Se termina el año y comienza la fiesta. Mejor dicho, las fiestas, porque habrá más de una en los hoteles de Vizcaya. Mañana por la noche, los establecimientos más prestigiosos de Bilbao y los alrededores se vestirán de gala para darle la bienvenida al 2005. Desde cenas hasta bailes. Cotillón, barra libre y chocolate. Actuaciones musicales. Doce uvas a medianoche, alojamiento y desayuno al amanecer. Las ofertas son muchas, hay para elegir y, esta vez, la casa invita... a salir.
La mayoría de los hoteles se ha decantado por ofrecer alojamiento para que los comensales amanezcan renovados. Algunos, como el Emperatriz de Lekeitio, programan un único paquete completo. Cena, baile y noche por 176 euros. Una idea que gana aceptación entre los más de 3.200 vizcaínos que han optado por recibir el año en un establecimiento hotelero, pues muchos de ellos ya están «a tope».
En todos los casos, los frutos del mar serán los protagonistas del menú. En el Hotel Indautxu, langostinos, gambas y ostras acompañarán milhojas de langosta aliñadas con caviar y huevas de trucha. Vinos, licores y champán amenizarán la velada hasta el momento de tomar las uvas y, tras la cena, un D.J. y la orquesta Indau-Band le pondrán color al baile. El precio: 170 euros. Para
quienes prefieran cenar en casa e ir directamente a la fiesta, la cita es a partir de la una por 75 euros.
La propuesta del Sheraton arranca con un capricho de foie, milhojas de bacalao y pulpo y una copa cocktail de centollo y almejas al natural. En el menú no faltarán las uvas ni los turrones. Mucho menos el champán y el vino. Durante el cotillón habrá barra libre y se servirán canapés al ritmo de la fiesta que acabará, para los más animados, con churros y chocolate al amanecer. El precio varía según la elección. Sólo el cotillón ronda los 107 euros. Añadirle la cena y el alojamiento con desayuno cuesta 321.
En el Hotel Ercilla habrá langostas del Cantábrico y angulas de Aguinaga a la bilbaína. Los comensales aguardarán la llegada del nuevo año con barra libre de licores, vinos y champán. Pasada la medianoche, la fiesta continuará en la Sala Bocaccio, donde actuará en directo Cristina Lázaro. El coste de la cena y el cotillón es de 231 euros, aunque, si se prefiere ir únicamente al baile, la entrada cuesta 60.
En el Carlton hay tres opciones: el baile de cotillón –que incluye las bebidas y cuesta 60 euros– el
baile y el alojamiento con desayuno –cuyo precio asciende a 100 euros– o la cena cotillón, que incluye todo lo anterior y cuesta 240 euros por persona. Las estrellas del menú serán las angulas y el consomé de faisán. Durante la velada se repartirán bolsas de cotillón entre los asistentes y habrá actuaciones sorpresa.
Aunque, si de sorprender se trata, el Nervión dará la nota, porque acogerá el festejo de la última boda del año. A esta celebración se sumará la fiesta de Nochevieja, que arrancará con entremeses
fríos y calientes. Un bogavante en ensalada con espaguetis templados de tinta de chipirón precederá a las doce campanadas y el baile, en el que habrá barra libre, bolsa de cotillón, orquesta en vivo y sorteo de regalos. El precio de la cena y el baile ronda los 147 euros. Estas son sólo algunas de las propuestas que vestirán de gala a los vizcaínos.
"Nos parece una idea divertida casarnos mañana"
Cena, brindis y champán. Decoración especial, vestimenta a tono. Es una noche esperada y la familia está reunida. Entre besos y abrazos, se gesta un clima de celebración, mientras una cámara registra la alegría. Las fotos quedarán para el recuerdo; son instantáneas de la fiesta y captan deseos de prosperidad. Por estas fechas, la descripción bien podría ajustarse a la de una cena de Nochevieja. Sin embargo, no lo es. O, al menos, no del todo, porque, en este caso, se trata de una boda.
Roberto e Iratxe han elegido el 31 de diciembre para contraer matrimonio. «Serán dos alegrías juntas –asegura él–. A las doce de la noche brindaremos por nuestra boda y por el año que comienza». A poco de convertirse en matrimonio, la pareja encuentra más ventajas que contratiempos al celebrar su enlace en Nochevieja.
«Hay muchos invitados que no podrán venir porque tienen compromisos. También ha sido difícil
encontrar un sitio para el festejo. Pero todo lo demás es positivo», relatan. ‘Todo lo demás’ significa «juntar a las familias de ambos en un día especial» y poder celebrar «hasta cualquier hora».
La pareja decidió con rapidez formalizar su relación. Un año de noviazgo les ha bastado para fijar
fecha. Y no cualquiera. «Nos pareció una idea divertida casarnos el 31. Además, la decoración tampoco será convencional. En lugar de las típicas rosas hemos encargado flores de Navidad, pero en tonos blancos», adelantan con ilusión.
Festejarán el enlace en el hotel Nervión, acompañados por todos los que «tardaron como 20 minutos en decir ‘¡Enhorabuena!’». Al parecer, la sorpresa y el «análisis» de la fecha elegida precedían a las felicitaciones. Aún así, ellos disfrutan «con todo» del presente. Y del futuro: «Si el año próximo queremos estar solos, tendremos la mejor excusa», concluyen divertidos.
Una fiesta renovada y diferente para "algunos locos"
Con el invierno recién estrenado, los días más cortos del año transcurren entre árboles navideños
y uvas a contrarreloj. Balances y metas. Tarjetas y reuniones. La última semana de diciembre es un compendio de tradición. No obstante, hay quienes se aventuran a hacer algo distinto y, sin saltarse las costumbres más típicas, encuentran una manera nueva de celebrar Nochevieja, como alquilar una casa rural o un velero para recibir el año.
La familia de Álvaro Gallastegui se decanta por la primera opción. «Hasta hace dos años nos juntábamos en casa. Éramos once personas y siempre había alguien cocinando o preocupándose porque todo estuviera bien. Ahora, en cambio, nos quitamos trabajo y responsabilidades reuniéndonos en un lugar bien grande junto al fuego del hogar. Así no sólo cenamos –relata– pasamos tres días juntos y disfrutamos del aire libre».
Los Gallastegui han elegido el caserío Akuiola para estrenar el 2005. Su propietaria, María Ángeles Aldekogarai, explica que «esta costumbre viene cobrando fuerza en los últimos tiempos», sobre todo «entre familias numerosas que, de otro modo, no podrían reunirse». Por 310 euros, Álvaro y los suyos pasarán un fin de semana «pipa» entre los montes de Gizaburuaga.
Sin embargo, hay personas que prefieren el mar y, casi por el mismo precio, alquilan un barco para celebrar el 31. «Son personas muy enamoradas de la navegación y, con este clima, también tienen que estar un poco locas. Casi como yo», dice Nacho Campollo, propietario de Náutica Getxo. Él y sus amigos despedirán el 2004 a bordo de un velero. «Es una idea muy bonita. Si hace frío, te abrigas. Puedes dar una vuelta, nadie te molesta, comes bien y bebes mejor. El menú para este año será a base de pulpo, nécoras y cava. La mayoría de las cosas las llevamos enlatadas para hacer un picoteo», aclara.