31.7.07

El huevo sale de fiesta

Del 5 al 8 de abril la localidad guipuzcoana de Tolosa servirá todo tipo de platos elaborados con claras y yemas

A veces, las cosas más importantes pasan desapercibidas. O bien no se las ve o bien no se les presta la atención que merecen. Esto último es lo más frecuente. En mayor o menor medida, todos saben lo que es un huevo, incluso utilizan este producto a diario en la cocina, tanto para seguir recetas elaboradas como para preparar platos sencillos.

No obstante –y a pesar de esta familiaridad–, no todo el mundo conoce sus propiedades, sus aportaciones nutricionales y la gran variedad de funciones que desempeña en la gastronomía. Los componentes del huevo la clara y la yema– son útiles para aglutinar y coagular, también pueden ser espumantes, actuar como anticristalizantes, emulsionar un preparado y darle aroma y color. Todo reunido en un mismo ‘envase’ de fácil acceso en el supermercado. Ante tales características, muchos dirían que «ese producto es la leche». Pero lo cierto es que no. Se trata de un simple huevo.

El anonimato ha llegado a su término, pues el Ayuntamiento de Tolosa ha organizado por primera vez una celebración popular que tiene como objetivo revertir esa situación y colocar a este elemento natural en un lugar protagonista. ‘La fiesta del Huevo’, que tendrá lugar en el Mercado de Zerkausia de dicha localidad guipuzcoana, ofrecerá diversos platos para degustar entre el jueves 5 y el domingo 8 de abril. «El huevo de caserío está presente sábado a sábado en la mayoría de los puestos del mercado y, dada su versatilidad en la cocina, es el producto más demandado y vendido cada semana», apuntan desde el consistorio. Y lo dicen con fundamento, ya que Euskadi es la comunidad autónoma que más huevos consume en España. Mientras que en el resto del Estado cada persona come, en promedio, 210 huevos al año, en el País Vasco «se consume un 15% más». Es decir, 240 unidades anuales.

Aun así, «el huevo es la estrella ignorada de nuestra gastronomía», lamentan los organizadores. Y por ello han decidido cambiar radicalmente las cosas. Durante los cuatro días que durará el evento, el mercado se transformará en un gran restaurante. Los principales establecimientos gastronómicos doce, en total– sacarán sus cocinas a la calle para preparar sabrosas recetas que tengan al huevo como principal ingrediente. Recetas que cautivan sin necesidad de probarlas; sólo con su nombre. Suprema de carrillera de ternera en su jugo con huevo roto y teja de piquillo, lomo de bacalao con emulsión de guisantes y crema de patata al huevo, milhojas de lengua de ternera y patata con espuma de yema…

La boca se hace agua con un simple ejercicio de imaginación, pero el menú no estaría completo sin los postres y sin los vinos. Tanto en las cenas como en las comidas se servirá vino Ecania Crianza 2001, de Bodegas Viña Laguardia, vino blanco Xagan de la misma casa –establecida en la Rioja Alavesa– y un cava catalán de Valformosa Eric. En cuanto a los postres,mucho hay para decir. Además de los que se incluyen en la carta, el sábado 7 de abril, coincidiendo con esta fiesta, se celebrará la XI edición de la Feria del Dulce. Ese día, 35 puestos de repostería ofrecerán los xaxus, tejas y cigarrillos de Tolosa, así como otros postres tradicionales de la zona, desde pastel vasco y tarta de Segura, hasta Ignacios de Azpeitia, chocolates y trufas.

Tortilla gigante
Ahora bien, para quienes prefieran los gustos salados, el ayuntamiento tolosarra hace una invitación muy tentadora. El viernes 6 se habilitará en la Plaza del Triángulo un gran fuego para que el cocinero Martín Berasategi elabore una tortilla de patata gigante. Entre las 9 y las 12 horas, los lugareños y visitante podrán ver en acción a uno de los chefs más reputados del país y, por supuesto, probar el resultado del plato en el que se utilizarán patatas alavesas de Denominación de Origen y huevos de la Granja Gorrotxategi.

El evento, lógicamente, sirve también de excusa para conocer la riqueza histórica y paisajística de la localidad. Belleza que discurre en las calles estrechas de su casco viejo, que se impregna de creatividad en las esculturas de Oteiza, Chillida, Ugarte o Mendizábal, que se hunde en la Historia con su Parque Arqueológico donde hay una necrópolis medieval– y que hace guiños al renacimiento entre los restos de un palacio que data del siglo XVI. Historia con otra curiosidad gastronómica, pues Tolosa alberga el único Museo de Dulce y Confitería del mundo. En definitiva, una cita muy seductora para quienes quieran percibir las cosas importantes, pero sin olvidar los detalles.

22.7.07

"Ojalá hubiera más sexo que conflictos"

Marta Sánchez, la reina del pop español, regresa a los escenarios con su nuevo trabajo ‘Miss Sánchez’ y asegura sentirse en el mejor momento de su vida. A sus 41 años, se define como «una mujer espontánea» que valora su carrera y el amor de una familia que le da «mucha estabilidad»

Nunca quiso cambiarse el nombre para subir a un escenario, pero lo cierto es que a Marta Sánchez la han bautizado de muchas maneras. El último elogio llegó en palabras de Alaska, que la definió como «la estrella del pop nacional», aunque ya antes era considerada «la reina». Con un nuevo disco en la calle que le llevó «un año y pico de trabajo», una hija, Paula, que está a punto de cumplir cuatro años, y un marido «condescendiente » que se ha acompasado a su agenda, la ex solista de Olé, Olé afirma sentirse, «sin duda», en el mejor momento de su vida.
–¿Cómo lo hace?
–¿El qué?
–Ser madre y reina del pop a la vez.
–Es difícil, pero cuento con ayuda en casa. Mi marido está muy presente.
–De hecho, ha compuesto una canción con usted.
–Sí, ‘Levántate’. Él también busca los huecos que tiene, porque se dedica a la publicidad y es otra profesión que conlleva muchos viajes y horarios intempestivos. Nos las arreglamos como podemos y los abuelos son muy importantes.
–¿Cómo se siente a sus 41 años?
–Ahora mismo me encuentro muy bien, con una familia que me da mucha tranquilidad y estabilidad. Tener un disco que me gusta también me aporta serenidad. Estoy muy orgullosa de este trabajo.
–Gracias a los avances tecnológicos canta con Tino Casal.
–Sí. Le conocí a los trece años cuando le pedí un autógrafo en una discoteca. Le admiraba y creo que se merecía un pequeño homenaje. Tal vez se lo tendría que haber hecho antes y no ahora, que están de moda los 80. Pero, a pesar de esa pequeña culpabilidad, nunca es tarde si está hecho con cariño.
–¿Le gustaría traer al presente algo de los 80?
–La verdad es que no echo nada en falta. En esa época yo estaba empezando en la música y todo para mí era una novedad. Pero, quiera o no reconocerlo, estaba sometida a la dictadura de un grupo y un productor muy mandón.
–¿Tan mal lo pasó?
–No reniego de aquella etapa, aunque eran años de mucha frivolidad y bastante falsedad. Hasta que no supe defenderme de eso, sufrí bastantes desencantos.
–¿Y ahora?
–Hago más lo que me apetece y me siento contenta por cómo ha evolucionado mi carrera.
–¿Fue una evolución tardía?
–En cierta forma, sí. Siempre he tenido mucho carácter y, por culpa de eso, algunas cosas positivas han tardado más.
–¿Cómo es eso?
–No todo el mundo acepta a la gente con genio, como tengo yo. Sobre todo en esta profesión en la que es tan común el hacerle la pelota a los demás.
–No logro imaginarla enfadada.
–En realidad, me considero una mujer muy espontánea y a lo mejor eso sorprende, pero es una de mis características y no renuncio a ella por nada.
–¿Se ha sentido machacada por ser guapa?
–Sí, en muchas ocasiones. Es una especie de obligación esto de mantenerse siempre guapa o esbelta.
–¿Se cuida por cumplir?
–No, lo hago por gusto. Me apetece sentirme bien, segura y guapa en el escenario.
–Los años no pasan por usted, ¿cuál es el truco?
–Controlo la alimentación, llevo una tabla de rutina y voy al gimnasio. Y, si no puedo ir a diario, hago los ejercicios en casa, soy estricta con la hidratación... La disciplina es el truco.
–¿Qué le inspira para componer?
–Todo. El día a día, los acontecimientos desastrosos que vivimos, la sonrisa de mi hija, el amor que siento por mi familia, mis amigos, mi marido...
–El último CD es muy personal.
–Sí. Le escribí una canción a mi hija que es como una pequeña herencia para que la escuche más adelante, cuando necesite ánimos.
–¿Y qué me dice de la otra canción, esa en la que canta «corre por mi piel, quémate»?
–Bueno... también tengo una parte traviesa, ja, ja. Es un aspecto mucho más íntimo y que todos tenemos.
–¿Se refiere a la sexualidad?
–A las fantasías sexuales, que son más tabú de lo necesario, pero nos mantienen vivos. Ojalá hubiera más sexo que guerras y conflictos.
–¿Conserva todavía la guitarra de su comunión?
–No, se rompió hace muchos años. Me hubiera gustado conservarla, pero se rajó por atrás y la tiré. Es una pena, porque compuse mis primeras canciones con ella.
"Perdonaría una infidelidad, pero me dejaría huellas"

–¿Sabe cuántas pesetas son 3.000 euros?
–Medio millón.
–Lo tiene clarísimo.
–Claro, pero si me pregunta por 49 euros, igual me lo pienso... Bueno, serían 8.000, ¿no?
–¿Perdonaría una infidelidad?
–Sí, la perdonaría, aunque seguramente dejaría huellas.
–¿Dónde se compraría un pisito?
–En el Caribe. Me gustaría mucho ir allí.
–El físico de...
–Madonna, sin duda. Es impresionante cómo se conserva esa mujer.
–La mente de...
–Admiro a Jorge Drexler, es uno de mis ídolos. También a Rosario Flores y a Shakira.
–¿De qué se operaría?
–Hombre, algunas cositas ya me he hecho, ja, ja.
–¿Y se puede saber cuáles?
–No, eso ya no lo descubro.
–¿Cómo es su relación con la prensa?
–Hay de todo. Conozco gente muy desagradable y otra muy admiradora y profesional.
–¿A quién mandaría a la porra?
–A la gente que nos hace la vida más difícil a todos. A esa gentuza que hay en el mundo y que, fíjese, le he dedicado una canción.
–¿Ah sí?
–Sí, pero no aclaro quiénes son, aunque creo que no es necesario.
–¿Qué música suena en su casa?
–De todo, desde ópera hasta los Beatles, música electrónica y discotequera.
–¿Ha ido al cine últimamente?
–Hace meses que no voy. No encuentro tiempo para ello.
–¿Ni siquiera algún fin de semana?
–Ni siquiera. Cuando llego a casa, lo que me apetece es estar con la niña y mi marido, tranquilos los tres. Lo que sí hacemos es comprar los DVD y verlos en casa.
–¿Qué es lo último que vieron?
–‘Memorias de una Geisha’.
–Huy...
–Sí, ya le digo que voy con retraso. Es horrible, no puede ser…

13.7.07

¿Dónde está el conejo blanco?

'Destejer el aro iris’ es la propuesta artística que Teresa Tomás presenta en la Universidad de Valencia. Un constante juego con la luz y las formas, donde aparecen y desaparecen criaturas de colores

¿Quién de vosotros no se ha sentido alguna vez maravillado por un arco iris? No importa si esa magia se produjo durante la infancia o si acaso ocurrió después, en una tarde de vida ajetreada. Los arco iris tienen poder por ser bonitos y singulares, y son capaces de cautivar a cualquiera, más allá de la edad o la hora. Puede que esto suene cursi, pero es verdad: da igual lo que estemos haciendo, en cuanto uno aparece, dejamos lo que sea para atraparlo con la mirada. ¿O no? Su comportamiento impredecible les atribuye cualidades místicas y no es casual que sus siluetas estén tejidas con historias. Algunas, muy animadas.

Pues, ¿qué pasaría entonces si alguien os propusiera destejerlos? Así, sin más, descomponerlos en mil colores. Tal vez penséis que es una locura o algún proyecto de ciencias, pero lo cierto es que alguien lo ha hecho desde el terreno del arte. Su nombre es Teresa Tomás y su búsqueda se encuentra expuesta en la Universidad de Valencia. ‘Destejer el arco iris’ es la obra más reciente de una larga trayectoria y, precisamente por ello, es también una síntesis, aunque se base en la descomposición.

Tomás, que inició su carrera como escultora, ha ido atesorando diferentes elementos hasta hacerlos propios. La narrativa, la luz y el color son tres constantes en sus propuestas que, en este caso, convergen. El tema es que esa convergencia encuentra, ahora, distintos canales y se traduce en una muestra con trazos multidisciplinares. Animación en 3D como base, algunas vetas
de pintura... como hay luz, fotografía y, lógicamente, escultura. Con estas claves de fondo –y un matiz de imaginación increíble–, la artista «desvela el secreto de la luz, reinventándola. El prisma newtoniano es sustituido por la chistera de la magia y la autora nos invita a acompañarla en un trepidante viaje a través del laberinto que trazan los sucesivos haces de luz». Para ponerlo de un modo más gráfico, ¿recordáis la portada del álbum de Pink Floyd titulado ‘The dark side of the moon’? Pues así. Algo parecido sugiere esta creadora.

Simbolismo
Su obra es una animación que dura trece minutos. Una secuencia que mezcla las técnicas ya mencionadas y que está protagonizada por siete personajes con doble personalidad. Vale, vamos despacio. Quizás en este punto sea conveniente aclarar que todos los elementos presentes en la propuesta están cargados de un simbolismo tremendo. Los personajes –siete, a razón de uno por color– tienen dos vertientes. Por un lado, se manifiestan como ‘seres de luz’ gestados en pequeñas esculturas de cera, diseñadas con ensamblajes de velas y presentados en fotografías de gran formato. Por otro son ‘conejos de colores’ (pensad ahora en la magia y sus objetos clave, como las chisteras). Estos surgen virtualmente de la animación tridimensional cuando se desteje el conejo blanco y, en las pinturas, recrea el fenómeno de las transformaciones asombrosas.

Venga, no os desaniméis, que también hay que atender a la física. Si alguna vez hicisteis caso a los profesores del instituto, recordaréis que un único haz de luz puede descomponerse en siete y que la sumatoria de esos colores regresa nuevamente al blanco, el ‘tono’ que les sirve de fuente. Ahora un poco de matemáticas, para que nunca más le creáis a quien diga que el arte es pura sensiblería. Sustituid a los haces lumínicos por conejos. Hacedlos converger. Aplicad un signo de suma y obtendréis al protagonista. En síntesis, el Conejo Blanco.

¿Que preferís la literatura? Ningún problema, chavales. El trabajo de esta valenciana contiene mucho de narrativa. La película en cuestión relata cómo un conejo blanco, al introducirse en el ojo de una cerradura (una chistera de mago), se descompone igual que la luz en el prisma (de Newton) en siete conejos de colores. A lo largo de la secuencia, los personajes mutan. Pasan de la categoría ‘ser de luz’ a la de ‘conejo de color’, su otra personalidad o alter ego (que nunca falte la psicología, doctor Freud).

Así, el viaje se produce a través de un laberinto metafórico con distintos tramos. Y, en cada uno de ellos, los protagonistas viven diversas aventuras hasta llegar a la velada, la última escena. Pero, atención, que hasta el nombre de esta instancia tiene un carácter simbólico, pues la velada es el punto donde «resuenan las ‘velas’ iniciales que dieron materia para las esculturas originales». En el centro y el final del recorrido, el personaje de La Preñada dará luz derritiendo a los demás caracteres. ‘Simbolismo’ habíamos dicho por no hablar de lo ‘metafórico’. La propuesta de Teresa Tomás hace hincapié en los inversos. Y tal vez por esa razón elija presentar a los personajes justo al final. Ellos son: Perro (es decir, el Conejo Rojo), Alquimista (o Conejo Naranja), Sol recién nacido (Conejo Amarillo), Lux (Conejo Verde), Candela (o Conejo Añil), Sereno de las estrellas (también conocido como Conejo Azul) y Hermeneuta (para los amigos, Conejo Morado). Y todos ellos representan un papel aún mayor, pues son también el Conejo Blanco, como sucede con los prismas, con la física y la magia del arco iris. A todas luces.

7.7.07

Mudanza de verano

MUEBLES DE JARDÍN. El buen tiempo nos anima a sacar los trastos de casa. Tanto para quienes disponen de un espacio verde como para los que tienen una terraza o un balcón, las posibilidades de decoración son infinitas

La tradición cristiana sitúa al origen del mundo en el Jardín del Paraíso. La mitología griega recoge manzanas de oro en el Jardín de las Hespérides. El libro sagrado de los musulmanes se refiere muchas veces al Jardín del Más Allá. Y la Historia encuentra una maravilla en los Jardines Colgantes de Babilonia. Si algo tienen en común las religiones y las leyendas son esos espacios verdes de naturaleza terrenal. Lo interesante es que, en la vida real, también se manifiesta esa constante. En Japón, en Grecia y en Roma, en América, con la civilización azteca, y aún más cerca, en Andalucía, con los sultanes nazaríes, las poblaciones siempre han cultivado la cultura del jardín.

Al principio, por supuesto, tenían fines utilitarios. Más que nada, eran huertos con árboles frutales y vegetación comestible. Sin embargo esa tendencia fue cambiando con el tiempo, cuando se empezaron a introducir plantas ornamentales. En España, el quiebro entre ‘útil’ y ‘bello’ nació con la Ilustración y la nueva clase aristocrática, que quería diferenciarse de las clases populares y no sólo a través de los libros. Un método repetido. Ya los antiguos romanos veían a los jardines como «un lujo y un indicador de un estatus, pero también como una necesidad secundaria y un afán», describe Susana Gallego Villalba, de la Universidad Cardenal Herrera.

Y añade una reflexión inquietante por cercana y familiar: «La simple posesión de un jardín, aún reducido, situaba a su propietario a ojos de la sociedad en una posición económica cómoda, sobre todo en una ciudad como Roma, donde la especulación inmobiliaria provocaba la inflación de los precios del suelo urbano». Evidentemente, la Historia no es lineal, sino cíclica. Pero, ¿acaso no hay nada nuevo? ¿No ha cambiado ningún aspecto en materia de jardines? La respuesta es que sí. En la actualidad y en nuestro país, estos espacios no sólo están pensados para la mera contemplación: son una parte más de la casa y, como tal, requiere cuidados, mantenimiento, mobiliario y decoración.

Para aprender a iluminar y amueblar un jardín lo mejor es recorrer las tiendas. La variedad es sorprendente, tanto por diseño como por precio y tamaño, un dato que es de agradecer. No todos tenemos la suerte de poseer un espacio verde de grandes dimensiones y a veces toca conformarse con una pequeña terraza o balcón. La buena noticia es que el mercado mobiliario ha sabido adaptarse muy bien a la realidad de las hipotecas, de modo que hay posibilidades para todos los gustos y esperanza para todos los bolsillos. Distintos comercios afincados en España ofrecen sugerencias para crear el jardín ideal. Y disfrutarlo.

La tienda sueca Ikea, instalada desde hace dos años en Barakaldo, es un inmenso catálogo de ideas. A pesar de que su andadura en España es reciente, se trata de una firma consolidada en su país, con más de seis décadas de trayectoria. Así, detrás de cada objeto o propuesta, hay una amplia plantilla de diseñadores que transportan las tradiciones nórdicas al plano más material. Para los grandes jardines existen muebles y accesorios específicos que, entre otras cosas, invitan al disfrute familiar.

Ejemplo de ello son las mesas de madera pensadas para diez comensales. De aspecto rústico y tacto robusto, estas mesas incorporan dos largos asientos en su estructura y son ideales para colocar en un gran parque sin tener que preocuparse por guardar o mover las sillas. Lo simpático del diseño es que existe uno idéntico, pero a escala, casi como una miniatura. La razón: ¿Qué familia numerosa no cuenta con algunos niños? Claro que, si el grupo no es tan amplio o la cantidad de miembros varía, la solución puede ser una mesa de la serie Äpplarö, que se pliega en ambos extremos según marque la ocasión.

Una sala en el jardín
Otra propuesta que cobra fuerza este verano es llevarse la sala al jardín. O, mejor dicho, montar en él una propia. Para eso, en primer lugar, se necesitan los sillones. En Ikea los hay en varios modelos y materiales, desde madera tratada hasta mimbre o, también, cañas de bambú. De estos últimos, incluso, existe el juego completo, con una mesa que tiene superficie de cristal. En realidad, este material es uno de los favoritos por los diseñadores y los clientes, e incluso hay empresas que lo utilizan en sus confecciones de manera casi exclusiva. La empresa Point SL, afincada en Alicante, sólo emplea «fibras vegetales previamente tratadas». A saber: «Médula de rattán, tireta de caña, pulut y bambú».

En cuanto a los cojines, algunos resultan perfectos para un ambiente veraniego, como los de la colección Grenö, diseñados por Lisel Garsveden. Según relata la creadora, el estampado es «muy simple y muy limpio», ya que «evoca la imagen de los rayos de luz brillando a través de las hojas de los árboles». Los colores claros, como el naranja y el turquesa «dan un aspecto fresco y luminoso», agrega. Lo único que hay que tener en cuenta es acordarse de guardarlos para que no se estropeen con la lluvia. No obstante, los olvidadizos y los perezosos tienen una alternativa: comprar una funda para sillón como la que ofrece La Redoute, en Cataluña, que «se mantiene impermeable durante veinte minutos en caso de dejarse bajo la lluvia».

Pero a la ‘sala exterior’ le hace falta algo más: decoración... y un techo. Ya sea para protegerse del sol o para resguardarse de la lluvia, hay que tener en cuenta dos elementos indispensables: los toldos y las sombrillas. Entre los primeros, Ikea posee distintos formatos y colores, como unos triangulares y muy finos que favorecen la luminosidad, pero evitan el sol directo. En cuanto a las sombrillas, las hay en tamaño ‘macro’ para cubrir completamente la sala: algunos modelos miden hasta 2,60 metros de lado. Para tumbarse Para decorar el espacio, la variedad es infinita.

Las varas de mimbre y madera, los maceteros de terracota, las cañas de bambú y las flores artificiales forman parte de ella, sin olvidar a las alfombras de texturas naturales, confeccionadas con algas y yute. No obstante, un jardín es más que reunión, comida y bebida. Muchas veces este espacio se utiliza para la meditación, el descanso o el ocio en solitario. Las tumbonas, en este aspecto, lideran cualquier demanda, aunque hay una alternativa más exótica para el relax y la siesta: las hamacas. Quien tenga árboles en casa, podrá sentirse en el paraíso y sin viajar a Punta Cana. ¿O acaso nadie ha soñado con mecerse a la sombra de un árbol hasta encontrarse con Morfeo?

La tienda Ikea ofrece una hamaca muy práctica hecha de tela. No obstante, para aquellos que quieran un toque más artesanal existen distintas firmas que se dedican únicamente a este elemento. Un ejemplo: la distribuidora Gangandaluza, con sede en Sevilla, que importa hamacas de algodón confeccionadas en Paraguay... y a mano. Para completar el entorno –y más cuando el terreno es amplio–, se puede recurrir a una pérgola o, por qué no, a un invernadero. La empresa Estanques Plus, de Valladolid, tiene algunos con estructura de aluminio y paneles de policarbonato transparente, mientras que Deck & Garden, en Madrid, ofrece un sinfín de pérgolas hechas con madera de pino y Greendesings tiene todo tipo de modelos de alta calidad para cualquier espacio por pequeño que sea.


Terrazas
En los precios, hay de todo, aunque soñar no cuesta nada. Y este refrán se aplica muy bien a todos aquellos que viven en pisos. ¿Tener un jardín bonito es acaso una utopía? No necesariamente. Las terrazas pueden ambientarse de muchas maneras distintas y llegar a convertirse, sin duda, en el lugar más bonito de la casa. Niké Karlsson, diseñador de Ikea, ha recogido esta realidad y la ha plasmado en su colección Malarö. «Me inspiré en los muebles de principio del siglo XX –dice–. Todas las piezas son de tamaño pequeño para que puedan caber en cualquier sitio, incluso en los espacios más reducidos». Y algo más: «Son plegables, para que sean fáciles de guardar durante el invierno».

Lógicamente, estos muebles (que incluyen mesa, sillas y sofá) son ideales para un pequeño balcón o una terraza y para aquellos quienes aprovechan cada centímetro al máximo. La ventaja de estos recintos es que suelen estar cubiertos. Basta con comprar algunos maceteros bonitos –existen en todo tipo de colores, tamaños y texturas–, colocar en ellos unas plantas bonitas y disfrutar del diminuto jardín urbano. Tal vez no quepan hamacas ni sombrillas de grande dimensiones, ¿o tal vez sí? En Ikea, desde luego, hay una curiosa alternativa: sillones que cuelgan del techo y sombrillas pequeñitas que se ajustan al reposabrazos de cualquier silla playera.


Para la noche

Una idea muy extendida sostiene que los jardines son para disfrutar durante el día, cuando el sol brilla y hay claridad. Pues bien, la idea es falsa. El cobijo de la noche también puede aprovecharse con una buena iluminación, que no tiene por qué ser equivalente a la de un estadio. Ni siquiera a la de una casa. Una tendencia lumínica que cobra fuerza en esta época consiste, justamente, en lo contrario: colocar pequeñas fuentes de luz que den el toque preciso de visibilidad sin estropear ese clima intimista nocturno.

Más todavía, para conseguirlo tampoco es necesario disponer de corriente eléctrica. ¿Sugerencia? Unas velas. «La iluminación y, en especial, las velas, son muy importantes es Suecia», comentan los responsables de Ikea, que algo saben sobre noches eternas. De ahí que la tienda posea una amplísima sección dedicada a este tema, con portavelas colgantes y candelabros de exterior, pensados para proteger el pabilo de la brisa. Muchos son de cristal y de distintos colores, estupendos para combinar y crear un ambiente acogedor.

6.7.07

Comisarios

La Casa Encendida promueve un casting para escoger a los más avezados organizadores de exposiciones entre jóvenes inexpertos pero sobradamente preparados

Si cuando os hablan de un comisario pensáis en armas de fuego o, más concretamente, en la serie de Telecinco, tendréis que coger un diccionario para cambiar el ‘chip’ ya mismo. Por lo menos, de cara a este reportaje. Vale, no os enojéis, que tan sólo era un chiste fácil. Resulta que este texto va de jóvenes comisarios, pero no de los que usan placas y pistolas, sino de los que controlan como nadie el mundo del arte y sus respectivos callejones, claro, que ningún sitio se encuentra libre de subculturas y movimientos ‘under’.

Hace apenas una semana, La Casa Encendida inauguró la sexta edición del programa ‘Inéditos’, uno de los pocos de nuestro país que fomenta la inserción de los nóveles comisarios en los circuitos profesionales. ¿Cómo lo hace? Mediante una especie de casting que nada tiene que ver con la tele. En realidad, se trata de una rigurosa selección que, al final, premia a los elegidos con la posibilidad de producir su primera exposición y editar un catálogo del conjunto de la muestra, concediéndoles, además, una ayuda de 3.000 euros como honorario.

Como bien indica el nombre del certamen, los proyectos presentados deben ajustarse a un requisito fundamental: no haber sido expuestos nunca. Obvio. Pero, además, tienen que cumplir otra serie de características. Pueden versar sobre cualquier faceta de la creación artística actual, aunque han de destacar por la innovación, la calidad y la adecuación a los recursos disponibles. Al final –y tras un exahustivo análisis– los responsables del centro escogieron tres ideas: ‘Ruidos, silencios y la trasgresión mordaz. De fluxus al technonoise’, de Alberto Elicio Flores Galán, ‘Mundo urbano. Laboratorio de hiperrealidad’, de Javier Martínez Luque e Izaskun Etxebarría, y ‘Habitante’, de Laura de Miguel Álvarez y Esther Carmona Pastor.

¿Os preguntáis qué tienen de especial estas muestras? Aquí va un breve resumen que empieza por el final: ‘Habitante’. Según Laura de Miguel, toda la exposición surge del verbo habitar. «Por unos momentos, los espectadores ocupan un espacio dentro del emplazamiento diseñado, que resulta un lugar acogedor, cercano y accesible, al igual que las obras que contiene», describe. La idea central es «dejarse habitar por el arte», una frase que «define el espíritu que queremos que invada al espectador». O que lo cautive, porque la finalidad ha sido lograr «que se introduzca en un espacio acogedor donde, al recorrer sus estancias, se sienta impregnado por su esencia».

El objetivo lo han logrado emulando «un lugar cotidiano», alejado de las propuestas «neutrales» que tanto caracterizan a las exposiciones tradicionales. Como señala la comisaria, el lugar elegido es una casa y, en cada una de sus estancias, «se puede contemplar la obra de un colectivo o grupo diferente». A saber: «enfermos con Alzheimer, discapacitados intelectuales, niños de educación primaria, niños enfermos de cáncer o transplantados, universitarios, amas de casa, pintores aficionados, maestros, informáticos... ».

En el caso de ‘Mundo Urbano’, lo que pretenden los comisarios es «generar una reflexión sobre la comunicación entre comunidades». Del espacio privado al espacio público, de lo personal a lo impersonal. Si Laura y Esther abrían las puertas a un recinto de corte íntimo, Javier e Izaskun os llevan a rastras al universo que lo circunda. «Las ciudades se transforman en flujos y en ese desarticularse en movimiento podemos establecer grados de permanencia y memoria acordes a procesos de realización y de virtualización», dicen.

Y la complejidad de sus palabras denota, a su vez, la complejidad de su trabajo. Con obras de Stanza, Jody Zellen, David Crawford,Dr. Hugo Heyrman y Nadine Hilbert & Gast Bouschet, la dupla hace foco en la «urbe tecno-cultural y el ciberespacio como dos contextos claves para conformar una visión viva de la sociedad actual y la comunicación interpersonal». De este modo, presentan seis obras «cuyo canal es Internet, que reflejan la ciudad y sus habitantes en un espacio virtual representado, donde el cuerpo humano como elemento fundamental para la comunicación es insustancial». ¿No os recorre un escalofrío?

Maltrato heredado
Pues aún falta el proyecto de Alberto, quien aborda de lleno la música. La exposición ‘Ruidos, silencios y la trasgresión mordaz’ «toma como punto de partida la vinculación de Fluxus al sonido, y analiza su legado en una serie de corrientes musicales actuales». En otras palabras, la exposición recupera el influjo ejercido por la celebérrima pieza silenciosa de John Cage ‘4’33’ (es decir, cuatro minutos y treinta y tres segundos de silencio) sobre piezas facturadas por miembros de Fluxus, por artistas visuales y por músicos experimentales actuales.

Pero no confundirse, que esto ni se acerca al sonido del silencio que planteaban Simon & Garfunkel. No. También está la contrapartida, por aquello de los equilibrios cósmicos. O sea, la «fascinación» de Fluxus por el ruido. Por este motivo, «la exposición establece un paralelismo con algunas corrientes musicales extremas que han otorgado al ruido un papel estelar –dice Alberto Flores–. Una actitud anticonformista y el interés por el ruido y por todo aquello rechazado por la música ‘seria’ es un denominador común, tanto de Fluxus como de géneros musicales contemporáneos».

Para completar el conjunto, la muestra enseña cómo el sentido del humor es una característica que Fluxus comparte con músicos ‘ruidosos’ electrónicos. Y hay algo más. Al visitar la exposición, el espectador podrá comprobar que «la práctica contemporánea de destrozar guitarras y baterías al final de conciertos de rock tiene un precedente en el maltrato que los fluxistas han cometido sobre pianos, contrabajos o violines». Palabra de comisario.