Va saludando a diestra y siniestra mientras camina hacia el lugar acordado para la entrevista. «¡Aúpa, Baba!, ¿qué hay?» se le oye decir a un vecino. Otro le palmea el hombro al pasar. Más allá, en la acera de enfrente, alguien levanta la mano y sonríe. Aunque parezca el fragmento de un filme, nada tiene esta escena de ficción. Al contrario. La secuencia es parte de la realidad de Mbaye, un senegalés que reside en Basauri y al que todos conocen como Baba.
«Es que estamos en mi barrio...», dice a modo de disculpa. «Yo no soy una celebridad». ¿O tal vez sí? Desde que participó en las fiestas de San Fausto compitiendo con la sokatira, más de un basauritarra lo tiene presente. Especialmente, los niños, que le animaron mucho durante la celebración. «Fue muy emocionante oír mi nombre entre la gente y ver que los pequeños me alentaban», recuerda ahora, sentado en un bar, frente a una taza de café con leche.
«El País Vasco es muy distinto a mi país», dice Baba, que se marchó de Senegal hace tres años y vino directo a Euskadi porque aquí vivía un amigo. «Casi todo es diferente», continúa, y enumera: «El clima, el ritmo de vida, la forma en que se relaciona la gente... Aquí, en general, cada uno va a lo suyo. A veces, las personas no se saludan o cuando les hablas, no te contestan. En mi país, cuando llegas a cualquier pueblo, las familias te abren las puertas, te hacen sentir parte de la comunidad».
Aunque Baba señala estas diferencias, reconoce que hay muchas personas en Basauri que le han hecho sentir como en casa. «Cuando llegué aquí, no conocía a nadie y, lo que es peor, no conocía el idioma. En Senegal se habla francés y otras quince lenguas propias, pero no el castellano, así que, al principio, fue difícil para mí. ¡Imagínate! Llegas a un lugar distinto, con unas costumbres diferentes, no puedes comunicarte, no entiendes lo que te dicen y, encima, eres de otra raza. Aprendes a reconocer enseguida la mirada y los gestos de los demás. Me ha pasado alguna vez eso de entrar a un sitio y que la gente coja el bolso porque teme que le vaya a robar, pero también he hecho muy buenos amigos aquí; he conocido a personas que se interesan por los demás y se preocupan por integrarte. Esas son las que valen y las que compensan los malos momentos. Los otros, que se creen superiores por el lugar de nacimiento o el color de la piel, no me interesan».
Iniciativa de inclusión
Cuando habla de integración, Baba menciona de inmediato a las fiestas patronales del pueblo, que este año contaron con la participación de unos cuantos inmigrantes residentes en Basauri. Una novedosa iniciativa municipal, que contó con la colaboración de la comisión de fiestas 'Herriko Taldeak', hizo posible esa coyuntura. Así, los organizadores del festejo dedicaron un par de jornadas a explicarle a sus vecinos de origen extranjero en qué consiste la celebración de San Fausto y cuáles son sus principales elementos, como la escarabillera, la bajada, el zurrakapote o el diseño de las lonjas, entre otros.
Cuando habla de integración, Baba menciona de inmediato a las fiestas patronales del pueblo, que este año contaron con la participación de unos cuantos inmigrantes residentes en Basauri. Una novedosa iniciativa municipal, que contó con la colaboración de la comisión de fiestas 'Herriko Taldeak', hizo posible esa coyuntura. Así, los organizadores del festejo dedicaron un par de jornadas a explicarle a sus vecinos de origen extranjero en qué consiste la celebración de San Fausto y cuáles son sus principales elementos, como la escarabillera, la bajada, el zurrakapote o el diseño de las lonjas, entre otros.
Ese gesto de acercamiento tan simple permitió que muchos inmigrantes como Baba comprendieran mejor la fiesta y hasta quisieran formar parte de ella. «Otros años, yo veía a la gente en la calle, pero me quedaba fuera de la celebración. No la entendía y no me interesaba. Este año fue diferente porque, si te explican la cultura vasca, la entiendes y te interesa más. Pasaría lo mismo si alguien de aquí fuera a vivir a mi país: no entendería nada y se quedaría aislado. Sin embargo, cuando alguien te guía, logra entusiasmarte», razona Baba. Y agrega: «Por eso me vestí con el traje típico de las fiestas y participé en la competición de sokatira. Considero que si una persona se toma la molestia de explicarte algo, debes corresponderle de algún modo. Además, me gusta aprender cosas nuevas... Te aseguro que dentro de un tiempo me verás hablando en euskera».
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