iniciativa en solitario, con el paso de los meses ha ido adquiriendo entidad y ampliando sus actividades. En la actualidad, recibe a decenas de personas en situación de exclusión social -muchas de ellas, son inmigrantes, pero también atiende a ex convictos, personas con problemas psiquiátricos y mujeres víctimas de la violencia sexista-. En esta línea, lo que empezó como un taller de pintura ha ido acoplando clases de castellano, de relajación y prácticamente funciona como un centro de día.

«Siempre me gustó pintar, pero nunca tuve la oportunidad. Para mí fue un regalo de la vida encontrar este taller porque puedo expresarme sin palabras, sacar lo que tengo dentro, sentirme alguien», dice Elhossine y, a continuación, retrata la faceta más realista. «En el taller también podemos cenar caliente algo que preparamos entre todos. Es otra cosa. Allí estamos unos cuantos que no tenemos techo. A la noche nos unimos y es más llevadero buscar dónde dormir en grupo».

También en grupo han realizado una muestra de pintura que se exhibe en Arrupe Etxea y que, además de los cuadros, incluye un montaje con una enorme patera. «Quiero estudiar, trabajar en cualquier cosa, en la limpieza, en la construcción, de jardinero o ser mecánico, da igual. Quiero salir de la calle y hacer una vida normal, cosas sencillas, como casarme y tener hijos, pero eso es imposible si no trabajas para mantenerlo».

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