28.9.09

"La capoeira es una forma de transmitir conocimiento"

El próximo domingo se celebrará el primer Campeonato de Capoeira de Vizcaya, un evento que congregará a más de cien atletas. Allan Jordao, presidente del grupo que organiza el certamen, señala que este deporte, al igual que el jiu jitsu, «despierta mucho interés entre los vascos» y «favorece la convivencia y la integración cultural con Brasil».

Faltan pocos días para que se celebre el primer Campeonato de Capoeira de Vizcaya y, en medio de esa cuenta atrás, el ordenador de la Asociación Amigos de Brasil bulle de actividad. Correos electrónicos, fotos, carteles y formularios de inscripción van y vienen al otro lado de la pantalla mientras Allan Jordao, el organizador del certamen, intenta abarcarlo todo. «Estamos muy ilusionados con este proyecto. No ha sido fácil llegar hasta aquí, pero ya está todo dispuesto para la competición», dice con visible entusiasmo. Desde que se creó la asociación, la actividad deportiva ha sido el eje fundamental de su trabajo.

«La capoeira y el jiu jitsu son dos disciplinas muy importantes en Brasil y notamos que despiertan mucho interés entre los vascos. Quizá el jiu jitsu engancha más, porque es más fácil de aprender cuando eres adulto. Los movimientos de la capoeira son algo más complicados y, aunque puedes aprenderlos, llevan tiempo; el progreso es lento. Por ello la gente a veces se desanima», explica. Lento o no, el deporte es un lenguaje universal y a él apelan los miembros de esta asociación, que cuenta con profesores para aprender cada disciplina. «Alessandro enseña la capoeira, Yair da clases de jiu jitsu y Paulo Sergio se encarga del fútbol», enumera Allan, que no quiere olvidarse de nadie. «Cada asociación encuentra un modo de contar cómo es el país que representa. En nuestro caso, ha sido el deporte. Creemos que favorece la convivencia entre quienes lo practican y, también, la integración social y cultural con Brasil».

Pero, de todas las disciplinas, probablemente sea la capoeira la que despierta más curiosidad. Mezcla de arte marcial, historia, música y danza, en cuanto empiezan a sonar los acordes del atabaque y el pandeiro (dos instrumentos de percusión) y, por supuesto, del birimbau (el instrumento de cuerda típico), nadie queda indiferente: ni quienes practican la disciplina, ni quienes admiran desde fuera la flexibilidad y el ritmo de los atletas.

De ahí que la asociación de Allan haya decidido organizar este campeonato. «Ya hemos inscrito a un centenar de personas y esperamos que acudan más, porque la participación es gratuita y libre». Igual que la entrada del público, que está abierta a todo el mundo y no tiene coste alguno. «El que quiera disfrutar del espectáculo sólo tiene que acercarse al Instituto Municipal del Deporte de Barakaldo. Será el 4 de octubre, a partir de la una de la tarde», invita.

El proyecto social
No es la única invitación que hace Allan. «Me gustaría que participaran todas las personas que practican la capoeira, más allá de lo avanzadas que estén en su técnica. El torneo no es para grupos cerrados, sino para todos los que disfrutan de esta actividad», dice el organizador, y añade que el correo de contacto es asociacionamigosdobrasil@hotmail.com.

Para él, además del deporte en sí, de la jornada en Barakaldo, del título y del premio (una motocicleta), lo más importante es «el proyecto social, cultural y espiritual» que sostiene el certamen. «La capoeira nos ayuda a difundir nuestras costumbres», dice. O, al menos, una parte importante de ellas. En cualquier caso, «siempre llama la atención y consigue que la gente se haga preguntas. Y lo interesante es que, en las respuestas, siempre hay más que cuestiones técnicas».

Esto ocurre porque el arte marcial más antiguo de Brasil encuentra sus raíces en la época de la conquista portuguesa, en un marco de esclavitud, supervivencia y lucha por la igualdad. La capoeira siempre fue, ante todo, «una manera de transmitir conocimiento». Hoy en día, «es una actividad muy inclusiva; tanto que hasta los discapacitados pueden practicarla» ¿Cómo? «Con los instrumentos, pues sin música no existe», mantiene.

21.9.09

"Quiero que los inmigrantes se sientan triunfadores"

Tiene 26 años y es de San Petersburgo, pero él no se define por su procedencia ni su nacionalidad, sino por sus gustos. Ante todo, Evgeny Shtorn es un hombre de teatro, y a ello se ha dedicado los casi tres años que lleva en Bilbao. A partir del mes que viene, dirigirá un taller de teatro para personas de distintos países.

La entrevista comienza entre saludos, manos extendidas y felicitaciones, justo después del aplauso efusivo del público, cuando la sala se empieza a vaciar. Minutos antes, un grupo de actores interpretaba 'El lenguaje de la montaña', del británico Harold Pinter, pero ahora que la obra ha acabado, es el ruso Evgeny Shtorn quien acapara todo el protagonismo.
Amante del teatro y la buena literatura, él ha dirigido a los chicos que, «si bien son aficionados, han alcanzado un nivel casi profesional». Lo dice lleno de orgullo, y su opinión es compartida por el público, que no deja de preguntarle cuándo habrá más funciones. En noviembre, seguramente, volverán a subirse a las tablas.

Antes de eso -el mes que viene-, Evgeny estará ocupado con el nacimiento de un proyecto distinto, que combina el arte dramático con la integración social. Se trata de un taller de iniciación al teatro, abierto a todas las personas que tengan inquietudes creativas y ganas de conocer otras culturas, pues está dirigido a la gente «de aquí y de allí», sin importar la nacionalidad, el idioma, los rasgos étnicos o la religión. En suma: un espacio de encuentro para desarrollar la creatividad, divertirse, expresarse y disfrutar de la diversidad que existe en Bilbao. Sin prejuicios.

«Una de las cosas que mejor define a los inmigrantes es la falta de un pasado común y, por tanto, el sentimiento de no pertenecer al lugar al que llegamos. Hay que aprenderlo todo otra vez y no resulta igual de fácil para todos», reflexiona Evgeny a propósito del idioma. Él mismo vivió esta situación en primera persona, ya que cuando llegó a Bilbao no hablaba ni una palabra de castellano. «Es frustrante querer comunicarte con los demás y no poder hacerlo», añade con una soltura envidiable. Desde que llegó aquí, se ha ocupado de estudiarlo a conciencia.

«Hace poco estuve haciendo un repaso de la literatura rusa y descubrí que hay una vertiente muy importante de escritores en el exilio, como Vladimir Nabokov, el autor de 'Lolita'. Él se marchó a Estados Unidos y siguió escribiendo en ruso, pero se autotraducía. Asimilar otra cultura no supone necesariamente perder la tuya. Aunque siempre existe un espacio para la crisis de identidad, lo deseable es llevarla dignamente; no intentar convertirse en algo que uno no es», afirma.
Cambio de papeles
Es, precisamente, de dignidad, identidad y respeto de lo que trata el taller de teatro que arrancará el 1 de octubre. «Cuando eres extranjero, a veces eres invisible. En cualquier sitio, la gente puede pasar de ti, sobre todo si tienes dificultades con el idioma. En el teatro no ocurre así. Un escenario consigue que el espectador esté atento, que mire y escuche sin interrumpir... que le preste atención a la persona que está actuando». Y para actuar no es necesario un dominio absoluto de la lengua. De hecho, tiene más peso la comunicación gestual, los movimientos del cuerpo o el tono de la voz. «Hay muchos modos de expresarse», explica Evgeny.

Lo importante es que, con la experiencia, haya un cambio de roles; que las personas «consigan desprenderse por un momento de su condición de extranjeras para sentirse bien, apreciadas y valoradas». La idea de aprender en grupo, ensayar una obra, interpretarla y, finalmente, recibir un aplauso, es algo muy constructivo, a juicio de este joven ruso. «Yo quiero que los inmigrantes se sientan triunfadores. Quiero que dejen a un lado las situaciones de impotencia o humillación y disfruten de un momento así; que den lo mejor que tienen y reciban aprecio a cambio», concluye. El taller tendrá lugar todos los jueves, hasta el 24 de junio, en el Centro Ellacuría. Las inscripciones estarán abiertas hasta el 30 de septiembre (más información: 944 465 992).

15.9.09

Hipotecas para jóvenes

Son paquetes más flexibles que los tradicionales, aunque su concesión exige contar con determinados ingresos y seguridad laboral

Exigen menos requisitos, reducen las comisiones, permiten plazos de pago más amplios o cobran tipos de interés más bajos. Aunque cada entidad tiene su propio modelo y no hay dos productos iguales, estos son a grandes rasgos los principales reclamos de las hipotecas dirigidas a personas jóvenes. Son paquetes financieros más flexibles que los tradicionales, cuyo objetivo es atraer al sector de la población con mayores dificultades para acceder a una vivienda en propiedad.

Solicitante joven, hipoteca longeva
La oferta del mercado es muy amplia. A pesar de la crisis económica -o tal vez por su causa-, numerosas entidades bancarias y cajas de ahorro ofrecen hipotecas para jóvenes, con distintos beneficios. Mientras algunas apuestan por un tipo de interés asequible, otras lo hacen por la amplitud del plazo de pago, obvian algunos requisitos o brindan un plazo de carencia inicial, es decir, un periodo en el que el cliente sólo paga los intereses del préstamo. La diversidad y los matices resultan evidentes, pero no sólo en la oferta global. También hay diferencias en aspectos que, a priori, podrían ser unánimes, como el concepto de juventud. Por curioso que resulte, no está sujeto a un criterio único.

La definición de "joven" -y, en consecuencia, del cliente- varía según la entidad. Si bien todos los bancos coinciden en el punto de partida (personas que, como mínimo, tengan 18 años cumplidos), la horquilla que trazan después no siempre es igual. Algunas son más abiertas. En unos casos aceptan a clientes de hasta 30 ó 32 años en el momento de firmar el préstamo. En otros admiten solicitudes de personas entre 36 y 38 años. Alguna entidad promociona incluso productos para jóvenes de hasta 41 años, aunque en términos generales la edad máxima para solicitar una hipoteca joven se sitúa en 35 años.

Este límite no es el único que varía. Otras dos unidades de tiempo son decisivas: el plazo máximo para devolver el préstamo y la edad tope que debe tener la persona en el momento de saldar la deuda. El abanico de posibilidades es amplio. El plazo máximo para cancelar estas hipotecas fluctúa entre los 40 y los 50 años. El periodo de pago depende de la entidad que se elija y la edad que se tenga al solicitar el préstamo. No es lo mismo hipotecarse con 18 años que a los 25 ó 30. A medida que pasa el tiempo, la esperanza de vida disminuye.

Las hipotecas para jóvenes son más longevas que las tradicionales. Estas últimas conceden entre 25 y 35 años de plazo debido a que, según las estadísticas, los clientes tienen más años de vida -más tiempo para pagar-. Tanto el banco como el cliente se benefician de este modelo. El primero porque, con la ampliación del plazo, aumenta la cantidad de cuotas y el monto total de dinero que cobrará. El segundo porque, al dilatar el periodo de pago, consigue una reducción considerable de la cuota mensual que debe depositar.

El otro factor -la edad máxima del cliente en el momento de cancelar la hipoteca- es un aspecto en el que coinciden la mayoría de bancos. Ronda los 70 años y nunca supera los 75. Este límite es muy importante porque, con independencia de los planes de pago de cada entidad, la edad determina la duración del plazo. Es posible que un banco permita pagar el préstamo en un periodo de 50 años, pero si lo solicita una persona de 35 años y el tope está fijado a los 70, el plazo máximo para cancelarla serán 35 años. Ésta es una cuestión decisiva, hasta el punto de que, en numerosas ocasiones, determina que el cliente se decante por una entidad o por otra.

Cuestión de interés
Otro rasgo que caracteriza a las hipotecas para jóvenes está relacionado con los intereses. Si bien la gran mayoría es de tipo variable y toma como referencia al Euribor, muchas introducen la posibilidad de pactar con la entidad un modelo mixto. Estos productos combinan intereses de distinto porcentaje sobre el indicador o alternan tipos variables y fijos. El cliente evita así gastos excesivos y sorpresas, sobre todo al principio, cuando más cuesta asumir las cuotas.

Entre estas opciones, el modelo más simple es el préstamo de interés variable. Para estas hipotecas se fija en Euribor más 0,35%; una tasa que se mantiene igual durante todo el plazo de pago (varía el valor del índice de referencia). Si se toma como guía el mismo indicador, algunas hipotecas proponen un porcentaje distinto para los primeros años. En algunos casos es más elevado. En otros, se reduce de acuerdo a las necesidades del cliente. Para quienes prefieran empezar sin asfixiarse con el pago de las cuotas, algunos préstamos se tasan con el Euribor más 0,20% durante el primer año (o el primer lustro) y aumentan después al 0,35%, al 0,50% o al porcentaje que se haya acordado con el banco. También se puede escoger la opción inversa: abonar al principio cuotas sujetas al Euribor más el 2,75% y, a partir del segundo año, bajar ese porcentaje al 0,70%. Entre las hipotecas con interés mixto, también se puede escoger un tipo de interés fijo durante los primeros años (en general, para los primeros cinco), que puede ser del 4,50%, y continuar con un tipo de interés variable, del Euribor más el 0,25%.

Agrupados de esta manera, estos porcentajes resultan un tanto confusos. Sin embargo, ponen de manifiesto una cuestión: las hipotecas se diferencian entre sí por el tipo de interés y la cuantía. Al elegir una entidad y un plan hipotecario es fundamental informarse, recabar datos, comparar y hacer cuentas.

Las múltiples juventudes
Tanto los nombres de las propuestas hipotecarias dirigidas a jóvenes, como los beneficios asociados e, incluso, la propia publicidad, establecen con rapidez empatía con las nuevas generaciones. A pesar de que estos productos son más flexibles y llevaderos que los tradicionales, no siempre son accesibles. No se distingue una juventud homogénea, sino múltiples juventudes.

Los propios bancos definen distintos tipos de jóvenes según la edad: para algunos, los mayores de 30 años ya no lo son; para otros sí. Otros factores transversales son el nivel socioeconómico, el poder adquisitivo, la capacidad de ahorro, el estado civil y la situación laboral. La concesión o denegación de una hipoteca no sólo depende de la fecha de nacimiento, sino que hay cumplir determinados requisitos.

Tasaciones, requisitos, intereses
La actual crisis económica ha provocado el endurecimiento de los requisitos que exigen los bancos para conceder créditos y préstamos; en especial, cuando son hipotecarios. En esta coyuntura de incertidumbre financiera y falta de liquidez, la mayor parte de las entidades otorgan un máximo del 80% sobre el valor de tasación del inmueble. Es excepcional que concedan la totalidad del importe. En caso de hacerlo, el cliente deberá contar con avalistas, aumentarán las exigencias y también los intereses.

Los paquetes dirigidos a jóvenes comparten más características, tanto en las condiciones que ofrecen como en los compromisos que piden a cambio. Un aspecto que se debe valorar es que, en general, evitan cobrar comisiones por los servicios inherentes a la gestión hipotecaria. Aunque hay matices, son comunes las entidades que carecen de comisiones de apertura, por subrogación, amortización o cancelación anticipada.

El mismo patrón siguen los requisitos y los productos financieros asociados a la constitución de una hipoteca, como la contratación de un seguro de vida, un seguro de hogar, un plan de pensiones o la domiciliación de la nómina. Determinadas entidades exigen a sus clientes que cumplan todas estas cláusulas, frente a otras que sólo piden la domiciliación de la nómina o contemplan la posibilidad de otorgar préstamos sin avales.

Una peculiaridad más de las hipotecas para jóvenes se refiere al periodo de carencia. Es un recurso universal, diseñado para quienes tienen dificultades al afrontar sus deudas. En un momento dado, puede acogerse a él cualquier persona que atraviese una mala situación financiera. No obstante, si bien para muchos es la última salida y precisa de numerosos trámites, en algunas hipotecas para jóvenes está incluido como un rasgo o una prestación más. Los paquetes ofrecen 12, 24 y hasta 60 meses de carencia inicial. Durante este periodo, la entidad sólo cobrará los intereses, con la consecuente reducción de la cuota. La idea es que, transcurrido este tiempo, el cliente haya podido ahorrar y capitalizarse para afrontar el resto de las mensualidades completas.

Requisitos para su concesión
Entre las cuestiones básicas que tienen en cuenta los bancos destacan: el tipo de trabajo, las características del contrato, los ingresos mensuales, la composición familiar, el estado civil y el historial económico. Las entidades analizan si el contrato es indefinido o temporal, o si la persona que solicita el préstamo está soltera o compartirá el gasto con una pareja. Se prefieren clientes con ahorros, avales, contrato de trabajo indefinido y, si es posible, que estén casados. Los funcionarios públicos están también mejor valorados que los empleados del sector privado, ya que los primeros tienen mayor estabilidad laboral. Del mismo modo -y por ley-, se tiene en cuenta que la cuota de la hipoteca no supere el 35% o el 40% de los ingresos mensuales de la persona o el núcleo familiar. Si no es así, no se concede.

Ninguna de estas cuestiones es un detalle menor, pues en este momento es difícil ajustarse a este perfil de solvencia y estabilidad, sobre todo, en el caso de los jóvenes. Sin contar con los índices de desempleo -que ya excluyen a un importante sector de la población-, la realidad es que el mercado laboral se caracteriza por la precariedad, los salarios bajos y la temporalidad. Un informe elaborado por técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) refleja que el 63% de los trabajadores españoles es mileurista. Este dato influye en que el sueño de la casa propia sea para ellos sólo un sueño. ¿La alternativa? Afrontar la hipoteca entre dos, aunque un segundo ingreso no siempre es garantía de éxito.

14.9.09

"Es muy dificil salir de la economía sumergida si caes en ella"

Se marchó de Ecuador hace seis años, cuando una crisis económica muy grave dejó sin liquidez al país. En ese momento, Carlos Fiallos tenía 35 años y nunca se había planteado emigrar, pero cuatro hijos y un negocio en quiebra cambian de forma radical las cosas. Hoy dirige una revista y se dedica a la fotografía, aunque le llevó mucho tiempo lograr la estabilidad que siempre ansió encontrar.

Comienza el Festival Gentes del Mundo y Carlos se confiesa entusiasmado. Como muchos otros extranjeros que residen en Euskadi, siente que esta celebración es una gran oportunidad para el intercambio cultural y el encuentro, pero hay algo más: suyo es el diseño que ganó el concurso de carteles para anunciar públicamente el evento. «No te imaginas la alegría que me da esta entrevista» -asegura al principio del encuentro-. Es muy gratificante que alguien quiera saber de uno por haber hecho algo creativo».

Para él, es «todo un honor» que el jurado haya elegido su propuesta y eso que, como admite, «el diseño es un poco barroco». En su opinión, América Latina en sí misma es así, «exuberante» y él, como buen ecuatoriano, quiso llevar ese rasgo al papel. «Por otro lado -agrega-, elegí los colores de la ikurriña para homenajear al País Vasco. La gente aquí es muy hospitalaria y, a diferencia de lo que ocurre en otros sitios, no hay un gran rechazo a los de fuera. No sé... yo nunca salí del metro con miedo a que hubiera una redada policial de inmigrantes».

Carlos pone este ejemplo porque, como muchos otros extranjeros, conoce de primera mano la indefensión que conlleva no tener los 'papeles'. «Me costó mucho normalizar mi situación y el proceso fue duro», explica. Y eso que ya estaba más que acostumbrado a buscarse la vida: en Quito, donde vivía, siempre había trabajado como comercial e, incluso, llegó a montar su propia agencia de viajes. «Estaba dirigida a mochileros y funcionó durante un tiempo, pero al año y medio quebró». El fracaso no fue casual: «Coincidió con el cambio de moneda en Ecuador, que pasó del sucre al dólar, y dejó al país entero sin liquidez. No había dinero para nada; mucho menos para hacer turismo».

En ese punto se planteó emigrar, aunque su primer objetivo no fue Europa, sino Estados Unidos. «El consulado norteamericano cobraba cien dólares por evaluar la solicitud de visado. Sí, así como lo oyes -enfatiza-. Cobraba ese dinero tan sólo por admitir el trámite. Como no tenía elección, pagué; y, como suele suceder, me denegaron la solicitud, así que cambié de rumbo», relata.
«No queda ni energía»
Carlos vino directo a Bilbao y eligió la capital vizcaína porque aquí vivía un amigo. Desde el principio, estaba decidido a trabajar en lo que surgiera con tal de salir adelante, pero las oportunidades tardaron en llegar. «Estuve varios meses sin encontrar empleo. Al final, conseguí uno haciendo reformas pero, claro, eran diez o doce horas al día y ganaba muy poco. Acabé formando parte de la economía sumergida y, una vez que caes en eso, es muy difícil salir. No queda tiempo ni energía para nada. ¿Cómo haces para buscar otra cosa? ¿Cómo vas a una entrevista de trabajo? ¿De qué vives mientras tanto?», se pregunta.

Aunque su ocupación no era la ideal y las condiciones laborales eran malas, Carlos aguantó porque tenía la esperanza de regularizar sus documentos. Sin embargo, cuando llegó el momento, la promesa se desvaneció. «Me llevé una desilusión, pero lo positivo de ese desencanto es que me dio la fuerza para dejar el trabajo y abrirme un nuevo camino», dice.

De la construcción pasó a la hostelería y, finalmente, consiguió su permiso de residencia y trabajo. «Una vez que tienes eso, la perspectiva cambia por completo», afirma. En su caso, le aportó la tranquilidad y el empuje necesarios para empezar otros proyectos, entre los que destacan la creación de una revista dirigida a inmigrantes y sus servicios como fotógrafo en eventos sociales. «Me gusta seguir en contacto con mi cultura porque es un modo de no olvidar quién soy. Y me entusiasma también la posibilidad de escribir sobre Latinoamérica de un modo distinto; ni tan negativo, ni tan anecdótico», confiesa entusiasmado.


7.9.09

"Aquí la gente vive tranquila y yo no quería más velocidad"

Lucas Pomar es argentino y llegó a Bilbao hace un par de años, en busca de un lugar donde desarrollar su profesión. Se marchó de Buenos Aires consciente de esa meta, aunque asegura que el País Vasco no estaba en su plan inicial. Aquí recaló «por casualidad» y se quedó por una chica. Tras haberse «buscado la vida en mil cosas», hoy se dedica al diseño y a la música, «su segunda gran pasión».




Aunque partió de Buenos Aires para visitar a su hermana -que vivía en Cataluña desde hacía unos cuantos años-, Lucas tenía claro que su viaje implicaba algo más. Un proyecto personal. «Por un lado, quería conocer otros lugares, ir a todos los países de Europa que pudiera. Por otro, no descartaba la idea de buscar trabajo y quedarme un tiempo. La situación en Argentina, como en muchos otros países de América, no era ni es la ideal, y creo que todos llevamos dentro la esperanza de mejorar», dice. Y mejorar, algunas veces, supone irse a vivir lejos.

«Yo no estaba mal en Buenos Aires, esa es la verdad. Puede decirse que vivía una situación media. El problema es que allá todo cuesta demasiado. Hay mucha más competencia y cada cosa es un sacrificio. Para trabajar en algo más o menos cualificado te piden un montón de aptitudes, te piden estudios, te piden experiencia y, en contrapartida, te pagan mal. Estaba cansado de esa precariedad, de las malas condiciones laborales, y tomé la decisión. Si encontraba un lugar donde pudiera vivir mejor, me quedaba», relata.

Después de estar en casa de su hermana, viajó de Cataluña hacia aquí, donde vivía un amigo suyo. «Él me ofreció trabajar en un bar durante unos meses y me pareció bien, así que vine». En ese entonces, Lucas no tenía expectativas de quedarse mucho tiempo ni tenía muy claro tampoco cómo era la vida en Euskadi. «Para ser sincero, antes de venir a Bilbao, no sabía casi nada del País Vasco. Más te digo, lo único que conocía eran los discos de La Polla Records y alguna que otra banda de punk», confiesa entre risas.

Y es que ahora, dos años después de llegar, no sólo se ha zambullido en la cultura vasca; también se ha enamorado de una. De una chica de aquí, se entiende. «Conocí a Iratxe poco después de venir y me quedé. Creo que habría seguido viaje si no me hubiera cruzado con ella», especula Lucas que, a lo largo de este tiempo, se ha «buscado la vida en mil cosas», desde el trabajo en la hostelería hasta la venta de castañas en la calle. «Es lo que tiene haber estudiado Bellas Artes -reflexiona con un poco de sorna-; casi siempre acabas haciendo cualquier cosa para vivir, por muy creativo que seas».

Dos velocidades
Desde hace un tiempo, Lucas trabaja en una productora independiente donde se encuentra muy a gusto. «Lo que hago tiene que ver con el diseño y la publicidad, pero se aproxima bastante a la formación que tengo -explica-. Además, las condiciones de trabajo son distintas. Esto es más tranquilo que Argentina», compara.

Se refiere al ambiente laboral y, también, al social. «Bilbao es una ciudad pequeñita donde la gente vive tranquila, a su ritmo. Buenos Aires, en cambio, es enorme y la vida allí es trepidante; todo es muy vertiginoso», describe Lucas, y añade: «A veces echo de menos ese movimiento, por no mencionar a mi familia y mis amigos. El tema es que, cuando voy de visita, a la tercera semana ya estoy saturado de tanta velocidad. Me canso de ese ritmo, extraño la tranquilidad de acá... Uno no puede tener todo a la vez».

Quizá no todo, pero sí mucho. En su caso, poder compaginar un trabajo que le gusta con la música, su «segunda gran pasión». Aquí forma parte de una banda de reggae y de un cuarteto de tango que el próximo 14 de septiembre actuará en la biblioteca de Bidebarrieta. «Esa es otra gran diferencia entre Europa y América Latina. Allí, cuando no eres un músico conocido, a veces hasta tienes que pagar para poder actuar en algún sitio. Muchas veces, los integrantes del grupo se encargan de la promoción, de la venta de entradas, de pagar al técnico de sonido... de todo. Aquí, en cambio, eso no pasa. Y si encima eres buen músico, aunque no te conozca nadie puedes cobrar algo por las presentaciones que haces», reflexiona.

2.9.09

"Siempre es mejor llevar lo justo, huir de lo pomposo"

Iñaki y Estíbaliz son hermanos y socios. Estilista él y asesora de moda ella, en octubre abrieron Delospiesalacabeza, un proyecto novedoso y único en Bilbao que aúna moda y estética. Su equipo de profesionales te aconseja en todo: desde la elección del calzado y los complementos, hasta el maquillaje, la ropa y el cabello. Estos chicos pueden renovarte de arriba abajo, sacando a relucir tu estilo con las últimas tendencias.

¿Qué es exactamente lo que hacéis en Delospiesalacabeza?
Es una propuesta de estética integral. Hemos unido los servicios de peluquería y estética con la moda y los complementos para hacer algo más completo. La idea es dar consejos profesionales en todas las áreas para mejorar el estilo de cada persona.

¿Es como los programas de la tele?
(Risas) ¿Los de cambio de imagen dices? Pues sí. Algo de eso tiene porque, además de lo tradicional, ofrecemos servicios de visagismo y personal shopper.

¿En qué consisten?
El visagismo es el estudio del rostro y las facciones para elegir el mejor corte de pelo, el color más adecuado y el maquillaje que más favorezca a los rasgos. El personal shopper te lleva de tiendas, te da distintas opciones de vestimenta y te ayuda a elegir las prendas que mejor te quedan.

¿Ha venido alguien a renovar por completo su armario?
No. Más bien contratan ese servicio cuando necesitan ayuda para un acontecimiento puntual, como una boda o una fiesta. Y, en general, también va acompañado del maquillaje y la peluquería. Pero no puedes cambiar de la noche a la mañana el estilo de una persona. Es importante respetar sus gustos y moverte dentro de ese margen para que el cliente se sienta cómodo.

¿Quiénes forman el equipo?
Además de nosotros, están Eva, Bea, Alicia, Sandra y Arama en peluquería, e Isabel, que es esteticista.

¿Un consejo?
La elegancia es sencillez. Siempre es mejor llevar lo justo e ir perfilado que llenarse de accesorios. A menudo creemos que más es mejor, pero no. Hay que huir de lo pomposo.

1.9.09

Incendios forestales: quién apaga las consecuencias

Ayuntamientos, gobiernos autonómicos y aseguradoras cubren los gastos, excepto si se encuentra al responsable del siniestro

Columnas de humo, llamas descontroladas, bosques de ceniza y rostros desencajados componen una de las imágenes más habituales estos días en los periódicos y la televisión. La postal del verano es el fuego. No obstante, al ver estas escenas y escuchar los testimonios de los afectados, surgen otras preguntas. Entre ellas, qué sucede el día después. ¿Quién asiste a los damnificados? ¿Qué ocurre con quienes lo han perdido todo? ¿En quién recae la responsabilidad? En definitiva, ¿quién se encarga de apagar las consecuencias de los incendios forestales?

Pérdidas multimillonarias
Horta de Sant Joan, Collado Mediano, Paternáin, Sierra de la Culebra, El Paso... Aunque, en principio, estos lugares tienen muy poco en común, durante este verano han compartido un rasgo: todos ellos (y muchos otros) han sido escenario de incendios forestales de diversa magnitud. En los meses de julio y agosto, la virulencia de las llamas ha hecho estragos en pueblos, ciudades y provincias que han visto con impotencia cómo ardían los bienes privados y públicos. Este año, además, ha habido daños irreparables: víctimas mortales. En apenas dos meses, el fuego se ha cobrado la vida de 11 personas, ha arrasado más de 80.000 hectáreas y ha obligado a evacuar a 12.000 vecinos de sus lugares de residencia. En términos económicos, las pérdidas son multimillonarias.

Mientras unos expertos intentan evaluar el alcance y el coste de los daños materiales, otros hacen hincapié en las consecuencias a largo plazo, las más difíciles de calcular. Entre otras, el impacto ecológico que supone la calcinación de millones de árboles y arbustos. Para hacerse una idea aproximada: en las 80.000 hectáreas afectadas en estos meses caben más de 100.000 estadios de fútbol. Regenerar el paisaje arrasado puede tardar entre dos años y una década, como mínimo, según las especies vegetales que hubiera. Sin embargo, no es el único dato que preocupa a las autoridades y a la Administración. Hay otro aspecto que enciende las señales de alerta: las estadísticas indican que nueve de cada diez incendios son causados por el hombre. Ya sea de manera intencionada o por negligencia, el 90% de estos siniestros forestales tiene detrás a uno o más responsables. De ahí la gran cantidad de sucesos que se registra en un lapso tan breve.
Evacuaciones y realojamientos
Hace dos semanas, en un documento público, la asociación Ecologistas en Acción reflexionaba sobre la gran cantidad de personas que debieron ser evacuadas a raíz de estos incendios. Según sus datos, 12.000; la mitad en Madrid y en la isla de La Palma. En algunos casos -los más leves-, las evacuaciones duraron unas horas: el tiempo mínimo necesario para sofocar las llamas y garantizar la seguridad de los vecinos. Otros, en cambio, se prolongaron durante días, y las previsiones más desalentadoras hablan de desalojos que durarán meses. Quien haya perdido su casa o tenga un inmueble inhabitable tardará más en volver.

Cuando la peligrosidad de los incendios o su cercanía a las zonas residenciales obliga a evacuar a los vecinos, es el ayuntamiento quien se encarga de gestionar y resolver su realojo temporal, a menos que las personas afectadas cuenten con familiares o una segunda residencia y prefieran utilizar ese recurso. Si no es así, los lugares más habituales son hoteles locales, centros cívicos y polideportivos, dependiendo de la duración de la estancia y de los recursos económicos con los que cuente el municipio.

Quizá un consistorio modesto no tenga la posibilidad de pagar el alojamiento de un número elevado de personas durante un largo periodo, pero sí tiene la obligación de trasladarlas a un lugar seguro y darles cobijo. Incluso si el siniestro excede las posibilidades y las competencias municipales, será la Administración quien se encargue de velar por los damnificados. Así lo establece la Directriz Básica de Planificación de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales, un acuerdo del Consejo de Ministros que se aprobó en 1993 y que todavía hoy sigue en vigor. Según este documento, cuyo objetivo es coordinar los esfuerzos municipales, autonómicos y estatales ante una situación de este tipo, el primer bien que se debe proteger es la vida y la seguridad de las personas. Por eso, tras la evacuación de los afectados, las autoridades locales o de la comunidad autónoma se afanan en conseguir alojamiento. Otra cosa es que los ciudadanos prefieran resolverlo por su cuenta.

Los seguros contra incendios
Más allá de la asistencia municipal, hay personas que cuentan con recursos propios para hacer frente a la salida forzosa de su hogar. Algunas disponen de una segunda residencia. Otras tienen familiares o amigos cercanos con espacio suficiente en su casa como para ofrecerles cobijo. Y también hay quienes tienen contratado un seguro contra incendios o uno para el hogar que contempla el supuesto de "inhabitabilidad de la vivienda", es decir, por una causa de fuerza mayor (en este caso, el fuego), el propietario no pueda quedarse en casa. Si es así, el seguro le cubrirá un alojamiento temporal en un hotel, pensión o apartamento, siempre que la estancia sea inferior a tres meses. O menos.

El alcance de la cobertura del seguro contra incendios -tanto en el realojamiento provisorio como en todo lo demás- dependerá de la compañía y de lo que haya contratado el cliente. Como señalan desde la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa), no hay un único modelo. No obstante, pese a la variedad de fórmulas y firmas, la dinámica es la misma para todas: las aseguradoras cubrirán lo que el cliente quiera y esté dispuesto a pagar. Claro que cuanto mayor sea la cobertura, más cara será la prima. Cuando se hace un seguro contra incendios se tiene en cuenta el valor de la vivienda descontando el valor del suelo, ya que este último, aunque se queme, no desaparece. El cálculo de la prima se hace en función de lo que costaría levantar la casa desde cero.

Para las empresas de seguros, el inmueble es el "continente" y los objetos son el "contenido". El cliente tiene la opción de asegurar uno de ellos o los dos. En este supuesto, el seguro cubrirá todo lo que el propietario haya declarado en el momento de contratar la póliza. El libre mercado hace posible que existan distintos planes y precios; por ello, es fundamental pedir presupuesto a varias empresas y no quedarse con la primera opción. De todos modos, las primas serán parecidas, ya que las tablas de costes se hacen en función de los riesgos, y estos no dependen de la compañía sino del inmueble. En concreto, de la probabilidad que tiene esa vivienda de sufrir un siniestro.

Entonces, ¿es posible asegurarlo todo? Desde Unespa responden que sí, pero matizan que, tras un incendio, la casa nunca será la misma, ya que algunos objetos y recuerdos no se podrán reponer. Al margen de estos objetos y de las particularidades de cada póliza, la Asociación Empresarial del Seguro destaca dos aspectos fundamentales. El primero recuerda que el objetivo de cualquier firma es pagar al asegurado lo antes posible, ya que cuesta más dinero tener el expediente abierto que abonar con celeridad a un cliente la cantidad que le corresponde.

El segundo punto destaca que, más allá del pago al asegurado, la compañía siempre intentará buscar a los responsables. Si el 90% de los incendios forestales tiene su origen en el factor humano, las empresas de seguros harán todo lo posible por encontrar al culpable y cobrar el dinero. No importa si el fuego se produce por una negligencia o es consecuencia del acto intencionado de un pirómano: las aseguradoras harán lo que esté en su mano para que pague quien haya causado el siniestro, ya sea con su dinero o sus bienes.

Los culpables del fuego
La búsqueda de culpables no es sólo cosa de las compañías de seguros. La propia comunidad afectada, la Justicia y la Policía también se suman a la pesquisa, ya que este tipo de siniestros toca todas las fibras sensibles: propiedades, patrimonios, vidas humanas, afecto y dinero. Las causas naturales -como el rayo que cayó en Horta de Sant Joan, Tarragona- son las menos. Por ello se suele buscar personas, ya sean pirómanos, especuladores o negligentes en el manejo del fuego. El primer impulso es apuntar a quien enciende la cerilla o el mechero.

Sin embargo, la ONG Ecologistas en Acción hace una lectura más compleja y, en la lista de responsables, pone en primer lugar a las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Como explica Theo Oberhuber, responsable de campaña de la asociación, una de las principales causas de los incendios forestales es la intrusión urbanística: se han edificado viviendas en medio del bosque, donde sólo debería haber árboles. En esta línea, los gobiernos regionales son responsables de los siniestros, porque aprueban planes urbanísticos intrusivos propuestos por los ayuntamientos. Dicho de otra manera, las administraciones deberían elaborar planes para evitar la edificación de casas y pequeños núcleos aislados en el monte.

Los ayuntamientos que están en zona de riesgo tienen la obligación de hacer planes de emergencia para saber cómo actuar ante una situación así, pero el 70% no los ha hecho. Del mismo modo, las personas deberían informarse de los riesgos que corren al vivir en determinados lugares y tener un plan de autoprotección. Toda urbanización en el monte es un posible foco de incendio, ya que muchos de los siniestros se originan con una barbacoa, unos petardos o una quema de hojas secas. Además, muchas de estas casas dependen de un único camino de acceso y si éste se corta, los vecinos quedan atrapados. También hay quien se resiste a marchar porque esa casa es lo único que tienen.

Consejos básicos

¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Cómo hay que actuar frente a un incendio forestal? Los centros de coordinación de emergencias ofrecen información al respecto. Si se va a pie por el monte y hay un incendio en las proximidades, lo primero que se debe hacer es alejarse a lo lsrgo de las curvas de nivel y buscar la cola del fuego ladera abajo. Lo más conveniente es permanecer en terreno sin vegetación o ya quemado y no intentar cruzar las llamas, a menos que se vea con claridad qué hay detrás.

En caso de quedar cercado, hay que protegerse de la radiación. Conviene echarse al suelo detrás de una gran roca, un tronco o una depresión, cubrirse con tierra o arena, refugiarse en hoyos o arroyos y evitar los depósitos elevados de agua, que acabarán calentándose con las llamas. Si, por el contrario, la persona se encuentra en una casa de monte y queda rodeada por el fuego, la recomendación es dejar las mangueras abiertas dirigidas hacia el tejado, cerrar puertas, ventanas y persianas, y permanecer dentro de la vivienda en el sitio más seguro.