Alejandro Ruelas-Gossi se define como «el profesor del futuro»: un docente con ‘marca registrada’ que da clase en diversos centros. En su caso, las universidades con más prestigio de Europa, Asia y América. A sus 46 años, este mexicano experto en economía y negocios ha asesorado a varias empresas –desde IBM y Sony, hasta Microsoft y Motorola–. Hoy dirige Orkestra, el Instituto Vasco de Competitividad.
Desde mayo del año pasado, su residencia se encuentra en Donosti. Llegó aquí con una invitación expresa y un objetivo claro: dirigir el Instituto Vasco de Competitividad, también conocido como Orkestra. «Quisimos ponerle un nombre que no fuera tan regional, que representara bien lo que hacemos. Nuestra tarea es la orquestación de diversos investigadores para entender los procesos económicos y elaborar predicciones. Básicamente, se trata de estudiar aquellos temas que pueden influenciar a quienes hacen las reglas y las políticas. Eso es lo interesante porque, si no, la investigación no tendría razón de existir».
En menos de cinco minutos, sintetiza una idea como esta. No en vano, ha dado clase en instituciones mundialmente conocidas, como la Universidad de Oxford, la Universidad de California y la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur. Y esto sin contar los lugares donde estudió y las revistas en las que escribe, como la ‘Harvard Bussines Publishing’, donde, según los expertos, ha publicado el artículo de mayor impacto en el último lustro. Precisamente fue allí, en Harvard, donde conoció a un grupo de vascos que le invitaron a dar unas conferencias. «Fue algo de lo más normal –recuerda–. Luego negociaron conmigo para que me quedara más tiempo». El resultado fue la oferta, en firme, de dirigir Orkestra.
Alejandro aceptó, trasladó su vida a Donosti y se convirtió en uno de los 1.598 mexicanos que, actualmente, residen en Euskadi. Después de tantos años viajando por el mundo (su primera experiencia fuera de México tuvo lugar en Japón y, desde entonces, no ha dejado de «ser internacional» ), es casi obligado preguntarle de dónde se siente. Y no vacila en su respuesta: «Yo me siento latinoamericano –asegura–. He nacido en un país pobre, y eso me ha dado las ganas de aprender a gran velocidad. El que lo tiene todo hecho no siente la necesidad de seguir haciendo. Los gatos flacos, en cambio, tenemos habmbre de conocimiento».
El episodio más divertido fue, sin duda, en un restaurante. «El camarero me preguntó: ‘¿Usted qué instrumento toca?’, y yo le dije que estaba confundido, pero él insistió: ‘¿No es usted el director de Orkestra?’». También le ha pasado otras veces que en un comercio cualquiera alguien le suelte, sin más, un ‘¿para dónde va la economía?’, como quien habla del clima. «Cuanto más viajas, más cosmopolita te sientes. Aprendes a querer a la gente, más allá de dónde sea. A mí me emociona y me entusiasma que me hayan dejado hacer algo desde cero –confiesa–, que me hayan dejado crear». O que alguno de sus colegas vascos le haya dicho: «Lo único que me preocupa es que un día te vayas».
«El éxito está dado por la unión de dos cosas –dice–: la pasión y las habilidades». Y a juzgar por su trayectoria, Alejandro posee las dos. De formación empresarial y económica, este doctor en Estrategia es un investigador nato al que le atraen, entre otros temas, las economías emergentes. De ahí su gusto por Euskadi, que él percibe como un gran objeto de estudio («ha experimentado un cambio notable en las últimas décadas») y que, además, es su casa.
Desde mayo del año pasado, su residencia se encuentra en Donosti. Llegó aquí con una invitación expresa y un objetivo claro: dirigir el Instituto Vasco de Competitividad, también conocido como Orkestra. «Quisimos ponerle un nombre que no fuera tan regional, que representara bien lo que hacemos. Nuestra tarea es la orquestación de diversos investigadores para entender los procesos económicos y elaborar predicciones. Básicamente, se trata de estudiar aquellos temas que pueden influenciar a quienes hacen las reglas y las políticas. Eso es lo interesante porque, si no, la investigación no tendría razón de existir».
En menos de cinco minutos, sintetiza una idea como esta. No en vano, ha dado clase en instituciones mundialmente conocidas, como la Universidad de Oxford, la Universidad de California y la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur. Y esto sin contar los lugares donde estudió y las revistas en las que escribe, como la ‘Harvard Bussines Publishing’, donde, según los expertos, ha publicado el artículo de mayor impacto en el último lustro. Precisamente fue allí, en Harvard, donde conoció a un grupo de vascos que le invitaron a dar unas conferencias. «Fue algo de lo más normal –recuerda–. Luego negociaron conmigo para que me quedara más tiempo». El resultado fue la oferta, en firme, de dirigir Orkestra.
Alejandro aceptó, trasladó su vida a Donosti y se convirtió en uno de los 1.598 mexicanos que, actualmente, residen en Euskadi. Después de tantos años viajando por el mundo (su primera experiencia fuera de México tuvo lugar en Japón y, desde entonces, no ha dejado de «ser internacional» ), es casi obligado preguntarle de dónde se siente. Y no vacila en su respuesta: «Yo me siento latinoamericano –asegura–. He nacido en un país pobre, y eso me ha dado las ganas de aprender a gran velocidad. El que lo tiene todo hecho no siente la necesidad de seguir haciendo. Los gatos flacos, en cambio, tenemos habmbre de conocimiento».
¿Qué instrumento toca?
Pero la avidez por saber cosas es algo que le ha sorprendido de Euskadi. «Nunca en mi vida vi un
público tan ávido y preocupado por informarse y leer todo, por saber qué se dice o se hace». Y, como ejemplo, ofrece su caso. «Estos meses han sido más de trabajo que de interacción social y, sin embargo, todo el mundo me conoce. Eso me llama la atención. En la peluquería, la carnicería o
donde sea, saben quién soy porque me han visto alguna vez en el periódico».
Pero la avidez por saber cosas es algo que le ha sorprendido de Euskadi. «Nunca en mi vida vi un
público tan ávido y preocupado por informarse y leer todo, por saber qué se dice o se hace». Y, como ejemplo, ofrece su caso. «Estos meses han sido más de trabajo que de interacción social y, sin embargo, todo el mundo me conoce. Eso me llama la atención. En la peluquería, la carnicería o
donde sea, saben quién soy porque me han visto alguna vez en el periódico».
El episodio más divertido fue, sin duda, en un restaurante. «El camarero me preguntó: ‘¿Usted qué instrumento toca?’, y yo le dije que estaba confundido, pero él insistió: ‘¿No es usted el director de Orkestra?’». También le ha pasado otras veces que en un comercio cualquiera alguien le suelte, sin más, un ‘¿para dónde va la economía?’, como quien habla del clima. «Cuanto más viajas, más cosmopolita te sientes. Aprendes a querer a la gente, más allá de dónde sea. A mí me emociona y me entusiasma que me hayan dejado hacer algo desde cero –confiesa–, que me hayan dejado crear». O que alguno de sus colegas vascos le haya dicho: «Lo único que me preocupa es que un día te vayas».
4 comentarios:
este Ruelas no es mas que un personaje de corte faraonico que solo viene a traer a las empresas que asesora miseria y bajos sueldos a los empleados, estos son los que cobran millonadas por lavarle el cerebro a los empresarios para que paguen sueldos de miseria a sus empleados y de esa manera ahorren para gastar en otras cosas inoficionas como por ejemplo pagarle una charla a ruelas para que te lea el horoscopo chino y te diga si eres o no apto para trabajr en una empresa de seguro estudio con walter mercado... sin comepatrios
Estoy de acuerdo contigo. Este personaje se atreve a asesorar, y en un maldita vida a dirigido una empresa. Es el tipico pseudo academico que solo habla y no hace nada. Ademas, claramente su narcisismo centrado en el libido lo hace adorarse a si mismo, lo que genera un rechazo a sus ïdeas¨.
No dejo de sorprenderme por vuestros comentarios. Bueno, en realidad, está claro que son una grotesca mezcla de ignorancia y prejuicios baratos. Para el primero, precisamente una de las principales ideas de las propuestas académicas de Ruelas-Gossi es huir del actual clima de obsesión por la eficiencia productiva que no lleva a otra cosa que a la precariedad laboral y al innegable uso de despidos masivos en las plantillas.
Para el segundo, por favor limítate a conocer los casos de las empresas que ha asesorado y su evolución: CEMEX, Nokia, Caterpillar, etc.
Ya sé que quizá sea pediros demasiado, pero ser mínimamente riguroso en las afirmaciones es indispensable en caso de que queráis aportar algo con vuestros comentarios. De lo contrario, lo vuestro quedará en una mera "conjura de necios". Un saludo
RAUL RUELAS SILVA:
Soy De Guadalajara Mexico aunque radico en Cancún desde hace varios años, lo que plantea el profesor Ruelas (no tenemos ningun parentesco) es muy interesante en su documento del paradigma de la T grande, donde empresas como Cemex han crecido de forma excepcional, brindando asi oportunidades de plazas de trabajo, buscando que las Pymes sean productivas para las grandes empresas y se crea asi una cadena de produccion y de valor. Seamos mas inteligentes al hacer comentarios. Es cuestion de opinion.
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