20.4.07

Fotos de altura

La galería Kowasa acoge una muestra de fotografía que sitúa al cuerpo humano como eje del equilibrio

Forma. Equilibrio. Destreza. Levedad. Allí se encuentran las claves para entender a Gilles-Henri Polge, un respetado fotógrafo francés que, hace ya unos veinte años, abandonó su faceta comercial para enfocar su atención en el arte. Sin dudarlo ni un momento ni dejar de soñar bien alto, de todos los mundos posibles, eligió el que gravita en el circo. Los acróbatas y sus proezas capturaron su interés y dieron base a unas imágenes o, más bien, a una pesquisa. ‘En busca del equilibrio’ es el nombre que las define y que pone título, además, a su exposición en nuestro país.

El próximo jueves 26, la galería Kowasa de Barcelona inagura una muestra del trabajo de Polge. Se trata de una selección de medio centenar de fotografías –todas ellas en blanco y negro– agrupadas en tres series: ‘Acrobates en espectacle’, ‘Plongeurs’ y ‘Branches’. La exposición permanecerá abierta hasta el 25 de mayo y tiene por objetivo desvelar una propuesta en la que el cuerpo humano y la abstracción son, sin duda, los protagonistas.

«Comencé a hacer fotos de acróbatas en 1987. Muchas de mis copias pertenecen a colecciones privadas, como la del Museo de las Artes y las Tradiciones Populares de París y la del FNAC, también en la capital francesa», explica el fotógrafo. Su serie ‘circense’ de imágenes se expuso en Monte Carlo, en 1998, y luego fue itinerando hasta el año 2002 por las galerías de FNAC en su país. Una cronología muy clara que, sin embargo, no despeja una cuestión de fondo: por qué Gilles-Henri Polge se dedica a retratar acróbatas. Como bien dicen en la galería Kowasa, «desde luego es fácil encontrar explicaciones a posteriori: la acrobacia es universal en el tiempo y en el espacio, es una imagen del mundo…» bla, bla, bla. Con estos ejemplos bien simples, los responsables de la exposición ironizan sobre esa tendencia tan chunga de ‘crea primero un objeto y halla a tu musa después’.

Lección de física
Pues bien, no es el caso de este autor francés. Bajo su obra, y en esta serie, subyacen temas interesantes que más se ajustan a una lección de física que a una muestra fotográfica. Geometría, tiempo, atracción, figura y fondo crean una red sutil bajo los saltos que fotografía. «Con sus equilibrios, sus rotaciones y sus trayectorias, los acróbatas dibujan líneas rectas o curvadas con muy pocos ángulos: sus actuaciones se organizan a base del eje vertical», señalan los galeristas. Un eje y unas líneas muy útiles como referencia para elegir bien sus encuadres. «Así demuestra que todo elquilibrio adquiere su fuerza de elevación desde el suelo», añaden.

Pero Polge hace foco en el aire y captura a los saltos «en la cumbre de su parábola». Ni antes, ni después. Su lente se traga la luz en el apogeo de cada vuelo. El resultado es una imagen llena de fuerza y contrastes. Gracias a su minuciosidad y a la eliminación de ‘distracciones’, las fotografías muestran la concentración de los acróbatas, su calma y su serenidad, al mismo tiempo que resaltan la violencia muscular de su ejercicio. Como diría hace una década el comisario Thomas Michael Gunther: «La obra fotográfica de Polge cuestiona nuestra vinculación a este mundo. En sus tomas, los atletas aparecen liberados de los inconvenientes terrestres. Captándolos en estado de levitación, el fotógrafo expresa uno de los sueños más antiguos del hombre». Sí, volar.

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