Dormir en los trenes con camas y literas ahorra tiempo y dinero en los viajes, aunque el descanso se resiente
El servicio de los trenes los diferencia de otros medios de transporte: para los largos recorridos por Europa, son los únicos que cuentan con camas y literas destinadas al descanso de los viajeros. Estos pueden dormir en mejores condiciones que en un asiento normal de tren, autobús, coche o avión. No todos los convoyes son iguales, ni es lo mismo pasar la noche en un camarote privado que en un compartimento con literas. Hay distintas opciones, que se reflejan en la comodidad y en los precios. Pero todas ellas tienen ventajas e inconvenientes.
Trayectos con encanto
Además del uso cotidiano en los trazados de cercanías, el tren es una opción adecuada para recorrer grandes distancias, ya sea por motivos de trabajo o turismo. Si bien los vuelos baratos se han convertido en la alternativa estrella de los últimos años, tanto turistas como empresarios no han renunciado a las vías férreas por los puentes aéreos. En Europa, quienes lideran el uso de este medio de transporte son los suizos, tanto por la frecuencia anual con que lo utilizan como por la cantidad de kilómetros que recorren. No obstante, España avanza en esa misma dirección y, con la incorporación de las nuevas líneas de
alta velocidad, cada vez son más los viajeros que se decantan por esta alternativa.
Entre las diversas razones que explican esta preferencia destacan la puntualidad, la comodidad y la facilidad de acceso a las estaciones, situadas en zonas céntricas y bien comunicadas con los medios públicos de transporte. A estos factores prácticos se suman otros más subjetivos -como el valor del paisaje o el
encanto cinematográfico del tren- que, a pesar de ser intangibles, son a menudo decisivos. Para un gran número de viajeros, el disfrute del trayecto es tan importante como llegar al destino, aunque se tarde más tiempo o, incluso, resulte más caro.
Las opciones
El tren es el único medio de transporte terrestre que permite a sus pasajeros dormir en camas o en literas. Las opciones son variadas y, aunque cada compañía ferroviaria tiene sus particularidades, a grandes rasgos hay tres alternativas:
Asiento reclinable: como su nombre indica, es una butaca que, al extenderse, permite viajar en una posición menos erguida, ya que se asemeja a una cama. En general, estas plazas se agrupan en camarotes con capacidad para seis personas. Las dimensiones del habitáculo y de los asientos son reducidas y esto puede resultar incómodo, sobre todo, cuando no se viaja en grupo y hay que compartir el espacio con personas desconocidas. Es la opción más económica y los asientos son confortables.
Literas: también denominadas "couchettes", se distribuyen en camarotes de cuatro o seis plazas. En ocasiones, estos compartimentos cuentan con un pequeño aseo para uso exclusivo de sus ocupantes. Están colocadas en dos niveles y son estrechas -en promedio, tienen unos 70 centímetros de ancho-, pero son cómodas ya que permiten descansar en posición horizontal.
Coche cama: es la alternativa que brinda mayor comodidad e intimidad al viajero, pero también la más cara. Es un compartimento privado, con llave, en el que se habilitan una o dos camas y aseo propio. Sin entrar en las posibilidades de los trenes de lujo, que pertenecen a una categoría distinta, también hay coches cama (o "sleepers") con baño completo, televisión y minibar. Las prestaciones son similares a las de cualquier hotel estándar. En algunos casos, la cena y el desayuno están incluidos en el precio.
Aunque los costes varían en función del trayecto, pueden utilizarse como referencia las tarifas del tren que cubre el trayecto Madrid-Lisboa. Un viaje de ida y vuelta, en asiento reclinable, costaría 94,40 euros; 134,15 euros en litera (cabinas de cuatro literas, separadas por hombres y mujeres). Si se desea dormir en una cama preferente (habitacion individual), hay que desembolsar 242,60 euros, que ascienden a 325,40 euros si la habitación individual está en primera clase.
Elementos a favor y en contra
La principal ventaja de dormir mientras se viaja es el ahorro de tiempo y dinero. Las tarifas y suplementos que se cobran por un coche cama o una litera son más baratos que la mayoría de los hoteles, en especial, cuando el billete se compra con antelación, puesto que es posible conseguir un descuento. El ahorro de tiempo, sobre todo para los turistas, es posible gracias a los trayectos nocturnos. El pasajero puede disfrutar al máximo de las ciudades de origen y destino, y utilizar las horas de sueño para avanzar en el itinerario. Éste es un factor de peso cuando se recorren varias ciudades en pocos días, ya que se aprovechan las horas de luz y no se pierde tiempo en desplazamientos ni en esperas.
Entre las desventajas, destaca la incomodidad y su repercusión en el descanso del pasajero. Un coche cama o una litera son más confortables que un asiento, pero dormir en uno de estos lechos no es igual que hacerlo en casa o en la habitación de un hotel, sin ruidos ni movimiento. Compartir el camarote con personas desconocidas obliga a algunos a permanecer en cierto estado de vigilia, para cuidar los efectos personales.
Otro inconveniente de querer viajar en coche cama o en litera es que no todos los trenes cuentan con este servicio. Si bien cubren los trayectos más importantes y conectan a todos los países de Europa, este tipo de convoyes sólo llega a las ciudades principales, lo cual deja fuera del itinerario a numerosos destinos u obliga a combinar distintas modalidades de viaje. En la actualidad, en España -a excepción del Transcantábrico, una propuesta de turismo integral de alta gama-, la mayor parte de estos trenes parte desde Barcelona. Entre los destinos nacionales figuran Cádiz, Málaga, Granada, Gijón y A Coruña. Entre los internacionales destacan París, Zurich y Milán. Madrid es otra ciudad de partida para el Trenhotel de Renfe, con destino a Pontevedra, A Coruña, Ferrol, San Sebastián, Lisboa y París. El resto de las conexiones nacionales tiene servicios sencillos. En Europa, los centros neurálgicos están en París, Viena, Niza y Munich.
Recomendaciones
Los turistas que prevén dormir en un tren deben seguir varias recomendaciones. La primera está relacionada con los trayectos, ya que al no haber servicio de coche cama o litera en todas las conexiones, hay que prever el itinerario antes de lanzarse a la aventura. Aunque el plan sea viajar sólo a ciudades donde llegan estos trenes, siempre es aconsejable alternar las pernoctaciones sobre raíles con el alojamiento en hoteles u hostales para evitar la acumulación de cansancio. Pasar una mala noche afectará de manera negativa a los planes del día siguiente.
En el momento de elegir -si el plan de viaje lo permite-, conviene pasar la noche en un tren de largo recorrido y con pocas paradas intermedias, pues esto asegura cierta duración y continuidad en el descanso. De todos modos, los tapones para los oídos y los antifaces son prácticos, sobre todo, para las personas que tienen dificultad para conciliar el sueño o se despiertan con facilidad. También conviene viajar con una almohada hinchable para el cuello y, si se va a compartir el camarote, utilizar ropa de calle cómoda que permita libertad de movimientos al dormir.
A propósito de los recintos compartidos, un detalle fundamental es vigilar el equipaje y los objetos de valor: un pequeño candado para la
maleta o un cinturón interior para el dinero ayudarán a relajarse. En varias compañías, los camarotes compartidos se clasifican como los aseos: por género. Esto significa que, a menos que se reserven todas las plazas de un habitáculo, tocará respetar este criterio y, en el caso de una pareja, dormir en compartimentos separados.
Los perfiles del viajero y del viaje
Así como hay distintas categorías o modalidades para viajar, también hay diversos tipos de trenes y diferentes perfiles de pasajeros. El abanico es bastante amplio. Sin embargo, esta diversidad puede clasificarse con relativa sencillez si se utilizan como baremo la edad y el dinero. Un perfil muy significativo es el de los jóvenes universitarios que eligen esta fórmula para recorrer España y Europa, viajan en pareja o en grupo y adquieren un abono Interrail con importantes descuentos para los menores de 26 años. Dormir en los trenes abarata los costes del viaje y permite exprimir al máximo las posibilidades turísticas durante el día. En la mayoría de estos casos priman los servicios baratos, de manera que es habitual que escojan compartimentos con literas o con asientos reclinables.
Las personas con mayor poder adquisitivo modifican sus prioridades. En el siguiente segmento de edad tiene más importancia el disfrute de la experiencia y la posibilidad real de descansar. Es habitual, por lo tanto, que los ocupantes de los coches cama o los camarotes de primera clase sean personas de entre 35 y 55 años, o incluso más, ya que los jubilados también pueden acceder a descuentos muy interesantes.
No obstante, incluso cuando se opta por el coche cama más caro y el servicio más completo, estos dos grandes grupos se enmarcan dentro de los convoyes considerados normales y en las rutas estándares. Los trenes de alta gama representan un concepto diferente de turismo: los viajes de lujo. Quizá el más conocido, gracias a la literatura y el cine, es el Orient Express. Pero no es el único. Además de este legendario convoy, destacan el Viceroy of India, el Transiberiano, el Canadian Pacific Railway, el Shangri-la Express y, en España, el Transcantábrico. Sus trazados están repartidos por lo largo y ancho del globo, pero es posible contratar el viaje en nuestro país. Al igual que en los
cruceros, estas compañías del lujo ofrecen paquetes completos, de varios días de duración, con todos los servicios incluidos y con itinerarios establecidos de antemano. Los precios nunca bajan de los 1.800 euros por persona, casi siempre rondan los 5.000 y hasta pueden superar los 10.000 euros. En este caso no prima el ahorro, sino la experiencia y el confort.