Musulmanes que montan belenes donde el niño Jesús es negro. Esta es una muestra de la singularidad de los nacimientos de distintos países que se exponen en el Centro Ellacuría de Bilbao
El Centro Ellacuría acoge hasta el 5 de enero una muestra singular por su originalidad, pero plural por la diversidad cultural que transmite. En consonancia con estas fechas, en que la Navidad envuelve los buenos deseos y el acercamiento al prójimo, la sala presenta una exposición de belenes, aunque con una particularidad: los nacimientos que allí se enseñan proceden de todas las partes del mundo, desde India a Venezuela, de México a Camerún. Son unos cuarenta pesebres que ha reunido la asociación Pueblos Hermanos-Herri Anaiak a lo largo de los últimos tres años y que se suman a los que expone en estos días en el Museo Diocesano de Bilbao. «Realmente, son dos muestras en una –explican en la ONG–. Cada año tenemos más piezas, todas traídas por las Misioneras de Cristo Jesús, con quienes trabajamos en distintos proyectos solidarios». Y en diversos puntos del globo.
De ahí, la variedad; algo que llama mucho la atención de los visitantes, pero también de los propios coleccionistas. «Me sorprende que, con materiales muy sencillos, como hojas de palma y de maíz, madera, barro y papel, se puedan hacer cosas tan bellas. Es increíble la creatividad y el detallismo de estos belenes», describe Marisol Quintana, integrante de la asociación.
Vestidos y gestos
No se equivoca. Entre los nacimientos expuestos hay uno del tamaño de una caja de cerillas que incluye todas las figuras en ese diminuto espacio, sin perder realismo. Otros, en cambio, son más grandes y ponen el énfasis en la vestimenta de los personajes, en sus gestos o en sus rostros.
No se equivoca. Entre los nacimientos expuestos hay uno del tamaño de una caja de cerillas que incluye todas las figuras en ese diminuto espacio, sin perder realismo. Otros, en cambio, son más grandes y ponen el énfasis en la vestimenta de los personajes, en sus gestos o en sus rostros.
«Puede parecer extraño, pero en los belenes de los países andinos no hay ni una vaca ni un buey; hay llamas –describe Marisol–. Y los hindúes no representan a San José tal como lo hacemos nosotros. Tiene una fisonomía distinta». Los nacimientos que provienen de países africanos dejan en evidencia «cómo a partir de una misma idea pueden surgir manifestaciones tan distintas». Jesús, para ellos, es negro.
Hay un pasaje de la Biblia que asegura que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Pero, después de recorrer esta muestra, uno acaba por preguntarse si acaso no es al revés. Tanto en la ropa como en los rasgos, o en el color de la piel representada, las imágenes van cambiando según la cultura del artesano. El San José de la India viste turbante, mientras que el que fue confeccionado en Perú lleva en su cabeza un gorro de campesino muy típico de los Andes.
Los materiales elegidos también varían en función de su origen. Hay figurillas de barro o arcilla, otras talladas en madera, algunas de cerámica, de elementos vegetales o, simplemente, de papel. «Es increíble el modo en que cada uno ‘dibuja’ el belén; las diferentes maneras de interpretar el nacimiento de Jesús, su llegada al mundo», reflexiona el padre Xabier Zabalo, responsable del Centro Ellacuría.
Para esta institución, la muestra supone un acontecimiento «muy interesante». «Más que sorprenderme por la artesanía en sí misma, a mí me han llamado la atención otras cosas. Entre las personas que ayudaron a montar la exposición, había personas de fe musulmana que estaban muy entusiasmadas con las figurillas y el cristianismo», relata Zabalo. Musulmanes que montan belenes donde el niño Jesús es negro. Una imagen que parece surrealista, pero que describe muy bien el presente. «El aspecto de interculturalidad e interreligiosidad está marcado de lleno», opina el responsable del centro, que destaca que la muestra «sirve de encuentro y aprendizaje para todos». Y, también, de excelente excusa para «animarse a ayudar».
Así lo indica Marisol Quintana: «Además de exponer los belenes, hemos colocado una urna en la que se pueden hacer donaciones para colaborar con los distintos proyectos en los que participa Pueblos Hermanos». En este caso, la asistencia a treinta niños huérfanos de padres y madres con sida. El dinero recaudado por esta asociación se utilizará para financiar la educación y el cuidado de estos pequeños africanos. Sea por curiosidad o, tal vez, por solidaridad, la exposición que ha abierto sus puertas en el corazón de Bilbao aspira a anidar, también, en el corazón de los bilbaínos. En todo caso, invita a la reflexión sobre las diferentes formas de venir al mundo.
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